𖥻 yoonkook !

Un conejito muy esponjoso sobre el regazo de su pareja, meneando suavemente las caderas en un suave vaivén, mientras sus mejillas son llenadas por rebanadas de pizza.

— m-mhn... — sus pequeñas manitos sostienen las de su novio impidiendo que este le siga propinando palmaditas en los laterales.

—  d-duele... — hipó cubriendo poco después sus labios al dejar salir un pequeño eructito.

— ¿Duele? ¿Mi pequeño conejito está lleno de pronto? — recibió un asentimiento por parte del menor de orejitas blancas.

— Oh, no... Eso es terrible — negó con un tono falso de lástima — aún te quedan cuatro rebanadas, cariño.

— ¿Crees que puedas terminarlas? No me gustaría que se desperdicien...

Fuera de todo el espectáculo, está había sido una trampa por parte del mayor de ambos, sabía que su pequeño prefería pasar la tarde jugando videojuegos, ¿Por qué no tener una cita en casa? Además, no se daría cuenta de cuánto comería mientras estuviera inmerso en el juego. Fue así que poco a poco fue llenando su pancita con rebanadas de pizza.

Claro que para este punto, iba a terminar una segunda caja sin sospechas, era más que obvio que su estómago estuviera protestando en su contra.

— Se un buen niño y termina tu comida, ¿de acuerdo? Mimaré tu pancita mientras lo haces, lo prometo.

Por mucho que quisiera seguir jugando con esta, si su pequeño y  esponjado conejito, decía que dolía, debía tener cuidado. No era para menos la suave pancita ahora estaba más que similar a un tamborcito, apenas y botaba.

[...]

El pequeño de hebras castañas ahora se encontraba en los brazos de su novio hipando y con las mejillas rojas, su pancita estaba enojada, ¿Cómo lo sabía? No paraba de rugir y retumbar, esa última rebanada no había sido buena idea del todo.

Su pálida piel denotaba tonos rosas por lo tensa que se hallaba la cima de su vientre.

Sollozaba en voz baja aferrado al cuello de su novio mientras este susurraba suaves palabras en sus orejitas caídas.

— c-conejito malo... — sorbió aquella naricita rosa

— No, cariño, claro que no, lo hiciste bastante bien, pudiste con un poco más esta vez... — acarició sus cabellitos con delicadeza.

El más alto fue dejando caricias circulares en su espalda, junto con palmaditas en la misma zona, en lo que lo arrullaba.

— Fuiste un buen conejito, el mejor de todos, el más especial para papi. — besó con delicadeza sus mejillas

Poco a poco fue dejando de oír los sollozos de su menor y en reemplazo pequeños gasesitos que hacían que este último se avergonzara cubriendo su boquita con sus orejitas y palmas.

— Lo siento.. — musitó muy bajo

— No hay por qué, los pequeñitos que tienen una buena comida lo hacen.

— Y mi pequeñito, la tuvo, ¿No es así? Toda la pizza que un conejito pudiera comer. — rió suavemente al molestarlo un poco.

No pasó mucho más para que el menor comenzara a bostezar de manera seguida y frotara sus ojitos, la hora de su siesta había llegado. Yoongi había organizado un pequeño horario de comidas y siestas para él, y el pequeño no pondría objeciones. La hora de la siesta era su favorita, pues podía tomarla abrazado de su novio. Y ya que iban después de las comidas, siempre tendría un par de manos en su barriguita para ahuyentar cualquier dolor.

— Alguien luce muy cansado ya... — sonrió el alto

— Vamos a acostarte glotoncito.