NI-KI dió marcha a su hogar por fin.

Decir que se estuvo riendo todo el camino sería poco, tenia en mente que quizá parecía un tomate en plana avenida. Pero no podía borrar la imagen de Sunoo tan cerca de él. Jamás pensó que pasaría algo así cuando era sólo un buen amigo del mayor.

Como será el nivel de sorpresa con la que había quedado NI-KI después de la despedida de su hyung que hasta sus dibujos habían tomado la forma de Sunoo en cuanto llegó.

Y ahí estaba, con sus audífonos, y aquél polo negro con el que siempre lo veía en la escuela. Cuando se sentaba en aquel puesto que siempre había estado vacío.

NI-KI apoyó su cabeza en su escritorio y dejó de lado de su lápiz mientras cerraba sus ojos y sentía que su rostro ardía en medio de una sonrisa tonta.

No podía estarle pasando esto, o al menos eso creía. Quería creer que simplemente aquello no había pasado o que quizá había sido un sueño bonito que había tenido mientras dormía en el autobús.

Al día siguiente, Sunoo no fue a la escuela y NI-KI no pudo entregarle el dibujo que había hecho para él.

Espero les guste el capituló
¡Besos!
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