Quarantasei.
NI-KI quería regalarle algo a Sunoo por su cumpleaños.
Pero no sabía qué podía comprarle, además aún no tenía mucho dinero.
Lo observó comer el pastel que había preparado y Lucky descansaba en su regazo.
Ya era algo tarde.
Sunoo insistió en que quería lavar los platos que se habían ensuciado y mientras él hacía eso,
NI-KI caminó hasta el estéreo de la sala y puso una de sus canciones favoritas.
[Now playing - Closer by The Chainsmokers.]
Sunoo se le acercó y lo tomó por la cintura, depositó un beso en su cuello pero NI-KI lo alejó hasta que se sentara en el sillón.
El espacio de la sala era reducido, pero lo suficiente para que el menor pudiera mover su cuerpo al ritmo de la canción.
Quizá no era el regalo más perfecto, pero era algo que le apasionaba y quería dárselo a Sunoo.
Los pasos marcados, pero acordes a la canción, tenían a Sunoo embobado y con una sonrisa.
Sin duda, NI-KI era el arcoiris después de su tormenta. Era el Sol más brillante de todos, el más bonito.
La coreografía improvisada del de mechas terminó y Sunoo aplaudió como si hubiera presenciado el espectáculo más importante del mundo.
Y en efecto para él así era.
NI-KI tenía múltiples maneras de seguir enamorándolo.
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