Sunoo no dijo nada más. Simplemente se levantó, tomó las mantas y dio marcha a la habitación, no sin antes darle una mirada de completo enojo a su hermano.

Notó que NI-KI estaba mirándolo desde la otra sala, se acercó a él y tomó su mano, dándole una pequeña caricia para llevarlo con el a su pequeño hogar.

NI-KI se sentía algo incómodo. No sabía que decirle a Sunoo.

Lo único que vino a su mente fue se tarde a su lado en la cama y abrir los brazos para que Sunoo pudiera acomodarse entre ellos y lo apretó en un abrazo.

—Estoy aquí.

Susurró una y otra vez. Sunoo tomó uno de sus brazos y apartó la tela de su pijama para poder pasar suavemente sus dedos a lo largo de su piel, le gustaba la sensación. Le gustaba mimar a NI-KI de ese modo.

Los minutos pasaban lentos, pero ellos no se preocupaban de nada más que de sentir que estaban juntos y nadie ni nada podría cambiar eso.

Pronto, Sunoo cayó dormido otra vez.

NI-KI no estaba seguro de poder conciliar el sueño.

Cubrió al mayor con las sábanas y mantas.

Se alejó y abrió la puerta, dirigiéndose a donde creía se encontraba el hermano de su novio.

Lo vio bebiendo una copa de vino sentado en el sofá.

—¿Puedo hablar contigo un segundo?— preguntó, un tímido rubio.

Espero les guste el capituló
¡Besos!
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