•12: Cita•
Pasar la pastilla le costó un par de tragos más, y es que el objeto era grande, difícil de que pasara con dos simples tragos.
Pero era necesario, el dolor de cabeza que llevaba matándolo desde hacía unos días atrás.
Cuando dejó la botella de aguada a un lado, observó el chocolate. Ese que Jaquelín dio y no, no se lo había comido.
Lo dejó en su mesa de noche, para así observarlo todas las mañanas al despertar.
Pero seamos realistas, se moría de ganas por probar un poco, pero se abstenía, todo por tener algo que JaeBeom le regaló.
Y entonces fue que recordó. En treinta minutos debía estar en camino a su cita con JaeBeom.
—¡Demonios!— corrió al baño, a ducharse rápidamente.
El sonido de la puerta abriéndose le hizo parar a media carrera.
—¿Qué haces aquí aún?— BamBam se quitó los zapatos mientras hablaba—. Debes de estar preparándote para tu cita con-
—¡Sí! Lo sé, voy a ducharme.
Luego sólo el sonido de la puerta del baño se escuchó.
BamBam notó el bote de pastillas abierto, y la botella de agua al lado. Sabía que YoungJae tomaba las pastillas cuando el dolor era básicamente insoportable.
Por lo que no le extrañó, y guardo todo aquello.
Minutos después, YoungJae vestía su hoodie negra, sus pantalones y sus tenis, incluso olía a aquel rico perfume que si hermano mayor le había regalado.
Se veía muy lindo, e incluso BamBam se lo hizo saber.
Las pastillas que había tomado hace un rato, surtían efecto, el dolor se había aliviado; iba a tener una linda tarde junto a JaeBeom.
JaeBeom veía a lo lejos como YoungJae caminaba dando pequeños saltos, haciendo que su cabello rebotara hasta que lo vió, y paró con aquello.
Tan tierno.
YoungJae se le había tan lindo, tan tierno. Un poco precipitado para el tiempo llevaban conociéndose, pero YoungJae logró captar su atención desde el primer minuto.
Cuando lo tuvo frente a él, notó el sonrojo en sus mejillas, haciendo que el corazón de JaeBeom corriera rápido, muy rápido.
—Te vez más lindo de lo normal— dijo JaeBeom—. ¿Es posible?
Ni siquiera tuvo la oportunidad para responder cuando sintió el brazo de su hyung rodead su cuello, comenzando a caminar.
—¿Dónde quieres ir?— el pelinegro trató de romper el silencio—. Hay una heladería cerca, ¿quieres ir ahí o-
—No, no, helado está bien, hyung.
JaeBeom sonrió.
YoungJae se conformaba con cosas sencillas, salidas simples, nada extravagante. Para él, lo que contaba era el tiempo, los recuerdos con la persona con la que estabas, no en el lugar o que fueras a comer, siempre y cuando estuvieras con la persona, todo lo demás era secundario.
Pero obvio, helado es helado.
El tamaño que le sacaba JaeBeom era lo suficiente como para que caminar con una mano en su hombro no fuera incómodo.
Además, olía muy bien, desde el lugar donde se encontraba percibía ese olor y le estaba volviendo loco.
—Es ahí, te dije que no estaba lejos— JaeBeom señaló el letrero del lugar a donde se dirigían.
YoungJae se mantenía callado, estaba nervioso.
Y entonces JaeBeom frenó de golpe, tomándolo del pecho para que no se cayera.
—¿Qué pasa, hyung?— la vocecita de YoungJae lo hizo salir de su estado.
—Está cerrado, diablos.
Efectivamente, el letrero de "cerrado" descartaba el lugar donde podrían comer algún helado.
—Podemos ir a otro lado, hyung, hay más lugares aquí, ese no es el único.
—Sí, pero no hay otro lado donde vendan helado tan rico.
—Pero hyung-
—También venden gomitas y pastel.
—Hyung-
—Y venden un café frío muy rico.
YoungJae río suave por el pequeño drama que estaba haciendo el otro—. Hyung, no importa, podemos ir a otro lugar.
—Pero- ah, olvídalo, vamos.
Caminaron y caminaron sin dirección alguna.
Pasaron por varios lugares, y a fin de cuentas, apetito no hubo.
YoungJae se mantuvo callado la mayor parte del tiempo, escuchando todo lo que JaeBeom le decía.
No es que no quería hablar, los nervios se lo impedían.
Lo único que podía decir como respuesta eran "sí", "no", "hyung" y pocas frases cortas.
A fin de tanta caminada, llegaron hasta un parque, donde afortunadamente podría verse el atardecer sentados desde una banca.
YoungJae se quedó solo un momento, JaeBeom dijo que volvería, iría a buscar algo y regresaría, mientras, él esperaría ahí.
Y sintió otra vez aquel incómodo punzón en su cabeza, haciéndolo cerrar sus ojos con presión, llevando sus manos a su cabeza, tratando de ignorar el dolor.
Odiaba aquella jaqueca, y ahora más que nunca, pues estaba arruinado el día que estaba teniendo con JaeBeom.
—Jaenie— abrió sus ojos grandemente al escuchar como decía su nombre, viniendo de él sonaba tan lindo y su corazón corrió a mil—. ¿Estás bien, lindo?
Se quedó en un estado de shock, procesando.
Primero le dijo "lindo" en la tapa del chocolate, después lo llamó "Perfecto", le dijo "Jaenie", y se escuchaba tan jodidamente tierno viniendo de él y ahora le volvió a decir "lindo". ¿Acaso quería matarlo?
—Estoy bien, hyung— dijo entre lo que pudo, quitó sus manos de su cabeza, enfocándose en los ojos de JaeBeom, quien estaba enfrente.
—Bien— sonrió, mostrando una preciosa sonrisa, que hizo que YoungJae derretir un poco más—. Tengo algo para ti.
Jae alzó las cejas, realmente no esperaba que le regalara algo. Bueno, le había regalado un chocolate, ya es algo.
No había quitado su vista de los ojos del mayor hasta que vió que tenía una mano detrás de su espalda, ocultando algo.
YoungJae frunció el ceño.
Por su parte, antes de mostrar lo que ocultaba en su mano, JaeBeom sonrió más ampliamente.
Un hermoso girasol.
Esa imagen no se arrancaría de la cabeza ni en mil años; JaeBeom sonrojado, con una sonrisa, sosteniendo un girasol en su mano, para él, y detrás el sol ya cayendo.
Podría tatuarse aquello.
Aún sin créelo, lo tomó, apreciando lo hermoso de aquella flor.
—G-gracias, hyung— después de apartar la vista de la flor, vió a JaeBeom, quién se encontraba ya buscando su mirada.
—¿Alguna vez has buscado el significado de un girasol?— JaeBeom ladeó su cabeza.
—... No— frunció su ceño nuevamente.
—Búscalo cuando llegues a tú dormitorio.
Eso lo hizo confundirse un poco, pero lo haría, definitivamente lo haría.
Ahora sin el sol, decidieron volver cada uno a su dormitorio, al día siguiente tendrían clase y debían estar temprano.
Lo gracioso aquello fue el viaje de ida fue corto, creyó que fue por el pequeño drama que JaeBeom hizo debido a que la heladería estaba cerrada.
Pero el viaje de vuelta, fue un poco más largo.
Hacía frío, últimamente el vuelto daba más fuerte y la brisa era más fresca.
No sabe en cuál parte del camino, sus manos rozaron, mucho menos cuando JaeBeom tomó su mano y la entrelazó con la de él.
Trataba de desviar su mirada de aquella flor que llevaba en su mano, pero básicamente era imposible.
Tampoco se quejaba. Ese día había sido tan maravilloso.
JaeBeom le brindaba una completa paz, que comenzaba a odiar que el día acabara tam rápido, él quería volver a repetir aquello.
—¿Está bien que haga eso?— la voz de JaeBeom lo sacó de sus pensamientos.
—¿Qué cosa, hyung?
—Tomarte de la mano, ¿está bien?
Lo pensó un segundo antes de responder que sí.
—Mientras que no la sueltes, sí.
Se golpeó mentalmente por haber dicho aquello, apartando la vista de la flor, con los ojos cerrados, volteando su cabeza al lado contrario a JaeBeom.
—No tenía planeado soltarla.
Y sí, por poco y se desmaya, pero para su suerte, ya estaban entrando a los pasadizos de los dormitorios donde YoungJae convivía con BamBam.
JaeBeom se encontraba en el siguiente a ese, no tan lejos.
Una ve frente a la puerta, JaeBeom se posicionó frente a YoungJae, ahora tomando sus dos manos, viéndolo a los ojos.
Estaba nervioso, había un total silencio, pues sólo estaban ellos dos, se lamía los labios buscando las palabras correctas para decirle al castaño frente a él y acariciaba sus manos y tenía la cabeza gacha.
YoungJae moría de ternura por estar observando aquella escena, inevitablemente riendo suave.
—M-me gustó pasar la tarde contigo, Jaenie— dijo del mismo modo, alzando su cabeza—. ¿Deberíamos repetirlo?
Y el impulso se apareció como una chispa en su cuerpo, poniéndose de puntitas, acercándose a JaeBeom, y dejándole un beso en su mejilla, haciendo arder el rostro del mayor.
—Claro que sí, hyung— sonrió soltando las manos de JaeBeom, sintiendo el frío, y dándose la vuelta hacia la puerta de su dormitorio—. Gracias por hoy, descansa, buenas noches.
JaeBeom quedó perplejo, ni siquiera se dió cuenta de que estaba solo, tocando su mejilla, ahí donde YoungJae había dejado un pequeño beso.
YoungJae por su lado, cerró la puerta detrás de él, con una sonrisa y su corazón latiendo a mil por hora.
Nuevamente sus labios se encontraban.
El ritmo cardíaco de JinYoung sincronizado con el de Jack, haciéndolo reír en medio de ese beso.
Leves chasquidos se escuchaban en la habitación del menor, quien afortunadamente tendría el dormitorio para él y Jack.
Se encontraba debajo del otro chico, mientras el mayor acariciaba su cintura por debajo de la tela de su pijama en el beso.
—Espera, espera— dijo Jack, deteniéndose con la respiración bastante agitada—. Algo suena, creo que es tu teléfono.
—Déjalo, no es nada— también con la respiración agitada respondió.
—Pero-
Ni siquiera respondió porque JinYoung había vuelto a devorar sus labios, Retomando lo que habían dejado.
Jack le hizo caso, y volvió a recorrer sus manos por el torso de JinYoung, nuevamente, debajo de su pijama.
Pero el teléfono no dejó de sonar.
Se había cortado, pero una segunda llamada había aparecido.
Jack se separó otra vez—. Contesta, JinYoung, alguien no llama dos veces seguidas por alguna estupidez.
JinYoung rodó sus ojos, buscando el teléfono bajo la mirada de Jackson.
Cuando lo tomó. Vió que era BamBam, y de paso vió la hora, casi las doce.
—¿Qué?
—Es YoungJae— del otro lado de la línea, BamBam se escuchaba asustado.
JinYoung se levantó rápidamente de la cama, el tono de BamBam le había asustado. Jackson por su parte le observó preocupado por la actitud del azabache.
—¿Qué pasó?
—Estamos en el hospital, YoungJae tuvo una crisis, debes venir ahora.
—Voy para allá— fue lo último que dijo para cortar y tratar de salir más rápido.
Nota de autora: ¿Les gustó el capituló?
Los leo, ¡Besos! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro