- HeeSeung tocó el timbre, se acomodó el cabello. Y luego vio la hora, a decir verdad estaba muy nervioso, obviamente que sí, cualquiera estaría así estando en una situación igual a la que él estaba. No llegaría a casa diciendo que espera un hijo con JongSeong y que no tienen una relación. Iba a darse la vuelta e irse porque los nervios le ganaron, pero una pequeña de cabellos rizados abrió la puerta con una pijama amarilla y una muñeca en su manos.

— SooJin que te he dicho de abrir la puerta— Byul-Yi reprendió a la niña alzando la mirada encontrándose con HeeSeung.

—Un gusto volverla a ver Byul-Yi— dijo HeeSeung amablemente.

—¿Vienes a ver a Jay? —habló la señora cargando a la pequeña. Por un momento HeeSeung se imaginó a sí mismo cargado a una pequeña niña de rizos chocolates y ojos azules.

—Si —afirmó— ¿Ya se ha levantado de la cama?

—Ya estoy listo —habló Jay, bajando rápido las escaleras. HeeSeung se contuvo de ir y ayudarlo a bajar con sumo cuidado, pero se quedó quieto en su lugar. Desde que supo del embarazo del menor sus instintos protectores salieron.

— ¿No se quedan a comer? — preguntó Byul-Yi— Preparé algo rico.

—No mamá, vamos a salir— dijo Jay tomando su celular juntó con su cartera. — Al rato volvemos.

—Si no nos matan—murmuró HeeSeung.

Hace algunos minutos llegaron a la casa del pelinegro, pero HeeSeung quería esperar unos minutos antes de entrar. Porque me pongo así se gritó a sí mismo HeeSeung, ya era mayor de edad ¿porque tenía miedo en decírselo a su familia? Esto le hacía recordar cuando iba salir del closet. Por la manera en que en ese momento que iba a salir el closet sus manos sudaban y se apretaba las piernas para darse ánimo, en la forma en que su corazón empezó a latir de forma rápida, en el nudo que se formó en la boca de su estómago y como a la mitad de su discurso se echó a llorar. pero al fin de cuentas todo terminó bien, más que bien sus padres lo habían aceptado le habían dicho lo orgulloso que estaban de él y que más que nada que lo amaban a pesar de todo.

—Cobarde —dijo el rubio cuando se hartó del silencio que HeeSeung había creado. Lee miro a Jay sorprendido.

— ¿A mí me lo está diciendo? —él pelinegro preguntó.

—Claro que si— exclamó— Vamos HeeSeung eres valiente. No te da miedo decir lo que piensas o cuando no estás de acuerdo con algo cuando algo te molesta —respondió— Aún recuerdo cuando lleve unos pantalones que me marcaban el trasero y ese día me susurraste que ese pantalón hacía un trabajo estupendo con mis glúteos.

—En realidad lo hacían y jamás lo volviste a llevar —sonrió— ¡Cómo te atreviste a dejar de usarlas!

El rubio sonrió y soltó una carcajada, lo hizo porque ese día cuando le dijo aquello imaginó un montón de escenas con él pelinegro y tuvo miedo por eso. Pero ahora quería volver a usarlas.

— HeeSeung muero de hambre no desayune —lloriqueo saliéndose del coche— Creo que voy a vomitar.—se recargó en el auto y cerró los ojos tratando de no pensar en eso y hacer que se vayan las ganas de vomitar. El pelinegro salió del auto cerrando la puerta y caminó hacia Jay preocupado.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó HeeSeung.

— ¡No estúpido! — grito molesto.

—Baja la voz —se acercó a Jay, este alzó la vista mirando a HeeSeung.

—Ya no quiero entrar y ¡¿si vomito adentro!? —chilló cuando la escena pasó por su cabeza, no quería pasar una vergüenza— HeeSeung, ya no quiero entrar, llévame a casa.

—Te diré algo —dijo Lee con la cara seria

—¿qué cosa?

—Si no entras en este instante a esa casa —hizo una pequeña pausa— Te besaré aquí mismo.

JongSeong abrió la boca sorprendido y luego la cerró para luego caminar rápidamente hasta estar en la puerta de aquella casa. HeeSeung sonrió satisfecho y caminó hasta estar los dos en frente de la puerta de aquel bonito hogar.