- SuNoo leía las felicitaciones por su cumpleaños con una sonrisa. Tenía hasta de las personas más populares de el instituto y eso lo hacía emocionarse. Un toque en la puerta lo hizo mirar al castaño y asintió para dejarlo entrar. El menor tenía algo escondido detrás de sus manos y el peli rubio lo miró sorprendido.

—Creí que me harías una torta o algo parecido—. Comentó extrañado porque cada año Niki lo recibía con eso pero solamente recibió una risa de respuesta.

El celular de SuNoo comenzó a sonar y no dudó en atenderlo para enfocarse en la charla con su amigo. Niki se quedó callado esperando algo hasta que el peli rubio lo miró fijamente.

— Niki, puedes dejar tu regalo ahí—. Señaló con su dedo la pequeña mesa de su ordenador y el castaño pareció pensarlo por unos momentos. — No tengo nada planeado, podemos vernos—. El peli rubio miró el reloj nuevo en su mano y sonrió encantado mientras continuaba con su charla.

SuNoo observó confundido a Niki al verlo todavía ahí y el contrario captó la indirecta. Dejó el regalo en la mesa y corrió fuera del lugar. El mayor se extrañó por eso pero tenía que prepararse. Como siempre, se despidió rápido de el mayor y fue a celebrar su cumpleaños.

- El peli rubio ingresó con varios regalos en sus manos, cajas de zapatos, nuevos anillos en sus dedos y cualquier otra cosa que a él le interesaría. Se sintió extraño al no recibir una bienvenida de Niki pero supuso que este dormía.

Al ingresar a su habitación, dejó los regalos al costado de su cama y se puso cómodo para dormir. Lavó sus dientes y se decidió a apagar la luz hasta que recordó el único regalo que todavía no había visto. Lo sacó de la bolsa y lo guardó en la repisa que estaba a un lado de su cama, después pensaría en dónde colocar ese marco de foto.

Él no sabía que el menor se había tomado el tiempo de hacer el marco por su cuenta ni tampoco que había estado esperando en todo el día por pasar el tiempo con él. Que había escondido cosas en el departamento para que se divirtieran juntos.

Ese fue su segundo error.