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Regla #3.❜

" Regla #3 los maestros son amigos, no comida. Digo, enemigos. "

- Juro por mi álbum autografiado de BTS que intentaba hacer que mis ojos no se cerraran. Pero oir la voz perezosa de aquella mujer que explicaba las formas de torturas, me causaba sueño. O tal vez era el hecho de que había dormido tan solo un par de horas.

Escuchaba las palabras, pero no entendía ninguna de esas creo que era matemáticas ¿Que otras materias tienen números? ¿O eso eran los horarios? Quería que alguien me regresara a las inútiles actividades de integración ¿Quién comienza las clases normales un viernes? Mi frente quería probar que tan cómodo eran esos asientos, aunque le veía el lado bueno a todo eso. Soy una persona optimista y encuentro hasta la más bella flor en un día nublado.

Les cuento mi bella experiencia.

Mi plan era ser un buen estudiante, o todo lo que mi cerebro me permitía serlo, asistir a las clases y prestar atención. Si tan solo no me hubiera topado con aquel fic, es que estaba súper interesante. Seguro ustedes me entienden, debía terminarlo esa noche. Mis ojos pedían auxilio y mi primo había decidido hablarme sobre las aburridas normas que tenían mis profesores. Si había leído los nombres de los maestros que me tocaron y estaba dándome consejos sobre cada uno que el conocía. Solo iba a cerrar mis ojos unos minutos, no era mucho pedir. Aún así me quedé dormido en el banco donde nos sentamos a esperar a que sonara el timbre, Jake había sido tan amable de dejarme a la deriva, dormido en el banco. Después tendría que preparar mis oídos para escuchar sus gritos.

Cuando mi cuerpo reaccionó que aquello no era mi cama, oí unos pasos y unas voces. Decidí hacerme el dormido, tal vez así esos chicos que se saltaban las clases decidieran pasar de largo. Una voz llegó a mis oídos.

—¿Ese no es Nini?— Reconocí esa voz como la mamá pato.

—¿Está dormido?— Rápidamente unos pasos se acercaron donde estaba mi cuerpo y unas manos empezaron a acariciar mi cabello. Ahora sí me iba a dormir de verdad, esas manos me calmaban de sobremanera.

—Dejen al chico en paz, suficiente tuvo con sus acosos de ayer— aguanté una risa, no debían saber que en realidad estaba despierto.

—Es que es tan bonito mientras duerme— Esa vez si sonreí, no todos los días un chico lindo me decía bonito.

— SungHoon, no empieces a acosar a chicos— Acuso el mayor de los tres. En mi mente trataba de acomodar cada nombre a sus respectivas caras, si no me equivoco SungHoon era el de los ojos demasiado juntos.

—Dejame ser homosexual tranquilo— Si HeeSeung, deja al chico.

—Yo me largo— Abrí un ojo para ver cómo el dueño de la mano que antes me estaba acariciando, se alejaba para alcanzar el brazo del mayor y tirar de el. Cerré los ojos con fuerza al notar la mirada de un tercero puesta en mi, luego de eso soltó una risa baja.

—Prometiste que no entraríamos a clases por ahora. Por mi cumpleaños— Eso fue una sorpresa ¿Hoy no era el cumpleaños de SuNoo? Doctor García, yo ya no entiendo nada.

—Vamonos a las gradas a comer algo ¿Niki quieres venir?— abrí mis ojos, me había descubierto. Me levanté perezoso del lugar con una mueca, no era difícil dejarme dormir

—¡Ah no!— Gritó el más grande, ahora sí se venía el regaño —Si estás despierto, ve a clases— Lo mire con mi mejor cara de cachorro que encontré en mi repertorio. Luego mire a los otros dos, buscando conseguir no entrar a la clase.

—Dejalo HeeSeung, solo por hoy— Ambos sonreímos al par que estaba frente nuestro. El chico Dark solo asintió sin importancia y la mamá pato me miró con duda hasta que por fin accedió.

Pasamos la primera parte del día hablando en las gradas, aunque yo no entendía mucho. Al parecer SungHoon hoy cumplía años y estaban pensando en ir a molestar en la fiesta de SuNoo en la noche, eso me recordó que no le había preguntado a mi madre. Iba a matarme.

—Si quieren ustedes pueden ir, yo paso— El líder hizo una extraña mueca, intentando parecer que aquello no le molestaba.

— HeeSeung, no te hagas el interesante. Si te molesta solo dilo— ambos amigos pusieron su mano sobre las rodillas del líder. Me sentí distanciado, no debía estar ahí, parecía ser una conversación privada de amigos de hace años.

Fue así como decidí ir a esperar a Jake en la puerta de su aula, no fue fácil encontrarla, pero lo hice. Después de que me haya abandonado el día de ayer me indico cómo llegar, aunque no soy muy bueno siguiendo indicaciones.

Me di cuenta que no soy bueno en muchas cosas.

Al tocar el timbre, me di cuenta que me había dormido en el piso otra vez. La mirada de Jake me reprochaba en silencio, ya sabía lo que me estaba diciendo sin decir nada. En eso sí soy bueno, leyendo las expresiones de mi primo. Sin decir nada al respecto caminamos hasta cerca de la entrada donde anteriormente había estado durmiendo, volvía a suplicarle perdón por mi imprudencia.

—Ni una semana pasó Niki—

—Ya lo sé, pero en mi defensa debía saber si YoonGi elegía hacer lo que su madre le decía o irse con HoSeok — Asentí. Era un buen motivo, ahora debía esperar a que la escritora actualizara, ya había llorado y reído mucho durante la noche.

—No te pego porque está noche te necesito—

—Oh si, no le pregunté a mi madre— Ví como Jake se llevaba la mano hacia su frente, así como el emoji en WhatsApp.

—Yo tenía fe en la humanidad, pero por gente como tú. Cada día muere más—

Tuve que suplicarle perdón Miles de veces, al final acordamos en decirle a mi madre que iría a la casa de mis tíos, entonces nos iríamos a una fiesta. Aunque seguramente mis tíos le dirían a mi madre en realidad a donde nos fuimos, así que optamos por escaparnos al nuevo departamento de YeonJun y que él nos cubra. Le estaba contando lo ocurrido minutos atrás cuando la carcajada de mi primo cortó mi relato, lo miré con una ceja alzada ¿De que se reía?

—¿Mamá pato?— Asentí, tenía mucho sentido.

—Es de Busan ¿no?— Asintió con su mirada buscando algo en sus pensamientos. Me sentí importante al darme cuenta que sabía más que el ¡Ja! —Y me trata como su hijo, así que es una Mamá pato—

—¿Que tiene que ver el pato?—

—No conocía otro animal de Busan — Me encogí de brazos, no era un experto biológico o como se llamen los expesialistas en animales.

—Los pandas son de Busan, es más fácil relacionarlo— Mi cara debió ser todo un poema, era tan sencillo. Un panda ¿Acaso olvidé el capítulo de Peppa la cerdita? Por supuesto, los pandas venían de ahí —¿De dónde sacaste lo de pato?— seguía riéndose de mi.

—Por la canción de la granja.— Intenté cantar la conocida canción infantil.

— Pato — y seguía riéndose.

Al parecer mientras recordaba todo aquello, en algún momento me había dormido en mi asiento. La voz de una vieja me había despertado de mi dulce sueño, con una frase irritante "Es de mala educación dormirse en mi clase, señorito" No me dejó ni secarme la baba que ya estaba anotandome para un castigo. Genial, ahora debía quedarme limpiando el aula de la clase. Es culpa de todas esas escritoras que te atrapan en sus historias y te consumen el alma.

Sin buscar tener más problemas los primeros días de la escuela, cuando ocurrió eso que ustedes saben.

—Lo siento, lo sieeento— Intentaba bailar a la par de Leslie, cuando las voces llegaron... Inserte acontecimientos del prólogo.

Ahora es cuando estamos en el presente, en uno donde me encuentro debajo de una mesa con dos pares de ojos observando mi inútil intento de sobrevivir.

—¿Quién es? ¿Quién está ahí?— Dije cerrando mis ojos, tirando mis brazos como si intentará averiguar quién estaba ahí—Soy ciego—

—uy, que suerte— Sonreí. Me habían creído.

— SuNoo, no seas idiota. El no es ciego— Abrí mis ojos despacio para encontrarme con la mirada del chico. No lo mires a los ojos Niki, verás tú peor pesadilla en ellos. —¿Qué haces aquí Niki?—

—Me castigaron— Afloje mi cuerpo. Ya no tenía sentido.

—¿Que hiciste?— La voz gruesa del chico diva salio con miedo y sorpresa.

—Te dormiste— Ese JungWon debería cuidarse, me dejaba en ridículo más de lo que yo mismo me permitía. Me paré para decírselo, mejor no. Ya veo que viene Astaroth por mi alma si me enfrento a él. Asentí.

—Anoche me dormí tarde, tenía mucha tarea— me excusé

—Hoy fue la primera clase oficial— Ya se porque las divinas lo odiaban. Aunque, una diva estaba a su lado y parecía no hacerlo.

—¿Que estaban haciendo ustedes dos?— Debía mostrar mi lado malvado, podría aprovechar la situación.

—Estabamos jugando a las cartas— rodó los ojos.

—Le voy a contar a— Vamos Niki, piensa rápido. Cómo era que se llamaba el chico.

—No le vas a contar nada a nadie— No. Nadie no se llamaba, ah esperen se refiere a... Ya entendí. —Escucha Niki, necesito que mantengas tu boca cerrada— Lo miré con picardía, mi silencio tiene precio.

—Esta bien, pero quiero que me expliques porque no puedo decir nada— Me cruce de brazos, nadie quería hablarme sobre aquello y me estaba enojando.

—No— Y se fue. Me dejó con la duda y la palabra en la boca ¿Que se cree? Solo por ser el señor misterioso ¿Ven? Es un chico misterioso y tiene a un lindo chico suspirando por él.

—Lo siento. No nos corresponde hablar sobre eso— Me dijo el otro chico. Lo miré esperando algo más —No dirás nada ¿verdad?— Su carita me derritió el corazón, no podía hacerle esto. Defendería su amor prohibido.

Me sentía dentro de un drama, en medio de dos chicos que se odiaban. Quería ser un detective, ser Sherlock Holmes por un día. Eso sonaba tan bien. Decidí ser un buen chico y seguir con la tarea que la vieja de matemáticas me había dejado haciendo "Hasta que pueda verme reflejada en los bancos, señor Nishimura" perdóneme señora, pero es imposible reflejarse en esta clase de mueble. La mujer está censillamente loca.

— JungWon me dijo que estabas aquí— Me gire para ver a SungHoon en la puerta. Le devolví la sonrisa sin dudar, era muy tierno conmigo y que se acercara a ayudarme me hacía darme cuenta que no todo es tan malo —¿Por qué tienes tanto sueño hoy?— Agache mi cabeza, era vergonzoso. No podría decirle a un chico tan maduro e inteligente algo como "Me quede leyendo fanfics", la risa del chico me sacó de mis pensamientos.

—No dormí en la noche— Confesé.

—¿Tuviste acción?— Levantó una ceja arriba y abajo. Mi mente tardó en procesar esas palabras, cuando me di cuenta mi rostro ya se había puesto totalmente roja —Disculpa, se nota que eres un chico inocente— Me sonrió. Su sonrisa, su maldita sonrisa. Necesitaba seguir con mi tarea y terminar rápidamente, necesitaba salir de ese lugar. Esas sonrisa sería mi perdición.

—¿Irán esta noche a la fiesta de SuNoo?— SungHoon asintió y yo ya no supe que más decir.

—Si. HeeSeung no me deja festejar mi cumpleaños con fiestas y es como hacerlo sin hacerlo realmente ¿Me entiendes?— La verdad que no, pero decidí hacer de cuenta que si, así que asentí.

—Feliz cumpleaños— Le dije recordando que aún no lo saludaba. Le sonreí dejando de lado la tarea que estaba haciendo. —Lo siento, por no poder darte nada—

— No es necesario, aunque podrías darme algo ahora— Se acercó aún más a mi. Con una sonrisa de lado y su vista dirigirse a la puerta antes de quedar frente a mí —Cierra los ojos nene— Sin rechistar hice caso a su pedido. Sentía su respiración cerca de mi, su aliento chocar muy cerca. No podía respirar, estaba nervioso

—Muchachos ¿Que hacen aún aquí?— Abrí mis ojos para ver a una mujer joven en la puerta.

—La profesora m-me castigo— Intentaba recordar su nombre, solo había ido a una clase y mis notas estaban muy lejos.

—Regresen a casa, yo hablo con su profesora. Es el primer viernes, no pueden quedarse más tiempo aquí adentro— ambos hicimos una reverencia y salimos de ahí.

Ninguno dijo nada hasta la salida, solo se despidió con su mano. Lo ví irse por una calle contraria a la mía, suspiré. Los profesores eran buenos la mayoría del tiempo, por lo menos esa era la primera impresión. Exepto por esa señora de mayor edad, obviamente. Recién empezaba todo este asunto de las clases.

"Regla #3: Los profesores son simplemente profesores."

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