Cap.7❜
- Ambos alfas salieron del salón en completo silencio mientras Ni-Ki solo los miraba desde su escritorio, en la misma posición en la que había estado desde que aquellas palabras salieron de la boca de Seon.
Estaba consternado y su cabeza hecha un lío pensando en todos los posibles escenarios que podrían desarrollarse ahora que el castaño sabía su secreto.
Probablemente el alfa no llegaba al punto de sentir odio hacia él, pero si estaba seguro de que le guardaba al menos algo de rencor debido a todas las veces que lo había castigado por culpa de su comportamiento incorrecto dentro de la escuela.
Ahora con esta información podría usarla para manipularlo en estos casos, o peor aún, contarle al resto de la escuela en un acto de venganza, y así causarle graves problemas a él.
Cerró sus ojos y masajeó sus sienes tratando de calmarse y pensar en que podía hacer para evitar esto. Pero, espera un momento. ¿Por qué Park había salido con él? Ambos alfas estaban claramente de mal humor y prácticamente se habían retado. ¿Acaso pelearían? El peli rubio se levantó de inmediato al pensar en esta probabilidad.
No podía permitir que pelearan, eso solo haría el problema más complicado de lo que ya era. Caminó hacia la puerta con su corazón golpeando fuertemente dentro de su pecho. Su intención era ir a buscarlos y de ser posible, hablar con Seon y llegar a un acuerdo, pero al querer salir se vio detenido por sus amigos que acababan de llegar.
—Buenos días, Ni-Ki. – saludó el pálido alfa que venía delante.
— Ni-Ki-Ah, ¡hola! Tan temprano aquí como siempre. – la sonrisa en la cara del omega castaño era radiante.
Ni-Ki no pudo responderles, simplemente asintió con su cabeza, pues su mente solo estaba centrada en tratar de ocultar de sus amigos lo mal que se sentía por dentro.
Especialmente de JungWon, quien era bastante bueno notando cuando él se encontraba mal. Ante su extraño comportamiento el omega más bajo cambió a una expresión de confusión y lo miró como su quisiera buscar en su rostro las respuestas a su forma de actuar.
— ¿Pasa algo, Nini? Te noto algo pálido y muy callado.
El mencionado levantó su vista del suelo para mirarlo, y como pudo forzó su mejor sonrisa falsa solo para tranquilizar a su amigo.
—No, no es nada. Es solo que hoy aún estoy algo atontado por el sueño. —mintió— De hecho, iba a salir a comprar una lata de café en la máquina expendedora.
JungWon lo miró aun algo dudoso, sin creer completamente en sus palabras, pero lo dejó pasar para no poner más presión sobre él. Luego hablarían, a solas.
—Oh, pues qué bueno que te alcancé antes de que salieras, el profesor de Historia me ha entregado estas actas. – el castaño le entregó unos papeles – Son de los alfas que causaron una pelea en medio de su clase el otro día. Necesita que las firmes ahora mismo y se las entregues lo antes posible.
Ni-Ki miró los papeles en sus manos y maldijo interiormente lo inoportuno que era eso ahora mismo. Antes de regresar a su escritorio echó un vistazo disimuladamente hacia el pasillo, sin ver rastro ninguno de los dos alfas que quería encontrar.
—No te preocupes, yo te compraré tu café. Igual yo también quería comprarme un jugo. — le dijo el castaño para seguidamente irse en busca de sus bebidas.
SuNoo se quedó en el salón del Consejo Estudiantil, y miró como Ni-Ki caminaba de manera lenta hacia su silla, como si realmente lo estuviera pensando antes de dar cada paso, o como si sus pies pesaran demasiado para levantarlos. Claramente le pasaba algo, pero él no le diría nada, estaba seguro de que JungWon se encargaría de tener esa conversación con su amigo.
Luego de que el menor regresara, él y alfa se dirigieron a su aula. Por su parte Ni-Ki llevó las actas a la Sala de Profesores para luego ir hacia su salón también. Durante la clase realmente no sabía que era lo que decía el profesor, pues su mente solo divagaba en lo que pudiera haber pasado entre aquellos dos impulsivos alfas. Su mano copiaba solo por inercia, y a cada rato mordía la goma de su lápiz en un claro impulso de ansiedad.
En el receso corto de la mañana había tenido la intención de ir al salón de ellos a verlos, pero fue detenido nuevamente, esta vez por su profesor quien quería aclarar con él unos pequeños detalles acerca del Festival Escolar. Demonios, hoy todo el mundo lo interrumpía ¿qué acaso no notaban su estado de angustia y preocupación?
Bueno, claro que no podían, pues él se esforzaba en mostrar su característico rostro calmado y amigable. Luego de otro par de horas llegó por fin el horario de almuerzo, y esta vez sí salió disparado del aula antes de que cualquiera pudiera ni decir su nombre por casualidad.
Caminó a paso rápido hacia el salón de clases del grupo 2-B, el cual compartían los objetivos de su búsqueda. Se asomó por una de las ventanas del salón, no viendo ninguna de las llamativas cabelleras de estos, por lo que se acercó a preguntarle a uno de sus compañeros de clases. Este le dijo que ambos alfas habían estado ausentes en los primeros turnos de la mañana, y que ahora ambos habían salido por separado, lo más probable a almorzar.
Ni-Ki le dio las gracias y se fue, aún más confundido, y pensando en qué podría haber sucedido en la mañana como para que ambos perdieran sus clases. Se encaminó entonces hacia el comedor para seguir su búsqueda, cuando logró divisar un brillante cabello castaño que pudo reconocer como el de Choi SeungHyuk. Se apresuró en alcanzarlo y lo tocó del hombro para que este lo notara.
—Al fin te encuentro Choi, escúchame, necesitamos hablar. – le habló tratando de mantener el mismo porte autoritario de siempre.
— ¡Presidente! – el chico se lanzó sobre él para abrazarlo, mientras sonreía mostrando más felicidad que nunca – Que bueno que lo encuentro de nuevo. Mire, le compré un jugo de manzana para su almuerzo.
El castaño puso en sus manos el jugo el cual Ni-Ki solo tomó forzadamente, ahora si más confundido que nunca.
—Ah gracias, pero ahora realmente necesito que hablemos lo de antes.
El alfa miró la hora en su celular y se mostró sorprendido.
— ¡Oh, no! Mira qué hora es ya. Debo bajar antes de que se acaben todos los panes dulces. ¡Nos vemos luego, Presidente Nishimura! – se fue corriendo mientras se despedía moviendo su mano, manteniendo esa deslumbrante sonrisa en su cara.
El peli rubio se quedó petrificado y perplejo en su lugar. ¿Acaso este era el mismo Choi SeungHyuk de antes? ¿Por qué ahora actuaba todo lindo y alegre con él? No entendía nada de nada.
— Ni-Ki, ¿Qué haces aquí solo parado? ¿Ya almorzaste? – el omega se dio la vuelta encontrándose con su otro objetivo.
El alfa azabache lucía igual de tranquilo que siempre, con las manos despreocupadamente metidas en sus bolsillos, y esa sonrisa que muchos suspiraban al ver. Pero él no. Él solo quería explicaciones.
—Tú – lo señaló con su dedo — ¿Qué pasó entre ustedes dos esta mañana? Acabo de encontrarme con Seon ahora y de la nada está actuando como una florecita. ¿Qué hiciste con él?
SungHoon subió y bajó sus hombros con desinterés y luego pasó uno de sus brazos por encima del más bajo.
—Ah, eso es algo sin importancia. Ya todo está bien, tu secreto está a salvo. Lo prometo.
Ni-Ki se separó de él con brusquedad, cruzó sus brazos sobre su pecho y le dedicó una mirada algo furiosa.
— ¿Y cómo puedes estar tan seguro de eso? ¿Qué fue lo que le hiciste? ¿Lo amenazaste o algo?
SungHoon se carcajeó divertido.
—Sabes, a veces pienso que realmente tienes una mala opinión acerca de mí – dejó salir un leve suspiro — No soy un matón de esos, para tu información. Seon no dirá nada, creo que tú mismo has podido verlo.
Ni-Ki lo miró aun algo dudoso, pero el alivio empezaba a instalarse en su pecho, haciéndolo sentir menos tenso. El alfa sonaba muy convencido de sus palabras y por alguna razón eso lograba hacerlo sentir más tranquilo. Soltó un suspiro y dejó caer sus brazos a cada lado de su cuerpo.
—Bueno, da igual ya. He acumulado tanto estrés hoy que realmente pude haberme desmayado en cualquier momento. Sinceramente no quiero saber nada de ustedes por el resto de este día. — se dio la vuelta dispuesto a irse.
— ¿Y qué hay de mis instrumentos? Aún no me has dado ninguna respuesta concreta al respecto.
Ni-Ki chasqueó su lengua y se detuvo. ¿Qué acaso nunca se libraba de este molesto alfa? Dios.
—Reúnete conmigo en la sala del Consejo Estudiantil por la tarde, luego de las clases.
—Ok, allí estaré. – el azabache le dedicó una linda sonrisa cuadrada mientras lo despedía con su mano abierta.
Ni-Ki bufó y ahora si se fue. A pesar de todo su trabajo nunca terminaba, pero al menos podría pasar el resto de su día algo más calmado. Su corazón en su pecho ya no estaba estrujado y sus manos ya no sudaban. ¿Acaso debió darle las gracias a ese tonto alfa azabache? Negó para sí mismo. Claro que no. Él también tenía algo de culpa en todo esto, actuando tan reservado. Dejaría las cosas así. Por ahora solo estaba contento de que todo se hubiese resuelto.
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