Cap.1❜
- Patrullar por los pasillos durante los descansos solo era una de las muchas funciones que cumplía en la escuela. Caminaba recto y con el mentón alzado, pero sin querer transmitir superioridad, solo autoridad. A medida que caminaba, un montón de chicas y chicos omegas se volteaban a verlo suspirando como bobos; algunos alfas lo miraban con envidia, y otros con admiración.
Y es que era casi imposible no girarse a mirar a Nishimura Riki, Presidente del Consejo Estudiantil en una de las pocas preparatorias de la ciudad. Su cabello rubio y brillante caía suavemente sobre su frente y un poco sobre sus profundos ojos café, los cuales eran adornados por pequeñas y tiernas arrugas cada que sonreía grandemente, junto con aquellos blancos dientes delanteros que asemejaban los de un conejo bebé. Sus mejillas sonrojadas contrastando con su blanca piel, más sus rosados y carnosos labios le daban la apariencia de un perfecto muñeco de porcelana.
Lucía un cuerpo perfectamente trabajado, poseedor de hombros algo anchos, con una fina cintura, un trasero bien levantado y unos muslos gruesos y torneados con los que cualquiera quisiera ser ahorcado. Y toda esa figura era resaltada por el uniforme escolar, que si bien no era apretado pues esto iba contra las normas escolares, no lograba esconder de nadie su hermoso cuerpo.
Sumado a todo esto, Ni-Ki siempre estaba entre la lista de los estudiantes número 1 de toda la escuela, con notas excelentes y un trabajo y comportamiento alabado por todos los profesores. Además de ser servicial y agradable con los demás, y un defensor incansable de los omegas y sus derechos dentro de la escuela. Por esta razón era amado por todos ellos y considerado como el mejor partido. Guapo, tierno, sexy, inteligente, responsable y carismático. El Presidente era considerado por muchos como el mejor alfa de toda la escuela.
Solo que había un problema.
Nishimura no era un alfa, en realidad era un omega haciéndose pasar por uno. Su mayor secreto y que solo su mejor amigo, JungWon, el Vicepresidente del Consejo Estudiantil, sabía y había jurado mantener para siempre. Pero todo lo había hecho con una convicción en mente: crear igualdad entre los estudiantes omegas y alfas. Esta llevaba al menos 15 años siendo una escuela solo para alfas, pero esta ley fue removida luego de que en el país empezaran a tomarse medidas que promovían la inclusión y el respeto entre las dos clases principales.
Por lo que la escuela pasó a ser un lugar donde debían convivir alfas con omegas, e incluso betas. Solo que muchos alfas aún se negaban aceptar tal idea, acostumbrados a ser ellos los que dominaran la institución, siempre peleando por ser el más dominante y comportándose como salvajes. Debido a esto, muchos omegas en la escuela sufrían a veces maltrato y acoso por parte de algunos alfas que los creían inferiores. Mientras que otros solo se dedicaban a actuar como delincuentes fuera de control, formando pandillas y volviendo locos a los profesores.
Todo esto trajo como resultado que aún después de la apertura de la escuela a todas las jerarquías, no se unieran en realidad muchos omegas. A pesar de contar con muy buenos profesores, tener tarifas de matrícula bastante económicas y estar en una posición céntrica en la ciudad; muchos omegas y algunos betas tenían miedo de ingresar debido a la mala reputación que le daban los alfas a la escuela.
No todos eran malos, por supuesto, pero si una gran parte. Ni-Ki había oído todas estas historias cuando estaba en el último año de secundaria, y lo más que sintió fue indignación. Odiaba pensar en cómo unos tontos alfas se creían que eran los dueños del mundo y maltrataban a los omegas. Era inaceptable para él.
Así que su propósito se convirtió en ingresar a esa escuela y cambiar la situación, cosa que lograría convirtiéndose en el Presidente del Consejo Estudiantil, puesto que la daría la máxima autoridad ante los estudiantes. Pero, para ello, debía hacerse pasar por alfa, por mucho que odiara la idea al principio, no tenía más opción.
En una escuela donde lo que más predominaba eran alfas con una mentalidad algo atrasada, era obvio que nadie iba a seleccionar a un omega como su representante. Por lo que escondido de sus padres y profesores, y con ayuda de un antiguo amigo que tenía ciertas habilidades en la falsificación de documentos, Ni-Ki logró cambiar el título de "omega" en su expediente escolar por uno de "alfa".
Quizás los medios no habían sido muy agradables para él, pero todo fuera por un bien mayor. Y todo su plan comenzó desde el primer día que ingresó a dicha preparatoria. Gracias a las buenas referencias con las que venía de la secundaria, a sus excelentes calificaciones, a su trato amable e incluso, gracias a su atractiva apariencia, le fue muy fácil ganarse el apoyo de profesores y estudiantes en las elecciones que se realizaron a mitad de curso, siendo elegido como el Presidente del Consejo Estudiantil, a pesar de solo estar en primer año.
Y junto con su cargo empezaron los cambios. Nishimura empezó a tomar medidas con todos los estudiantes que no cumplían con el reglamento escolar. Suspensiones, detenciones, clases extras, horas forzadas de trabajo comunitario en la escuela e incluso multas para los que rompían alguna propiedad escolar solo eran algunos de los castigos que sufrían, principalmente, los alfas desobedientes.
Además de que se preocupó principalmente por la seguridad de sus compañeros omegas, siendo la expulsión de la escuela, sin oportunidades, el mayor castigo que sufrirían los alfas que maltrataran o acosaran de gravedad a cualquiera de ellos. Gracias a esto, y debido a él gran respaldo que le deban los profesores, pronto la autoridad de Nishimura Riki se hizo respetar en toda la escuela, siendo admirado por todos los omegas y respetado por los alfas, quienes reconocían a Nishimura como el líder escolar, incluso aunque a algunos no les agradara la idea, no tenían más opción que obedecer.
Al principio no fue nada fácil, y el joven peli rubio tuvo que lidiar con alfas muy groseros e indisciplinados, pero no se rindió, y luego de varios castigos, casi todos los alfas terminaban resignándose y mejorando su comportamiento. Por suerte, nunca nadie había dudado de su condición de alfa, pues tomaba supresores diariamente para ocultar su dulce aroma y rociaba todo su cuerpo con un embriagante perfume para alfas que le daba un fuerte olor a menta, solo siendo muy poco perceptible un muy leve olor a vainilla de su aroma natural, pero nada sospechoso.
Actualmente, se encontraba en su segundo año, y en tan poco tiempo las cosas habían cambiado bastante. La escuela ya contaba con más estudiantes omegas, porque gracias a él sentían mayor seguridad, y aunque aún había alfas que se negaban a seguir las normas, no era nada que él no pudiera controlar.
Justo como aquella situación con la que se encontró mientras patrullaba los pasillos. Una pequeña y delgada omega luchaba para que un chico más alto que ella la soltara del brazo.
– Vamos, pequeña, una chica tan linda como tú no puede estar sola aquí, ¿no quieres salir con este oppa? Te compraré helado – el chico insistía sin dejar de tomar el brazo de la castaña.
– ¡Ya te dije que no! Suéltame, por favor, te dije que tengo novio. No quiero salir contigo. – la chica seguía forcejeando – Ya suéltame, me haces daño.
– Umm, ¿novio? No lo sé, creo que me estás mintiendo. A ver, quién dices que es tu no…
– ¡Seon! Otra vez tú, maldito, en serio no aprendes. – la voz interrumpió al contrario.
– Presidente Nishimura. – habló el chico azabache entre dientes, soltando la mano de víctima.
– ¡Presidente! – la chica exclamó con emoción y corrió a esconderse detrás del mencionado. – ¡Qué bueno que vino! Este chico no me dejaba en paz, tenía mucho miedo.
– Ya todo está bien. – el peli rubio acarició levemente su cabeza – puedes irte, yo me encargaré ahora.
– Gracias, Presidente. – la chica le hizo una leve reverencia y se alejó, casi corriendo.
– Tú. – se dirigió ahora al chico que resoplaba cruzado de brazos frente a él. No era la primera vez que regañaba a ese alfa. Era de los más problemáticos, pero bastante manejable, por suerte.
– ¿Qué?
– ¿Acaso no te cansas de molestar a cada chico o chica omega que ves?
– ¿Y acaso tú no te cansas de entrometerte en mis conquistas? Siempre que estoy ligando vienes a entrometerte. – el más alto lo señaló molesto.
– Seon, hay una diferencia muy grande entre cortejar y acosar a alguien. ¿O es que aún no lo aprendes?
– ¡No la estaba acosando! Solo que ella se hacía la difícil y tuve que convencerla.
– Como sea, sabes que esto lleva castigo, te veo a las 5:30, después de las clases, en la sala de profesores. La limpiarás completa. – dijo Ni-Ki mientras revisaba la hora en su reloj.
– ¡¿Qué, otra vez?! ¡No puede ser! – el alfa protestaba molesto.
– Lo hubieras pensado antes de molestar a tu compañera. ¡Ni una queja más! – le contestó autoritario.
– Ok, como sea. – el azabache rodó los ojos y se alejó, resoplando y quejándose por los pasillos.
– Presidente, al fin te encuentro – un tierno omega castaño se acercó a él.
– JungWon, ¿qué pasa, pequeño?– Ni-Ki se dedicó a acariciar los cabellos del contrario cuando llegó a su lado, el chico tenía el cabello algo largo y muy suave, por lo que amaba acariciarlo.
– El presidente del Club de Música quiere verlo, dice que tiene algunas peticiones que hacerle para el club.
– Muy bien, vamos. – Ni-Ki soltó un suspiro cansado y se dispuso a caminar al lado de JungWon.
Esto es una adaptación,
por ende todo lo que está escrito
aquí, NO, me pertenece
créditos correspondientes a;
DalaPurpleHeart
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