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- SungHoon aprieta sus manos en puños para disimular el temblor que los nervios le provocan. Camina a pasitos titubeantes para acercarse tímidamente a la sala de espera de aquel consultorio médico, sus ojitos permanecen firmemente clavados en el suelo y sin intenciones de elevar la mirada, no quiere hacer contacto visual con ninguno de los otros omegas que deambulan por allí pues quiere evitar que los nervios le embarguen.
Le da vergüenza, no conoce a ninguno de los presentes, es su primera cita de chequeo prenatal y nadie le acompaña.
Con lentitud toma asiento en una de las sillas que se esparcen por la sala de espera mientras trata, inútilmente, de cubrirse del frío invernal que se cuela por su chamarra. Mantiene la mirada gacha todo el tiempo, sus manos juguetean entre sí por encima de la curva de su visible vientre de cuatro meses y las largas orejas azabaches y esponjosas le caen por los costados del rostro haciéndole lucir un poco adorable.
Nadie le mira ni le habla, parece que todo el mundo sabe que acercarse a un omega de conejo sin avisar podría provocarle una especie de paro cardiaco por su naturaleza nerviosa. Ni que hablar si se acercan a uno que está embarazado y con los sentidos más sensibles de lo normal.
─ Hey, ¿puedo sentarme? ─ una voz ligeramente ronca habla frente a él y SungHoon no puede evitar ponerse aún más nervioso mientras levanta la mirada.
Frente a él está un chico pálido de cabellos azabaches, nota que es un omega de gatito al instante ya que puede ver sus felpudas orejitas moviéndose ligeramente sobre su cabeza y a su esponjosa cola meneándose de lado a lado a su espalda. SungHoon se ruboriza un poco al percatarse de que está mirando fijamente al desconocido y aparta la mirada rápidamente justo después de notar el enorme vientre que el desconocido oculta bajo un grueso suéter de lana.
─ S-si, adelante. ─ susurra por fin, sus dedos jugando entre sí en un gesto que denota su inquietud.
El gatito le sonríe y, cuando se sienta a su lado, SungHoon nota que no viene completamente solo, pues una figura pequeñita venía oculta tras las piernas del azabache.
Una pequeña niña idéntica al desconocido.
SungHoon los mira de reojo ante la curiosidad que le golpea. La bebé tiene el cabello atado en un bonito moño que deja lucir sus orejitas felinas perfectamente, viste con ropa abrigadora para la época y parece más dormida que despierta cuando se sube sobre el regazo de su madre para acurrucarse en su pecho.
SungHoon incluso puede escuchar el ronroneo que deja salir de su boquita. Ah, tan tierno.
─ ¿C-cuantos años tiene? ─ susurra SungHoon al desconocido azabache, gira apenas el rostro para que sus ojos puedan notarse a través de sus largas orejas.
El azabache parece sorprendido por la pregunta pero lo disimula al instante con una sonrisa que deja al descubierto sus encías rosadas y sus pequeños y felinos colmillos.
─ En dos semanas cumplirá tres años ─ responde mientras acaricia con dulzura los cabellos largos de la niña.
─ Oh, felicidades desde ya ─ SungHoon murmura, una sonrisa temblorosa dibujándose en sus labios en el momento en que mira directamente a la pequeña niña.
Ella, aun desde su posición sobre el pecho de su madre, le sonríe flojamente en agradecimiento. El corazón de Park al instante se llena de calidez ante la interacción, haciendo que su deseo por poder sostener a su propio bebé crezca más y más en el fondo de su corazón.
─ ¿Es tu primer embarazo? ─ pregunta el azabache con curiosidad, sus orejitas moviéndose sobre su cabeza en un gesto adorable.
SungHoon no puede evitar ruborizarse, un ruidito abochornado escapa de su boca y sus largas orejas se mueven lo suficiente como para cubrir su rostro azorado.
─ Si, lo es ─ susurra mientras sus manos acarician una de sus orejas felpudas para disimular un poco su nerviosismo.
La risita del otro omega se escucha entonces y SungHoon se sorprende al pensar que su risa es bonita.
─ Sabía que los conejos eran tímidos y nerviosos pero nunca lo había visto de cerca ─ comenta el azabache mientras dibuja una sonrisa en sus labios.
Es turno de SungHoon para dejar escapar una risita avergonzada y sus mejillas se sienten incluso más calientes, probablemente su rostro se vea como una cereza madura en ese momento.
Intenta decir algo más pero entonces la voz de la enfermera interrumpe el ambiente silencioso de la sala al pronunciar en voz alta el nombre del siguiente omega que debe pasar dentro del consultorio.
─ Kim SeonWoo ─ ese es el nombre que dice la joven beta mientras que busca con la mirada a dicho paciente.
─ Debo ir ─ dice el azabache llamando la atención de SungHoon, quién luce sorprendido por la interrupción. ─ Dile adiós al conejito, JiYoon ─ pide mientras agita su propia mano en un gesto de despedida.
─ De hecho, me llamo SungHoon.─ interrumpe amablemente y el felino le sonríe abiertamente al escuchar su nombre.
─ Ya oíste JiYoon, dile adiós a SungHoon-ssi.─ vuelve a pedir, casi acariciando el nombre del otro omega con su voz.
La pequeña no duda en agitar su manita en dirección a SungHoon obedientemente y su madre sonríe orgulloso antes de caminar al interior del consultorio con la niña cargada en un brazo y la pañalera en el otro.
─ Adiós SeonWoo.─ susurra SungHoon aunque es demasiado tarde pues el susodicho ya no puede escucharlo.
SeonWoo es un nombre bonito, tan bonito como el gatito que se llama así.
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En la próxima cita médica, SungHoon se sorprende de encontrarse buscando una cabellera negra y un par de orejitas de gatito del mismo color entre los pacientes de la sala de espera. No sabe por qué sus ojos buscan con tanta insistencia a la presencia del omega de la vez pasada pero tampoco hace nada para detenerse, él realmente desea poder volver a verlo aunque sea una vez más.
Aun así, no logra encontrarlo así que toma asiento con algo de decepción y se entretiene en su celular para matar el aburrimiento.
Logra engancharse con un videojuego y deja de notar el mundo a su alrededor, por lo cual se sobresalta cuando alguien salta frente a él de forma inesperada y sin avisar.
─ ¡Hola! ─ una voz exclama y SungHoon reconoce al dueño sin siquiera haberlo mirado.
Al levantar la mirada rápidamente no puede evitar sonreír tímidamente al observar el rostro sonriente de SeonWoo, quién le saluda tan enérgicamente como solo un gatito podría hacerlo a esas horas de la mañana.
─ Hola ─ responde SungHoon con su tono bajito de siempre, el gatito azabache sonríe y toma asiento a su lado, con la pequeña JiYoon en brazos. ─ Ehm, ¿ya ha sido el cumpleaños de ella? ─ murmura SungHoon mientras juega con sus dedos.
SuNoo sonríe y simplemente baja la mirada a la pequeña niña, quién suelta una risita emocionada y asiente fervientemente, haciendo que las coletas a cada lado de su pequeño y redondo rostro se meneen a la par.
─ ¡Shi! ¡Cumpeaños hoy! ─ balbucea JiYoon torpemente, algunas palabras saliendo difícilmente pero al final SungHoon es capaz de entenderle.
El castaño también sonríe abiertamente, dejando ver sus dientitos delanteros y logrando que sus enormes ojitos se cierren adorablemente.
─ ¡Felicidades entonces! ─ exclama el omega de conejito, luciendo verdaderamente contento por el día especial de la chiquilla.
Y entonces SungHoon comienza a buscar algo dentro del bolso que carga con él, revolviendo el interior para encontrar lo que sea que está buscando y, casi tres minutos después, saca del bolso un pequeño y esponjoso peluche en forma de conejito.
─ Para ti ─ murmura sonriente, mientras le tiende el obsequio a la niña de orejitas felinas.
─ ¡Graciash! ─ exclama JiYoon mientras abraza el peluche contra su pecho, totalmente ilusionada. ─ Mami, mira, regalo ─ balbucea mientras señala el presente felpudo con ojitos brillosos.
─ Oh, no era necesario ─ ríe el azabache con algo de vergüenza, luciendo ligeramente tímido por primera vez ante los ojos de SungHoon.
─ No importa, lo hice yo mismo para ella ─ SungHoon le resta importancia con un movimiento sutil de manos.
SuNoo se queda mirando fijamente los dedos de las manos del castaño, los cuales tienen curitas, seguramente porque se ha picado con la aguja al hacer el peluche. El pecho del felino parece llenarse de un sentimiento cálido que se expande por todo su cuerpo y termina por iluminar de carmín sus mejillas, atina a bajar la mirada para ocultar su sonrojo y sonríe bobamente al escuchar al conejito y a su hija parlotear sobre el regalo.
─ Oye... ─ SuNoo llama al omega castaño, su mirada totalmente desviada hacia el suelo para no mirar directamente a los enormes ojitos del conejito. ─ ¿Quisieras acompañarnos a almorzar cuando termine nuestras consultas? Planeaba llevar a JiYoon a comer hamburguesas por su cumpleaños y... ─ su voz sale ligeramente nerviosa, completamente contrastando con su actitud confiada de la vez pasada. ─ No sé, sería bueno que no fuéramos solo nosotros dos ─ termina de decir, apretando sus manos sobre la espaldita de su hija para aferrarse a algo.
El conejito parpadea, gratamente sorprendido por la invitación mientras muerde su labio inferior pensativo. No tiene una verdadera razón para negarse, sabe que acaban de conocerse pero la ilusión que le embarga ante la sola idea es evidente.
Tiene meses sin salir con amigos, primero por culpa de su ex alfa celoso y luego por el embarazo que absorbía su atención.
Y SuNoo está allí frente a él, ofreciéndole un almuerzo con hamburguesas y una pequeña niña adorable, ¿cómo podría negarse?
─ ¡Claro, me encantaría! ─ responde por fin, sus mejillas redondas totalmente ruborizadas por la euforia.
─ ¡Perfecto! Eh, uhm, entonces cuando esto termine nos iremos juntos ─ SuNoo dice, mientras trata de ocultar su sonrojo tras la espalda de su hija.
SungHoon asiente entonces, silenciosamente satisfecho con el acuerdo. Después de eso ambos quedan en un cómodo silencio que solo es interrumpido de vez en cuando por los torpes y adorables balbuceos de JiYoon. Ninguno de los dos parece molesto ante la falta de charla e incluso SungHoon se encuentra a si mismo fascinado al darse cuenta de que no es necesario hablar para llenar el momento, con sus simples presencias es más que suficiente. El tiempo pasa, en el cual omegas de diferentes especies entran y salen del consultorio de la obstetra, la sala lentamente vaciándose e indicándole a ambos que falta poco para sus propios turnos.
Entonces el cómodo silencio se corta en cuanto una enfermera llama al nombre de SeonWoo, quién se levanta enseguida con JiYoon cargada en un brazo y la pañalera en el otro.
─ Ahora volvemos, SungHoon.─ avisa con una sonrisa tímida en sus finos labios.
El conejito asiente y al instante ve como SuNoo desaparece dentro de la oficina de la obstetra. Una vez SungHoon se ve solo deja escapar un suspiro encandilado y sonríe ilusionado, pensando más y más en la invitación del híbrido felino.
Oh, no sabía que ir por hamburguesas podría hacer su corazón latir así.
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Casi una hora después ambos omegas salen juntos de la clínica. El clima en el exterior es frío, el viento gélido corre en ráfagas que les despeinan algunos mechones de cabello a ambos. Incluso de sus labios sale un ligero vaho al exhalar en forma de nube blanca por la alta temperatura típica del invierno crudo de Busan. SuNoo tiene que ajustar la manta alrededor del cuerpecito de Yerim y abrazarla contra su pecho para resguardarla del frío mientras avanzan hacia su auto.
─ Vamos SungHoon, sigueme.─ pide, apresurando el paso para llegar a su auto cuanto antes.
El frío es tal que se cuela por debajo del abrigo de SungHoon, pero no le preocupa tanto como le preocupa ver los brazos descubiertos de SuNoo y las piernas ajenas temblando a cada paso. Con el corazón algo agitado dentro de su pecho, se quita lentamente la bufanda que había enrollado antes en su cuello y, con timidez, toma el helado brazo del felino para frenarle su andar un momento.
─ ¿SungHoon? Tenemos que- ─ la oración del azabache queda incompleta pues al instante puede sentir algo esponjoso y suave rodearle el cuello.
─ No traes nada para abrigarte, te vas a resfriar ─ murmura el conejito mientras clava su mirada en sus manos que acomodan la prenda, sin atreverse a mirar a los ojos directamente del contrario por vergüenza.
SuNoo se ruboriza, aunque en realidad no sabe si es por el gesto de SungHoon o por el frío que azota su piel en esos momentos. De todos modos, sea cual sea el motivo, siente su pecho derretirse ante la preocupación que ve brillar en los pequeños ojitos del contrario.
─ U-uh, no era necesario... ─ trata de restarle importancia pero el castañeo de sus dientes dice todo lo contrario.
SungHoon frunce ligeramente el ceño ante su despreocupación y termina de ajustar correctamente la bufanda antes de colocar ambas de sus cálidas manos sobre las mejillas del felino, quién se encoge ligeramente ante el delicado toque.
─ Estas helado, claro que era necesario ─ medio regaña antes de bajar la mirada hacia JiYoon, quien dormita contra el pecho de su madre sin percatarse del frío gracias a todas las mantas que la resguardan.
─ Con que ella no pase frío estoy bien ─ se sincera SuNoo, también bajando la mirada para observar con adoración a su cría.
─ Lo entiendo, pero si te enfermas no podrás cuidarla correctamente y podría afectar tu embarazo ─ indica el conejito mientras baja sus manos a los brazos pálidos del mayor para frotarlos un poco.
SuNoo se queda en silencio, simplemente observando maravillado la expresión tan determinada del conejito frente a él. En los dos días que llevaba de conocerlo, SungHoon se había comportado tímido y nervioso pero ahora estaba allí, viéndose tan serio que le provocaba escalofríos.
─ Tienes razón, vayamos al auto para estar más calentitos ─ acepta el azabache antes de dar un paso hacia atrás para alejarse de SungHoon.
Rápidamente el conejito parpadea, dándose cuenta de la proximidad que había mantenido con el mayor y sonrojándose inmediatamente por ello. Sigue al felino hasta su pequeño auto y espera a que SuNoo acomode a JiYoon sobre su pequeño asiento de seguridad en la parte trasera antes de subirse él al puesto de copiloto.
─ Iremos al McDonald's más cercano antes de que caiga una bendita nevada ─ bromea SeonWoo mientras mira al cielo nublado.
SungHoon simplemente asiente y guarda silencio mientras observa como SuNoo comienza a conducir fuera del estacionamiento de la clínica con mucho cuidado, pues el pavimento ligeramente escarchado podría provocarles un accidente. El recorrido es silencioso (no se queja, le agrada de hecho) y simplemente se concentra en mantener el calor dentro de su grueso abrigo mientras mira los edificios pasar a través de la ventanilla del auto. Se mantiene así, con los brazos cruzados sobre su barriguita hinchada y de vez en cuando le dedica una mirada de reojo al felino que tranquilamente conduce a su lado.
Pronto llegan al establecimiento y SuNoo no tarda en encontrar un buen lugar para estacionar, para su buena suerte no hay tantos autos por ahí debido al clima y eso le facilita un excelente lugar no muy lejos de la entrada. Una vez se asegura de estacionar correctamente, le sonríe con dulzura a SungHoon antes de desabrocharse el cinturón y salir del auto para poder tomar en brazos a JiYoon, quién no tarda en despertar en cuanto siente como su madre le toma en brazos y le abriga adecuadamente antes de salir al gélido exterior otra vez.
─ Andando ─ indica SuNoo, acomodando a JiYoon contra su pecho cuidadosamente, SungHoon solo atina a asentir mientras observa al par de felinos con adoración.
Definitivamente los gatitos son la especie más adorable que le ha tocado ver.
Ambos omegas rápidamente se hacen camino hacia la entrada del McDonald's y sin más preámbulo entran al local, sintiendo agradablemente la diferencia de temperaturas al ingresar por completo. Allí dentro está cálido, huele a papas fritas y casi no hay clientes en las mesas, por lo que SeonWoo sonríe satisfecho.
Ciertamente a él no le gustan las multitudes y que el local (que normalmente siempre está lleno) se encuentre semi vacío le hace feliz.
─ ¿Quieres que cuide de JiYoon mientras ordenas u ordeno yo? ─ pregunta SungHoon mientras camina a la mesa de su agrado.
─ ¿Quieres sostenerla por mi? ─ pregunta SuNoo gratamente sorprendido por el ofrecimiento, enseguida ve a SungHoon encogerse de hombros.
─ Claro, ella me agrada ─ bromea suavemente mientras golpetea sus dedos nerviosamente contra la mesa.
SuNoo sonríe enternecido y, sin decir nada, se acerca hasta donde SungHoon está para acomodar a JiYoon entre sus brazos. El omega de conejito abre sus ojitos ligeramente sorprendido por el peso de la niña entre sus manos pero rápidamente ella se acomoda contra él, siendo cuidadosa de no aplastarle el vientre, como si ya estuviese acostumbrada a tener en cuenta ese detalle.
─ Ahora vengo cielo, iré por tus papas.─ anuncia SuNoo, totalmente inclinado hacia el rostro de su pequeña.
La niña asiente sonriente y restriega su rostro contra la mejilla de su madre antes de acomodarse contra el pecho de SungHoon. SuNoo suspira satisfecho por la obediencia de su hija y camina hacia la pequeña fila para hacer su orden. Por su parte, SungHoon simplemente se queda allí sentado sin saber que más hacer, es la primera vez que sostiene a un niño y si debe ser sincero está nervioso.
Le da miedo cometer un error y que ella llore o se caiga de sus brazos, lo cual es totalmente paranoico dado que JiYoon ya es algo grande como para que eso pase.
De todos modos, el miedo persiste ahí en su pecho.
─ Conejito ─ la niña llama, sacándole de sus pensamientos nerviosos.
─ ¿Si, JiYoonnie? ─ murmura, bajando la mirada para observar los ojitos felinos de la chiquilla.
─ Hueles rico, como mami ─ balbucea ella antes de restregar su naricita de botón contra el hombro del castaño.
─ Oh, gracias ─ murmura el conejito, quien inconscientemente mueve sus largas orejas felpudas para cubrir el rubor de sus mejillas.
─ ¿Tú, amigo de mami? ─ pregunta, las palabras saliendo entrecortadas gracias a que sigue con el rostro presionado contra el cuello del mayor.
─ Si, tú mami es agradable ─ confiesa, mientras una de sus manos acaricia con delicadeza la espaldita de la pequeña.
─ Lo sé, mami es bo-bonito ─ JiYoon dice con tono orgulloso antes de separarse un poco del cuerpo de SungHoon para mirarlo cara a cara. ─ Me gu-gustas para mami ─ susurra, como si fuese un secreto antes soltar una risita traviesa y ocultarse de nuevo contra el pecho del conejito.
SungHoon se queda literalmente tieso ante las palabras de la pequeña niña y solo puede atinar a sonrojarse pues no sabe que otra cosa decir o hacer. Sus mejillas se sienten tan calientes que puede apostar que justo en ese momento luce como una cereza madura por lo rojo que debe estar.
Santo diosa luna, esa niña sabía ponerlo nervioso.
─ ¿De qué hablan? ─ la voz de SeonWoo interrumpe y SungHoon se ve obligado a salir de sus enredados pensamientos para mirarlo.
El omega felino carga con dos bandejas, parece tener algunas dificultades para maniobrarlas a ambas pero al final logra dejarlas sobre la mesa antes de que SungHoon siquiera logre ponerse de pie para ayudarlo.
─ ¡Papitash! ─ balbucea JiYoon en cuanto llega a su naricita el delicioso olor de la comida.
Rápidamente se acomoda mejor sobre el regazo de SungHoon y toma el empaque que su madre le extiende antes de agarrar una papa frita para comenzar a mordisquearla felizmente.
─ Toma, no sabía que querrías exactamente así que ordene algo sencillo ─ SuNoo dice, mientras le extiende una hamburguesa, papas fritas, nuggets y soda.
─ Gracias SuNoo.─ murmura SungHoon sonriendo tímidamente, SeonWoo le devuelve la sonrisa antes de darle un bocado a su propia comida.
El silencio se vuelve a extender en la mesa, solo puede distinguirse el ruido que hacen los empaques al remover la comida y el sonido que sus bocas hacen al masticar o beber las sodas, en momentos JiYoon se lleva todo el protagonismo al saltar encantada sobre el regazo de SungHoon cada que muerde uno de los nuggets. Sin embargo, aunque SuNoo está disfrutando del momento ameno, la curiosidad pica en la palma de sus manos cada que mira al adorable conejito darle mordisquitos a sus papas fritas, con su curiosa naricita moviéndose al olisquearlas antes de comérselas de un bocado.
SeonWoo no puede creer que se encuentra maravillado de ver comer a ese chico como si se tratase de todo un espectáculo.
─ ¿SungHoon-Ah? ─ murmura mientras le da un corto sorbo a su refresco de cola.
─ ¿Si? ─ responde el castaño, sus largas y felpudas orejas descansando a cada lado de sus mejillas haciéndole lucir adorable.
─ ¿Cuantos años tienes? ─ pregunta el felino mientras se estira lo suficiente como para poder limpiar con su servilleta el rastro de ketchup que se escurre por la barbilla de JiYoon.
─ ¿Uh? Ehm, tengo veinticuatro años ─ confiesa el castañito mientras dibuja una sonrisa tímida en sus finos labios rosáceos.
─ Oh, pensé teníamos la misma edad.─ ríe el felino, su cola esponjada agitándose con nerviosismo tras su espalda.
─ ¿Cuantos tienes tú? ─ pregunta SungHoon con evidente curiosidad, SuNoo sonríe antes de limpiar sus labios con una servilleta.
─ Veinticinco.─ declara antes de encogerse ligeramente de hombros. ─ Ya estoy viejo ─ bromea entre pequeñas risitas encantadoras.
─ No lo eres, aun eres joven y bonito.─ contradice SungHoon, quién enseguida se ruboriza al analizar lo que ha dicho.
Las mejillas de ambos omegas se encienden en un fuerte carmesí y, aunque la vergüenza es evidente en el tinte de sus pómulos, ninguno aparta la mirada del otro, casi como si no fuesen capaces de quitar los ojos del otro.
SuNoo abre ligeramente sus labios dispuesto a devolver el cumplido, su mente decidida a hacer un halago a la belleza inigualable del menor pero no es capaz de decir nada antes de que JiYoon salte sobre el regazo del conejito.
─ ¡Mami, mami! ─ chilla la pequeña mientras extiende sus cortos bracitos en dirección a él.
─ JiYoon no saltes, puedes caerte ─ reprende el felino enseguida mientras se pone de pie para tomar en brazos a su hija y dejando libre al castañito.
─ Así que, ¿puedo llamarte hyung? ─ pregunta SungHoon, su mirada clavada en la mesa para evitar observar de frente a SuNoo.
─ Claro, SungHoonnie.─ ríe SuNoo totalmente encantado con la adorable personalidad del menor.
El azabache vuelve a tomar asiento, esta vez con JiYoon sobre su regazo y lleva su último bocado de hamburguesa a sus labios. Mientras mastica lentamente, no puede apartar la mirada de SungHoon, quién no se percata de la mirada hipnotizada que cierto felino le dedica.
─ Así que es tu primer embarazo ─ vuelve a hablar Kim, tratando de seguir con la conversación.
SungHoon levanta la mirada de su comida y atina a asentir con algo de vergüenza, sus ojos luego desviándose a su propio vientre redondito y sus dedos dejando una corta caricia sobre la curva de éste con cariño.
─Si, soy madre primeriza o algo así ─ confiesa con una sonrisa nerviosa, mientras acaricia una de sus orejas en un gesto que alivia su nerviosismo.
─ ¿Y tendrás más de uno? Escuche que los conejitos suelen tener camadas ─ SuNoo cuestiona con inocente curiosidad, SungHoon suelta una risita nasal.
─ Si, serán gemelos ─ confiesa, una de sus manos acariciando su vientre con cariño.
─ ¡Woah! Yo tuve que esperar dos años para volver a embarazarme y así por fin tener los dos hijos que siempre planee ─ SuNoo dice, bajando su mirada a su propio vientre.
Ante la mención de ese tema, JiYoon sonríe ampliamente dejando ver algunos de los dientitos que le han salido ante de acariciar la pancita de su mami.
─ Her-hermanito ─ tararea la pequeña con suma adoración y orgullo, SuNoo ríe ligeramente ante la reacción de su hija.
SungHoon mira con ilusión la escena y siente su propio pechito volverse calentito ante el sentimiento bonito que se le expande por todo el corazón. Ah, los bebés son tan lindos.
─ ¿Usted y su alfa planearon tener dos bebés desde siempre? ─ pregunta SungHoon con una sonrisa, gesto el cual se borra lentamente al ver como SuNoo se tensa al instante.
El aroma del felino (el cual es dulce como las cerezas) se torna ligeramente amargo delatando su incomodidad repentina, SungHoon no puede evitar sentirse culpable por el reaccionar del mayor.
─ No tengo alfa ─ declara solemnemente, su rostro serio no dando lugar a las dudas. ─ Mis hijos son solo míos ─ añade con firmeza, casi luciendo salvajemente posesivo.
SungHoon abre sus ojitos enormemente en sorpresa pero aún así asiente rápidamente, casi haciéndose daño en el cuello. No sabe la historia detrás de SuNoo, apenas lo conoce, pero algo le dice que es mejor no volver a tocar el tema. Así que rebusca en su mente un tema para cambiar el rumbo de la conversación, su propio olor (fresas, él huele a fresas) volviéndose ácido ante la clara desesperación interna que le embarga.
─ Y-yo, uh, ehh...─ titubea, mirando a todos lados para poder concentrarse. ─ ¡No he comprado nada para mis bebés! ─ exclama lo primero que le viene la mente.
Puede observar casi con alivio como la expresión ligeramente enfurruñada de SuNoo cambia a una de completa sorpresa, antes de escuchar la risita juguetona del felino.
─ Ow, ¿en serio? ─ cuestiona el azabache, todo su cuerpo otra vez relajado y su aroma volviendo a la normalidad. ─ Yo hice todas esas compras desde que me dieron el sexo del bebé ─ comenta mientras trata de recoger todos los envoltorios de comida, pues ha terminado.
─Yo no he tenido tiempo y además me da pena ir solito ─ murmura SungHoon cabizbajo, su pechito estrujandose un poco al recordar la mirada que le dió su madre cuando le pidió ayuda para el embarazo.
Sabe de antemano que ella no quiere verle ni en pintura e irle a molestar solo porque no sabe cómo manejar los asuntos de su embarazo solo podría ocasionarle más molestia. Y nop, él no quiere volver a ver la mirada decepcionada de su madre sobre él.
─ ¿No quieres ir solo? ─ murmura SuNoo con el ceño ligeramente fruncido, SungHoon atina a encogerse de hombros mientras trata de recoger todas las envolturas para ponerlas sobre las bandejas.
─ No tengo nadie con quién ir ─ es lo único que explica a través de un susurro avergonzado, SeonWoo solo pronuncia más su entrecejo fruncido ante tal confesión.
─ Bien, hay que resolver eso ─
Y con cuidado SuNoo se levanta con JiYoon en brazos y le hace una seña a SungHoon para que le imite. Ambos transportan sus bandejas hacia el área correspondiente antes de salir por la puerta del local, topandose de nuevo con el intenso frío invernal. Los omegas se hacen camino rápidamente hacia el auto del felino y no tardan en abordarlo para resguardarse del gélido clima, el cual parece haber descendido durante su estadía en el local de comida rápida.
SuNoo se asegura de acomodar a JiYoon sobre su asiento especial antes de colocarse tras el volante, le dedica una última mirada al callado conejito y arranca para salir del estacionamiento.
─ ¿Donde vives? ─ pregunta mientras mira con concentración el camino, SungHoon parpadea sorprendido.
─ ¿Eh? No es necesario, puede llevarme a una parada de autobús ─ dice el conejito con rapidez y vergüenza, SeonWoo niega al instante.
─ No dejaré que vayas solo a tu casa con este clima, menos estando embarazado ─ regaña el mayor, mientras maniobra el auto para entrar en carretera.
SungHoon mira sorprendido el perfil serio y determinado del mayor y solo puede asentir obedientemente ante sus palabras, su pancita cosquillea ante un sentimiento que no sabe reconocer y su pechito se pone calentito ante el solo pensamiento del felino estando preocupado por él. Así que, sin más opción, le dicta su dirección al azabache.
El recorrido lo hacen en silencio (a como SungHoon descubrió que siempre es al estar juntos) y lo único audible es la respiración acompasada de JiYoon en la parte trasera, pues la pequeña a quedado rendida ante el sueño en cuanto el auto arrancó. En meno de diez minutos SungHoon reconoce las calles de su vecindario y sonríe agradecido cuando SuNoo le deja exactamente frente a su pequeño hogar. Se desabrocha el cinturón con cuidado y gira su torso lo suficiente como para encarar al felino.
─ Muchas gracias por esta tarde, me divertí ─ confiesa, una de sus manos jugueteando con su larga oreja derecha.
SuNoo sonríe y, sin aviso, estira una de sus manos para revólver el suave cabello castaño del conejito. Ante ese gesto, SungHoon siente su corazón latir desbocado dentro de su pechito y teme que se trate de un paro cardiaco debido a su condición de conejo.
─ No agradezcas, fuiste tú quién nos brindó su compañía a JiYoon y a mi ─ la sonrisa de SeonWoo es tan extensa que sus rosadas encías quedan a la vista y sus pequeños colmillos afilados también.
─ Sé que apenas nos conocemos pero realmente quería celebrar el cumpleaños con ustedes ─ dice totalmente ruborizado por la timidez que siente, tanta que hasta su cuello siente tibio.
─ Nah, no importa si nos conocimos ayer u hoy, eres alguien que se gana el cariño fácilmente ─ el felino dice con sinceridad, sus ojos rasgados transmitiendo cada uno de los sentimientos que embargan a su corazón.
─ Gracias ─ murmura SungHoon cabizbajo, tratando de ocultar el rubor en sus mofletes. ─ Supongo que nos veremos en dos semanas.─ dice, deslizando su mano hacia la puerta del auto para abrirla.
Sin embargo, la mano de SuNoo cubre la suya inmediatamente, impidiendo que la abra.
─ ¿Qué te parece si vamos al centro comercial mañana? Así puedes hacer las compras para tus cachorros de una vez por todas ─ ofrece SuNoo con el corazón latiendole en la garganta y los nervios a flor de piel.
Teme un rechazo ante la invitación tan apresurada pero no se ve capaz de retroceder en su decisión, no cuando los enormes ojitos del conejito se iluminan como una galaxia entera.
─ ¡Claro, me encantaría! ─ exclama totalmente emocionado, sus dientitos frontales quedando al descubierto ante su enorme sonrisa.
SuNoo sonríe también y deja un pequeño apretón sobre la mano del menor antes de dejarla ir por completo, se acomoda mejor en su asiento y asiente satisfecho.
─ Bien, entonces nos vemos mañana ─ se despide, su estómago hormigueando ante la emoción que le consume.
SungHoon asiente a sus palabras, baja del auto y cierra la puerta con cuidado. Inclina un poco su cuerpo para asomar su mirada por la ventanilla del vehículo y agita su fina mano en un gesto de despedida.
─ ¡Nos vemos mañana! ─
Es lo último que escucha SungHoon antes de encender el auto para regresar a su hogar.
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SuNoo sonríe ampliamente en cuanto ve a SungHoon recorrer los pasillos de aquella tienda con entusiasmo, tanto que parece saltar como un verdadero conejito por todos lados. Él se dedica a seguirle en silencio, respondiendo casualmente a las preguntas que el menor le hace cuando requiere de una opinión adicional para sus compras. No participa mucho y tampoco le importa, él está más que satisfecho con ver al castañito elegir mil y un cosas para sus bebés.
─ ¡Mire hyung! ─ exclama SungHoon mientras apunta a uno de los portabebes que se muestran en la exhibición de la tienda. ─ ¿Debería comprar uno de una vez? ─ pregunta, inclinando su rostro hacia un lado en un gesto de adorable curiosidad.
SuNoo suelta una risita y se encoge de hombros, en sus brazos JiYoon suelta un chillido emocionado al ver lo que el conejito apunta con su delgado dedo.
─ ¡Si, si, si! ¡Comprar! ─ exclama la niña mientras sus orejitas felinas se remueven sobre su cabeza.
─ JiYoon siempre haces una buena elección ─ halaga el conejito antes de acercarse a una de las vendedoras para preguntar por el objeto.
SuNoo suspira y rueda los ojos ante la interacción, ese día parecía ser el de SungHoon y JiYoon pues ambos habían estado exclamando y chillando emocionados con cada cosa que veían. Al parecer ambos se llevaban demasiado bien, lo cual solo llenaba de felicidad el pechito de SuNoo.
─ Listo, portabebes también ─ dice SungHoon regresando a su lado mientras empuja el -muy- lleno carrito de compras.
─ ¿Es todo o seguimos viendo? ─ pregunta SeonWoo suavemente, dispuesto a seguir revisando la tienda de arriba a abajo si eso es lo que quiere el conejito.
─ Es todo, tampoco tengo el dinero suficiente para comprarme la tienda entera ─ suspira SungHoon con algo parecido a la decepción, SuNoo ríe bajito mientras niega divertido.
─ Andando entonces ─
Ambos omegas caminan hasta la caja para pagar por los productos elegidos por el menor y SuNoo se sorprende ligeramente al ver al castañito sacar una tarjeta de crédito para pagar.
Oh, esas tarjetas solo las ha visto en empresarios.
─ Bien, ¿quieres ir a tu casa o pasaremos a un lugar más? ─ pregunta SuNoo mientras trata de ayudar al castañito con las bolsas de compra.
─ A casa ─ responde SungHoon maniobrando entre sus brazos todo lo que acaba de comprar para sus bebés. ─ ¿Quieres quedarte a almorzar? Puedo preparar algo de ramen y kimchi ─ ofrece mientras bajan por las escaleras eléctricas del centro comercial.
─ No quisiera ser una molestia.─ murmura SuNoo ligeramente apenado, SungHoon suelta una pequeña carcajada.
SeonWoo está maravillado de darse cuenta que ese día SungHoon parece estar más relajado y cómodo a su alrededor.
─ Hyung, yo soy quién he sido una molestia, mire donde lo arrastre toda la tarde ─ carcajea el conejito, ambos saliendo del centro comercial hacia el estacionamiento.
─ ¡No eres una molestia! ─ regaña, haciendo un puchero a la par de sus palabras.
─ ¡Conejito no molestia! ─ secunda JiYoon enseguida, mientras estira su mano en dirección a SungHoon.
El conejito ríe y deja las bolsas en la cajuela del auto en cuanto SuNoo lo abre para él. Después de eso se sube al asiento de copiloto mientras espera a que SeonWoo acomode a JiYoon en su asiento especial, una vez hecho eso, SuNoo enciende el auto para comenzar a conducir en dirección de la casa del menor.
─De igual forma acepto tu invitación.─ dice Kim, cortando con el típico silencio que se forma entre ellos recurrentemente. ─ ¿Tú alfa no se enfadará si llego a tu casa de imprevisto? ─ pregunta preocupado, su mirada tan concentrada en la carretera que no nota como el cuerpo de SungHoon se tensa.
─ No tengo alfa hyung, me abandonó cuando supo de mi embarazo ─ murmura en un hilo de voz, tan débil que el corazón de SuNoo se estruja al oírlo.
─ Diosa, lo siento, no debí- ─ SuNoo trata de disculparse rápidamente, sus manos sudando sobre el volante del auto.
─ Así que no te preocupes por ningún alfa, hyung. Ninguno va a prohibirme verte ─ interrumpe SungHoon con firmeza, mientras sus ojos empañados le dedican una mirada decidida al perfil del mayor.
SuNoo siente su pancita llenarse de mariposas y su corazón se vuelve loco contra su pecho, tanto que lo siente retumbar con cada latido.
No sabe porqué, pero siente que esas palabras alimentan algo dentro de su corazón, un sentimiento que aún no sabe cómo nombrar.
─ Entonces estaré a tu lado todo el tiempo que quieras, SungHoonnie.─
Y SungHoon sonríe ante la promesa, internamente rogando para que sea eterna. Definitivamente quiere tener a SuNoo a su lado por mucho tiempo, para conocerlo más allá de una simple salida al centro comercial.
─ Gracias, hyung.─
♡❜
SuNoo no sabría cómo definir lo que embarga a su corazón cada que ve a SungHoon. Desde que lo conoció en la sala de espera del consultorio (hace ya casi dos meses) experimenta una serie de sentimientos desconocidos que agitan su pecho inevitablemente. No sabe si es ternura por las veces que SungHoon cubre su rostro ruborizado con sus largas orejas. O si se trata de emoción cada que el castaño envuelve sus brazos alrededor de su cintura en abrazos espontáneos a los cuales ya se acostumbró a darle. Tal vez se trate de adoración por las veces que mira a SungHoon y JiYoon acurrucarse uno contra el otro cuando se desparraman sobre el sofá a ver películas los tres juntos.
Tampoco sabe si es una buena mezcla de todo eso, o que si debería rechazarlos o aferrarse a ellos pero lo que si sabe es que no puede detener lo que todo eso provoca en su corazón.
Aunque le asusta reconocer que nunca ha sentido eso por ningún alfa o beta, menos por otro omega. Ese sentimiento es exclusivo para SungHoon, algo que jamás imaginó experimentar. Y era hasta gracioso pensar en que él pudiese sentir algo como eso cuando desde siempre se negó a sentir algo por alguien, tanto que sus dos embarazos fueron planeados meticulosamente por él para no tener que compartir a sus bebés con nadie (los padres de JiYoon y el bebé en camino ni siquiera debían de recordar su nombre, menos saber que habían engendrado hijos por ahí).
Pero pasar tiempo con SungHoon se había vuelto algo importante en su rutina después de esa primera salida al McDonald's, el conejito visitaba su departamento cada que podía y si no lo hacía era porque SuNoo iba a su casa para hacerle compañía. Además ir a las citas con el obstetra también se había vuelto algo de los dos, SuNoo siempre pasaba por él en su auto para irse juntos y, casi siempre, terminaban comiendo helado los tres al finalizar las consultas.
Su vida ahora es compartida con SungHoon y, justo en ese momento, no recuerda como es que podía vivir sin él.
Sobretodo ahora que tiene a SungHoon en su habitación, revoloteando de un lado a otro en busca de mantas y almohadones para armar un nido familiar.
Oh, diosa luna, SungHoon está armando un maldito nido familiar para que puedan acurrucarse los tres, ¿qué es lo que aquello significa?
Esta seguro de que los omegas no hacen eso con las crías ajenas de otros omegas, menos si no son familiares directos. Entonces, ¿por qué SungHoon parece estarlo armando con tanto amor?
─ ¿SungHoonnie? ─ llama con voz titubeante, frenando la evidente euforia del conejito.
─ ¿Si, hyung? ─ pregunta SungHoon, girando su cuerpo para poder mirar frente a frente al mayor, una sonrisa enorme perfilando sus finos labios.
─ ¿Por qué estas haciendo esto? ─ pregunta, su corazón en mano dispuesto a entregárselo a SungHoon con cual sea que fuese su respuesta.
─ Porque son mi familia ─ resuelve al instante y sin dudar, sus enormes ojitos brillando igual que un puñado de estrellas.
─ ¿Somos tu familia? ─ murmura SuNoo anonadado, SungHoon suelta una risita encantadora al notar su estupefacción.
El conejito se le acerca, lo suficiente como para que sus vientres hinchados por el embarazo se rocen, ante tal proximidad SungHoon sonríe y levanta sus manos para sostener el rostro suave del mayor con delicadeza.
─ Los quiero hyung, a ti y a JiYoon.─ confiesa con las mejillas ligeramente ruborizadas. ─ Son mi familia, aunque no te vea exactamente como a un hermano ─ bromea el menor con una sonrisita juguetona que deja ver sus dientitos frontales.
─ ¿Entonces como me ves? ─ suspira el felino, su aroma volviéndose dulzón a su alrededor gracias a los sentimientos que le embargan.
─ Pensé que ya lo sabía hyung, estoy haciendo un nido para usted ─ canturrea, antes de acariciar sus narices juntas en un inesperado besito esquimal. ─ Hyung, me gustas.─
Y SuNoo siente explotar en su pecho todos esos sentimientos que ha almacenado por SungHoon durante dos meses, rápidamente tomando forma y nombre: amor. Está enamorado de SungHoon, de ese adorable omega de conejito que ahora sabe a hogar y familia.
Nada más viene a su mente, hasta el fondo queda el hecho de que ambos son omegas (y embarazados), pues lo único que acapara su atención es en el deseo que pica en sus labios de besar al menor.
Así que eso hace, las puntas de sus pies se elevan para poder alcanzar los labios del menor y sus brazos se enredan alrededor de la nuca del castaño antes de que sus labios colisionen en un ansioso beso que busca transmitir todo lo que no puede responder con palabras.
Siente a SungHoon mover sus labios contra los suyos con delicadeza, titubeando al corresponderle por los nervios pero solo bastan unos segundos para que los brazos del menor se ajusten a su cintura en un abrazo que los acerca todo lo que sus barrigas (de ambos) les permiten.
La mente de SuNoo se apaga, no puede pensar en nada más que los suaves labios de SungHoon fundiéndose en los suyos. Ni siquiera llega a su mente que lo que ellos sienten es prácticamente "antinatural" o que se supone que debería estar besando a un alfa y no a SungHoon.
Pero nada importa, solo puede derretirse entre los brazos de aquel omega de conejito que lo sostiene con tanto cariño.
Y cuando se separan, con sus respiraciones chocando contra los labios ajenos en una sinfonía desordenada, en todo lo que puede pensar es que esa es su familia.
─ S-sungHoonnie, e-esto no- ─ trata de decir, con el corazón a punto de salirsele por la boca.
─ Shhh, hyung ─ interrumpe el más alto, dejando un pequeño pico sobre sus labios para silenciarlo. ─ Quiero amarte a pesar de que el destino no planeó nuestro encuentro, ¿me lo permites? ─ murmura, su aroma volviéndose espeso como un buen vino que seduce los sentidos.
Y SuNoo no haya palabras ni razones para negarse, ¿cómo podría? Si tiene a un precioso conejito mirándole con tanta emoción mientras menea sus largas orejas.
─ Si, yo también quiero eso ─ acepta, apretando su agarre sobre la nuca del castañito.
SungHoon no contiene su felicidad y echa una carcajada contenta al aire, para luego enterrar el rostro en el cuello de SuNoo en busca de su fuente de aroma y comenzar a restregar el rostro contra ella para empaparse de su aroma.
─ ¿Eso quiere decir que ahora tus bebés también serán los míos? ─ murmura SeonWoo contra la sien del castaño, sus manos acariciando los cabellos suaves del menor para instarle a permanecer cerca de su cuello.
─ Si, ellos tendrán dos mamis ─ murmura, sus labios acariciando la piel sensible de SuNoo ante sus palabras.
─ Entonces JiYoon y HyunJin también serán tuyos.─ concede el felino, mencionando por primera vez el nombre elegido para su bebé en camino.
SungHoon sonríe y se atreve a dejar un corto besito sobre la fuente de aroma de SuNoo, totalmente feliz con las palabras que profesan promesas eternas.
─ No hay nada que desee más que eso, hyung.─ confiesa, apartando su rostro del lugar especial de SuNoo para dejar una caricia sobre la barriguita de éste con ternura.
Falta menos de un mes para el nacimiento de HyunJin y su pecho explota al pensar que recibirá su nacimiento siendo parte de su familia. Y al pensar en que sus bebés nacerán en dos meses teniendo dos mamis solo aumenta su felicidad, la cual se vuelve evidente en su aroma frutal.
─ Seamos una familia SungHoonnie.─ pide SuNoo, deseoso e ilusionado.
─ Lo somos ya, hyung.─
Si, lo eran. Y lo serían para siempre.
Gracias por llegar hasta
aquí<33
déjeme decirle que amo esto,
desde hace rato tenía
ganas de traer algo como esto
sisisisisi♡♡
Muchas gracias, nos
leemos luego!¡
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