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OO5; Poemas y trufas.

- HeeSeung por fin había terminado de escribir en la pizarra, el profesor no se presentaría a clases, como lo esperaba, así que se dio tiempo; necesitaba un regalo especial para Ni-Ki, y eso es lo que haría, un regalo muy especial, había logrado conseguir gracias a algunas de las omegas de su aula de clases algunas trufas de chocolate oscuro con decoraciones de chocolate blanco.

—¿Para quién será ese mensaje? ─ preguntaban a sus espaldas.

—Seguramente es para mí.

—O para mí, nunca se sabe.

El alfa sonrió al escuchar eso, pues no era para ninguno de los omegas que se encontraban en aquella aula, si no que era para alguien muy especial.

HeeSeung es tímido en varios sentidos, le da pena expresarse de forma dulce frente a los omegas, le costaba mucho agradecer los regalos que le daban, le cuesta aún mantenerse en compostura cada que esta con Ni-Ki, no puede evitar sentirse tan cohibido, no puede evitar pasar de ver los ojos del omega a admirar sus labios, no puede evitarlo, le encanta su sonrisa, le encanta que puede verse como un chico tan lindo a pocos metros, le encanta como sus cabellos van casi despeinados, es simplemente amor, y él lo sabe.

El alfa era muy conocido por mostrarse siempre animado, pero cuando se trataba de sentimientos más allá de la amistad todo era distinto, no había tenido buenas relaciones antes, y mucho menos querer marcar a un omega, y ahora lo quería, en verdad estaba muy ansioso por hacerlo.

Desde que había entrado a la universidad conoció a Nishimura Riki, en un principio pensó que sería difícil hablarle y no fue así, pudo mantenerse contento hablando con el omega, pero poco a poco y sin que él se percatará al instante, pudo sentirse mucho más tímido cuando se trataba de Ni-Ki, no podía mirarlo a los ojos por más de diez minutos, no podía evitar que el nerviosismo abandonará su cuerpo con solo estar sentado al lado del omega, había sido un semestre largo, no podía soportarlo, la necesidad de hablar con Ni-Ki estaba más que presente, pero su timidez lo invadía por completo, haciendo que quisiera encerrarse dentro de una burbuja para toda su vida.

Poco a poco fue descubriendo que Riki solo hacía que se sintiera de esa forma, por más que quería comprobar que actuaba de esa forma con todos los omegas, no sucedía, se podía sentir en total libertad, pero con Ni-Ki era distinto, todo lo era, creaba en él un efecto que ningún otro omega lograba provocar, y de alguna forma eso atemorizaba a HeeSeung, y había tomado la decisión de ir al medico, sentía que estaba muriéndose prácticamente, pero por supuesto el medico le había dado una palabras que no iba a olvidar en un largo tiempo, después de haberse burlado de toda la explicación que le había dado su paciente.

"No estás enfermo, a menos que el amor se considere una enfermedad, HeeSeung. Estás enamorado."

Después de eso, y de haberse negado al amor por un par de meses, pudo aceptar que estaba loco por ese omega, que quería verlo sonreír todo el tiempo y que quería estar allí con él disfrutando de esa preciosa sonrisa. Por accidente había descubierto el interés de otros alfas por el omega, y debía admitir que se había sentido algo celoso al respecto, pues pensaba que él era solamente el único interesado en Ni-Ki, pero por supuesto no fue así.

—¡Está listo! —exclamó HeeSeung emocionado, ahora solo faltaba que Ni-Ki hiciera acto de presencia dentro del aula de clases, y esperaba que si estuviera allí, no quería enviar a nadie a buscarlo, conociendo al omega, no tardaría en venir, después de todo suponía que querría ver si acaso habría clase o no.

Sus pasos seguían hacía el aula de clases, pensado cabizbajo.

¿Qué debía de hacer?

Todo esto parecía ser una locura, ¿acaso estaba en alguna clase de mundo paralelo en dónde los alfas que menos le hablaban se confesaban ante él? No eso no podía pasar, ni siquiera en sus más locos sueños podría pasar algo como eso, ¿qué hacer ahora? Ni siquiera lo sabía, ¿debía responderles? Pero ¿cómo debía de responderles? Se supone que los omegas son los que dan los regalos, no los alfas, no sabía que clase de juego era ese, pero estaba seguro de que esos alfas estaban involucrados, tenía que unir los lazos de alguna u otra forma.

Primero, no sabe si acaso los alfas sean amigos, y tal vez lo sean, no esta muy seguro, no indaga lo suficiente como para saber si acaso cada uno de ellos puede llegar a tener amistad entre ellos, seguramente ni siquiera se hablan, y eso si que haría que se sintiera muy incomodo. ¿Qué les diría a esos tres que se le han declarado? No podía ni siquiera saberlo, ¿sería un juego entre ellos? No quiere ser lastimado por alfas, eso si que sería horrible, y más viniendo de alfas a los que inclusive él considera buenas personas, no cree que sean capaces de algo tan horrible como lo que estaba pensando, tal vez se estaba poniendo demasiado paranoico al respecto.

—Bien, Nishimura Riki —se dijo así mismo—, deja de pensar en tonterías, no te pueden hacer daño... —detuvo sus pasos—. ¿O sí? —sacudió la cabeza frenéticamente de un lado a otro—. ¡NO!

Debía calmarse, pensarán que está loco, o tal vez ya lo pensaban desde hace tiempo. Soltó un largo suspiro, había guardado el vaso que le había dado JungWon en su mochila, al igual que los chocolates que le había dado SungHoon, y las flores que SuNoo le había dado aún las cagaba en manos, no quería que se maltratasen, esos tres querían una respuesta a la pregunta que le habían formulado, pero no sabía que decirles, ¿rechazarlos? Tal vez lo haga, ¿cómo se rechaza a un alfa? Bufó, estaba enfadándose con él mismo.

Siguió con su camino hasta que por fin entro al aula de clases, apenas y levanto la mirada, simplemente entró, ignorando los murmullos que había de las platicas que estaban teniendo algunos de sus compañeros y siguió hasta su respectivo lugar en dónde de inmediato bajo su mochila hasta dejarla en el suelo y coloco las flores encima de su mesa de trabajo para cerrar sus ojos y sacar el aire que estaba reteniendo. ¿Esto era la presión? No se había sentido presionado tanto como ahora se sentía.

Sus parpados fueron abriéndose poco a poco hasta que por fin dejaron a sus ojos ver lo que estaba escrito en la pizarra, sus ojos se abrieron en grande al percatarse de lo que estaba escrito allí mismo.

"Amo el amor que se reparte en besos, lecho y pan.
Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz.
Amor que quiere libertarse para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca. Amor divinizado que se va."

-Pablo Neruda.

¿Quién carajos había escrito ese poema en la pizarra? ¿Cómo demonios sabía aquella persona que era uno de sus versos favoritos del autor?

—¿Sorprendido? —miró a su lado derecho, allí estaba Lee HeeSeung con una de sus manos sobre su rostro recargándolo un poco mientras le brindaba una sonrisa.

—¿C-Cómo lo sabes?

—Dejas muchos libros a veces por aquí —maldición—, y he visto que cuando te aburres escribes mucho eso —miles de maldiciones.

Ni-Ki aparto la mirada al instante, llevándola hacía su mesa de trabajo, mirando con algo de detalle las rosas que se encontraban sobre su mesa, sentía como su corazón estaba dando cada vez más latidos, poco a poco, casi haciendo que sus oídos tengan presentes los sonidos constantes de cada uno de sus latidos, haciendo que simplemente se sienta pequeño, muy pero muy pequeño, casi invisible como un átomo, en verdad no sabía que demonios hacer, si salir del salón de clases y escaparse lo más lejos posible, o esperar para ver las acciones del alfa.

Una corta risa fue lo que escucho para dar paso a que toda su atención regresara hacía HeeSeung.

—¿Te han dicho lo lindo que te ves sonrojado? —ni siquiera se había percatado de que sus mejillas ya habían tomado color—. En verdad eres muy lindo, omega.

—¿Q-Qué?

—Eres lindo, eso fue lo que dije — HeeSeung le volvió a sonreír mostrando su perfecta y blanca dentadura, Ni-Ki sabía que si hubiera un grupo de más omegas cerca de él, ya estarían suspirando embobados por esa sonrisa—, te he traído algo.

Ni-Ki observo como HeeSeung de inmediato le entregaba un pequeño regalo, el alfa se veía muy feliz en dárselo, era una caja de plástico en forma de prisma rectangular, totalmente transparente Ni-Ki no dudo ni un solo segundo en saber lo que había dentro, trufas de chocolate, debía admitir que eran de sus favoritas, aunque la mayoría de los dulces y postres que tuvieran chocolate eran sus favoritos a decir verdad.

—No quiero presionarte ni nada por el estilo —hablo el alfa en cuanto Riki tenía en sus manos la caja con los chocolates—, pero... me gustaría, ¡no! ¡Me encantaría! —hizo una pausa—. Me encantaría que fueras mi omega.

Otra confesión más, Ni-Ki simplemente estaba más que sorprendido. ¿Acaso todo el mundo se puso de acuerdo para que se confesarán ante él? Definitivamente se sentía en otro mundo. ¿Seguiría dormido? No, no puede seguir dormido, después se pellizcaría para comprobarlo.

— HeeS-seung

—¡No tienes que responderme ahora! —mencionó el alfa deteniéndolo—. Esperaré, ¿te veo después de clases?

Ni-Ki asintió, genial, más alfas que ver después de clases.

—¡Fabuloso! Entonces, después de clases. Hasta entonces, Ni-Ki...

Y sin esperar alguna respuesta de parte del omega, HeeSeung se incorporo para poder salir del salón de clases, Nishimura podía ver que aquella sonrisa que el alfa tenía tardaría en borrarse, se veía que estaba más que complacido al no ser rechazado de inmediato.

Mientras que Ni-Ki solo se sentía más en dilema con todo aquello.

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