« Diez.
- En alguna parte a lo lejos una campana sonó y despertó a JaeYoon. Abrió los ojos, y luego extendió la mano para tocar la sabana donde había estado Ni-Ki.
Estaba vacía.
Jake escucho por los sonidos del más pequeño en el baño, pero no oyó nada. Él frunció el ceño ligeramente. Él quería levantarse e ir con Riki, pero pensó que tal vez el chico necesitaba un poco de privacidad. Dejando escapar una sonrisa de satisfacción, JaeYoon cruzo sus manos detrás de su cabeza y miró fijamente la cobija, una sensación de paz profunda lo rodeo.
Una noche no sería suficiente.
JaeYoon nunca pensó en el matrimonio para él, sobre todo, no en un matrimonio con otro hombre. (¿Era eso, incluso legal? SuNoo tendría que averiguarlo...) Sin embargo, eso no importa ahora. Ahora, cuando el empresario estaba allí, sabía que quería que Riki estuviera con él para toda la vida.
Jake sonrió por la satisfacción que sentía, la plenitud de conocer y amar a la criatura más dulce y angelical que jamás había existido. Cerró los ojos y esperó a que su amor volviera a la cama.
No supo cuánto tiempo había dormido. ¿Cinco minutos? ¿Cinco horas? El tiempo había dado a luz una incertidumbre y miedo.
JaeYoon apartó las mantas y se levantó y miró en el vestuario. La puerta del baño estaba abierta. La habitación estaba a oscuras.
Su estómago dio un vuelco.
JaeYoon se precipitó en el interior, fue a ver las cestas para dormir de los cachorros, gatos y conejos. Riki no estaba en ninguna parte a la vista.
─ ¿Ni-Ki? ─ Preguntó, yendo de nuevo al dormitorio. No se oía nada, más que el maullido adormilado de un gatito, el quejido de un cachorro.
─ ¡Ni-Ki! ─ gritó de nuevo, poniéndose su ropa.
Abrió la puerta y corrió por el pasillo. Se detuvo en la parte superior de la escalera.─ ¡Ni-Ki! ─ gritó. El nombre se hizo eco burlándose a través de la sala.
Pero en ese momento JaeYoon supo que Nishimura no le respondería. En su corazón él sabía, porque ese sentimiento mágico – el que había sentido desde el primer momento que había visto al hombre más pequeño – se había ido.
Tan pronto como si Dios hubiera tronado los dedos, se había ido.
JaeYoon se quedó mirando su mano, sus nudillos blancos mientras se apoderaba del pasamanos, luego se hundió en el escalón superior. Él no se movió durante un largo tiempo. Todo lo que él era, y cada alegría que tenía, evacuada hasta que se sintió como si no fuera nada más que vacío... el vacío humano.
Apoyó la cabeza en su mano y tomó un par de respiraciones profundas.
─ Ni-Ki...
Dijo el nombre del otro hombre por última vez. Fue apenas un susurro.
♡❜
─ JaeYoon, es mejor que tengas una razón muy buena para que me llames en el día de Nochebuena. Sabes algunas personas realmente tienen vidas...
SeonWoo entró en la oficina en la casa de Jake, con su abrigo de invierno en la mano y una mueca en su rostro. Él había estado en casa de su hermano, a punto de cenar, cuando él había recibido una llamada urgente del jefe. Y ahora, en lugar de disfrutar de una comida caliente hecha por su cuñada, el abogado estaba de pie en medio de la fría sala de la oficina de Jake.
El empresario estaba sentado en su escritorio, de espaldas frente a la puerta. Suspirando, SuNoo sacudió la cabeza y se acercó a él. JaeYoon se dio la vuelta, y una vez que SuNoo vio la expresión en el rostro del hombre mayor, él supo exactamente lo que había sucedido.
─ Bueno, diablos ─ susurró el abogado, sentándose en la silla frente a JaeYoon. El rostro del empresario estaba en blanco y estoico pero sus ojos... dios, SeonWoo apenas podía soportar la cantidad de dolor que sostenía en las esferas de color marrón claro.
─ Riki se fue ─ Jake dijo, su voz sonó ronca.
─ Bueno, diablos ─ repitió SeonWoo una vez más, sin saber qué más decir. Te lo dije o yo sabía que iba a pasar, realmente no eran lo adecuado para expresar los sentimientos en esta situación.
─ JaeYoon hyung, tal vez...
─ Y no me digas que tenemos que encontrarlo porque no hemos discutido nuestro pago del acuerdo con él todavía. ─ Jake dijo con dureza.
─ Yo no iba a decir na...
─ Porque no me preocupo por esa maldita cosa. ¡Me importa un bledo! ─ JaeYoon escucho su enojo y la desesperación en su voz. Su pánico.
El tiempo pasó. Casi un día entero. No podía encontrar a Riki. Nadie pudo encontrar a Riki. Nadie lo había visto salir. Nadie había oído nada.
─ Me gustaría que volviera y me demandara sacándome todo. ─ Jake se dio la vuelta y se quedó mirando a la nada.─ Por lo menos entonces yo sabría dónde está.
SuNoo podía ver ahora por qué SungHoon había estado tan firme en tratar de romper a la pareja. Claro, SuNoo nunca había sido muy cercano con Jake, pero incluso él se sentía afligido de ver la miseria que había caído sobre el otro.
─ JaeYoon hyung, Ni-Ki no te ha dejado ─ SuNoo dijo lentamente.
─ ¿En serio? Entonces, ¿por qué no está por ningún maldito lado?
─ ¿De verdad crees que él sería del tipo que se iría y te dejaría así? ─ SeonWoo se inclinó hacia delante en su silla, torpemente colocando una mano en el hombro de Jake.
No. Fue el primer pensamiento que atravesó la cabeza de Jake. Riki no lo dejaría. No así. Nunca así.
─ ¿Pero entonces dónde está él, SeonWoo? ─ el empresario preguntó sintiéndose pequeño y vulnerable por todo. JaeYoon ni siquiera se preocupaba más acerca del por qué Ni-Ki se había ido o cómo lo dejo. Lo único que quería era ver al más pequeño de nuevo, sentir ese calor familiar – en contra de su cuerpo y en su corazón.
─ Creo que... tal vez el cielo se lo tomó de regreso ─ respondió SuNoo lentamente. Ambos sabían exactamente lo que el abogado estaba insinuando. Ni-Ki lo había dicho las suficientes veces.
─ ¿T...T...Tomó de regreso? ─ JaeYoon nunca había tartamudeado ni una vez en su vida. Después de que su abuelo tuvo un derrame y tuvo que llamar a los servicios de emergencia, antes de su primera gran reunión de trabajo, cuando se reunió con el presidente de Corea del Sur... en ninguna de esas veces había JaeYoon tartamudeado. Sin embargo, ahora, cuando se enfrento a la perspectiva de que Riki nunca podría volver a él, el hombre se encontró luchando por las palabras.
─ Los ángeles no tienen cabida aquí con nosotros, JaeYoon hyung ─ dijo SeonWoo tristemente, sus ojos comenzando a nublarse, ─ nosotros... nosotros no podemos tenerlo aquí con nosotros.
─ ¿Entonces me hace egoísta quererlo? ─ Jake preguntó, mirando al hombre que estaba sentado frente a él.
Tal vez era egoísta para él hacer eso. Después de todo, si alguna persona en la Tierra merecía tener un ángel, sin duda no sería él. Después de todo, por qué una persona como él – una persona que nunca se había preocupado por los demás, que no tenía un solo ser querido, que los únicos amigos (si podía llamarlos así) eran su abogado y el chofer – ¿por qué una persona como él merecía ser amado por un ángel?
─ No te hace egoísta ─ respondió SeonWoo, las lágrimas cayendo ahora ligeramente hacia abajo, ─ Tú y Riki... fueron hechos el uno para el otro. Es solo que este mundo no era para él.
SuNoo se levantó de su silla y se quedó allí por un incomodo segundo antes de ir al otro hombre y tirar de él en un fuerte abrazo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que todo el cuerpo del empresario estaba temblando.
─ Lo siento mucho, JaeYoon hyung.
♡❜
Fue horas después de que SeonWoo se fue, el reloj dio las 3 am y JaeYoon seguía sentado en su silla en su escritorio, mirando la tormenta blanca exterior – las escamas de cristal hermosas caían de un cielo negro como la tinta. ¿Riki estaba en algún lugar allá arriba? ¿Mirando hacia abajo a él?
JaeYoon comenzó a revivir sus recuerdos: Ni-Ki sentado en el borde de la pista de hielo con mucha nieve que lo hacía parecer un muñeco de nieve. Su rostro cuando miraba a JaeYoon, la forma en que sus ojos brillaban, la forma en que arrugaba su nariz por cosas que no le gustaban, la alegría en sus ojos cuando vio la panadería, y los animales.
JaeYoon recordó el muérdago. Un dulce beso. Las guirnaldas verdes. Un ángel de hoja de maíz en la cima de un árbol. Y otro ángel. El único ángel que había conocido jamás.
JaeYoon se levantó y lentamente subió las escaleras, arrastrando la mano vagamente lo largo del pasamanos. Al llegar al cuarto de Riki, su mano se detuvo en el pomo de la puerta. Alguna última esperanza remanente hizo que contuviera su aliento mientras abría la puerta.
Su esperanza murió. Ni-Ki no estaba dentro. Entró en la habitación, porque tenía que, entonces cerró la puerta y le puso seguro.
Cuatro cachorros, tres gatitos, y dos conejos que no habían ido a dormir todavía lo saludaron. Cruzó la habitación y miró a la cama. La camisa de seda estaba tendida donde Ni-Ki había permanecido tan sólo unas horas antes, cuando el mundo de JaeYoon había sido todo maravilloso, cuando él estaba vivo y en su corazón también y su mente y cuerpo. Cuando el amor había estado allí por sólo un instante.
Ahora lo único que quedaba era la camisa de seda que vestía Ni-Ki, nada más. JaeYoon extendió la mano y la tocó, tontamente esperando que desapareciera también.
Pero no desapareció. La levantó y se acercó a una silla, donde se sentó, mirándola.
El aroma de Ni-Ki estaba allí. Limonada y real. Pero él no estaba.
Un cachorro saltó al regazo de Jake, luego otro y otro. Uno de ellos estaba mascando algo, y él lo saco de su boca. Era un pequeño perro de peluche en forma de un ángel sonriente. Jake lo abrazó con fuerza en el puño, como si con ello pudiera traer a Riki a casa con él.
Regresa. Por favor. Vuela de regreso a mí, mi ángel.
Los gatitos se arrastraron hasta la silla y los conejos mordieron los cordones de sus zapatos. Él los miró, y al juguete, entonces aferró sus manos en la camisa de seda blanca.
Un momento después se cubrió la cara con la camiseta y lloró.
♡❜
Ni-Ki lo observa. Constantemente lo mira.
JungWon se detuvo y miró a SungHoon.─ ¿Ha dejado de llorar ya?
SungHoon negó con la cabeza.─ Ha estado llorando desde que llego aquí, JungWon-Ah. Es desgarrador. ¿Qué tipo de ángel llora cuando obtiene sus alas? ¿Cuando llegan al cielo?
JungWon suspiró y se frotó la frente. Si los ángeles pudieran sentir dolor, JungWon sabía que él ya tenía el peor dolor de cabeza en la historia.
─ Sabes que aquí es a donde pertenece, SungHoon ─ el ángel principal finalmente dijo. SungHoon inmediatamente frunció el ceño y movió la cabeza rápidamente.
─ Ahora no. Pertenece allí con JaeYoon. Ese es el único lugar al que él quiere pertenecer.
─ ¡Él es un ángel! ─ JungWon gritó, ─ los ángeles naturalmente, deben estar en el cielo. Tú viste cómo todo el mundo estaba cuando él se había ido. No me sentía bien. Tú eres su mejor amigo. ¿No deberías ser tú el que lo quiere tener más aquí.
─ Quiero tenerlo aquí ─ SungHoon susurró tristemente, ─ pero no así.
─ ¿Podrías explicar eso?
─ Sé que ninguno de nosotros fue realmente feliz cuando Riki estaba en la Tierra, ¿pero esperas que seamos felices ahora? ¿Quieres que me sienta feliz cuando veo a mi mejor amigo llorando y luciendo al igual que un patito sin su mamá?
JungWon suspiró de nuevo, luego se trasladó a través de las nubes con SungHoon revoloteando a su paso, hasta que estuvo cerca de donde estaba arrodillado Riki, agarrando el borde de una nube con las manos apretadas y mirando por encima del borde. Su aureola no tenía brillo y sus alas se inclinaban hacia abajo como los pétalos marchitos de una rosa rota.
Riki levantó la cabeza y miró a JungWon, las lágrimas no podían dejar de correr por su rostro.─ JaeYoon... está en el parque, llamándome por mi nombre.
JungWon miró hacia abajo.─ Ya lo veo.
JungWon mordió su labio y miró a JaeYoon mientras caminaba, inclinó su cabeza hacia abajo, las manos metidas en los bolsillos del abrigo. La nieve caía sobre el empresario mientras caminaba abatido en el parque.─ Él está solo y perdido. ¿No puedo ayudarlo? Ha perdido a todos.
─ Algunas personas tienen duros caminos que recorrer, Riki.
El pequeño lo miró.─ Nunca supe lo que era realmente el cielo hasta que encontré a Jake.
JungWon miró a SungHoon, que estaba llorando lágrimas silenciosas. El ángel principal sacudió la cabeza y agito su mano hacia el chico a lo lejos.
Los hombros de Riki sacudieron y él hipó mientras miraba hacia abajo.─ Está en la iglesia ahora, rezando. ¿Lo oyes? ─ el pequeño se detuvo.─ Puedo oírlo.
JungWon se sentó en el borde de la nube. Miró hacia abajo en el mundo de abajo, luego vio a un hombre en particular – la forma oscura y vacía de un hombre.
JungWon estuvo callado, luego miró a Ni-Ki durante más tiempo.
El ángel más pequeño siempre le había causado tantos problemas...pero oh, cuanto JungWon lo echaría de menos.
Después de un minuto eterno, el ángel principal se aclaró la garganta y dijo con voz ronca, ─ Así que Riki, háblame de tu joven hombre.
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