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Capítulo cuatro.

- HeeSeung terminó de vestirse, unos jeans azules, sus tenis rojos y una camisa blanca, quería verse presentable para los padres de JongSeong, tal vez, solo tal vez, para dar una buena imagen hacia los progenitores del azabache, se puso su colonia y luego de darse un vistazo al espejo y quedar satisfecho, salió del cuarto, ya eran las cinco menos cinco minutos, para su suerte, había bañado a YiRen antes, así que la pequeña ya estaba lista, pero aún dormía en su habitación, eso había heredado de SungHoon, al chico le encantaba dormir, no importaba cual sea la hora. Entró a la habitación de la pequeña e intentó despertarla, ganándose así, solo una queja en balbuceos por parte de la pequeña.

Decidió que era mejor dejarla dormir hasta que ella no pudiera más.

El timbre sonó y acomodo su cabello una vez más, para luego salir del cuarto de la pequeña y dirigirse escaleras abajo, justo en el momento en que Jay abría la puerta y era tomado por los brazos de la mujer - a la que había visto sólo dos veces en la vida -

—Pero, que hermoso que estás, mí bebé. —la mujer sonrió apretando las mejillas de su hijo.

—Gracias, mami, también tú estás muy hermosa. —respondió el azabache.— Hola, papá.

— Jay, hijo mío —abrazó al chico— Que agradable es verte de nuevo.

—Lo mismo digo, padre.

El castaño terminó de bajar los escalones y se paró unos centímetros detrás de la familia. Aclaró su garganta y recibió las miradas de los tres.

—Hola, muchacho. — SooBin fue el primero en saludar.

—Un gusto conocerlo, señor Park. —dijo el castaño.

—Por favor, dime SooBin.

—Gracias, SooBin. —respondió.

—Hola, querido, ya nos habíamos visto en el cumpleaños de Ni-Ki pero me presento de nuevo, soy YuJin. —saludó amable la mujer dándole un beso en la mejilla al ojimiel.

—Un gusto volver a verla, señora.

—Uh.. si, ya, pasemos de las presentaciones, vamos a la sala. —habló el pelinegro.

—No seas maleducado, Jay. —reprendió el hombre.

—No hay problema, ya conozco el carácter de su hijo.

—Que Alá te salve, chico. —dijo el mayor para luego poner su mano en la espalda de su mujer y caminar hacia la sala.

Ambos chicos siguieron a sus mayores y los invitaron a sentarse en los sofás.

— ¿Gustarían algo de beber, señores Park? —preguntó el castaño antes de sentarse.

—Oh, creo que una limonada estaría bien, si no es mucha molestia. —dijo la mujer.

—Para nada, ya vuelvo. —les sonrió y se encaminó hacia la cocina.

Oyó las voces de los dos mayores y del pelinegro iniciar una charla mientras él se encargaba de servir las bebidas y acomodarlas en una bandeja para llevarlas con más comodidad.

—Aquí tienen —dijo apoyando la bandeja en la mesa.

—Gracias querido —le sonrió la mujer.

—Pero que buen servicio —agregó el hombre.

—No hay de que. —se sentó junto al pelinegro, pero dejando distancia.

— ¿Cómo están sobrellevando está horrible situación? —preguntó la mujer.

—Cómo podemos, madre. —respondió el pelinegro— No es fácil para nosotros haber perdido a SungHoon y a Ni-Ki, pero YiRen está haciendo que la situación sea menos dolorosa.

—Así es, YiRen es nuestra razón para seguir adelante. —le siguió el castaño.

—Lo que pasó con Ni-Ki y SungHoon ha sido tan trágico y tan inesperado. —dijo el mayor, haciendo una mueca. — Aún creo que es solo una vil mentira y que en cualquier momento ellos dos volverán. Ni-Ki fue muy importante en la vida de Jay y por lo tanto también en la nuestra. Aún recuerdo el primer día en que JongSeong se apareció con él en casa. —sonrió— Ese pequeño mequetrefe dio un vuelco en nuestra vida y solo la alegró.

—Así era Ni-Ki.. —dijo el ojiavellana.

—Era como nuestro segundo hijo —musitó la pelinegra— Oh... Mí pequeño Ning..

La mujer soltó lágrimas, pero rápidamente su marido se las quitó, dejando un beso en su sien.

—Hay que recordarlos con los buenos recuerdos, a ellos les hubiera gustado así...

—Tienes razón, SooBin.. es solo que, uff.. —esta vez fue ella quién limpió sus lágrimas— Es tan malditamente difícil todo esto...

—Cambiemos de tema, por favor, mamá.. —suplicó el pelinegro.

—Lo siento, cariño. ¿Y HeeSeung? ¿A qué te dedicas?

—Bueno, trabajo para una productora, pagan bien y es un trabajo liviano, no hago mucho, así que está bien para mí.

—Es un muy buen trabajo. —halagó SooBin— ¿Tienes pareja, chico?

—Uh.. no, por el momento estoy solo.

— ¿Has oído, Jay? Está solo.. —dijo la madre del nombrado.

—¡Mamá...! —se movió incómodo en su asiento.

— ¿Cómo están con YiRen?

—La pequeña es una ternura, no da problemas y es muy fácil de llevar. —respondió el castaño.

—Solo que HeeSeung está comenzando a malcriarla.

—No es cierto.

—Es cierto, lo haces. —replicó el pelinegro.

—No, no la malcrio, solo la mimo un poco.

—A eso se le llama malcriar, HeeSeung.

—Owww mira, SooBin, su primera pelea de pareja.. —arrulló la mujer.

—Mamá, ya basta con eso. HeeSeung no es mí pareja.

—Sería un muy buen partido. Solo míralo.

—¡Papá!

El castaño río, al parecer les había dado una muy buena impresión a sus sue.. padres de Jay.

—Gracias, señores Park, pero su hijo me odia.

—No te odio. —se cruzó de brazos.

— JongSeong es alguien difícil de llevar, hasta que te ganas su completa confianza. Suerte con ello, chico. —dijo el hombre mayor.

—Oh por dios, esto parece como una presentación de HeeSeung con sus suegros y no es así.

— ¿Ah, no? Pues yo creí que si.

— ¡Papá, ya basta!

Se paró de su asiento y salió como todo niño mañoso hacia fuera de la sala.

—Sep, hizo exactamente lo mismo de siempre. —dijo el mayor.

—Siempre hizo lo mismo cuando se quedaba sin palabras y no quería oír la verdad. —le siguió la mujer.

—Diganmelo a mí, cada vez que nos juntabamos con SungHoon y Ni-Ki siempre hacía lo mismo.

— Jay es un pequeño niño, en el cuerpo de un adulto. Si sabes leerlo, lo ganarás.

— ¿Uh .. ustedes.. hum...?

—Hacen una muy linda pareja, HeeSeung. —dijo la madre

—Uhmm...

—No te preocupes, chico, no estamos diciendo que vayas y le pidas a Jay que sea tu novio. —dijo el hombre— Solo estamos aconsejando.

—Uh... ¿Gracias?

─ De nada.─ Respondieron los dos al uniso.

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