CHAPTER SEVENTEEN
༄*•☆•*☽︎

i. act ii!

—EL RESTO DE la semana fue más o menos igual. La escuela seguía siendo la escuela, y Bella seguía siendo Bella.

Desafortunadamente.

Angela cerró la puerta de su casillero suavemente, mientras asentía aunque sabía que su mamá no podía verla.

"¡Mamá, no te preocupes! En serio, no me importa. Ver a Izzy y Joshie este fin de semana". Mientras hablaba, Edward se acercó y pasó un brazo alrededor de su cintura, dándole un suave beso en la frente mientras esperaba que terminara la llamada.

"¿Estás segura? Esta vez no es solo sábado, también es domingo, cariño". La suave voz de Iris salió del teléfono.

Ángela rió levemente. "Honestamente, mamá, ¡está bien! El trabajo es trabajo, lo entiendo".

Iris suspiró. "Gracias, Angela. Es solo que, con todos estos recientes ataques de animales, muchas personas han venido al hospital para que les revisen las heridas menores. Ha habido un mini boom de histeria, y muchos de ellos están convencidos que incluso el más leve olor a sangre atraerá al animal que matará a todas estas personas".

Ángela frunció el ceño. "Ese es otro nivel de paranoia. Guau".

Iris suspiró. "Lo sé. Nosotros, las enfermeras, hemos pasado todo nuestro tiempo tratando de convencer a la gente de que no es así como funciona. Nueve de cada diez veces, no se les puede convencer, así que nos ocupamos de sus lesiones lo más rápido como sea posible. En general, no es un proceso tan largo, pero cuando hay varias personas por las que tenemos que ejecutar este proceso, el tiempo se suma. El hospital está convencido de que este fin de semana traerá una gran cantidad de personas nuevas, y Acepté hacer turnos extra porque... el dinero extra no hace daño, ¿verdad?".

Ángela asintió. "Sí... el dinero extra no duele en absoluto, mamá. Tengo que irme ahora, ¿pero te veré en casa esta noche?".

"Nos vemos en casa. ¡Te amo, cariño!" Iris respondió.

"Yo también te amo, mamá". Ángela sonrió y luego colgó. La sonrisa desapareció instantáneamente de su rostro.

"¿Qué ocurre?" Edward frunció el ceño.

"Estoy seguro de que escuchaste toda la conversación. Mi mamá está haciendo turnos adicionales en el hospital para que podamos obtener más dinero. Mi papá también viajará a Port Ángeles este fin de semana para ver una oferta de trabajo que recibió y paga el doble de mas que está haciendo en este momento. Ambos están tratando de ocultar que están haciendo esto con el pretexto de querer más dinero para la comodidad, en lugar del hecho de que necesitamos el dinero por necesidad. Debido a esto, me quedara cuidado a Izzy y Joshie este fin de semana". Ángela se lo explicó todo.

Si ella no lo decía en voz alta, sabía que él terminaría leyendo su mente de todos modos. Y dado que ahora él sabía las dificultades financieras por las que estaba pasando su familia gracias a sus pensamientos pasados, Angela tuvo que admitir que se sentía bien hablar con alguien al respecto.

"En realidad, quería hablar contigo sobre eso. No compraste mucho cuando saliste con mis hermanas el fin de semana pasado". Edward habló.

Ángela simplemente se encogió de hombros. "No se sentía bien gastar tu dinero".

Edward sonrió, mientras acercaba su cuerpo a él. "Ángel, podrías vaciar toda la tarjeta y ni siquiera haría mella en mi dinero. Nunca digas que el vampirismo no tiene sus ventajas".

La chica Weber negó con la cabeza. "¡Edward, no! Ese dinero es tuyo".

"Sin embargo, quiero que lo hagas. Lo que es mío es tuyo. De hecho, vamos a ir de compras este fin de semana". Él declaró.

"No puedo." Angela siguió negando con la cabeza. "Estare cuidando a mis hermanos este fin de semana, ¿recuerdas?".

"Perfecto. Pueden venir con nosotros." Edward sonrió. "Nos llevaremos a casa hasta que tengas al menos una semana más de ropa nueva y tus hermanos tengan al menos tres juguetes... cada uno".

Ángela se quedó boquiabierta. "Edward, ¡son al menos siete conjuntos nuevos! Y eso incluye un top y un bottom".

"No olvides la ropa interior". Él la miró de arriba abajo en broma, lo que le valió una palmada en el brazo.

"¿Por qué, pequeño..." Ella se detuvo, incapaz de pensar en una palabra para llamarlo.

Edward se rió, mientras envolvía un brazo alrededor de su hombro y comenzaba a caminar hacia el estacionamiento. En el camino, Angela se puso de mal humor. "Me voy sin ti".

Edward levantó una ceja y sonrió. "¿Y cómo harás eso, amor? Soy tu transporte, ¿recuerdas?".

"Caminaré a casa". ella replicó.

"No, no lo harás".

"No, no lo haré", admitió Angela con un suspiro, mientras se derretía al lado de Edward. "Mi actividad física del día se completó en educación física".

Edward besó la parte superior de su cabeza con amor y le frotó el brazo izquierdo con cariño. "Nunca cambies, Ángel. Nunca cambies".