El calor de la ducha le picó el cuerpo mientras dejaba correr el agua, Delilah solo se permitió sentir sus emociones en la ducha. Dejó que sus lágrimas cayeran, la ira se hizo cargo cuando golpeó la pared y la felicidad se fue momentáneamente.

Ella no tenía que fingir.

Los pensamientos se apoderaron de su cerebro, demasiadas cosas yendo y viniendo a la vez que la volvían loca, James amaba a Lily pero ella se negaba a amarlo de vuelta. Su hermano era un hombre lobo y ella era la razón de todo su dolor, no tenía amigos de verdad, nadie realmente se preocupaba por ella, su propio padre la odiaba y su madre la miraba como si creyera lo mismo que él, pero nunca lo dijo.

La depresión que la dominaba la hizo usar cualquier objeto afilado para cortarse las muñecas y los muslos, la sangre goteaba y dejaba un rastro en el desagüe. Quería ayuda, no quería sentirse así, pero era imposible.

Su mente era su propia ruina, pensando constantemente en pensamientos oscuros que incluso la asustaban a ella misma. No sabía cómo organizarlos o superarlos.

Su débil brazo cerró el agua y salió de la ducha poniéndose la ropa y secándose. Y con un último suspiro salió por la puerta poniéndose su fachada, la sonrisa falsa y la energía burbujeante que tomó todo lo que tenía hasta que finalmente estuvo sola de nuevo en la comodidad de su cama.

☆☽︎

Delilah se paró junto a Lily, escuchando a la maestra, era la última semana de clases regulares antes de sus exámenes y la chica Lupin estaba lista para que terminara el año.

Hoy era bogarts y Delilah había corrido al final de la fila mientras todos los demás trataban de acercarse lo más posible al frente.

Los estudiantes temen que todo se muestre frente a todos y se convierta en otra cosa, convertido en algo lo suficientemente divertido como para hacer reír a toda la clase. Se convirtió en un concurso, pero algo al respecto no le cayó bien a Delilah.

Y a medida que se acortaba la fila, más se acercaba su turno y estaba bastante segura de que iba a ser así porque siempre había lidiado con la ansiedad y que todos la miraran eran suficientes para que quisiera morir en un agujero.

Se quedó parada frente a todos y vio cómo se abría la puerta. Su padre salió y caminó lentamente hacia ella mientras decía las palabras que había escuchado tantas veces.

"Tu eres la razón, es tu culpa que Remus sea un monstruo, que sea un-"

James saltó hacia adelante lanzando el hechizo antes de que el secreto de su mejor amigo pudiera ser revelado. Delilah miró al chico que solo la miraba con una expresión de dolor y lo odió. Miró a su hermano que tenía la misma expresión de dolor y se odió aún más por no poder pronunciar el hechizo.

Ella podría haber revelado el mayor secreto de su propio hermano.

Pero ella tenía demasiado miedo,  demasiado miedo para protegerlo.

Mirando a su alrededor por última vez, salió disparada, no podía soportar las miradas, así que corrió lo más lejos y rápido que pudo antes de que no pudiera correr más, sus piernas y su mente corrían a la misma velocidad antes de caer de rodillas en medio del bosque y gritar hasta que su garganta estaba en carne viva.

Ella se durmió allí esa noche, perdida y sola pensando solo en su padre. Ella no podía volver, ella no quería volver. Pero incluso si quisiera, no podría porque no sabía el camino de regreso y nunca antes había estado en el bosque. Nunca en un bosque desde esa noche.

Ella miró fijamente al cielo como lo había hecho tantas veces con su hermano y una pequeña sonrisa se abrió paso en sus labios. Era como si la ella volviera a ser una niña de cinco años mirando las estrellas y soñando con el futuro.

Era la primera vez en diez años que la ella se quedaba dormida con una sonrisa en el rostro. Una sonrisa que fue reemplazada cuando la oscuridad se hizo cargo una vez más.