doce
JiMin abre la puerta principal con NamJoon detrás suyo.
─Al fin, estoy en casa.─Bajó los hombros y dejó su abrigo en el perchero a su lado.
NamJoon asintió y pronto sus fosas nasales sintieron un delicioso aroma a comida.
─Yoonie me prometió mi cena favorita, que emoción.─Dijo con una sonrisa, sus hoyuelos destacando.
JiMin volteó a verlo con el ceño fruncido.─No, me lo prometió a mí.
─No, a mí.
─No, ya dije a mí.
El mayor dejó la maleta en el suelo.─Tú puedes comer su comida varias veces a la semana y yo hace mucho que no pruebo una de sus comidas.─Sus manos se posaron en sus propias caderas.─Es mi hermano.
─Es mi esposo.─Dijo con una sonrisa burlona.
─Yo lo conocí antes que tú.─Dijo acercándose demasiado a él queriendo lucir amenazante.
─¡Ugh! Que asco, me escupiste saliva en los lentes.─Se retiró los lentes con una mueca de disgusto, empezó a limpiar sus lunas con un pañuelo de su bolsillo.
─Entonces gané.─Sonrió satisfecho. Volteó y tuvo se fue hacia el comedor.
NamJoon es el hermano que nunca tuvo y su mejor amigo además. Se comportan como niños, siempre ha sido así. Tienen una fuerte e inquebrantable amistad.
─¿No me vas a saludar?─JiMin ingresó al comedor y extendió sus brazos hacia su hija quien negó divertida pero terminó siendo abrazada por su padre mientras ambos reían.
Su hijo mayor apareció en el comedor con cubiertos en sus manos que fue poniendo en la mesa.
─YeonJunnie, mi bebé grande.─Saludó con una sonrisa y acercándose a su hijo para dejar un sonoro beso, estorbando su tarea de poner los cubiertos.
─¡Papá!─Se quejó con una mueca por el beso en su mejilla.
JiMin se separó de él.─Ya, darle un abrazo a tu padre no te hace daño.
El Park mayor vió a sus hijos y entrecerró los ojos. YeonJun parecía poner la mesa y él se sorprendió por eso olvidando el asunto anterior. Miró a MiYeon rápidamente y ella tenía el delantal puesto.
¿Qué hacían? Sus hijos nunca ayudan en nada.
─¿Y ustedes qué hacen? Nunca ayudan en nada, inútiles.
MiYeon rodó los ojos.─Que pesado eres.
─¡Y malhumorado!─Exclamó NamJoon comiendo unas galletas.
─Callate y por favor deja de comer las galletas de mis hijos.
Fue ignorado y ahora fue turno de él para rodar los ojos. Eso lo había sacado su hija de él.
─Estamos ayudando. Yo pongo la mesa y MiYeon sirve la comida porque YoonGi está dormido.─Aclaró YeonJun.─No queríamos despertarlo.
JiMin recordó al instante a su bonito esposo.
Con razón no vi a YoonGi al entrar.
─Estuvo ocupado con los gemelos, fue a la empresa, e hicimos la limpieza también.─Se dirigió a la cocina y JiMin lo siguió por detrás.
─¿Hicieron?─Vió a su hijo tomar más vasos en sus manos de la cuenta y se acercó para ayudarlo.
YeonJun aceptó la ayuda y ambos caminaron de regreso al comedor.
─YoonGi nos pidió ayuda, y obedecimos. Eso es todo.
─¿Desde cuando obedecen algo?
Ambos empezaron a colocar los vasos. JiMin cuatro y YeonJun tres en cada lugar respectivo.
─Desde que al fin alguien tiene pantalones en esta casa.
MiYeon asintió a las palabras de su hermano y caminó hasta la cocina seguramente a servir de una vez la comida para que YeonJun lleve los platos.
─¿Se quedó dormido? ¿Dónde? Iré a verlo.─Dijo firme mientras colocaba el último vaso en la mesa y sus manos quedaban vacías.
─¡Jun, ven por los platos!
─Está en la sala.─Dijo volviendo a la cocina por el llamado de su hermana.
JiMin vió por última vez a NamJoon sentado como un bueno para nada y volvió a rodar los ojos como hace minutos para caminar hasta la sala.
Pudo ver dos bultos en el sofá más grande del lugar y sin poder evitarlo sonrió con cariño. Eran YoonGi y Lili durmiendo de panza.
Se acercó lo suficiente como para agacharse hasta quedar a la altura de su lindo rostro recostado sobre el sofá.
Como lo había extrañado.
Sus dedos acariciaron sus cabellos rubios donde las raíces ya empezaban a verse negras. Besó repetidamente y con calma sus mejillas, frente y nariz hasta que lo vió removerse, pronto sus ojitos lo miraban confundido.
─¿Uh? ¿Qué día es? ¿JiMin ya volviste? Ah, que sueño.─Bostezó.
Lili a su lado levantó la cabeza para ver qué pasaba y volvió a esconderse en el espacio entre el sofá y el cuerpo de YoonGi.
─Hola, mi vida.─Le sonrió.
YoonGu parpadeó sorprendido.─Nunca me dices así... Hm, te extrañé.
─Te extrañé mucho.─YoonGi se sentó y JiMin aprovechó para abrazarlo.
Al fin podía respirar tranquilo. Sentía una gran alivio al tenerlo entre sus brazos. Luego de días de estrés estar con él así y con sus hijos era lo mejor.
─Ya no quiero estar lejos de casa tanto tiempo.
Besó repentinamente los labios de su pareja hasta que los chasquidos se hicieron presentes junto con los suspiros.
─Te amo.─Plantó un último beso, alejándose para ver a YoonGi tratando de lidiar con el sueño y el arrebatador beso que le dejó.
Al final sonrió levantándose para rodear el cuello de JiMin con sus brazos y recostar su cabeza en su pecho.
─Yo también te extrañé, amor.
Se besaron una vez más.
─Ven, vamos a cenar, quiero probar la rica cena que me prometiste.
─Oh, eso... Cociné la comida favorita de Nam, así que...
─¡Yo gané!─Escuchó a NamJoon gritar desde el comedor seguido de las risas de los niños.
─Qué injusticia.
[...]
─Por favor, Nam, vuelve la semana que viene. Te prepararé lo que quieras, como hoy.─Le sonrió.─¿Te gustó la cena, verdad?
Ambos hermanos adoptivos en el pórtico de la casa bajo el manto de estrellas en la noche.
─Como siempre. Extrañaba tu comida. Qué suerte tiene JiMin al probar tu comida.
YoonGi alzó los hombros.─En verdad solemos turnarnos, otras veces los niños comen el almuerzo que su abuela les manda a la escuela, otras veces cocinamos JiMin y yo. Es por el trabajo y eso.
Su hermano mayor asintió con un cigarrillo en las manos tratando de encenderlo y YoonGi al notarlo frunció en ceño.
─Te dije que dejaras de fumar.
─De alguna forma debo ahogar mis penas.
─Respondió ahora con el cigarrillo en los labios.
─Ya habíamos hablado de eso, NamJoon.─El mencionado lo vió, encontrándose a su hermanito cruzado de brazos y con la mirada seria.─Pensé que retomarías las sesiones con el psicólogo, o al menos las citas.
─Lo que necesito es amar.
─Uh, ámame a mí.
─No esa clase de amor. Tu eres mi hermanito.─Acarició sus cabellos.─Me refiero a una pareja.
YoonGi rió acomodando sus cabellos─Lo sé, solo quería bromear, NamJoonie.─Se acercó a abrazarlo.─Entonces déjame presentarte a alguien.
─¿Como? Ya te dije que no, tienes pésimos gustos.
─Tengo muy buenos gustos.─Reprochó apretándolo más.
─¿Y como explicas a JiMin? Será mi mejor amigo, pero JiMin es feo, tosco y un niño llorón con problemas emocionales.─YoonGi quiso decir algo pero solo soltó una carcajada.─Yo creo que estás con él por lástima, niégamelo.
─Que cosas dices. Claro que lo amo, aunque sea de tacto tosco, poco cariñoso, hasta infantil otras veces. Y quiero mucho a estos niños, sus hijos. ¿Sabes? Creo que nos estamos llevando bien.
NamJoon le dió una calada a su cigarrillo y le sonrió cuando conectaron miradas.
─¿Enserio? Porque la última vez que hablamos...
─Lo sé, pero creo que me estoy ganando su cariño. Como le dije a HyeJin, es cuestión de tiempo y amor. Creo que ellos necesitaban esa figura de alguien en quién confiar o apoyarse.─Bostezó.
NamJoon bostezó de vuelta.─Me alegra oírlo, pequeño bebé Yoonnie.─Besó su cabello.
Quizás la charla con él y JiMin no sea necesaria, pensó NamJoon.
─Realmente es lindo que las cosas estén resultando bien para ti.─Sonrió con melancolía.
─¡No pongas esa cara! Es todo, olvidando mi asunto, realmente creo que te presentaré a alguien. Creo que te falta sexo porque estás muy malhumorado y triste.
NamJoon abrió la boca dejando caer su cigarrillo, sorprendido e indignado.
─¡Eres tan sucio como JiMin! Ahora mismo iré a golpearlo, te contagió lo sucio.─Se separó de él para mirarlo.─¿De que te ríes?
YoonGi no aguantó más y alzó sus carcajadas.─¡Jesús, NamJoon! Tengo veinte y tantos años como para que me hables de eso.
─No lo digas.
─¿Que cosa? ¿Sexo?
─¡Me marcho!
El más bajito se carcajeó un poco más y vió a su hermano caminar hasta su elegante automóvil.
─¡Adiós, hermano! ¡No olvides la cena de la próxima semana!
Dió media vuelta con la intención de entrar a su casa, pero NamJoon lo detuvo, pues había vuelto al pórtico con pasos rápidos.
─Lo olvidé, Yoonie. Tengo algo que decirte.
YoonGi lo parpadeó rápidamente y se volteó para verlo mejor.
─Madre y mamá me llamaron, no sé como consiguieron mi teléfono. En fin, ordenaron que vayamos a visitarlas la semana que viene.
Su corazón empezó a latir rápido.
Hace años que no las ve y quiere que siga así, no quiere verlas.
─Quieren que les presentes a tu esposo y su familia. No sé como se enteraron.
─¿Qué?
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