catorce
“Una visita al pasado”
PARTE UNO
El atardecer pintaba el cielo, y un automóvil rojo estacionaba frente a un casa blanca.
─Y aquí es, pueden quitarse los cinturones de seguridad.
NamJoon dijo mientras estacionaba el carro. YeonJun y MiYeon asintieron para quitarse los cinturones. Los tres bajaron del auto, los adolescentes captaron una gran casa blanca, elegante y moderna. La miraron con sorpresa.
─A juzgar por sus rostros, les impresiona, ¿Verdad?
─Se ve muy elegante, ¿Ustedes vivieron ahí? ¿Eran de clase alta?
─Clase media alta, sí.─Dijo guardando las llaves del auto en su bolsillo.─Vivimos aquí con muchas comodidades por años, pero no se confundan, nuestros años aquí no fueron color de rosa.
YeonJun pensó ¿Algún día les contarían su historia completa en aquella casa?
─¡Oh! Ya llegaron.─Señaló Nam con el mentón detrás de los chicos.
Los adolescentes voltearon para ver como el auto de su papá se estacionaba detrás del de NamJoon. Poco después JiMin, YoonGi y los gemelos bajaban del carro gris.
Ellos decidieron viajar en el auto con su tío NamJoon mientras los gemelos quisieron llegar con YoonGi y JiMin.
─Listo, ya estamos aquí.─La voz de YoonGi sonaba nerviosa. NamJoon lo notó.
Después de tantos años, estamos de vuelta aquí... Pensó Nam.
El peli-marrón aprovechó que JiMin estaba distraído acomodando algunas cosas en su maletera, se acercó a YoonGi y le sonrió para tratar de calmarlo.
─Nam...
─¿Seguro que quieres entrar?
Los gemelos al oír la conversación de los adultos se acercaron a sus hermanos para esperar a los mayores.
─Sí... Tampoco puedo huir de ellas toda la vida, en algún punto tengo que enfrentarlas.─Su hermano puso una mano en su hombro.
─¿Ya estás listo para verlas sin rencor alguno? Porque la verdad, yo aún les tengo cierta incomodidad.
─Ya no, al menos no como antes. Creo que lo he superado, Nam. Así que no te preocupes tanto, estoy bien.
─Pero si ellas en algún momento te hacen sentir incómodo...
─Lo sé, te lo diré.─Puso su mano sobre la de su hermano en su hombro.
Nam suspiró y asintió para alejarse. JiMin se acercó con una sonrisa nerviosa.
Él estaba algo inquieto con esta visita. Nunca oyó buenas cosas sobre las madres adoptivas de Nam y YoonGi. Su mejor amigo siempre recalcó lo malas que habían sido esas mujeres, como lo habían tratado a él y a YoonGi, pero más al último por ser el menor de la casa.
Rodeó los hombros de YoonGi y dejó un beso en su mejilla. JiMin era consciente de lo que podría estar sintiendo YoonGi, aunque este quisiera enfrentar a esas mujeres, sabía que sería duro para él.
─Bien, entremos.─Ordenó Nam caminando hacia la casa.
JiSung y JeongSan tomaron cada mano de su tío NamJoon. MiYeon y YeonJun prefirieron estar detrás.
Cuando estuvieron frente a la puerta Nam tocó el timbre y poco después la puerta se abrió revelando una mujer bajita y regordeta con la típicas prendas de una sirvienta.
─Bienvenidos, pasen.─Dijo con un reverencia. Se hizo a un lado para que pudieran pasar.
Entraron, los niños se quedaron murmurando sobre lo grande y lujosa que era por dentro, al menos para ellos.
Llegaron hasta la sala principal donde la mujer les indicó tomar asiento para luego salir y llamar a las dueñas de tal casa.
─¿Estás bien?─JiMin tomó la mano de YoonGi, quien asintió.
Se quedaron callados a la espera de las mujeres. Pero ese silencio fue cortado por el sonido de tacones chocando contra el suelo pulcro.
Todos dirigieron su mirada hacia la entrada de la sala esperando ver a las mujeres.
Y ahí estaban. Una mujer alta, delgada, de arrugas y piel pálida, con una blusa negra y pantalones rojos sobre tacones blancos. A su lado una mujer más bajita, con un vestido verde oliva, combinado con unos tacones de estampado floreado que a MiYeon no le gustó nada.
Así se mata un buen vestido, pensó la chica amante de la moda.
─Despues de años, por fin están aquí.─Esa voz ronca, seguramente por los cinco cigarrillos al día que consume, eran de la mujer más alta.
─Ya era hora de una visita.─Dijo la otra mujer, con una voz chillona y nada agradable.
─Ante todo, buenas noches.
NamJoon se levantó para acercarse y saludar a las mujeres. Todos lo siguieron.
─Niños, ella es ChaeSung.─Señaló a la más alta.─Y ella ShinLue.
Saludaron con una sonrisa en sus labios de cortesía, todos excepto los niños que eran tímidos y se escondían detrás de YoonGi.
─Él es JiMin, mi esposo.─YoonGi dijo tratando de disimuladamente evitar la mirada de ellas.
Atrajo a JiMin a su lado quien sonrió a las mujeres mientras era fríamente me escaneado.
─Un gusto, JiMin─Dijo ChaeSung, la mujer a su lado asintió y él estrechó su mano con ambas mujeres.
─El gusto es mío. Estos son mis hijos...
[...]
YoonGi y NamJoon resultaron sorprendidos por los tratos de las mujeres. Habían sido distantes como siempre, pero también amables y eso no era usual en ellas.
Fue una sorpresa grata saber que la cena fue un éxito y nadie se sintió incómodo como para querer escapar de ahí, además la comida estuvo deliciosa.
─Mamá...
YoonGi voltea a ver como JeongSan lo llama. Ya la forma en que se refiere a él se le estaba haciendo costumbre. Cabe decir que los niños parecían saber el peso de esa palabra y solo lo llamaban así cuando estaban los tres a solas.
Estaban en la habitación que había sido suya hace años, seguía intacta lo que lo sorprendió.
Había llevado a los niños para que lo conocieran ya que estos se lo insistían al estar aburridos, pero mientras veía su habitación y recorría sus recuerdos JiSung quedó dormido en la cama de su adolescencia y JeongSan parecía querer hacer lo mismo.
YoonGi se echó al lado de JiSung para descansar un momento también, así que tenía a JeongSan abrazando su cintura y a JiSung rodeado por su brazo para que no caiga de la cama. Cada uno al lado suyo.
─¿Que pasa?─Con su mano acomodó sus cabellitos negros mientras bostezaba.
Ni iba a negarlo, a él también se le estaba pegando el sueño.
─Quiero ir al baño, ¿Me llevas?
Asintió.─Vamos, JeongSan.
Se levantaron con pereza. YoonGi acomodó a JiSung al medio de la cama para que no cayera de la cama o algo.
Tomó la manito de JeongSan y lo guió fuera de la habitación, para cruzar el pasillo y llegar a la.puerta del baño. Él conocía bien toda la casa, o buenos casi toda, algunas zonas de la casa fueron prohibidas para él y NamJoon.
─Entra, yo te espero.
El niño asintió y se adentró a la habitación del baño.
El rubio bostezó y se recargó en la pared detrás suyo, el sueño le estaba ganando.
Quizás ya deberíamos volver a casa, pensó.
JeongSan salió momentos después, aún somnoliento. YoonGi le dijo que lo espere porque entraría también él al baño.
Ya dentro se empezó a lavar el rostro, pero el suelo seguía presente.
No fue hasta que escuchó un estruendo que el sueño se le quitó por completo. Salió rápidamente del baño.
JeongSan miraba el suelo con miedo y ganas de llorar.─¡P-perdón!
Había roto un jarrón. Las mujeres dueñas de esa casa amaban colocar cosas lujosas alrededor de sus pasillos porque bueno no tenían niños en casa como para que tengan miedo a que se rompa algo, claro, hasta ahora...
Vio al niño temeroso y seguro el susto le sacó todo el sueño.
─No te preocupes, cariño, aléjate de los pedazos rotos, vuelve a la habitación y despierta a JiSung, yo me quedaré a limpiar esto.─Ordenó y el niño asintió para caminar de vuelta a la habitación.
Se agachó para tratar de levantar los trozos del jarrón roto y maldito en voz baja cuando se dió cuenta de lo caro que parecía aún roto en el suelo.
No escucho los pasos acercarse a él.
─¡¿Quién lo rompió?!
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