capítulo seis: lobo
La sala veinte ya contaba con algunos poco arreglos necesarios para que se pudiera trabajar cómodamente en su interior. La luz intermitente amarilla ya había sido remplazada por una bombilla de bajo consumo de un tono más frío, a su vez, la ventana dejó de ser una estructura de madera vieja y agrietada para pasar a ser algo más bonito y estético que les permitía abrir y cerrar cuando quisieran. Aunque son los cambios que más urgencia pedían, hay unos cuantos que les sirven también. Cómo una fotocopiadora del lado de YoonGi y una silla nueva en el escritorio de JiMin.
─¿Puedo dejarlos aquí? ─Jeon le vio suplicante tras aporrear la puerta de una patada y Park alzó su mirada un solo segundo después para verle jadeante.
Aunque suponía que se trataba de los cuatro gatitos rechonchitos y bonitos que tenía, preguntó de qué se trataba únicamente para prepararse mentalmente pues físicamente no tenía fuerzas para andar siguiendo a cuatro chiquillos que tienen un genio igual o más delicado que el de sus padres. Bajó la mirada un metro y halló las orejitas puntiagudas castañas, un poquito más abajo se encontraban los luceritos verdosos gatunos de uno de ellos y los dos restantes los vio asomarse por detrás de YoonGi, sus colas vacilantes se asemejaban a la de YoonGi.
─¿No tenían clase? ─Inquirió saliendo de su silla para buscar a los pequeños con un gesto amable y encantador, ya hablaba más con ellos por esas cortas pero caóticas visitas.
─Me quedé dormido y TaeHyung no puede hacerse cargo de todos ellos y de Ryu... ─Murmuró avergonzado.
JiMin se mofó un poquito antes de asentir sin más, no le era de mucho trabajo vigilarlos y sabía que el mayor tenía algunos días sueltos así de malos, sería un mal amigo si le negaba la ayuda que tanto necesitaba. JungKook es el que más está trabajando ahora pues TaeHyung tiene baja por paternidad hasta que la cachorra más pequeña cumpla al menos cuatro meses.
Un par de minutos después JiMin tenía al ejército de felinos hurgando sus cajoneras y estanterías.
Aunque ya se los dejaron en varias ocasiones, el Alfa sigue sin distinguir cuál es cuál. Y era mucho más difícil cuando llevaban gorros que cubrían sus orejas pues las colas son de tonalidades similares, únicamente varían las posiciones de las manchas o los colores de sus pelajes.
─¿Cuántos años tienes? ─Aquel cachorro se había subido al escritorio de YoonGi, más concretamente estaba sentado en la fotocopiadora con sus piecitos sujetos en la superficie de la mesa, tenía un físico muy similar a TaeHyung pero aquellos ojos rasgados y almendrados sólo podían ser cosa de JungKook
─Veinticinco. ─Respondió.
─Que viejo. ─La voz salió del armario, no supo cuál fue el del comentario.
─Te vas a morir pronto, ¿verdad? ─Había uno más detrás de unas cajas y se asomó con una mueca asustada tras hablar.
─¡Yo te llevaré girasoles a la tumba! ─Intentó alegrarle el que estaba en la fotocopiadora, alzó sus bracitos y con sus manitas le dibujó un corazón.
─P-Pero papá tiene muchos más años... ─Se acercó al que estaba detrás de las cajas, con la voz suelta y los luceros aguados, muy preocupado por la muerte de sus progenitores.
─Pero papá es papá, Jinim no tiene crias... ─Dijo con un tono obvio que hasta el mismo JiMin le creyó, ni siquiera le preocupó corregir su nombre─ ¿A que no?
─Pero papá dijo que iba a tener con tío Gogie, ¿van a tener gatitos? ─El que estaba en el armario comentó aquello pero terminó por salir con el ceño fruncido y las manitas en ambos lados de la cintura.
Si pudiera comparar, JiMin juraría que vio al mismísimo JungKook en tamaño reducido salir del armario.
─Tendremos conejitos y tigres.
YoonJi se quitó el gorro y se sentó detrás de las cajas, siempre podía distinguirlo porque era el explorador tímido que se avergonzaba rápidamente si algo le molestaba.
JeonSun era el que salió del armario, celoso, ambicioso y muy peleón.
Chae era el llorón que temió por la muerte prematura de sus padres y que fue en busca de consuelo.
Hoon siempre fue desinteresado pero hoy estaba más charlatán que de costumbre.
─¿Te das besitos con el tío Gigi? ─JeonSun no quería oír una respuesta afirmativa, estaba visualizando posibles armas para atacar a JiMin si asentía y la escoba que vio en el armario le estaba tentando aún si no decía nada.
─¡Sunnie! ─Se quejó Chae─ Papá dijo que no molestáramos a Jiñin.
JiMin estaba empezando a pensar que JungKook los había puesto en su contra por la manera en la que pronunciaban su nombre.
─¿Saben cómo me llamo?
─Jinim.
─Jiñin.
─Mochi, como los dulces de la abuela.
─No, no. Papi dijo que era... ¿groteso? ¿grosero? ¿trastero?
─¡Trasero! ─Chae aplaudió feliz de dar con la palabra─ ¡Así te llamas!
─Tienes un nombre muy feo. ─Comentó Hoon dirigiéndole una mirada apenada─ Yo me llamo Hoon por mi abuelito.
─A mi me pusieron Chae porque mi abuela se llamaba ChaeSoo.
─¿Porqué papá me puso YoonJi?
─Por el tío Gigis, es obvio.
─Yo soy JeonSun porque es el apellido de papá y porque fui el primero en nacer, así que soy su estrella. ¿Sabes que "sun" en inglés es estrella? ─Dijo sacando pecho con orgullo─ Seguramente no lo sabías.
ᰔᩚ
YoonGi resguardaba sus manos por encima de su regazo, de tanto en tanto tragaba saliva para no ahogarse sin querer con alguna gota maliciosa, relamía sus labios, cerraba sus ojitos por un par de segundos imaginándose como un tigre refunfuñando cansado mientras se metía entre las sábanas de su cama. Todo aquello porque sus alumnos estaban en examen. No acostumbraba a hacer exámenes en su materia, las notas siempre iban de acuerdo a los trabajos hechos y entregados. Pero ahora había dado apuntes, unas tres hojas de teoría pesada y dura que se componía de palabrejas que ya no salían en diccionarios actuales.
Y en base a aquellos densos apuntes se hizo un complicado control de diez preguntas.
Estaba nervioso, ni siquiera él recordaba lo que había explicado en los últimos días de clase y no solo por su condición, sino que era casi imposible recordar datos tan concretos y estar seguro de dar una definición correcta y completa.
Tuvo que resistir mucho rato en silencio y sentado en su silla se dijo así mismo que haría que todos sus alumnos recuperaran su materia si llegaban a obtener malos resultados, cuando salió de allí algunos con pocas esperanzas en llegar al aprobado le pidieron maneras de aprobar.
Algo triste marchó a su sala de trabajo cargando los exámenes en su brazo derecho, sujetando su mochila con la otra junto a su chaqueta, muy cargado como para abrir la puerta así que se valió de su ingenio para aletear su cola para dar golpecitos en la madera y así llamar la atención de JiMin.
Pero le abrió un cachorro pequeñito de gato, las inconfundibles orejitas puntiagudas y anaranjadas del niño se movieron al mismo tiempo que su colita al ver a su tío Gigi llegar por fin a la sala. YoonGi se adentró saludando a los demás gatitos que le rodearon y casi lloraron por recibir su atención.
La felicidad del tigre se había alzado de golpe por el bonito recibimiento, juraba que la imagen le calentaba de buena manera el pecho y el deseo fugaz se dibujaba en su corazón al pensar en una situación similar con sus propios bebés. Pequeños cachorros de tigre y algún gazapo, llorones y bonitos, suyos y de JiMin.
─Llevan aquí un rato, te estaban esperando... ─Tras pronunciar aquello se dejó caer en la silla agotado─ Por cierto... tienes visita.
Tras alzar la vista se lo encontró a él.
Orejas algo caídas y con mucho pelo, una prominente cola esponjosa de tonalidades oscuras que se entrelazaban con el color blanco en algunos puntos y la carisma de su rostro al enfocarlo mejor, le sonrió y quiso recibirle como lo hicieron los cachorros. Darle un abrazo muy fuerte e incluso regalarle un beso.
HoSeok deseó muchísimo acercarse a él de la misma forma en la que lo hacía hace años, tomarle de las manos y acariciar toda la superficie de su piel pálida y cálida, repartirle besos por el rostro y hacerle cosquillas en el cuello. A la vez que llegaban los momentos bonitos, dulces y únicos, se acoplaban también esas situaciones que no eran tan gratas como los besos que se repartían por las mañanas.
Sobretodo porque el hibrido de conejo belier le clavaba una durísima mirada desde que se presentó en la sala y no había cambiado de semblante cuando YoonGi llegó, ni siquiera lo intentó por los gatitos que correteaban por los pocos metros cuadrados de la sala y que tiraban todo a su alrededor.
Y YoonGi no reaccionó de la forma que el hibrido de lobo esperaba, de hecho se replanteó una vez más sus propios pensamientos, ¿qué esperaba de YoonGi? Buscarlo después de tantos años fue una tonta ilusión suya pues encontró sin querer algunos blocs de bocetos y algunos cuantos escritos suyos enterrados bajo un montón de papeles sin importancia en el trastero de su casa. Antes de desparecer de su vida se enteró que había conseguido un trabajo en un colegio público y cómo fue la última pista de su paradero, empezó a buscarlo tras ella.
─¿Hobi? ─Su voz desencadenó un millón de recuerdos que fueron aplastando al lobo, tal vez porque un día le confesó sus más bonitos sentimientos usando ese tono dulce y doloroso.
─¿Hobi? No, no. A mi me dijo que se llama HoSeok, ¿qué son esos apodos? ─JiMin se cruzó de brazos, arrogante y con el ceño más fruncido que nunca le volvió a clavar la mirada al otro Alfa.
─¿Quién es este conejito de feria, Gigi? Lleva viéndome así de horrible desde que me presenté... ─Se quejó en respuesta casi automática el otro, le regresó ese gesto rabioso que había mantenido JiMin y como recompensa ambos obtuvieron un carraspeo tosco.
─Me llevo a los niños al patio, no pueden estar con gente tan desagradable y tarúpida.
Dicho esto los cuatro gatitos celebraron sus palabras y se buscaron entre ellos para tomarse de las manitas y seguir a YoonGi como patitos por el pasillo, les alegraba bastante pasar tiempo con el Omega de tigre porque les resultaba como de la familia, solo que un tanto diferente. YoonGi era un tigre y poseía características similares a las de los pequeños gatitos Jeon, solo que ellos elogiaban bastante los colmillos del tigre y así mismo se preguntaban si de mayores podrían tener tanta agilidad acústica como la de su tío. Oh, realmente no es su tío sanguíneo pero los cachorros lo asociaron como si lo fuera pues fue una de las pocas figuras amorosas familiares con las que tienen contacto, siempre que puede les dedica una atención única para ellos.
─¿Ves lo que haces, perro callejero? ─Bramó el Alfa de conejo saliendo de su silla.
─Callejero tu abuelo, eres tú el que no aguanta un apodo cariñoso. YoonGie y yo tenemos un lazo bastante fuerte, para que lo sepas. Puede llamarme como él quiera sin tener que consultarte a ti nada, así que ubícate.
JiMin le vio mal por el rabillo del ojo, bastante indignado y tocado.
─¿Un lazo fuerte, dices? —─Relamió sus labios y sonrió con grandeza─ No puede ser más fuerte que el que yo tengo con él.
─Eres su compañero de trabajo, no te humilles solo.
─Compañero de trabajo, de casa, de cama y pareja hecha por la luna, el que se humilla es otro.
HoSeok soltó una risa pausada, sarcástica y, hasta cierto punto, sorprendida.
─Eso es imposible... ─Park le retó sin decir ninguna sola palabra, simplemente relajado e impasible─ YoonGi no puede... él está mal, está enfermo y nadie le puede amar por eso, él simplemente es...
─¿Uh? ─JiMin torció una nueva mueca y esta vez se sintió molesto por lo que el lobo trataba de decir─ Ya sé que YoonGi no tiene una vida normal como la tuya o la mía, sé que su suerte le ha impedido vivir de otra forma desde que era un crío pero nada de eso me ha parecido un impedimento para amarlo.
─No es que no puedas amarlo ─Retomó el lobo chasqueando la lengua─ Es que él no permite que dure ese enamoramiento. ¿Ya empezó a olvidarse de las fechas importantes, de lo que te gusta o lo que no, de ignorarte cuando algo le molesta o perder el control cuando su condición es más grande que su amor por ti?
JiMin escuchó su voz pero el significado de sus palabras no encajaban con algo que él hubiese vivido antes, no esperaba que YoonGi llegase a esos extremos y no creyó jamás que HoSeok hubiera estado enamorado de YoonGi de verdad.
─Debió ser un gran problema para ti, supongo. ─Dijo y comenzó a recoger las cosas de su escritorio, más específicamente todos los crayones que los gatitos habían tirado─ Para mi no lo es ni lo será. Imagina ir desechando a las personas por no ser como quieres que sean. Imagina mejor que todos te desechan y nadie te da la oportunidad de adaptarte, que nadie es capaz de entenderte o de hacer un mínimo esfuerzo por comprenderte. Creo que es más duro eso que olvidar una fecha importante.
─No sabes lo que dices.
─De hecho no sé porqué estás aquí.
─Vine a ver a YoonGi. ─Crispó sus labios pero su garganta era la que estaba reseca.
─Ya lo viste, conociste a cuatro cachorros que lo aman y estás hablando con su Alfa, creo que hoy has hecho mucho.
─¿Para qué querías verme? ─YoonGi regresó a la sala en un tiempo récord, aunque solo anduvo a paso rápido jugando con los gatitos a las carreras por el pasillo hasta llegar al despacho de JungKook y dejarlos allí.
Le dijo que tenía un asunto que tratar y que los gatitos no debían estar allí mientras tanto, el Alfa le agradeció algo apenado y le pidió que no le dijese nada a TaeHyung porque su Omega le guillotinaría si se enteraba que andaba abandonando a sus crías felinas por allí para trabajar sin interrupciones. Los niños se quejaron un poco antes de dejarle marchar, habían esperando una hora para verle y cuando por fin podían juntar, el Omega los regresaba con su padre.
─Quería saber de ti, hace mucho que no nos vemos.
YoonGi torció una mueca antes de cerrar la puerta detrás de él y se apoyó en la pared sin ánimos de ver a JiMin, era un conejito bastante celoso y ganaría un millón de apuestas si adivinaba qué rostro tenía en ese momento.
─Sí, han pasado muchos años... ─Le vio y dibujó una sonrisa muy débil, sentía su corazón lento y pesado, no era ni de cerca una comparación a cómo latía cuando estaba a solas con JiMin─ ¿Cómo has estado?
Siempre imaginó volver a encontrarse a HoSeok, fue una relación bonita pero con un final dolorosamente desgarrador para el Omega.
─Conseguí trabajo en el extranjero y viajo algunas veces para ver a mi padre, así que todo va bien. ─Mantuvo el contacto visual por mucho hasta que el tigre bajó los luceros al suelo, la línea morada era un borrón colorido en el suelo y sonrió por ello─ ¿Y tú?
Se alzó de hombros sonriendo tímido.
─Trabajo aquí desde hace seis años, ya no vivo con mi madre y comparto vida con ese conejito de allí.
─Oh... entonces es verdad. ─YoonGi ladeó el rostro un poco─ Este dice que son pareja, que es tu Alfa.
El tigre de ojitos bonitos tomó el borde del cuello de su camiseta y lo estiró lo suficiente como para dejar ver su piel cubierta de mordidas y de chupetones, un lazo fortalecido y reforzado, un millón de besos invisibles repartidos por la zona le dejaban en claro que no eran pareja sólo de palabra.
─Un bruto sensible y celoso, ese es mi Alfa.
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