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𝟎𝟔. Nothin' Scares Me Anymore



Rosanna se acercó a Rose. La rubia al sentir a la vampiro mayor se estremeció.

—¿Qué haces aquí? ¿Trataras de convencerme de ayudarte a convencer a Bella?

—Creo que ya pase de eso.

—¿Cómo pueden decir tales cosas de un bebé?

—Feto.

—Es un bebé.–La miró. Rosanna tuvo que tragarse su orgullo, no llegaría a ningún punto peleando con ella, no era lo que quería.

—Bebé...

—Exacto.

—Sabes... Carlisle me dijo, el porque este es un tema sensible para ti.–Rose volteo a verla y se cruzó de brazos.

—¿En serio? ¿Qué te dijo?

—Que querías ser madre. Que quieres ser madre.–Rose relajó su expresión por un microsegundo.

—¿Y que con eso?

—Me escuchaste hablando con Bella. Yo también quería un hijo.

—¿Y que quieres que haga con eso?

—Primero, quería pedirte perdón si te hice sentir mal allá arriba. Solo... yo fui criada en una generación muy diferente a la tuya, donde probablemente Aro hubiera asesinado al bebé, a la madre, y al vampiro por embarazarla. Es normal que no esté acostumbrada. Y entiendo de que generación vienes tú, donde si quiera pensar en hacerle algo al bebé está más que mal. Y ese es un problema que vivimos todos los vampiros. Se que no llevo mucho tiempo en el clan Cullen, ni siquiera soy parte de él, pero quiero que nos llevemos bien, que podamos entendernos y que no haya malentendidos. No soy nadie para decirte que hacer, pero quisiera que fuéramos amigas.

Rose relajó aún más su semblante, ahora si permanentemente, Rosanna no sabía que parte de lo que había dicho habían sido las palabras correctas, pero le alegraba que la corteza dura de Rose estuviera abriéndose cada vez más, dejándola entrar de cierta forma a su vida.

—Yo... gracias, en serio eres una linda persona.

—Trato de.

—Y yo... siento por haberte gritado, y por haber sido grosera. Te entiendo. Entiendo lo de querer tener hijos, lo de querer una familia, lo de desear tener un amor... lo comprendo todo.

[...]

Estaban todos juntos en la sala, los lobos habían descubierto los planes de Sam para con Bella, Jacob había dejado su manada junto con otros tres; Leah, Seth, y Duncan, Duncan era el pequeño de once años que apenas se había transformado, y quien había depositado toda su confianza en Jacob, quien era su mentor.

—Sam ya perdió el elemento sorpresa y no querrá enfrentarlos si lo superan el número.–Aseguró Jacob.–No llegará directamente. Va a rodear el lugar y esperará su oportunidad.

—Vamos a tener que pelear.–Carlisle y Rosanna miraron a Emmett.

—Sin peleas, no romperemos el tratado.

—El tratado no es válido. Eso es lo que piensa Sam.

—Nosotros no.–Aseguró Esme.

—Carlisle, nadie ha cazado en semanas.–Se acercó Emmett.

—Haremos algo, les daré de mi sangre si es necesario.–Lo miró Rosanna. Aunque esperaba que no fuera necesario, no por no querer compartirles de su suministro, sino porque no quería que alguno de ellos tuviera una recaída inesperada, en especial Jasper, quien era el único que tenía completamente prohibido, por órdenes de Carlisle, entrar a la habitación donde se encontraba la sangre.

—Nos has hecho un gran favor Jacob, gracias.–Agradeció Carlisle. El chico lo miró algo incómodo.

[...]

La noche había caído. Rosanna esperaba que no llegaran esta noche, pero sabía que era posible.

Todos estaban alertas, mirando al rededor a ver qué ocurría. Bella estaba dormida en el sillón de la sala, mientras era vigilada por ambos; Jacob y Edward.

Rosanna tuvo que ir por una bolsa de sangre, ya cada vez más se iba acostumbrando a la sangre de animal, pero quitársela estos días fue horrible, fue como dejar una herida abierta y esperar a que no se infectara.

Tomó de la bolsa, sintiendo todo el contenido en su boca, el sabor era metálico, pero electrizante. Sintió la mano de alguien en su brazo, de Carlisle. Ella lo miró sin entender que pasaba.

—Acompáñame, tengo que investigar algo.–La rubia lo siguió sin dudar y termino su bolsa antes de entrar a la biblioteca conjunta a el consultorio en casa de Carlisle.

Se sentó junto a él y ambos empezaron la investigación, leyendo documentos antiguos que solo ellos comprenderían mientras intentaban averiguar una solución, una forma de lograr que Bella no muriera.

Después se les unieron Alice y Jasper, después Edward, quien se sentó frente a la computadora, y después de unos minutos se levantó sin más, apresurado por dejar la sala en la que estaban. Carlisle estaba a punto de seguirlo, pero Rosanna puso una mano sobre su hombro, negando con la cabeza. Ninguno estaba en el mejor momento, en especial no Edward.

El hambre, combinada con el miedo de perder a su esposa, a su pareja, además de pensar que había sido su culpa, debía estarlo matando.

[...]

Bella había pasado por la quinta revisión de la semana, el bebé había estado creciendo demasiado rápido, su vientre estaba lleno de hematomas, todas de color morado. Se veía como un esqueleto en vida, como si fuera a morir con el menor viento que la golpeara. No parecía que sobreviviría mucho más, Rosanna no estaba muy segura de cómo seguía viva, era todo muy nuevo y extraño, más que nada extraño.

—Tienes una costilla rota.–Aseguró Carlisle viendo las radiografías de la chica.–No está astillada al menos. No ha perforado nada.

—Aún.–Comentó el padre.

—Edward...–Intentó Carlisle callarlo.

—Te está rompiendo los huesos. Te está destrozando desde dentro. Carlisle, dile lo que me dijiste.–Le pidió.–Díselo.

—Carlisle dime.–Pidió Bella.–Anda.–Carlisle se acercó a la madre tendida en la camilla, quien lo miraba expectante.

—El feto no es compatible con tu cuerpo, es demasiado fuerte. No permitirá que recibas la nutrición necesaria, te está matando de hambre y no puedo pararlo ni retrasarlo. A este paso tu corazón fallará antes del parto.

—Aguantare lo más que pueda y...

—Bella.–La interrumpió.–Hay algunas conexiones que ni el veneno puede superar. ¿Entiendes? Lo siento.–Ella asintió.

—Los dejaremos solos.–Anunció Rosanna y se acercó a Carlisle para que ambos salieran de ahí.

Ambos se miraron. Y empezaron a hablar cuando se alejaron lo suficiente para que no los escucharan.

—¿Qué crees que pase ahora?–Le preguntó con genuina curiosidad al doctor.

—Si te soy honesto, no lo sé. Podría morir mañana, podría morir en el parto, pero el feto es demasiado fuerte. Solo se una cosa, esto no terminará bien para Bella, y debemos de encontrar una forma en la que el feto no la mate de hambre, es lo único que podemos hacer.

—¿Crees que exista algo pueda ayudarla en verdad?

—...Hay que esperar lo mejor en estas situaciones y seguir luchando.

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