26/08/2023

* Sin imágenes, por el momento. Desgraciadamente. *

Espero unos segundos para darle tiempo a Kiram de esconderse mejor, o simplemente para preparase para lo que le viene encima.

Cierro los ojos mientras noto las vibraciones en el suelo, vibraciones causadas por la magia que se respira en el lugar.

No necesito abrir los ojos para saber donde está Kiram, noto sus latidos en mi pecho.

Cerca de mis propios latidos, como si de solo un corazón se tratase.

Y de repente ambos latidos se juntan, y comiezan a latir a un mismo ritmo.

Nuestro corazones se unen mágicamente y un ligero escozor me recorre de arriba a abajo.

Me llevo rápidamente la mano a la muñeca, donde una pequeña flor se dibuja lentamente en mi piel.

Una mariposa revolotea después de salir de la flor, que repentinamente se ha abierto.

Un embriagador perfume se desliza perezosamente de uno de los pétalos de la flor, mientras una sustancia se despliega acompañando al pétalo en su viaje hacia el suelo.

Ambos caen y de repente, el suelo comienza a temblar.

Una fuerte sacudida me lanza por los aires, y gracias a mis reflejos consigo salir ilesa.

Cuándo ya estoy incorporada, corro hacia Kiram para cumplir con lo prometido, sin prestarle mucha atención a la flor.

Lo encuentro subido a una carroza medio rota, riéndose mientras juega con algo que no soy capaz de ver.

Mi corazón da un vuelco al notar su sonrisa, la sonrisa de una persona feliz.

Y mientras me acerco para sorprenderle, no dejo de pensar en lo que acaba de pasar.

Nuestros corazones se han unido y él parece ajeno a todo, como si ni siquiera lo supiera.

¿Era yo la única que lo había notado?

Indecisa por si habían sido invenciones de mi loca mente, bajo la mirada a mi muñeca. Dónde una pequeña estrella reluce brillante.

Al parecer no lo había imaginado, había sido real.

Pero Kiram no lo había sentido, o por lo menos no le había dado mucha importancia.

Me retuerce por dentro una sensación extraña, pero doy por hecho que es causada por la falta de alimentos.

De golpe, Kiram levanta la mirada y me ve. Sonríe lentamente mientras mi sangre se calienta.

Salto para sentarme a su lado y le tiendo la mano.

- No pareces asustado.

- No lo estoy, sé que no me harás nada. - Sé gira para mirarme y agarra mi mano.

Aprovecho para utilizar mi magia mientras se retuerce chillando a causa del dolor, pero es cuando empiezo a sonreír que lo siento.

Su pánico me envuelve como si de un manto oscuro se tratase, dejo de ver la luz del sol y me sumerjo en su dolor.

Un dolor profundo que dudo que esté causado únicamente por mi magia.

Entrecierro los ojos al notar que algo comieran a brillar, pero no me da tiempo de ver nada antes de volver a la realidad.

Con la sensación de haber sido escupida de un lugar terrible.

Las sensaciones de Kiram me recorren transmitidas a través de la estrella, que ahora es una sencilla flecha indicando hacia arriba.

Mi mirada se pierde en el cielo lleno de nubes de tormenta, pero no logro saber que ocurre.

Esucho el grito de Kiram en lo más profundo de mi ser antes de que resuene en mis tímpanos.

Su dolor - nuestro dolor - me recorre, y el dibujo que tengo en la espalda comienza a arder.

Mientras caigo al suelo con un ligero chillido.

Me siento como una muñeca de trapo mientras algo me eleva en el aire, no puedo moverme y eso hace que la desesperación se sienta en cada parte de mi cuerpo.

Kiram también se eleva conmigo y puedo ver entonces el hilo que nos conecta mágicamente, sin ningún motivo alguno.

El dolor recorre mi piel y me sacude. A continuación volvemos a estar en el suelo, solo que esta vez tirados sobre el.

La piel de mis manos se resquebraja y se abre, cayendo al suelo como si de simple papel se tratase.

La sangre se queda congelada en las heridas, pero no me da tiempo a celebrarlo pues mi espalda brilla de repente.

Mientras intento canalizar la magia en mi interior asustada, noto como las inmensas nubes que cubrían el cielo, descargan una serie de rayos.

Casi no me percato de que las gotas comienzan a mojarme, hasta que estoy totalmente empapada.

El dolor es tan intenso que me ciega durante unos segundos, y por un momento tengo miedo.

Mucho miedo. Si debo ser sincera, estoy aterrorizada.

Mis piernas se paralizan cuando intento levantarme y caigo al suelo con un golpe sonoro, la lluvia sigue cayendo sobre mí y se mezcla con mis lágrimas de desesperación.

Lágrimas que queman mi piel y hacen que también caiga la piel.

Y entonces, me doy cuenta de que la lluvia no es lluvia normal.

Me levanto rápidamente y casi tropiezo con mis propios pies de nuevo, estoy apunto de caer pero me vuelvo a incorporar.

Ignoro los recuerdos que luchan en mi interior mientras me limpio las lágrimas del rostro.

Recuerdos míos y de Kiram entremezclados, llenan mi cabeza y hago un esfuerzo sobrehumano por detenerlos.

La marea de sentimientos se detiene momentáneamente y sonrío esperanzada.

No sé qué ocurre, pero quizás pueda salir con vida.

Podamos.

Giro la cabeza para ver cómo Kiram se retuerce en el suelo entre espasmos, la lluvia ha dejado horribles cicatrices en su bello rostro.

Me agacho para acariciarlo, pero una voz interrumpe lo que iba a ser un buen momento.

- Siara, aquí estás querida. - Recuerdo su voz como si hubiera sido ayer cuando acordamos las condiciones de su trato. - Te estaba buscando.

Su sonrisa perversa acompañada del ruido sordo de sus tacones, provoca en mi sensaciones horribles.

¿Cómo pude haber hecho un trato con ella?

¿De verdad fui tan estúpida de confiar en esa mujer?

A cada paso que da, un recuerdo de mi infancia me aguijonea. Un recuerdo de mi primera vida antes de que yo misma la destruyera.

Se acerca caminando con parsimonia hasta detenerse enfrente de mí.

Cuándo solo nos separan unos milímetros me mira con esos ojos tan vacíos. Sus labios pintados de color carmesí se despliegan para susurrar las palabras que llevo temiendo todo este tiempo.

- Siara, no has cumplido el trato. - Cada palabra es un dardo directo a lo corazón, pero me quedo callada esperando a que termine. - Deberás volver a tu propio infierno personal, y el chico se viene contigo.

Señala despectivamente a Kiram, y a continuación nos levanta a ambos en el aire de nuevo.

Flotamos hasta que de golpe su magia nos suelta, comenzamos a caer, y esucho como Kiram grita.

Yo ni siquiera muevo los labios para decir nada, estoy muy cansada.

Muy triste.

Y sobre todo, muy decepcionada conmigo misma.

Antes de rozar siquiera el suelo, este nos engulle.

No se ve nada, pero sé perfectamente a dónde nos dirigimos.

Vamos directos al lugar dónde todo comenzó hace tiempo.

El origen de todos mis problemas.