❥⁠ 27/07/2023 ღ

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La luz me ciega y durante unos segundos no veo nada, mientras tanto unos pasos se acercan al lugar dónde estamos tirados.

Una mano inmensa me agarra por el pescuezo e intento contener las arcadas, al contemplar la boca llena de dientes amarillentos y con forma de cuchillos que de pronto, inunda mi campo de visión.

Giro la cabeza asustada y contemplo como la sangre seca se mantiene pegada en esa piel reseca y llena de extrañas escamas.

Mi mirada baja hasta las botas del hombre que me sujeta, pero me sorprendo al ver que simplemente hay dos pezuñas de cabra llenas de pelos largos y negros que por poco no rozan el suelo.

Mis ojos se detienen en la armadura hecho de huesos y piel humana, y me divierte pensar que por lo menos estos tipos no desperdician lo que en comida se refiere.

Consigo, por fin, fijar la vista en esos tres ojos inyectados que me miran con curiosidad.

Inconsciente, el ser que tengo delante se relame los labios mientras me toca la piel para comprobar su suavidad.

Pese a lo mucho que me gustaría, no hago nada por detenerlo y simplemente le miro seria, imperturbable.

Como si no me importase lo más mínimo que aquel... despojo que no podía considerarse ni humano, me estuve mirando dispuesto a comerme.

Como si no acabase de recorrer con sus sucias manos verdes, todos y cada uno de los recovecos de mi cuerpo.

Tanto el pelo, las piernas y  lugares íntimos.

Solo por esto, tengo ganas de rebanarle esa cabezota que sujetan esos hombros deformes.

Kiram a mi lado parece divertirse bastante, lo cual es irritante y me cabrea más.

No necesito imaginar como el cuchillo que acabo de hacer, surque el aire en dirección al cuello del hombre, porqué al momento lo hace.

Se clava profundamente mientras él se atraganta con su propia sangre.

Como si tuviera vida propia, pese a que yo lo dirijo con mi mente, sale volando de nuevo para cortarle la lengua y así impedir que pueda gritar o hacer nada.

A continuación le corta los pelos de la cabeza, esto simplemente lo hago por diversión y por la sensación de poder que me provoca, y en el camino le rebana ambas orejas.

Minutos más tarde, su cara es ya irreconocible. Lo que antes era una boca llena de dientes afilados, ahora solo son manchas de sangre.

Los ojos, tres cuencas vacías que nunca más volverán a ver a nadie porque pronto se apagarán.

Y su cuerpo, su cuerpo consiste en una serie de tajos hechos al azar - pero que acaban formando un intrincado dibujo - por los que brota sangre, bultos donde antes estaban las extremidades, y heridas que no sanarán.

Lo observo lo que parecen minutos antes de girarme para comprobar que Kiram se ha encargado del otro guardia, pero de una forma más limpia: un simple puñetazo.

Me inclino pensativa para mirarlo, y a continuación vuelvo a levantar el cuchillo en alto dispuesta a descargar del todo la rabia que llevo dentro.

Mientras amontona y rebano los restos de mi última víctima, le doy vueltas a una manera simple de hacer que Kiram se acuerde de mí, y no para bien...

La sonrisa bobalicona en su rostro hace que unas ganas repentinas de escupirle se apoderen de mí.

Mi único pensamiento es que deseo que se le borre del rostro de golpe, de manera que sin pensar le clavo el cuchillo en los ojos.

Cortando así su mejilla y marcando el párpado.

Él chilla de dolor en respuesta y eso me suena a música celestial en mis oídos.

Ser una psicópata también tiene sus problemas, y con esto quiero decir que Kiram extiende la mano llena de sangre y sujeta el cuchillo, mi cuchillo.

Me lo clava en el pecho, pero debo decir que la única reacción que provoca en mi es una risa.

¿Cómo puede ser este chico tan patético y a la vez tan interesante?

¿Cómo puedo tener tantas ganas de matarlo y besarlo?

Me tumbo en el suelo con una sonrisa, porque pese a que me acaban de clavar un cuchillo, no puedo evitar pensar que todo esto ha sido divertido.

Muy divertido. Y hacía tiempo que no me divertía tanto...

¿Era posible que aquel chico, Kiram, fuese la causa de mi repentina felicidad o había algo más?

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