ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 5: ᴇʟ ɪɴɪᴄɪᴏ ᴅᴇ ᴜɴ ᴠɪᴀᴊᴇ ᴛᴇᴍɪʙʟᴇ
A Azulin no le gustó ni un poco el sonido de eso. Todos ellos se dirigían al bosque donde casi todo empezó a salir mal la primera vez. Era el momento o nunca de poner su plan en marcha. Era el momento o nunca de evitar a toda costa esos malditos sucesos. Cerrando los ojos, se detuvo, plantando su mano en la pared mientras trataba de despejar los pensamientos de su mente.
Bosque denso y los cuerpos podridos de un grupo de osos en su campamento, pero no antes...
Se detuvo, mirando hacia la habitación donde todos los demás se estaban preparando para acostarse. Oco estaba fumando su último cigarrillo- leyendo una revista que tenía pequeñas baratijas en la portada. Achuchones se miraba en el espejo, quitándose su típico moño amarillo antes de recostarse sobre su almohada con un antifaz cubriendo sus ojos. Sonrisas mantuvo su misma sonrisa típicamente grande, incluso mientras dormía. Ese hecho estaba empezando a asustar un poco a Azulin. Probablemente lo habría dicho en voz alta en su última vida si se hubiera dado cuenta, tal vez era mejor que no prestara atención hasta ahora... Su hermano estaba dormido. Desde que todos se fueron a la cama. El lugar estaba medio oscuro cuando Coco apagó su último cigarrillo y bostezó antes de caminar hacia su cama.
El oso de color azul al escuchar los pasos y el sonido de alguien metiéndose en unas sábanas hizo que la gran sala permaneciera en silencio. En la oscuridad.
Mirar a todos los camaradas dormidos era tanto una sensación de calidez como de temor. Sabía exactamente lo que se avecinaba... especialmente si los eventos que se avecinaban no se detenían.Soltó un suspiro, tenía que relajarse o si no se volvería loco.
Dejando que sus ojos se posaran en los gemelos Polar Bear,
Azulin no pudo evitar apartar la mirada mientras su mente se dirigía a la mañana después de una noche de intenso caos psicodélico. Allí, en el bosque bañado por el rocío, durante las primeras horas de la mañana, se descubrió a los Gemelos. Uno de los hermanos se mata a puñaladas y luego se ahorca debido a una intensa culpa.
Azulin podía recordar el impacto de descubrir sus cuerpos al día siguiente, que los recuerdos le revolvían el estomago.
Azulin llevó su pata hasta su estómago, antes de sacudir la cabeza y tratar de erradicar el pensamiento de inmediato.
El oso azul se levantó temblorosamente de la cama, evitando despertar a su hermano y se atrevió a salir del cuarto de sus camaradas no antes vestirse simplemente con un una camisa sin mangas blancas y unos pantalones rosados oscuros. Incluso aun vestido hacia bastante frio. Un frio un poco diferente a lo que Azulin había vivido en el Bosque Mágico. Era mas como un frio Agradable y generoso que un frio temible y horrible cuando estaba en el Bosque mágico. Ese frio hacia que Azulin se sintiera agradecido y tranquilo por haberlo liberado de esos malos recuerdos y la presión por tratar de cambiar su futuro. Y traerles a todos un final Feliz. Lo único que se escuchaba bajo la luz de la luna era el sonido de sus botas pisando el suelo lleno de césped y el ruido de los grillos.
Llegó supuestamente a lo que era una colina, la misma colina donde Padre le entregó el libro Sagrado a este mismo. Sus ojos Azules se plantaron en las luces de las ventanas de las casas de pueblo osito a la distancia y en lo mas profundo de allí, Azulin sabía que allí estaba el Bosque Mágico. Esperando.
Se preguntaba si su padre estaba dormido, y a la vez se preguntó si él extrañaba a su madre. No... era obvio que él extrañaba a su madre, sabiendo que él mismo la amaba desde que se conocieron... pero.... su mamá lo estaba engañando con otro. Era por eso por que odiaba tanto a su madre. Pero ahora, ahora o nunca necesitaba sentir el amor de una madre. Recordaba que sus camaradas tenías mamás... abuelas o figuras maternas. Hacían que Azulin sintiera celos y odio a la vez. Pero ahora, ese odio y celos se había transformado en dolor y tristeza. Un sentimiento de culpa y dolor a la vez.
– Tal vez me lo merezco... – Pensó Azulin mientras acostaba la cabeza en el pasto y soltaba un suspiro tembloroso. – Me merezco no tener mamá... después de todo lo que hice.... me lo merezco...
Recordaba a su mamá en el huerto junto con su hermano, recolectando arándanos y riendo juntos soltando algunos chistes en el proceso. Azulin nunca se atrevió a acercarse a hablarle ni mucho menos nunca se atrevió a acercarse para abrazarla. Nada. En su lugar siempre estaba parado en la puerta mirándolos con odio y desprecio. Pero ahora, sin lugar o dudas. Extrañaba a su mamá...
Pero ahora sin lugar o duda, por alguna extraña razón quería volver a ver esos ojos violetas. No, no estaba hablando de Coco. Si no de Pompon, supuestamente el nieto del General. El supuesto comportamiento mandón pero gentil del osito miel hacia que le gustaría volver a ver. Pero era muy obvio que todavía no. No por ahora.
Azulin soltó un suspiro, debía irse a la cama. No solo para comenzar el viaje si no que quería estar preparado para lo que se avecinaba.
{A la mañana siguiente}
~~ Y luego comenzó la caminata. Marchando hacia adelante y hacia adelante en lo que puede o no ser casi toda su última semana.
Se hizo evidente que Azulin estaba ansioso. Simplemente no había manera de hacer que el oso azul caminara mientras se mantenía quieto. Estaba mirando a su alrededor en todas direcciones, incluso antes de que llegaran al bosque.
Había olvidado el hecho de que antes de ir al bosque, todos ellos fueron al pueblo cercano para que los osos con familias cercanas pudieran visitarlos, sabiendo bien que algunos quizás nunca regresen. Pero eso, nunca iba a pasar. y Azulin estaba dispuesto a evitar que eso sucediera. Estaba decidido a evitar que llegara ese maldito final. Azulin retrocedió mientras miraba a Gordi ir y abrazar a uno de sus amigos del pueblo, mirando a su alrededor mientras todos los demás soldados iban a sus respectivos hogares a visitar a sus seres queridos. Coco estaba cerca, hablando con su futura esposa antes de darle un fuerte abrazo y un beso en los labios. Honestamente, era lo más feliz que se había visto el oso de mediana edad en mucho tiempo. Incluso por lo que Azulin podía recordar. Padre y Sargento se pararon a un lado, hablando entre ellos. Los gemelos osos polares estaban hablando con sus abuelos, al parecer. La mujer-oso mayor entregándoles a ambos un bocadillo atado en un pañuelo rojo con lunares. El abuelo dejó escapar una carcajada y los golpeó a ambos en la cabeza, proclamando que estaba orgulloso de que fueran tan fuertes. Eso hizo que la determinación de Azulin de salvar a los gemelos creciera aún más. Debería haber sabido que esos 2 osos mayores habían sufrido mucho debido a la pérdida de sus 2 nietos en la otra línea de tiempo.
Achuchones estaba parado en otra esquina, hablando con lo que se suponía que era su madre. Azulin no sabía de que estaban hablando pero sabía que la madre estaba discutiendo algo con él. Hasta que la vio taparse un poco la cara con ambas manos. Parecía estar llorando. Solo pudo ver como Achuchones abrazaba a su madre y la consolaba. Azulin se sorprendió. Eso no tenía nada de parentesco con lo que había pasado en la otra línea temporal.
Eventualmente, Azulin escuchó a su hermano hablar a varios metros de distancia. Su atención se volvió hacia el oso rosa, solo para ver dos figuras bastante familiares. Las dos figuras familiares son su padre... y... su madre.
Pero, ¿cómo podría ser esto...? El oso pescador azul y la madre rosa que Azulin no había visto en años y años estaban a la vista. ¿Sería posible que en esta línea de tiempo, algunos de los errores que había cometido en el pasado también se hubieran corregido? De alguna manera, otorgándole la vista de algo no más pequeño que un milagro en sí mismo. Lo inverosímil e imposible, todos parados allí con un ligero vestido floral y un cómodo sombrero de paja.
Azulin incluso sacudió su cabeza, tenía que ver si estaba soñando despierto o viendo cosas.
Inventando pequeñas cosas en su cabeza por desesperación e intentando explicar todo lo que estaba sucediendo en este momento.
El oso rosa miró hacia Azulin, sonriéndole mientras juntaba sus manos una sobre la otra.
No sintió los pensamientos violentos que solía tener.
–Escuché que ustedes van a ir a buscar a algunos amigos suyos en el bosque. Estoy muy orgulloso de ustedes dos.– El padre de los hermanos azul y rosa sonrió antes de dar un paso adelante, dándoles a ambos una palmada en el hombro. "Siempre seré el padre más orgulloso. Ambos ya han hecho mucho. Visiten pronto, ¿de acuerdo?"
Azulin se inclina hacia el gesto reconfortante de su padre, sintiendo un tipo específico de calidez que no había sentido en mucho tiempo...
Su madre fue la siguiente en acercarse, se agachó y tomó las manos de sus 2 hijos.
–Ustedes 2 son las luces de mi vida, se que ustedes demostraron grandes cosas que son capaces de hacer, estoy muy orgullosa de ustedes... – Ella sonrió suavemente.
– Gracias mamá – Gordi agradeció con una sonrisa abrazando fuertemente a su madre. Azulin se quedó parado mientras miraba como su hermano se separaba de su madre. Ella se le quedó mirando aun manteniendo su sonrisa. Pero su sonrisa ahora estaba medio triste, sabiendo que Azulin nunca la abrazó debido el odio que tenía hacia ella. Pero en su lugar, Azulin se lanzó contra su madre, abrazándola con dolor y angustia. Hace años... hace malditos años que no había sentido un abrazo así.
Azulin bajó sus brazos alrededor de su madre rápidamente, sintiendo que sus ojos se humedecían mientras la envolvía en un fuerte abrazo.
Estaba temblando, negándose a emitir un sonido mientras absorbía la calidez de la figura materna que había odiado durante gran parte de su vida.
No merecía abrazarla... no después de lo que había hecho. Simplemente no pudo evitarlo. La extrañaba, y sus besos en la frente, o su voz susurrante que lo arrullaba para dormir por la noche. Él se derritió en su toque, cerrando los ojos cuando
ella levantó una mano gentil para acariciar su mejilla mientras le brindaba la misma cálida sonrisa. La mejor manera de describir este momento, al menos para él,
era simplemente... una sensación de feliz sol. Tenía que irse pronto, pero podía disfrutar del sol un poco más...
Por lo menos un pequeño periodo de tiempo.
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