🐺10🐺
—Hyung...—Habló llamando la atención del mayor.
—¿Que pasa?—Contestó el llamado sin dejar de comer la deliciosa sopa que había hecho el menor.
—Hace una semana que fuimos a su lugar secreto, ¿podemos volver a ir hoy?
—Esta bien.
—¿¡Encerio!?
—Si, ¿por que no?—Alzó sus hombros y continuó comiendo de la sopa.
—Entonces ¡vamos!—Se levantó de la mesa y se dirigió hacia el perchero para tomar su capa.
—¡Espera!, solo déjame acabar esta deliciosa sopa.
—Pero, Hyung!—Hizo un puchero.—Ya lleva 4 platos, deje de comer tanto!
—Es que esta sopa te queda deliciosa y no puedo parar de comerla.
—Jaja, vamonos Hyung.—Se puso su capa y fue hacia Suga para estirarlo del brazo.
—Espera, espera, es la última cucharada.—Jimin lo estaba alejando de la mesa hacia la nueva puerta que Suga se encargo de construir.
—Hyung!, me voy a enojar y ya no iremos a ningún lado.—Soltó a Suga y se cruzó de brazos.
—Bien, bien.—Se levantó del piso, en el cual acabó cuando Jimin soltó su agarre.—Vamonos.—Tomo su chaqueta y después la mano de Jimin y salieron de su casa.—Había pasado una semana desde que se habían besado y no lo habían vuelto a hacer y aunque la confianza entre ellos había crecido, solamente se tomaban de las manos o se daban sencillos besos en la mejilla, algo normal en los amigos...
—Jimin...
—¿Si?
—Recuerda que no debes decirle a nadie sobre el jardín secreto.—Ambos caminaban por el bosque tomados de las manos, en dirección a aquella bella parte del bosque.
—Sigo sin entender por qué, si es muy bonito y muchas personas deberían de conocerlo.—Hizo un puchero.
—Incluso su nombre lo dice
"Se. cre. to."—Deletreo cada palabra para Jimin.—Aparte hay muchas personas malas que usarían los deseos para hacer cosas malas. El pez negro no sólo es para la muerte propia, sino que también para dirigir a personas.
—Oh...—Abrió su boca, entendiendo.
—¿Prometes mantenerlo en secreto?
—Si, ¡Hyung!—Dio un pequeño brinco.
—Bien, gracias Jiminie.
—Gracias a usted Hyung, por confiar en mi.
—Confío en ti...—Y es que el confiaba plenamente en el, tenía confianza en que nunca lo iba a entregar a unos cazadores o a lastimar su frío corazón.
—Y yo en usted, Hyung!—Ambos se miraban fijatemente con una sonrisa en los labios, hasta que un ruido que provenía de arbustos los sacó de sus pensamientos y los puso alejarta.
—Ponte detrás de mí, Jimin.—Jimin hizo caso.
—¿Q-que fue eso, Hyung?—Se aferraba a la chaqueta de Suga, con miedo.
—No lo se, pero no te muevas.—Estaba en posición de ataque, preparado para cualquier cosa que saliera del arbusto. Protegería a Jimin a cualquier costo.
—Hyung! ¿falta mucho?—Derrepente un chico con orejas de conejo había salido de los arbustos, junto con un chico que tenía orejas parecidas a las de Suga. Ese mismo traía un cuerpo sobre sus hombros. —Ya me canse de caminar.
—Imaginate yo, este hombre pesa demasiado.—Hizo una mueca de dolor.
—Y ¿cuanto falta para llegar?
—No mucho conejito.
—Eso espero, quiero llegar y darle muchos besitos.—Cubrió su rostro sonrojado.
—Yo también quiero darte muchos besos y mimos.
—¡Que carajos!—Interrumpió Suga a aquellos tortolitos y estos apenas se dieron cuenta que no estaban solos.
—Oh, ¡hola!—Salió Jimin detrás de Suga y se dirigió hacia ellos para saludar, pero Suga lo tomó rápidamente de la cintura.
—¿Que pasa, Hyung?—Preguntó extrañado por la reacción de Suga.
—Podían ser peligrosos...—Le susurro después de ver el cuerpo que estaba en el hombro se de uno de ellos.
—¡No somos peligrosos!—El de orejas de conejo alcanzó a escuchar aquel susurro.—Verdad que no, Hyung.—Se dirigió a su acompañante de una manera muy tierna.
—Al menos no tu, kookie.—Sonriendole, haciendo que se sonrojara.
—¿Que es lo que quieren?—Preguntó Suga sin dejar de tomar a Jimin por la cintura.
—Vamos a...—Su acompañante tapó rápidamente su boca.
—No es necesario que se los digas, Kookie, no les incumbe.
—Por supuesto que si. A ¿donde llevan a ese hombre? ¿Sigue vivo?
—Esta vivo.—Rodó los ojos al dar una explicación que no tenía que dar a un desconocido.
—¿Donde lo encontraron?
—No te interesa.
—Hyung Taetae, el es el chico del que le hable.—Quiso caminar hacia Jimin pero Suga lo evitó, poniéndolo nuevamente detrás de el.
—No le hará daño, no seas exagerado.—El de orejas de lobo rodó los ojos.
—¿Por qué lo conoces?—Le habló al de orejas de conejo.
—El estaba en el bosque y me llamó mucho la atención, me acerque a él, después el quería acariciarme, pero no se lo permití,corrí por el lago congelado y cuando miré hacia atrás el ya no estaba.
—¡Tu fuiste el culpable de que cayera en el agua!—Jimin hizo un puchero.
—Lo siento mucho...—Ambos tenían pucheros demasiados tiernos.—Fui muy rápido a buscar a mi Hyung, pero cuando regrese con ayuda ya no estabas.—Le explico al rubio.
—No te preocupes, mi Hyung me rescato.—Sonrió tiernamente.
—¡¿Tu también tienes un Hyung?! .
—¡Si!—Salto emocionado.
—Yo igual, se llama Taetae Hyung y nos queremos muchísimo.
—El mio se llama Suga Hyung y también nos queremos mucho!.
—Mi Hyung y yo nos damos muchos besos.—Confesó el de orejas de conejo con un leve color carmesí en sus mejillas.
—Oh, yo antes me daba con mi Hyung, pero ya no podemos...—Confesó Jimin desanimado.
—¿Por qué?
—Es una larga historia...
—¡Quiero escucharla!—Sonrió emocionado el de orejas de conejo.—¡Podemos Hyung!—Hizo un puchero bastante tierno a su Hyung.
—No Kookie, tenemos que ir a atender a ese hombre.
—Es cierto.—Suspiro desanimado.—Lo siento, mi Hyung y yo tenemos que ir a atender a este hombre a una casa cerca de aquí.
—¡¿Cuál casa!?—Preguntó rápidamente Suga.
—Una qué está cerca de aquí.—Respondió el chico conejo y después sonrió tiernamente.
—¡Es mi casa!—Los dos chicos abrieron rápidamente los ojos sorprendidos.
—A-ah Kookie no habla de esa casa, ¿verdad Kookie?
—N-no.—Trago saliva difícilmente.—Hyung, entonces ya no podremos hacer esas cosas allí...—Le susurro a su acompañante.
—¡¿Que tipo de cosas hacen en mi casa!?
—Nada, nada.—Hablo rápidamente el de orejas de lobo.
—¡Ni siquiera deberían haber entrado a mi casa!
—L-lo sentimos...—Hablo el chico conejo.
—Hyung, no se enojé, tal vez solo iban a buscar comida.—Hablo Jimin intentando calmar a Suga.
—No lo creo.—Tenso su quijada y miró fríamente al par.
—Hyung, hay que darles permiso de ir a su casa, tienen a un hombre herido y necesitan atenderlo.—Camino hacia donde el hombre y cuando vio su cara se alarmó rápidamente.—¿¡Namjoon Hyung!?
—¿Que? ¿Lo conoces?—Preguntó Suga extrañado.
—Si, si, es mi Hyung, tenemos que atenderlo, ¡no puede morir!
—Su ojos se cristalizaron rápidamente, alarmando a Suga.
—Vamos!, tenemos que llevarlo a mi casa.—Camino enfrente de todos, guiandolos hacia su casa. Esta vez Jimin no iba a su lado, pues estaba observando que aquel chico inconsciente siguiera respirando.
Pensaron que no había drama?
Esta por comenzar. 😈
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro