Cory se levantó como si nada.

—¿Si?–Shawn se levantó también.

—¡Tu me destruiste!

—¿Cómo lo hice?–Preguntó con confusión.

—¡Tu me convertiste en ti!

—Que locura.

—No, no, no. No es una locura. ¡Esto es una locura!–Tomo a Cory de los hombros y lo aventó sobre el sillón, el aventado soltó un grito al caer al piso, pero se levantó un poco al notar las galletas de mantequilla.

—Oh, galletas de mantequilla.–Empezó a comer.

—¡Estoy usando un suéter tejido, y un pantalón casual! ¡Tu me convertiste en ti!

—Tu no eres yo. Yo jamás usaría eso.–le dijo despectivamente. Shawn miró hacia la tetera y después miró devuelta a su mejor amigo.

—¡Soy Feeny!

—¡Yo soy Feeny! Tú eres el padre de Feeny.–Se quedaron ambos en silencio.–¡El capitán Feeny!

—¡Tu me destruiste!–Le salto encima.

—Maya yo no quería destruirte, siempre quise ser tu mejor amiga.–Aseguró Riley.

—Lo eres, siempre lo serás aunque crezcamos y hagamos eso.–Señaló a los adultos, Shawn seguía golpeando a Cory y Cory seguía comiendo galletas como un hámster.

—Creo que necesitan una Topanga, y como no está Topanga original, iré yo.–Suspiro Thea y se acercó a los mayores antes de separarlos.

—Creo que te amaba tanto a ti y a tu familia que cada día me volvía más como tú. Yo quería lo que tú tenías.–Thea sostuvo a los hombres por la cabeza, evitando que Shawn se acercara y que Cory se burlara.

—¿Es por eso que te gusta Lucas, por que a mi me gusta?

—No lo sé. Lo descubriremos cuando vuelva a ser yo.–Thea hizo que Shawn y Cory se sentaran uno a lado del otro, intentando que aprendieran algo de las chicas. Era casi la misma pelea, solo que las chicas lo resolvían de una manera madura, y los hombres adultos lo resolvían a los golpes. Si a eso se le podía llamar resolver.

—Thea...

—Ya voy.–Thea le paso las galletas al señor Matthews.

—Pase casi toda mi vida buscando lo que tenían Cory y Topanga.

—Jaja, no lo lograste.–Se burló.

—Conociéndote Cory, eso me cambio para bien. Pero no se, tal vez me permite cambiar demasiado.

—¿Cómo te recuperas?–Maya se acercó a él.

—Sabiendo que ya no quiero lo que tienen Cory y Topanga.–Se levantó del piso.–Quiero lo que se supone que debo tener.

—¿Cómo lo conseguirás?–Le preguntó Thea.

—¡Quiero vender toda mi ropa por favor!–Gritó. Se empezó a quitar el suéter de lana e irse a su habitación.

[...]

Habían regresado. Shawn salió de su habitación completamente cambiado.

Tanto Shawn como Maya se miraron en el espejo, ambos con la misma pose, tratando de averiguar quiénes eran y el porque se habían dejado ir. Todo mientras Cory, Thea y Riley se quedaban atrás, observando.

—Bueno, ya nos vemos como nosotros.

—Si. Tienes razón Maya. Solo es ropa. ¿Cory?–Lo volteo a ver.

—¿Si amigo?

—¿Qué fue lo que me hizo así?

—¿Sabes que es lo mejor de los mejores amigos? Que siempre cuentas con ellos para saber quien eres. Espontaneidad descuidada.

—¿Qué?–Cory se acercó a él.

—Siempre has vivido en el momento, Shawn. Jamás te importó lo que pasara, o lo que pensaran otros. Es decir, tú hiciste estallar un buzón.–Lo alejó un poco de las chicas para tener su momento.–convertiste la casa de Feeny en una posada, te vestiste de chica, y huiste para encontrarte a ti mismo como sesenta y seis veces. Esto no es nuevo, ¿quieres encontrarte? Recuerda tu espontaneidad descuidada. Es la mejor parte de ti. Y lo mejor que me ha pasado.

—Además de mamá.–Le recordó su hija.

—Conozco mi vida.

—Gracias. Siempre estás a mi lado.

—Y siempre lo estaré. ¿Una por las chicas?

—Dale a los demás lo que quieren.

Empezaron a hacer su saludo. Las chicas los miraron con diversión y rieron.

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—¡Si! de acuerdo. Ya recordé a Shawn Hunter.–Se acomodó la chaqueta.

—¿Eso cambia lo que sientes por mi?–Maya se levantó de su asiento.

—Si, así es Maya. ¿Por qué no te encuentras a ti misma para que charlemos?

—Thea, Riley, ¿podemos encontrarnos? Porque quiero oír lo que el tiene que decir.

—Las llaves de la escuela, por favor.–Le pidió Riley a su papá.

—No puedo darte las llaves de la escuela.

—Hola amigo.–Empezó Shawn y lo rodeó.

—Hola amigo.–Shawn levantó las llaves y se las pasó a Thea.–¡Oye!

—Empieza a buscarte Maya.

[...]

Regresaron a la ciudad, Cory y Shawn habían traído a las chicas a la escuela, y ellas se dirigieron al salón de artes.

Riley le hizo una señal a Thea, quien quitó una pintura del caballete antes de poner otra sobre el mismo.

—¿Voy a encontrarme aquí?

—Si, aquí es donde estás Maya.–Le contesto la morocha.

—¿Lienzo en blanco?

—Llénalo, píntalo.

—¿Qué pinte que?

—Lo que tú sientas.–Dijo Thea con obviedad.

—Ahora me estoy sintiendo enojada.

—Bien, ¿con quien?–Le preguntó Riley.

—Contigo.–El celular de Thea empezó a timbrar.

—Lo siento, es mi papá, tengo que...–Thea salió del salón y contesto la llamada.

—¿Hola papá?

—¿Se puede saber en donde estas en este momento?

—Estoy en la escuela.

—¿A esta hora? ¿En serio?

—Crei que los Matthews the habían llamado para explicarte.

—Lo hicieron, estoy aquí con las mamás de Maya y Riley, pero ya me voy a ir a casa, ¿en serio creíste que una llamada me iba a mantener tranquilo?

—Creo que no. En serio... lo siento.

—¿Sabes que? Estás castigada.

—...Lo entiendo.

—Y llámale a Farkle, creo que el está el doble de preocupado de lo que estoy yo.–Thea sonrió.

—Lo haré papá, ya pronto llego a casa.

—Más te vale.

Ambos colgaron. Thea regresó al salón, solo para ver la pintura en el piso, las chicas completamente cubiertas en pintura morada y azul, y al profesor de la clase de artes parado ahí sin entender que pasaba.

Ella sonrió nerviosa y se acercó.

—¿...Entonces está resuelto?–El profesor se acercó al lienzo antes blanco.

—¿Qué tenemos aquí? Oigan, miren esto, ¿es tuyo, Maya? ¿Es tu trabajo?

—Si, es quien soy.

—Y veo, ira, oscuridad... traición. Una voz clara. Será un placer trabajar contigo, señorita Hart.

—¿Ya estoy completa?

—Te acercas, ¿sabes por qué?

—Lo escucho.

—Por causa de esto. ¿Lo ves? En todo el caos. Protegiste esa pequeña área. Distingo el color amarillo y rojo. Pero este rojo no es de enojo, o pasión... es un rojo más tranquilo, pero fuerte.

—¿Qué ve ahí?

—Esperanza y unión. Trata de no perder eso.

—No lo haré.

—Y ahm, ¿quien pinto esto?–Señalo a Maya.

—Lo siento.–Riley bajo la cabeza.

—No lo hagas, es el mejor gato morado que he visto. Jamás lo superarás, ¿quieres pintar otra cosa, por favor?

—Oh, claro que si.

—Bueno, espero grandes cosas de ti, señorita Hart.

—Gracias señor Jackson. También yo.–Levantó su mano y le dio los cinco.

—Bueno, limpien un poco antes de irse, yo iré por un trapeador.–Ellas asintieron y el profesor salió.

—Me alegra que se aclarara todo.–Thea sonrió.

—También me alegra. ¿Pero sabes que falta?–Maya se acercó a ella.

—¿qué?–Cuestiono con inocencia. Maya y Riley compartieron una mirada antes de acercarse y abrazarla con fuerza. Thea rió e intentó quitárselas de encima, pero no podía.–No me agrada esto.

[...]

Maya entró por la ventana, los chicos estaban ya ahí.

—Son hermosas y maravillosas chicas.–Zay la miró.–Que se vuelven esto de noche.

Zay y Farkle se movieron para que Maya pudiera pasar, después Riley y por último Thea.

Thea se acercó a su novio.

—Hola.

—Hola linda. Tienes un poco de pintura... ahí.–Ella rió cuando el trato de quitarle la pintura.–Estaba muy preocupado por ti, pensé que algo malo te había pasado, tu papá estaba preocupado también por ti y sabes...–Ella lo beso para callarlo. El le siguió el beso hasta que ambos se quedaron sin aire.–Esta bien.–Él susurró contra sus labios mientras sonreía tontamente.

—¿Qué les pasó?–Pregunto Zay sin entender.

—Excursión. Fuimos a encontrar a Maya.–Explicó Riley.

—¿Oh, la encontraron?–Cuestiono Lucas. Ella lo tomó de la camisa y lo acercó a ella con fuerza.

—¿Tomaste una decisión sobre nosotras?

—Así es.

—¿Si? Eso no importa.–Lo dejo ir.

—Si importa.–Se quejó el genio.

—Si, ya hemos esperado como dos años.–Añadió Zay.

—No, no importa porque escogiste a Riley.

—¿Qué?–Grito la morocha.–¿Cómo lo sabes? ¡Si!–Abrazo a Maya.–Ay, lo siento Maya... ¡Si!

—Porque sin importar tu decisión tienes a Riley, me eliges, tienes a Riley porque es quien he sido estos días.

—¿Qué quieres hacer?–Interrogo Lucas.

—Necesito saber cómo me gustas y no como le gustas a esa parte de mi donde soy un rayito de sol saltarín.

—¡Oye, yo no salto!

—Tu saltas.

—Es la forma más segura de viajar. ¿Sabes que más hago? Esto.–La volteo hacia ella, poniendo su brazo sobre su hombro.–Maya, quiero que sepas que has sido una gran influencia en mi.

—Gracias.

—Y cuando te vayas. No vayas a perderme a mi y a Thea por completo.

—Veremos que sucede.

Todos se sentaron en la ventana juntos, mirándose los unos a los otros.

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶