
033 | Crisis de identidad
Algo había de malo en el día. Todos se veían despechados. Las chicas corrieron al baño, su lugar seguro para lograr evitarlo.
Pero ahí también habían un montón de chicas llorando, las tres se miraron sin saber cómo reaccionar, incómodas.
—Sabias que yo salía con Jake.–Dijo una chica a su amiga, quien lloraba mientras se sostenía el estómago.
—Lo sabía. De hecho yo lo busqué por esa razón. Ni siquiera me gusta, solamente quería hacerte sentir mal.
—Okay...–Murmuró Thea y las tres se acomodaron contra las puertas de los escusados.
—¡Este compartimento está ocupado por mis emociones!–Gritó una chica desde dentro. Se movieron lejos de ahí.
—¿Sabes que está pasando aquí?–Le preguntó Riley a una extraña que cepillada su cabello. Ella les sonrió.
—Es lunes de separaciones pequeñas mariposas.
—¿Mariposas? Nos conocen chicas.
—¿Cómo que mariposas? Nosotras somos sobrevivientes en la escuela.–Aseguró Maya.
—Escuela. Un largo lago de agua de manantial.–Se movió y les dejó espacio para que se acercaran, así lo hicieron.–La preparatoria es un baño lleno de desastres.
—¿Es cosa de nosotras? ¿O todos están dramatizando un poco hoy?–Le cuestionó Thea mientras se sentaba encima del lavamanos.–La misma chica que vieron fuera pasó llorando.
—Ella está aquí.–Se burló Maya y rio.
—Pareces muy sabia, ¿cómo te llamas?–Riley miró a la chica.
—Soy Sabia.
—Oh, por favor.–Se quejó Maya.
—¿Qué es lunes de separaciones, Sabía?–Thea ignoró a Maya.
—En preparatoria hay fiestas los viernes en la noche. Alguien te sonríe, le sonríes también...
—El amor es para siempre.–Riley la abrazo.
—El amor es hasta el lunes.
—¿Quien te hizo daño?
—¿Por qué el lunes?–Inquirió Maya.
—Para tener una semana de drama hasta la siguiente fiesta.
—¿Por qué?
—Porque eso les gusta más.
—¡Alan!–Entró una chica llorosa con su teléfono en mano. Revisó su teléfono, deteniéndose.–Si... ¡Alan!
—¿Por qué les gusta eso?–Dudó Thea.
—Nosotras jamás nos pondríamos a hacer drama. Nosotras estamos bien y Thea está casada.–Aseguró Riley.
—Expliquen su situación actual.
—Me gusta un muchacho.–Habló la morocha.
—A mi también me gusta.
—Su amistad terminó.
—Eso jamás podría pasarnos.–Añadió Riley.
—¿Por qué no?
—Porque no hay amistad como la nuestra.–Contestó Maya.
—Es increíble que fuéramos las mejores amigas.–Se quejó la chica de antes, la otra la siguió.
—Pero somos las mejores amigas, preciosa. Trueno.
—¡No! Los anillos son para chicas tontas que no han madurado. Y yo he madurado.–Lanzo su anillo a un baño.
—Ojalá nunca te hubiera conocido.
—Ojalá no hubieras entrado por mi ventana.–Thea tomó las manos de ambas chicas, las similitudes eran impresionantes, solo faltaba que...
—¿Y quien se quedará con Teresa?
—¡La compartiremos!–Las tres estaban completamente boquiabiertas ahora.
[...]
—Necesitamos tomar una decisión.–Los chicos llegaron hacia ellas.
—¿Estuviste en el baño, verdad?–Le preguntó Riley.
—¡No volveré ahí, no importa lo que pase!–Aseguró Farkle. Thea sonrió divertida.—Oh, hola linda.–Le sonrió de vuelta. Ella camino hacia el y lo abrazó, el beso su cabeza.
—Okay...–Zay los miró incómodo.–Farkle, Thea y yo hemos dejado que llegara lejos porque su dolor es gracioso para nosotros, pero no perderemos nuestra amistad.
—¿Y si alguien sufre?–Cuestionó el vaquero.
—Oh, alguien va a sufrir. Pero todo el tiempo he dicho que si no van a ser honestos todos van a sufrir.–Thea miró a su novio orgullosa, en serio era un genio. Tomó su mandíbula y le dio un beso en el cachete.
La campana sonó y todos se fueron. Thea se quedó con sus amigas ya que les tocaba su clase de artes, la favorita de Maya.
[...]
—Clase de arte. Esto es lo tuyo Maya. Hoy terminaremos nuestras primeras pinturas y el señor Jackson verá lo talentosa que eres.–Añadió Riley, quien tenía las manos arriba, ya que estaban llenas de pintura morada.–Thea, ¿serías tan amable de rascarme la nariz?–Thea asintió y le rascó la nariz de la morocha, quien la miró feliz.–Gracias
—Eso espero Riley, pero ustedes dos también serán notadas.
—No Maya. Solo espero tener una relación de trabajo positiva con el.
—¿Qué es eso? ¿Un gato?–Se acercó el profesor a ver.
—Y se terminó.
—La tarea era recrear una forma súper realista de una banca del Central Park.
—Nada cambia.
—¡Pintaste un gato!
—¡Está sobre la banca!
—No veo la banca.
—¡Me voy a cortar una oreja ahora.
—Bueno, admiro tu pasión señorita Matthews. Si soy buen maestro conservarás ambas orejas y verás que hay un mundo más allá de los gatos morados.–Le pasó un pañuelo para que se limpiara.– A ver lo tuyo.–Se acercó a Thea.–Me gusta. La perspectiva es buena, los colores... me agrada. Se nota que querías representar por las sombras de la pareja y el fondo con el atardecer.
—Gracias profesor.–Ella sonrió. En realidad recordaba una fotografía que Maya había tomado de Farkle y ella, por eso la recreo.
—Bueno, va usted señorita Hart, me han dicho que es muy buena.–Se acercó a ver su trabajo.–Si. Tú no eres así.–La sonrisa de la rubia se borro.–Dime que es eso, ¿manchas? Arrojaste pintura, ¿o no? Me preguntó que se supone que es.
—"¿Qué se supone que es?" ¿Así se dirige a una genio?–Le preguntó Riley al profesor, Thea tomó su mano para que se detuviera, estaba siendo grosera.
—Y-Yo pinte lo que siento.–Aseguró Maya.–¿Que tiene de malo?
—Lo malo es que no se que tratas de decir. ¿Qué tratas de decir?
—No lo sé.
—Creo que si. ¿Qué tratas de decir?
—Tiene mucho que decir.–Se entrometió Riley.
—Riley...–La chica la miró. Thea negó con la cabeza, esto era entre el maestro y Maya, nada más.
—bien, empieza a hablar, porque te desviaste del tema.
—Yo no pretendía eso...
—¡Claro que pretendía eso! ¡Maya hace lo que quiere! ¡Hace lo que quiere porque es una artista.–Thea solo se quedó en silencio, viendo cómo pasaba la conversación, sabiendo que Riley no la escucharía.
—¿Por qué elegiste esa banca?–Señaló la banca que tenía como inspiración.
—No se, solo lo hice.
—Eso influyó en ti. ¿Cuales son tus influencias, señorita Hart? ¿Por qué eres como eres?
—Cuando veo esa fotografía esto es lo que sale. La mento que no le agrade.
—¿Qué? Maya, no, no lo lamentes, ¿desde cuando lamentas algo? Señor Jackson, ella es una rebelde y usted va a amarla.
—Señorita Matthews, la señorita Hart puede hablar por si misma. Habla. ¿Quienes son tus influencias?
—¿A que se refiere?
—Los artistas tienen influencias. A veces esas influencias les ayudan a descubrir su propia voz. Y a veces esas influencias los convierten en imitadores.
—¡Maya no tiene influencia de nadie! ¿Oh si?
—Como tú digas.
—Ajá. Porque jamás serás una verdadera artista si no eres fiel a ti misma. Así que, ¿quien eres?
—Tal vez... todavía no se quien soy.
—Necesitas saberlo si quieres tener éxito en este clase, ¿entendido? Por causa de esto, no te daré una calificación ahora. Voy a llamarlo... incompleto, porque es lo que dice sobre ti.
[...]
—¿Qué pasó en la clase de arte?–Thea le preguntó a Maya.–¿Te sientes bien?–Las tres se encontraban sentadas en la ventana de Riley.
—Olviden eso. Hay que resolver lo de Lucas.
—Olvídalo. Necesitamos resolver lo de Maya.
—¿Qué? Maya no tiene nada. Soy la misma de siempre.–Thea y Riley se miraron.
—La Maya que siempre has sido no aceptaría críticas. El crítico tú arte. Tú arte es quien eres. El crítico quien eres.–Le dijo Riley.
—¿Tu crees que debamos decidir lo de Lucas?–Riley saltó en su asiento y se movió lejos de las otras dos.
—¿Por qué sigues cambiando de tema? El tema eres tú.
—Porque Lucas también debe decidir, debemos decidirlo todos.
—Yo me quedo con Lucas.
—¿Qué?–Preguntaron la rubia y la castaña confusas por las palabras de la morocha.
—¿Qué vas a hacer, Maya? A mi me gustó primero. Es mi novio y no creo que debas tener algo que ver con el. ¿Qué vas a hacer?
—Ahora que te oí decirlo, ¿fui egoísta?
—¿Qué?–Cuestionó Riley sorprendida.
—No, cariño, ¿que estás diciendo?–Thea acaricio su hombro con cariño.
—No puedes quedártelo, es mío. ¿Qué vas a hacer?
—No quiero que pienses así de mi...–Murmuró Maya.
—¡Eres alguien que jamás me dejaría decir lo que te estoy diciendo! ¡Eres alguien que lucharía por lo que ella cree! Aún conmigo, yo pelearía conmigo. Maya, si te gusta Lucas tendrás que quitármelo.
—¿Me dejarías?
—¡No! No lo haría, ¿sabes por qué? Porque tú me lo enseñaste. Tú me enseñaste eso. Maya.
—¿Si?
—¿Dónde estás?
—¿...Qué?
—¿A donde te fuiste?
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