xi. The Order Of The Fenix
Dumbledore me había llamado a su oficina.
No solo a mi, sino a todos mis amigos, pero todos íbamos por separado.
Teníamos un plan de seguridad para esto. Si culpaban a alguien, nos culpaban a todos.
Como los tres mosqueteros, pero más tontos.
Primero habían llamado a James, el salió con una cara de asustado y no nos dijo nada, solo camino hacia Lily y hundió su rostro en el cuello de la pelirroja.
Después pasó Peter, después yo. Marlene acaricio mi rostro y me dio un beso en la frente antes de que me dejara para poder pasar.
Entre y me senté frente al enorme escritorio, el fénix de Dumbledore se acercó de inmediato y estiró su cabeza para que la acariciara, así lo hice. Dumbledore sonrió.
—Me alegra que te lleves bien con ella.–Mire al hombre.
—Es una linda ave.
—Lo es... siempre resurge de sus cenizas, y no importa lo que pase siempre estará bien... es como tú.
—¿Cómo yo?
—Exactamente, eres una chica especial Penny, todos nos hemos dado cuenta, incluso personas como Voldemort se han dado cuenta de tus habilidades.–Mis ojos se abrieron como platos al escuchar el nombre del mago tenebroso.
—¿Como sabe que yo...?
—No importa cómo lo sé. Se que nunca le harías caso a sus suplicas para tenerte de su lado, eres una buena persona después de todo, y harías lo que fuera para que tus amigos estuvieran a salvo.
—Así es.
—Necesito que cuando salgas no se lo digas a tus amigos, se los diré a todos, pero necesito silencio hasta que pueda tener mi momento con cada uno de ellos.
—Claro señor.
—Llámame Albus, yo te llamo por tu nombre, así que es lo justo.
—Claro Albus.–Me corregí.
—Bien, quiero que hagamos un grupo. La orden del fénix. Renaceremos de las cenizas y haremos lo posible para eliminar a las fuerzas de Voldemort. Será peligroso, pero valdrá la pena.–Asentí, procesando la información en mi cerebro.–Estoy seguro de que quieres tener una buena vida junto a Marlene y tener una familia.–Enrojecí. Claro que lo había pensado, y también lo habíamos hablado, pero era pronto. Pero por otro lado, el tenía razón, no importaba si hablábamos de ello si no había un futuro, si Voldemort ganaba.–Aunque entendería que tal vez necesites tiempo para pensar...
—Lo haré.–Conteste sin rechistar.
—¿Estás segura?
—Muy segura.
—Muy bien. Las reuniones serán los sábados para que no tengan que faltar a sus clases, les enseñaré todo lo que pueda para que sepan cómo protegerse de la magia oscura, pero también tendrán que luchar contra ella en algún punto.–Asentí y me levanté.
—¿Es todo?
—Es todo. Dile a Remus que pase.–Salí de la habitación después de darle una media sonrisa y camine directo hacia Marlene. Haría esto por ella, por nosotras y nuestro futuro. Le di un beso corto en los labios y la abracé.
—¿Qué te dijo?–Me preguntó Sirius. Pero nosotras seguíamos abrazadas.–Chicas... chicas... ¡chicas!–Nos separamos y lo miramos.–¡¿Que te dijo?!
—Quiere que Remus pase.–Sirius intento pasar con el.–Solo Remus.–Sirius se detuvo y soltó su mano, dejándolo ir.
—¿Por qué esto es tan complicado? ¿No nos podía unir a todos?–Preguntó Sirius cruzando sus brazos.
Sentí los dedos de Marlene acariciando mi cabello lenta y cariñosamente. Lo hacía por ella, todo era por ella. Y no me arrepentía.
[...]
Todos habíamos aceptado. Todos éramos parte de la orden del fénix.
Cada uno tenía sus razones, pero todos teníamos algo porque luchar.
Marlene se puso su camisa mientras yo la miraba desde la cama. Era complicado ajustarnos todos para poder estar en pareja, usualmente ganaban Sirius y Remus porque compartían habitación, pero habían momentos donde aceptaban irse. Como ahora.
Mire cómo acomodo su dorada cabellera y sonreí. Sin duda querría que si tuviéramos hijos lucieran como ella, con cabello dorado como el sol y ojos celestes. Incluso si sabía que naturalmente no pasaría, no podía dejar de imaginármelo. Vaya, esta chica si que me tenía mal.
—¿Penny?–Ella notó mi mirada y yo tuve que salir de mis pensamientos.–¿Todo bien, muñeca?–Asenti. Sabía que me llamaba muñeca cuando estaba tan distraída como yo.
—¿Dumbledore te convenció de la misma manera que a mi?–Ella asintió, a pesar de que no le había dicho como me había convencido el director.
Me levanté y empecé a vestirme junto anella, sintiendo su mirada sobre mi cuerpo semidesnudo.
—Quiero estar contigo. Quiero que nuestros hijos estén a salvo y que podamos vivir en una cabaña en medio del bosque lejos de todos.
—¿Criaríamos a nuestros hijos en el bosque?–Sonrei ante el pensamiento. Ella sonrió de vuelta y puso sus brazos sobre mi cintura, atrayendo mi cuerpo al suyo.
—Claro, serían educados por nosotras. Tú trabajarías en Hogwarts y yo sería jugadora profesional de quidditch, ambas amaríamos a esos niños con locura.
—¿Cuantos quisieras adoptar?
—Probablemente dos o tres, eso dependería de que tan ocupadas estuviéramos.
—...Te amo.–Solté sin pensar, tuve la suerte de que ella sintiera lo mismo. Hace tanto no le decía esas palabras que mi lengua las desconocía, pero aún seguían en mi corazón.
—Te amo mas, Lupin.–Nos dimos un beso.
[...]
Estábamos listos para las lecciones con Dumbledore, nos reuníamos en la sala de menesteres pues era la más callada, además, no cualquiera podría entrar y eso era bueno para las reuniones de esta índole.
Estábamos todos sentados en una mesa redonda, tenía la mano de Marlene sobre mi muslo, no apretando, solo estando ahí, como para recordarme su presencia a mi lado. Dumbledore no había llegado aún, pero Minnie estaba con nosotros. No me sorprendía que ella estuviera aquí, se notaba que ella quería un futuro tanto como nosotros.
Ni Marlene ni yo le habíamos hablado sobre el incidente de que la habíamos visto con Madame Promfrey en la enfermería aquella vez, y probablemente nunca lo haríamos ya que sería una conversación incómoda para todos los involucrados.
Dumbledore entró con su capa ondeando detrás de él como toda una diva. Nos levantamos ante su presencia y el nos indicó que nos sentáramos.
—Bien, he hablado con cada uno de ustedes y todos saben que hacen aquí y comprenden porque son necesarios para la orden. Todos aquí son igual de importantes, como piezas de rompecabezas, no puedes armarlo si te falta alguna. Así que así será, a partir de hoy no son solo compañeros, amigos, familiares o parejas, son parte de algo más grande, todo por lo que estudiaron y siguen estudiando servirá a partir de hoy, porque hoy empezará nuestro trabajo; este día quedará en la historia como el día en el que se fundó la orden del fénix.
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