—He olvidado por completo a Marlene.

—Y yo no salí con Regulus.–Se burló James de mi. Había llegado junto a ellos en el desayuno, hoy habría otro partido de quidditch después de las clases. Gryffindor contra Hufflepuff.

—¡¿Saliste con mi hermano?!–Preguntó sorprendido Sirius, Peter trató de tranquilizarlo, pero Sirius lo quitó.

—¿No lo sabíamos todos?–Dije para hacer enojar más a Sirius. Funcionó.

—Fue hace dos años, no importa.

—Maldito Potter.–Se lanzó sobre él y ambos empezaron a pelear. La gente se reunió al rededor de ellos y los gritos apoyando a los competidores no tardaron.

—Como sea...–Me senté más cerca de Remus, él miró con decepción a su novio y a su mejor amigo y después me miró a mi.–Ya la olvidé, para siempre.

—¿Cuanto te apuesto a que cuando la vuelvas a ver hoy volverás a caer rendida a sus pies?

—Tres chocolates y dos pays de calabaza.–Él tomó mi mano y cerramos el trato.

La puerta se abrió dejando ver a Marlene. Recién despertada, con su pelo alborotado y su uniforme, la corbata sin anudar.

—Cuidado con la baba.–Remus me limpio el labio y yo le di un manotazo para que la quitara, aunque después descubrí al pasar mis propios dedos por mis labios que si había babeado un poco.

—No me toques.–Resentí.

—Págame.–Remus estiró su mano.

—Eso no es justo, ¿cómo sabría yo que entraría viéndose así?

—No lo sabías, pero demostraste que sigues enamorada.

—Mierda. ¿Sabes que? Ya me voy, necesito seguir estudiando para el examen de pociones si quiero ganarle a Snivellius, de nuevo.–Me levanté de la mesa y empecé a tomar mis cosas.

—Eres una mala perdedora.

—Tal vez lo sea. Tú preocúpate por tu novio, porque James le esta rompiendo la nariz.–Me aleje de ahí.

[...]

Subí a donde estaban los profesores y acomodé mis cosas. Con el poco tiempo que llevaba de comentarista había aprendido algunas cosas, entre ellas, las más importantes eran cinco.

Uno, siempre lleva una botella de agua, la garganta seca es de las peores pesadillas para una comentarista.

Dos, no maldiciones. Al menos que sean muy leves.

Tres, Minnie se pone muy agresiva durante los partidos, así que es mejor alejarse un poco para que no termine zangoloteandote o gritando en tu oído.

Cuatro, no insultes tanto a los jugadores si no quieres un ojo morado–Este aprendizaje lo tenia desde antes, cuando a el comentarista de cuando estuve en primer año fue golpeado por un montón de jugadores porque estaba insultando al capitán–o incluso podías terminar en el ala del hospital, así que lo mejor era protegerse.

Y cinco, pero no menos importante en mi caso, no hacerle caso a tu ex, por más linda que se vea. Lo sé, algo difícil, pero necesario para la subsistencia.

Hice un par de pruebas con el micrófono, cantando un poco en el incluso para comprobar que estuviera bien conectado.

—Linda canción.–Casi caí ante la inesperada voz, pero me compuse.

—¿Marlene? ¿Qué haces aquí? Faltan dos horas para el partido...

—Quería ver a mi comentarista favorita antes del partido.

—Que extraño, mi comentarista favorito es Remus.–Evite cualquier romanticismo y seguí con lo mío. Ella se acercó más a mi mientras volaba con su escoba por encima del campo de Quidditch.

—Tu siempre serás mi favorita.

—¿Incluso si te insulto?

—Incluso si lo haces. Eres muy linda cuando me insultas, además, tienes razón, así que no puedo quejarme.

—Vaya, si estás dispuesta a todo para que yo vuelva contigo.

—No tienes ni idea...–Deje mis cosas y la mire extrañada. Ella tenía una sonrisa maliciosa, la misma que ponía cada vez que hacía algo a mis espaldas, como una niña pequeña.

—¿Eso debería significar algo?–Pregunte inquisitiva.

—Podría ser.

—Odio las sorpresas.

—Y yo odio que estes enojada conmigo.

—¿Entonces que harás?

—Aguarda y veras. No seas impaciente.–Ella dejó un beso en mi mejilla y se fue con la misma velocidad con la que llegó.

Frote mi cara con frustración. No quería pensar en lo que haría ahora. ¿Qué pasaba si me humillaba? Tal vez si estaba saliendo con aquella chica y la iba a besar frente a mi para hacerme sentir mal y que regresara con ella. No creo, ella nunca haría algo así por mi atención, bueno, alguna vez si me puso celosa, pero se dio cuenta que en lugar de enojarme me hacía encerrarme a comer helado mientras leía romance y lloraba, por lo que nunca mas lo intento.

Lo único que quedaba era esperar... o preguntarle a Lily. Creo que haré la segunda.

Salí casi corriendo para encontrarla.

Lastimosamente, al encontrarla estaba en la biblioteca, con James casi comiéndosela.

—Este es un lugar público.–Solté apenas llegue. Ellos se separaron rápidamente, ella me miró avergonzada, pero el estaba orgulloso.

—Siento que hayas visto eso...

—No importa ahora. Lily, tengo que saber que planea Marlene para este juego, es algo de vida o muerte.–Me senté en su mesa y James me miró mal.

—¿No pueden hablar de esto después? Es que yo...

—No.–Le respondimos al mismo tiempo.

—Está bien...–Acepto con resignación el regaño.

—Bueno, me dijo que iba a hacer una nueva jugada que...

—¡No eso Lily! Que planea hacer para mi, me dijo que me tiene una sorpresa y me estoy volviendo loca.

—Tranquila, no me dijo nada sobre eso, pero estoy segura de que no será algo malo, ella nunca te humillaría así. Solo quiere volver a salir contigo.

—No tiene oportunidad.

—Bueno...–Ahora fueron ellos dos quienes hablaron al mismo tiempo.

—No, yo ya lo dije. Nosotras, nunca, nunca, nunca estaremos juntas.

—A veces hay que dejar el orgullo detrás para poder estar con la persona que quieres, mírame a mi.–Señaló Lily.

—¡Si! Espera, ¿que?

—James, creí que me apoyabas.

—Lo hago, pero cuando estoy con Lily solo apoyo a Lily, es nuestro acuerdo, y no puedo romperlo.

—No puedo dejar mi orgullo de lado, no esta vez, no con ella.

—¿Por qué no?–Cuestiono Lily con curiosidad real.

—Porque... no lo sé.

—Yo creo que si lo sabes.

—...No quiero que vuelva a romper mi corazón.–Ambos me miraron con lastima, así que evité sus miradas.–Ella ya lo hizo una vez, ¿que evitara que lo haga de nuevo? Yo le di todo lo que tenía y más, y aún así ella no quiso seguir conmigo.

—Pero quiere volver contigo, significa que algo cambio.

—No se si me importa que haya cambiado, solo se que no quiero pasar por eso otra vez... fue la peor época de mi vida y no creo poder volver a pasar por ello.

—Piénsalo Penny, ¿si no fuera ella, quien sería?

—¿A que te refieres?

—Si yo tampoco entendí.–Confesó James.

—Quiero decir, ¿te has imaginado cómo sería tu vida si ella ya no fuera parte de ella?–Esa era una buena pregunta, en serio lo era.

No, nunca había pensado cómo sería mi vida sin Marlene McKinnon. Tal vez sería más aburrida, sin hablar de mis amigos, pero ella era esa chispa especial que lograba despertarme, era justo lo que necesitaba.

Me sentía como una adicta, alguien que sabe que algo le hace mal, y aún así no puede dejarlo. Tal vez así era como veía mi vida sin ella; como una adicción que por más que tratara no se iría por si sola.

Mi vida no sería la misma sin ella. Yo no sería la misma sin ella, me molestaba un poco ser tan dependiente a una pareja, pero no podía evitarlo.

—...No creo querer sacarla de mi vida.

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