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level seventeen

LEVEL SEVENTEEN; WHAT?

ODIABA LAS JUNTAS, y eso que apenas había hecho un par de ellas. Simplemente se sentaba en la silla que debía ser de Samura y escuchaba como habían planes estúpidos para conseguir cartas, de los cuales tan sólo les había funcionado el del nueve de corazones porque no contaban con que Samura se iba a colar en el juego con ella. Además, no había visto nunca a Mira o Yuzuryu jugar. Aguni y ella habían estado en un juego juntos, y Ann había ido a dos juegos para probar a los nuevos que llegaban, los cuales eran una cifra mayor a los que morían.

— Nuestra talentosa Michiko — la sonrisa no abandonaba al Sombrerero. Ella saludó algo incómoda por su mirada, y buscó con la mirada el plato de las galletas–. Chishiya no se equivocó contigo.

— No sé qué tendrá que ver Chishiya, pero realmente esa carta está ahí gracias a Sa-Last Boss — se corrigió. Solo ella le llamaba Samura.

— ¿A qué te refieres con eso?— preguntó Mira. Esa tipa rara tan siniestra la daba escalofríos.

— La última vez perdieron el juego la gente que enviasteis porque eran muchos que no sentían el más mínimo aprecio los unos por los otros — dio por finalizada su búsqueda de galletas cuando vio el plato vacío a un lado—. Este juego era algo... Uhm...

— ¿Difícil? — trató de averiguar Ann.

— Jodido — averiguó—. Era casi como... Tréboles. Sin compañero, muerte. Pero sin habilidades de convicción, muerte también — hizo un gesto con la cabeza, ladeandola un par de grados y volviendo a su lugar—. Creo que he perdido mi dignidad hoy.

— ¿Cómo crees que será entonces el diez de corazones? — preguntó Yuzuryu, tan sonriente y alegre como siempre.

Michiko miró el techo, después miró sus manos y negó con la cabeza. Si este había sido el nueve de corazones, eso significaba que las cosas podrían ponerse aún peor de lo que estaban.

— Tengo una muy mala sensación de esa carta — confesó—. Será el peor juego que vayáis a ver nunca.

— ¿Peor que el diez de picas?— preguntó irónico Niragi—. Imposible.

Michiko negó. Ella había estado presente cuando de un grupo de casi veinte personas sólo dos habían vuelto completamente ensangrentados y con una carta nueva de palo diez de picas, pero no se estaba refiriendo a la dificultad del juego.

— Aprende a escuchar, sordo — espetó—. La dificultad de un juego no se mide por su número, depende también de los jugadores, y el diez de corazones va a sacar lo peor de todos los que lo jueguen.

La junta quedó en silencio. No era su rollo crear malos ambientes, pero habían pedido su opinión y no iba a mentirlos diciendo que iba a ser un juego de paz, amor y amistad cuando lo más probable es que la mitad de la Playa fuera a morir tratando de conseguir la dichosa carta. Lo más probable es que acabarían enviándola a ella, y no estaba segura de si lograría ganar.

— Centrémonos en conseguir todas, y ya veremos qué hacer cuando nos topemos con el diez — sugirió el Sombrerero, cortando la tensión—. Gracias, jugadora de corazones.

— No me des las gracias — se apoyó en su codo, restando importancia con la otra mano. Chishiya la miró de reojo de una manera un tanto extraña, como si no se esperara esa respuesta—. Mejor dame un puto aumento y galletas que no sean del tres antes de Cristo, o no vuelvo a jugar ninguna carta de corazones que se os encapriche.

Chishiya sonrió. Ahí estaba lo que se esperaba que dijera. Niragi la pisó por debajo de la mesa, y Aguni de nuevo parecía terriblemente cansado de vivir. Ann ya ni se sorprendía, más de una vez había pasado por su extraño laboratorio para decir cualquier estupidez o quedarse mirando fijamente las cosas que usaba.

— Por supuesto que te mereces una buena recompensa — asintió el Sombrerero. Bien, no iba a morir aún.

— Nos merecemos — corrigió, señalando a Samura colocado como una estatua justo detrás de la silla—. Él jugó conmigo y nos salvamos el culo mutuamente.

— Tú dijiste querer entrar sola — se extrañó Mira, como si hubiera entendido algo de repente.

— Bueno, uno no puede hacer mucho estando ya dentro del juego — se encogió de hombros—. Si le empujaba hacia afuera de nuevo, moría; si yo salía para evitar que entrara, moría yo — indicó —. Si hay que culpar a alguien de no seguir el plan, culpad a Aguni.

— ¿Por qué a mí? — preguntó, con el ceño fruncido.

— Porque se supone que eres algo así como nuestra niñera, y Last Boss se te escapó — acusó, señalandole—. ¿Tienes hijos en el otro Tokyo? Si la respuesta es sí estoy segura que los has perdido ya varias veces y después te los has encontrado en el tejado de tu casa.

Niragi reía como estúpido, por lo que le pateó por debajo de la mesa con algo de fuerza, callandole de inmediato y haciéndole tirar el arma al suelo. Temió por que se disparara, pero Hideki la dijo que Aguni le obliga a poner el seguro en las juntas por seguridad.

— Podemos empezar por tu ascenso, y que Last Boss nos informe qué desea — tranquilizó la situación el Sombrerero.

— Dime por favor qué ya no tengo que seguir órdenes de ese fuckboy — cruzó los dedos.

— Tendréis el mismo rango, pero antes Niragi no podía darte órdenes igualmente — indicó Aguni.

— ¿Qué?

Miró directamente al paramilitar sentado frente a ella, y este alzó las manos de manera inocente soltando una risa malvada y burlona. ¿La había estado tomando el pelo todo este tiempo? Iba a matarle con sus propias manos, y lo iba a disfrutar. Pasó lentamente el pulgar por su cuello simbolizando su futuro, pero solo atinó a sonreír más y de manera más mala.

— Pueden retirarse.

Michiko se levantó de golpe al mismo tiempo que Niragi, y el muy cobarde se marchó a paso rápido, siendo de inmediato perseguido por ella.

— ¡Niragi, cabrón!

— ¡Atrapame si puedes, fideito!

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— Eres una salvaje — se quejó, apartando el pañuelo de su nariz para comprobar si seguía sangrando después de recibir un puñetazo—. ¿Eres igual en la cama?

— Si quieres te dejo en ella por una semana — amenazó, amagando levantarse de la tumbona en la que estaba sentada para lanzarsela.

— Si tú vas a ser mi enfermera... No, no, baja eso — se detuvo, bajando la silla de piscina que había cerca de ahí y que había cogido para lanzarsela a la cabeza sin dudarlo dos veces—. Eres rápida.

— Eso mismo dijiste cuando me perseguíais por un callejón para robarme las cartas — recordó, sentándose y tomando un trago del vaso de licor que Kuina la había dado. Confiaba en ella, si se lo hubiera dado otra persona probablemente se lo hubiera tirado a la cara sin dudarlo dos veces—. Serías más ágil si no cargaras con esa mierda todo el rato — opinó, señalando el arma que descansaba a su lado.

— Forma parte de mí — se encogió de hombros—. ¿Cuántas personas os cargasteis Last Boss y tú en el juego?

Michiko negó con la cabeza, alzando el puño cerrado.

— La violencia estaba penalizada — explicó ante su gesto de sorpresa—. Aunque yo di mi carta de muerte a la inútil que quería matarle y él al último jugador.

— Tsk, eso cuenta como matar a alguien — bufó, apartando la mirada y terminandose de un trago lo que quedaba de una botella de whiskey que había cogido por ahí—. Ganasteis y ellos no, así va la cosa.

— Yo nunca pierdo nada — sonrió levemente, mirando al gentío que disfrutaba de la fiesta—. Tuve la sensación de que el juego estaba hecho así a propósito — se inclinó hacia delante y bajó un poco el tono de voz, como si hubiera oídos escuchando su conversación—. Como si el creador del juego supiera que yo iba a entrar sola.

— Eso es absurdo — negó él—. Es un juego, como todos.

— Venga ya, fuckboy, no eres tan idiota como pareces — insistió —. Creo que el Game Master sabe sobre lo que se planea aquí.

Niragi recorrió su rostro buscando algún signo de broma, y miró a los lados inclinándose de igual manera.

— El Game Master no pensaría en matarte especialmente a ti — dijo, hablando despacio—. Eres un peón más, como todos.

— A no ser que este peón fuera directamente a por el rey saltándose cualquier tipo de reglamento.

Se alejó, cogiendo el vaso y levantándose de la tumbona, haciendo crugir sus rodillas por el tiempo que había pasado en la misma postura. Comprobó que no tenía marcas del asiento en los muslos, y se alejó del paramilitar sin rumbo en específico, tan solo dejando que la diera un poco el aire antes de volver a la habitación para descansar.

— Te dije que volverías.

— ¡Joder, Chishiya! Vuelve a aparecer así y te pateo.

El rubio soltó una risa suave, y salió de detrás de la columna para caminar junto a ella por los pasillos del resort. Era un siniestro de primera, pero al menos era algo agradable.

— He escuchado lo que decías del juego — comentó. Michiko le miró sin entender a qué se refería exactamente, porque había contado a los ejecutivos desde cómo eran las reglas hasta cuántos jugadores había y como habían muerto—. Era una trampa, y tú también lo sabes perfectamente.

Michiko se detuvo, mirando a Chishiya atentamente. No era estúpido, desde luego que no.

— Tengo mis sospechas.

— Comprensible —asintió, moviendo un mechón de pelo por el movimiento. Era raro verle sin su capucha puesta—. Tuviste suerte de que Last Boss entrara al juego, ¿por qué crees que lo hizo?

— ¿Cuestionas a mi compañero, Chishiya? — preguntó despacio. El rubio mantuvo el contacto visual, como si estuviera buscando algo—. Last Boss me ha salvado la vida más veces de las que puedo contar, él no es parte de esto.

— Supongo que sí — Michiko comenzaba a molestarse por su actitud de listillo. Ahora comprendía a qué se refería Niragi cuando era tratado como estúpido por Chishiya.

— Cada vez quedan menos cartas — informó, comenzando a caminar de nuevo tras el tenso momento—. Siete y diez de corazones, seis de picas, cuatro de diamantes y otra más de picas, si no me equivoco el tres.

— Lo sé, pero dudo que tardemos en conseguirlas — expresó confiado—. Creen que hay un juego de picas en una feria, podría ser el seis.

— También he escuchado eso — confirmó—. Hasta que no haya avistamientos de corazones tendré que ir con los Paramilitares a jugar esas picas.

— Vais con armas, será fácil — de nuevo afirmando cosas que no podía saber—. Sobrevivirás, eres ágil.

Con ese último alago, él tomó otro pasillo yendo en dirección contraria a la que ella iba.

CONTINUE?

YES    NO

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𝗚𝗥𝗔𝗣𝗛𝗜𝗖 𝗔𝗥𝗘𝗔

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I'm sorry pero tengo demasiados memes para la reacción de MichikoJAJAJAJAJAJJA

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