
level eleven
LEVEL ELEVEN; TRUST IN ME
GUARDÓ EL TELÉFONO EN SU BOLSILLO, despreocupándose de él completamente. Pilla Pilla, Balón Prisionero... ¿Dónde estaban el Escondite o la Rayuela? Esto ya parecía un chiste malo y retorcido, una manera de dejarles en claro que todo era diferente, que ya no había tiempo para jueguecitos porque en un abrir y cerrar de ojos podrías estar muerto.
- ¿Y de dónde se supone que van a llegar los balones?- un hombre preguntó, algo alejado de ellos y mirando el teléfono como si fuera algo sumamente extraño.
Un silbido se escuchó, y nadie pudo reaccionar cuando un balón golpeó con fuerza la espalda del hombre, de inmediato recibiendo uno de esos rayos que caen del cielo y te fulminan si se te acaba la visa o tratas de huir del juego al que ya has entrado. Michiko se estremeció, retrocediendo y colocándose estratégicamente entre dos personas para así estar cubierta en caso de que otro balón llegara. Niragi parecía estar dándose cuenta que no en todos los juegos podría llevar su inseparable arma, por lo que la dejó a un lado tirada, atento por si otro balón llegaba.
En su cabeza no dejaba de repetirse que podría ser peor, que fácilmente podría esquivar los balones o ponerse detrás de alguien, pero no estaba del todo segura cuando lanzó una mirada al cadáver del suelo. Quién hubiera creado esa mierda debía haber sido criado bebiendo biberones de sangre y viendo Saw* antes de irse a dormir.
Un silbido volvió a escucharse, pero esta vez provenía de una dirección diferente. Al contrario de con el anterior balón, este venía de la derecha, justo donde Niragi estaba. ¿Avisarle o no?
— ¡NIRAGI, ABAJO!
Mucho debía de confiar en ella para tirarse al suelo justo cuando el balón apareció tras él. Para su suerte, todos lograron esquivarlo ya que iba en línea recta, y el único que podría haber muerto era Niragi.
— ¡¿Conoces a ese tío?! — preguntó agitado el hombre de traje—. ¡¿Eres una de esos locos?!
— ¡Cierra la boca! — espetó, atenta por si el silbido volvía a aparecer. Miraba constantemente la hora en el teléfono, procurando averiguar si entre balón y balón había un patrón para así estar preparada.
Pasados justos dos minutos, otro silbido sacudió el campo. Dos minutos debían pasar entre balón y balón, dos minutos para recomponerse.
El balón apareció rápido, llevándose por delante al conductor de la Playa al intentar atraparlo en el aire para así lanzarle. Quería creer que no se lo habría lanzado a ella. Aún entre las tres personas que la hacían de escudo, se asomó para mirar a Niragi maldecir cuándo el rayo atravesó al muchacho. Las personas chillaron, volviéndose completamente locas, y Michiko fue la que maldijo ahora; sabiendo que con tanto ruido iba a ser incapaz de averiguar si algún balón aparecía.
Y podría pasar lo que acaba de pasar, porque nadie había visto venir al balón, y acababa de golpear a otra persona.
Dolía tener que admitirlo, pero tendría que recurrir al intento de fuckboy para no ser golpeada por culpa de una panda de ineptos.
— ¡Niragi! — miró la hora. Un minuto para otro balón—. Espalda contra espalda, con tantos gritos no sé por dónde va a aparecer el balón.
— ¿Eh? ¿Cómo mierdas has sabido de dónde venía antes?— preguntó, mirándola de frente y dando la espalda a los bordes por dónde aparecían los balones. Michiko le giró, y apoyó su espalda en la suya para así poder tener la espalda a salvo.
— Se dice gracias, maldito cerdo desagradecido — espetó, mirando a los lados cuál loca—. Avisame si escuchas un silbido.
— Tsk, como si no hubiera visto la manera en la que pensabas utilizar a esa gente — chistó. El balón apareció por el lado donde la gente corría mirando al cielo, y se llevó a una persona más—. Joder.
— ¿Y tu novia?— preguntó, mirando al suelo en busca del arma. Niragi se separó para coger el arma, tal vez comenzando a entender que dependería del fideo colorido para sobrevivir a ese juego y conseguir la carta—. Dispara — indicó. Por la cara que puso Niragi, tuvo que corregirse—. Da un par de tiros al aire para que se callen.
— Le quitas lo divertido a la vida, Tsunemori — sonrió de manera socarrona, pero la hizo caso, de inmediato sembrando el silencio en todo el campo.
— ¡ESTÁIS LOCOS!
— ¡VAMOS A MORIR SI NO NOS MATA ÉL ANTES!
Michiko rodó los ojos, y detuvo a Niragi antes de que volviera a disparar pero en su dirección.
— Déjalos que se mueran, ponte de espaldas — restó importancia, volviendo a chocar espaldas (aunque él era significativamente más alto y estaba plenamente cubierta)—. Grita si ves el balón venir hacia nosotros. Si no se acerca, no avises — ordenó—, que se mueran por imbéciles.
— Que mala — se rio—. Me gusta.
Michiko optó por ignorarlo, siempre era una buena opción hacer silencio bajo la excusa de sobrevivir.
El balón volvió a aparecer, pasando frente a ella para ir directo al grupito de gente que corría de un lado a otro cual gallinas en un pajar. Se veían tan estúpidos que sintió lástima cuando la copiloto fue empujada por uno de ellos hacia el balón, funcionando como escucho.
— ¿Cómo se llamaban?— preguntó, mirando el teléfono de nuevo para estar atenta a la hora. Les quedaban aún poco menos de veinte minutos—. Los que venían con nosotros.
— Shotaro y Zumo, creo— él no apartaba la mirada de los alrededores, tomándose muy enserio la tarea de vigilar—. Ahora me toca conducir a mí, que peñazo —bufó—. Sobrevive para que yo no tenga que conducir, renacuajo.
— Fingiré desmayarme para que no te quede otra — le pegó un codazo no muy fuerte—. Ya viene otro, atento.
Debido a que el número de jugadores había disminuido a seis de los doce que eran al principio, ya se podía escuchar mejor un suave silbido, pero casi imposible de averiguar la dirección por los gritos de una chica y la llamada Yumiko.
— Si no mueren ahora me las voy a cargar — advirtió Niragi. Michiko se encogió de hombros, tampoco era su problema si vivían o morían esas dos—. ¡Abajo!
Tiró de ella con fuerza hacia el suelo, justo a tiempo para que el balón pasara donde antes estaban sus cuerpos. Quedó unos segundos tirada en el suelo sintiendo el césped del campo, aún con la mano de Niragi en su brazo, del cual había tirado con fuerza para que se agachara al mismo tiempo que él.
— No voy a volver a jugar con balones — bromeó para bajar la tensión de su casi muerte. Niragi se puso en pie tirando de ella como si fuera una muñeca, y afirmó el arma, apuntando a la chica que aún lloraba ruidosamente.
— Se dice gracias, maldita cerda malagradecida — la imitó con sus mismas palabras, apretando el gatillo sin dudarlo y causando que el molesto ruido que emitía la chica se detuviera, al igual que todos. Al principio creía que bromeaba sobre matarla, pero ahora veía que no—. ¡Cerrad el pico u os lo cierro yo!
— ¡Monstruo! — y la perra seguía y seguía. Yumiko parecía dispuesta a no cerrar la boca, y Niragi dispuesto a volarla la cabeza igual que con la llorona—. ¡Los dos! ¡Iréis al infierno!
— Disparala, no escucho el balón — Niragi parecía estar esperando eso, porque otro cuerpo cayó al suelo tras él apretar el gatillo—. Silencio al fin.
Esta vez el silbido sí que fue claro, debido al shock en el que se encontraban todos después del doble asesinato del chico con piercings. No iba a pasar cerca de ellos, ya que iba directo a los pocos jugadores que aún estaban en pie, pero se asustó de sobremanera cuando el hombre que venía con Yumiko, el que tenía un traje, agarró el balón en el aire con algo de torpeza. Las lágrimas caían por sus mejillas mientras miraba el cadáver de la mujer, y sostenía el balón como si fuera una bomba de relojería.
— Os... — balbuceó—. ¡OS MATARÉ!
Pasando el balón a su mano derecha, dio un par de zancadas rápidas y bruscas hacia ellos, acercándose para tener más posibilidades de acertar el tiro que no estaba segura si iba para Niragi o para ella; tal vez para ambos.
— Fuckboy, confía en mí — murmuró, atenta al hombre de traje—. Dispara después de que haya lanzado el balón, tal vez eso sea considerado trampa y mueras.
Lanzó el balón con fuerza, y ella empujó al militar agachandose al mismo tiempo para evitar el impacto del balón. Cuando sus rodillas golpearon el suelo y el balón pasó por su lado, Niragi disparó, acabando por matar al hombre al mismo tiempo que otro balón llegaba e impactaba en su espalda, haciendo aparecer otro rayo.
— Renacuajo, a partir de ahora eres mi compañera —la palmeó el trasero sin ningún tipo de vergüenza, poniéndose en pie.
—¿Qué? — negó, sacudiendose los pantalones—. No, mi compañero es Last Boss.
— Ya no, te pido para mí —dejó el arma a un lado en el suelo, y se arremangó la camisa—. Voy a coger los balones, y tú me vas a cubrir la espalda.
— Qué otra opción tengo — expresó con sarcasmo, dándole la espalda de nuevo para vigilar. El famoso silbido volvió a escucharse, y Michiko señaló hacia la izquierda, por donde se veía el balón llegar. Sin miedo a morir o tal vez demasiadas ganas, Niragi saltó y le atrapó en el aire, casi como si le hubieran pasado el balón especialmente a él. Con la sonrisa de maniaco intecta en sus labios, se giró a mirarla-. Como me mates te mato, Niragi - amenazó.
- ¿Me crees tan estúpido, Tsunemori?- se inclinó hacia atrás, para girarse de golpe y lanzar el balón con fuerza hacia el resto de jugadores. Michiko creyó que no lograría dar a nadie con ese lanzamiento tan poco estable, pero acertó de lleno en la única mujer que quedaba entre el resto de jugadores-. ¡10 puntos!- gritó con fuerza, riendo.
Michiko hizo un gesto de desagrado; sí, ella también tenía su propia lista de muertes a su causa (ya fuera efecto secundario de haber ganado ella pasando sobre ellos como Kougami o con sus propias manos) pero no la entusiasmaba de esa manera matar. Quería creer que había mucha diferencia entre las maneras de Niragi, que mataba ya casi por disfrute propio, y ella, que simplemente hacía cualquier cosa para sobrevivir.
Un par de balones más en los que ni se molestó en moverse decidiendo quedarse en el suelo sujetando el arma de Niragi mientras él atrapaba los balones y se los lanzaba a la gente, tan solo quedaban tres personas en pie, contándolos. Niragi volvió a gritar, yendo directo a por la carta y tomándola entre sus dedos pateando un cadáver por el camino. El último superviviente, un chico de tal vez su edad que temblaba y tenía unas gotas de sangre debido a lo cerca que estaba de Yumiko cuando Niragi la disparó, la miró con un gesto de súplica y ojos llorosos, como si ella fuera a salvarle de lo que aún le quedaba por sufrir.
- Hey, ¿sigues viva?- la pateó Niragi, enseñándola la carta como un trofeo.
- ¿No ves que no?- se levantó, aún sujetando el arma. Él tampoco la pedía, así que más seguridad con un Niragi desarmado-. ¿Esa mierda está repetida o hemos ganado una nueva?
- Nueva - la guardó en su bolsillo-. Conduce tú.
- No sé conducir - mintió, quería quedarse adormilada en el asiento y no hacer nada en todo el trayecto-. ¿Nos llevamos a ese?- señaló con la cabeza al otro ganador, el cual seguía mirándola. Niragi se lo pensó, pero acabó silbándole como si fuera un perro, asustándole-. ¡Oye, tú!- gritó-. ¡Ven aquí, te adoptamos!- el chaval parecía casi feliz mientras se acercaba a ellos-. No le asustes, suficiente tiene con tener que ver tu cara de cerca.
- Te mueres por verme aún más de cerca - cuando se acercó, Michiko le puso con fuerza el arma en el pecho, librándose de ella de una vez-. Tú, ¿sabes conducir?
- N-No.
Niragi soltó un gemido de frustración, y Michiko rio por lo bajo, yendo al cadáver de su anterior conductor para coger las llaves del bolsillo. Era ciertamente algo desagradable y tétrico, por no mencionar que cruel, pero necesitaba las llaves para volver a la Playa.
- Vamos Yakuza, tienes que presumir de qué sabes jugar al balón prisionero a tu papi Aguni - se burló, pasando por su lado para salir del terreno de juego y abrir el coche.
- No te creas que no sé que sí sabes conducir - susurró cerca de su oreja, adelantándola.
- ¡Eso ha sonado a acosador!
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Bajó del coche pateando la rueda a propósito, buscando con la mirada a los supervivientes de los otros coches. No conocía a demasiadas personas, pero no estaba de más comprobar que al menos Chishiya y Samura hubieran vuelto a salvo (el rubio iba en el coche cuatro también). No era complicado encontrar un pelo rubio teñido y un tipo raro con tatuajes y espada, pero si todos los residentes de la Playa estaban cual idiotas alrededor de los coches gritando y celebrando las nuevas cartas adquiridas se convertía en una tarea imposible.
- ¿Buscas a alguien?- preguntó Niragi tras ella. Maldito acosador, era jodidamente siniestro ya-. ¡No te caigas!
- ¿Por qué me iba a...? ¡Bájame, imbécil!
La gente gritó, aplaudiendo cuándo Niragi se agachó para colocarse entre sus piernas y subirla sobre sus hombros, gritando junto a la muchedumbre. No sabía dónde agarrarse para no caerse, pero debía admitir que era divertido ver todo desde tanta altura.
- ¡Nuestra nueva paramilitar! - gritó de nuevo, ampliando el volumen de los gritos y aplausos-. ¡Sujétate, fideo!
- ¡Ni se te ocurra tirarme al suelo!- trató de ponerse firme, pero soltó una fuerte carcajada.
Tal vez podría acostumbrarse a eso, a sentirse libre, feliz, libre de todo tipo de responsabilidades. Olvidar el Tokyo en el que solo quería desaparecer y dejar atrás su pasado para disfrutar de todo aquello que se la prohibió por el sueño de alguien más; borrar quién solía ser Michiko Tsunemori, la atleta nacional, y comenzar a ser Mich, la extrovertida y salvaje veinteañera.
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- ¿Estás realmente seguro, Chishiya? Mírala - señaló, mirando desde un lugar apartado como Michiko reía y bromeaba entre los militares subida aún a hombros del chico de piercings-. Es uno de ellos.
- Tener a una paramilitar en el plan sería nuestra clave para la victoria - se giró, ya con la capucha puesta, y fijó sus ojos en la chica que mordisqueaba un palito de helado-. Michiko haría cualquier cosa por sobrevivir - señaló-. No quedará ligada a algo que podría ponerse en su contra.
Kuina se lo pensó, mirando aún el desastre que se estaba armando, ignorando completamente lo heridos que habían llegado algunos o los que ni si quiera habían llegado a superar la prueba.
- Confiaré en ti.
Chishiya sonrió, alejándose del gentío y la fiesta.
YOU WIN
+1 ALLIANCE
CONTINUE?
☞YES NO
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[*Saw es una película de terror estrenada en 2004 y dirigida por James Wan]
𝗚𝗥𝗔𝗣𝗛𝗜𝗖 𝗔𝗥𝗘𝗔
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+ tremendo video que encontré en yt
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