them
Daisy no había aparecido en todo el día y, si soy honesto, me preocupa un poco. Anoche fue... bueno, intenso.
Yo... soy un caballero, fui criado por mi madre para ser uno, pero juro que cada vez que Daisy está cerca de mí, siento que pierdo el control.
Hoy no tengo nada que hacer, así que estoy bastante aburrido en mi habitación de hotel. Miro Instagram y veo las historias de los chicos. Están en... ¿Disney? Daisy aparece en una foto en la que Lando tiene la cabeza sumergida en un tacho de basura, supongo que vomitando.
Me río ante las ocurrencias de los chicos y estoy un 100% seguro de que arrastraron a Day con ellos.
Tomo el celular con más atención cuando me llega un mensaje de Daisy.
"¿Te parece si hablamos hoy? Estoy en Disney con mis amigos, pero volveré a la tarde."
Le contesto al instante. Su forma de escribir en el mensaje es un poco rara, pero quizás está ocupada.
"Claro, ¿te parece en mi habitación? Es la 363."
Ella dice que sí y no puedo evitar sonreír. Suspiro mientras agarro una toalla para entrar a bañarme.
Horas después, suena mi puerta. La abro con una sonrisa y el rostro de Daisy se muestra confundido. Tiene bolsas en sus manos y una vincha de Minnie Mouse.
Se ve demasiado linda.
—¿Qué haces aquí? —pregunta.
—Es mi habitación y tú me dijiste de vernos, Day —cierra los ojos suspirando, pasa y deja la bolsa en la cama.
—Yo no mandé el mensaje. Charles tiene secuestrado mi teléfono desde esta tarde.
Ella no quería hablar conmigo, no realmente.
—¿Y cómo llegaste aquí?
—Lando me dijo que esta era su habitación y que haríamos una pijamada —me siento un poco mal, pero no puedo evitar reírme—. De igual manera, me alegro de que hayan mandado el mensaje.
No puedo evitar quedarme mirándola. Estoy por arruinarle toda la idea de lo que es su hermano para ella.
—Day, creo que es mejor que te sientes —le pido y lo hace. Se ve confundida ante mi seriedad—. Podemos hablar de lo de anoche luego, pero hay algo más importante.
—George... ¿Estás bien? —pregunta preocupada.
—No rompí la promesa.
—¿Qué?
—No rompí la promesa —ella niega con la cabeza, como si no lo creyera—. Max me dijo que tú salías con alguien, Day, y se encargó de organizarme una cita, a la que no terminé yendo, por cierto.
—No... no entiendo.
—Max mintió y no sé qué fotos te mostraron a ti, pero no eran reales.
—Max no mentiría —niega con el ceño fruncido.
—¿Quién te mostró las fotos? —se queda callada—. Daisy, ¿quién te mostró las fotos?
—Mi papá —susurra. Me arrodillo delante de ella y pongo mis manos en sus rodillas.
—¿Y no crees que él haría de todo para mantener a su hijo estrella en la cima? —Daisy parece perdida. No me termina de creer, pero no sé qué más hacer para que lo haga.
—¿Y qué tiene que ver Max? —pregunta. Su voz tiembla y noto cómo empieza a temblar bajo mi tacto también.
Se para y se encamina hasta quedar de espaldas contra la puerta.
—Solo quiere que tu padre esté orgulloso de él, amor. Tú hiciste todo por él y lo mismo hizo Max.
—Maxie no me haría algo así.
—¿Por qué le crees a él y no a mí?
Daisy
—Porque él es mi hermano y tú el chico con el que solía salir.
—¿Soy solo eso? ¿Tu pasado?
No te atrevas, Daisy, no te atrevas a decirle que sí, no cuando sabes que la respuesta es no, no cuando sabes que no solo quieres que sea tu pasado sino también tu presente y futuro, así que no te atrevas a lastimar a George.
—Él es mi hermano, George...
—No respondiste mi pregunta.
—No puedo hacerlo. Max ha estado ahí siempre, sin importar qué. Él estaba ahí cuando todo se complicaba, él estuvo ahí cuando estaba tan aterrada que no podía ni dormir, cuando mi padre puso todo en contra, Max estuvo ahí —dijo puntuando las últimas tres palabras—. Cuando lloraba por cómo me sentía, cómo me veía y por cómo sonaba, Max estuvo ahí. Cuando te llevaste mi corazón, Max estuvo ahí.
—Max no es quien finge ser, Day. Sé que lo sabes.
—No puedes preguntarme por qué le creo a él y no a ti, no es justo. Max no haría nada para lastimarme.
—Pero tu padre sí —me quedo mirándolo sin saber muy bien qué decir.
—Acepté volver a casa durante el receso, George. No puedo lidiar con esto también.
—¿Cómo que vas a volver? —pregunta incrédulo.
—Max. Él...
—¡Él te manipula, Day! Al igual que tu papá.
Mi cuerpo está paralizado, es como si no pudiera reaccionar ante lo que me dice. Es como si cada palabra que sale de su boca fuera una bofetada que me deja más aturdida que la anterior. Siento un nudo en el estómago, como si todo lo que alguna vez creí saber estuviera desmoronándose. Mis piernas se sienten pesadas, como si estuvieran atrapadas en cemento, y mi mente está en un caos, luchando por procesar lo que George está diciéndome.
Mis pensamientos se arremolinan en mi cabeza, cada uno chocando contra el otro sin sentido ni orden. Las palabras de George resuenan una y otra vez: "Él te manipula, Day. Al igual que tu papá." ¿Es posible que las personas en las que más confiaba me hayan traicionado de esta manera? La idea me hace sentir como si el suelo bajo mis pies estuviera desapareciendo.
—Day, haz algo, grita, golpea cosas, no lo sé, pero reacciona —lo miro sin decir nada todavía—. Él sigue quebrándote y tú no haces nada.
Mientras George continúa hablándome, veo la preocupación y la desesperación en sus ojos. Quiere que lo crea, que confíe en él, pero el conflicto dentro de mí es demasiado fuerte. Es como si estuviera atrapada entre dos mundos, cada uno tirando de mí en direcciones opuestas, y no sé a cuál pertenezco realmente.
—No puede seguir quebrando algo que ya no tiene pedazos que romper, George.
Me mira como si no me reconociera, como si no fuera yo con quien está hablando. Siento que está enojado conmigo y me hace sentir perdida. Es raro sentirse perdido cuando no se trata de un lugar. No me he equivocado de autobús, no me he desorientado al visitar una ciudad que no conozco. Es algo más profundo, más... ¿Cómo explicarlo? La sensación de estar buscando un objeto cuando lo sostienes justo en la mano. O tener una palabra normal y corriente en la punta de la lengua y no conseguir que salga. Te sientes inútil. Me siento inútil.
George camina hacia mí y, por un momento, me da la sensación de que va a usar la puerta que está detrás mío y se va a ir. Pero no lo hace. Frena justo delante y me abraza. Quedándose conmigo. Y me doy cuenta de que en realidad no está enojado, ni molesto, solo preocupado.
Si te crías con un hombre enojado en tu casa, siempre habrá un hombre enojado en tu vida, ya sea porque lo está de forma física o porque tu cabeza siempre creerá que alguien está enojado contigo. Y no es cierto.
Él no está enojado, no está tratando de manipularme. Está preocupado, genuinamente preocupado por mí. Y esa preocupación, ese amor, es lo único que me da fuerzas para empezar a considerar la posibilidad de que tal vez, solo tal vez, he estado viviendo en una mentira. Hay personas que se preocupan y te aprecian solo porque eres tú. George es así.
—Necesito que me creas, Day, que me dejes probarte que no miento y que puedes confiar en mí —mi cabeza está contra su pecho, mis brazos rodean su torso y él me atrae aún más.
—Quiero creerte —lo miro a los ojos, todavía con mis brazos rodeándolo—. Necesito creerte.
—Quédate, por favor, quédate. Déjame mostrarte que puedes confiar en mí —su aliento choca contra mi rostro y me contengo para no juntar nuestros labios. Puedo recordar perfectamente lo que me hizo sentir anoche y necesito sentirlo de nuevo—. Déjame mostrarte que no estamos haciendo nada malo.
—George...
Su mano recorre mi espalda hasta sostener mi nuca de una forma delicada. Quiere besarme, pero no va a hacerlo hasta que dé el primer paso, no quiere aprovecharse.
—¿Puedo besarte? —pregunta casi rogando.
Lo observo unos segundos más antes de contestar, pasando mi pulgar por su mejilla con suavidad y preguntándome si vale la pena todo lo que estamos a punto de pasar.
Por supuesto que vale la pena.
Sí, definitivamente vale la pena.
—Solo si me dejas quedarme esta noche —siento que sonríe sobre mis labios antes de juntar nuestras bocas.
holiss, cómo andan???
espero que les gusten los capítulos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro