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1 de septiembre de 1997

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Arthur ya no sabía que más hacer, se reclamaba a si mismo por enamorarse. Nunca debió encariñarse con él, conocía como terminaría y no hacía nada para evitarlo.

¿Por qué simplemente no renunciaba a su misión? ¿No podía retirarse y a lo mucho escapar?

Era ridículo preferir su vida antes que la de él, pero era un instinto, no importaba lo que tuviese que hacer mientras estuviera vivo. Eso no le había molestado hasta ahora.

"Mientras más rápido menos duele." Se repetía para intentar convencerse.

Todo esto era solo para someter la familia Vargas, para que toda decisión que tomasen pasara antes por las manos de sus superiores. Si lo pensaba un poco más está situación era demasiado extrema, era más fácil negociar, pero así era su jefe, ese hombre no amenazaba, demostrar lo que era capaz de hacer, era la advertencia para quien desobedeciera sus órdenes.

Ya había intentado antes matarlo, no lo logró a pesar de que la primera vez que se conocieron le pareció que sería el trabajo más simple que le podrían haber dado, solo necesitaba ganarse su confianza, era ridículamente fácil, cualquier persona sería de extrema confianza para él en menos de una semana, hasta llegar al punto de ser su confidente.

Arthur no podía hacerle nada, ni siquiera podía dañar una foto suya ¿Qué se suponía que haría ahora? Desde que le entregaron aquella misión habían pasado dos años, su tiempo se acababa.

— no debería —murmuró, terminando su tercera cerveza de un golpe—, no puedo ni pensar en eso.

— Arthur, tienes que hacerlo —dijo un joven de cabellos rubios y largos—. Sé que no quieres, pero tienes que. No te tortures más, mon ami.

— no puedo, idiota —gruñó, pidiendo otra cerveza—, llevo dos años intentándolo y la boda de su hermano es en nada ¿No es demasiado cruel, Francis?

Francis suspiró, sentía mucha pena por su amigo, entendía su situación más de lo que quería.

— es ahora o nunca, si solo esperas más tiempo será más difícil.

— lo sé, siempre lo repites cuando nos vemos —refunfuñó, tomando violentamente la cerveza que le habían traído.

— ¿Qué fue lo que cambió está vez? —preguntó el francés, dejando vagar sus ojos por aquél pálido y enojado rostro— Nunca antes te había pasado algo así ¿Tiene Feliciano algo en especial?

— él es demasiado bueno, solo quiere proteger a los demás, no merece más de esto. Feliciano nunca quiso tener nada que ver con todo los problemas en los que se metía su familia y sin embargo lo hizo solo para evitarle muchos problemas a todos.

— no dejes que el cariño que le tienes te guíe, te dieron órdenes muy específicas y no te darán una segunda oportunidad está vez, mon ami.

— no necesito una segunda oportunidad, haré lo que tenga que hacer.

Le dolía tener que decir eso, le dolía mucho, pero ¿Acaso había otra opción? Si es que la había no la conocía y daría todo por conocerla.

Capítulo cinco listo uu, lo hubiera subido más temprano, pero estaba con mis primos y no había como :(.

Mañana el seis uu, nos vemos uwu.