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29 de septiembre de 1997

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Ya era un poco tarde para arrepentirse ¿No? Un par de días tarde para lamentar sus acciones.

Lo hecho hecho está y así se va a quedar.

Tal vez podría haber esperado unos días, unos meses más o incluso otro año, pero su no lo hacía ahora ¿Cuándo?

No podría haberse permitido que alguien más fuese a hacerle daño, que alguien más se encargase de darle fin a su vida. Eso era demasiado cursi a su manera.

Arthur sentía que está situación era muy de novela, muy Romeo y Julieta, si no fuera porque en ningún momento Romeo mató a sangre fría a su amada.

Era muy tarde para arrepentirse, muy tarde para dar un paso atrás, pero tener el control sobre una de las familias más importantes lo valía, todo ese dinero era una muy buena recompensa, es más, ahora ya no estaba atado a una sola persona, esto era lo que siempre había querido, por eso se involucró en esto ¿No?

— si no hubieras intentando entrometerte en mi vida, yo no estaría aquí, tú sí, de una u otra forma tu nombre estaría grabado en una lápida —el inglés dejó caer un ramo de flores sobre el suelo—. Tus favoritas, claro que recuerdo cuales eran.

Se puso de rodillas, se sacó un anillo y lo dejó en el suelo, luego sacó un pañuelo de su traje y sacó otro anillo, dejándolo junto al otro. Arthur y Feliciano no se podían casar, nunca podrían haberlo hecho, pero el italiano había insistido en los anillos.

— la boda de tu hermano ¿Lo recuerdas? Fue hace unos días, Lovino decidió que continuaría con su boda, como pediste, también leyeron tu testamento ¿Cómo haces llorar a tanta gente solo escribiendo algo así de trivial? Tenías una lista entera de platillos que no tenía nada que ver con todo lo demás —Arthur dejó de hablar y tomó aire—. Usaron las flores que pediste, los adornos que hice y pusieron las canciones que elegiste, fue divertido y hubiera sido mejor si tú hubieras estado ahí. Lo siento.

No era un lindo final, no era el que quería, pero era el que tenía que pasar.

— el amoniaco parecía una opción menos cruel —murmuró, cerrando fuertemente sus puños—. No huele, no sabe, podrías haber muerto comiendo algo que te encantase, pero no soportaría verte vomitar de una manera tan violenta.

Una gota tras otra chocaron contra sus manos, muchas resbalaban por sus pálidas mejillas.

— elegí el camino fácil y solo lo compliqué más. En un momento pensé en escapar, hacerte creer que había encontrado a alguien mejor, romperte el corazón, pero dejarte vivir.

El sol brillaba tanto, parecía reírse de su dolor, reírse de una manera tan burlona que le daban ganas de apagarlo para dejar de verlo.

— seguro quieres saber que pasó con Ludwig. Se fué, volvió a Alemania, tomó una muy buena decisión —tomó el ramo con delicadeza, sus manos temblaban—. Nunca supo lo que te pasó, se fue ese día y creo que es mejor que nunca lo sepa, tiene mucho con que lidiar.

Colocó el ramo sobre la lápida suavemente.

Limpió con cuidado el nombre que estaba tallado en la piedra— tu hermano está triste, demasiado. Se ha pasado todos los días repitiéndose que debería haberte dicho cuanto te quería.

"Feliciano Vargas, 1974 – 1997"

— te extañan... Yo también, pero ahora no tengo derecho a decirte que te amaba —limpió su rostro y se levantó, estaba listo para irse—. Nos veremos pronto, amore.

Hola, hola uu, adivinen a quien se le fueron las fechas :').

Sí, a mí, perdón unu, me agarraron los trabajos del colegio y un dolor de estómago increíble (no mezclen helado y costillitas).

Pues este es el último capítulo, voy a hacer dos extras y me gustaría saber si quieren ver algo específico en ellos uu. También voy a comenzar con la corrección uu.

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