37.
La noche caía como un manto pesado, y a pesar del cansancio acumulado, no lograba conciliar el sueño.
Me revolvía en la cama, atrapada entre las sábanas y mis pensamientos, con la preocupación apretándome el pecho. Era como si cada tic del reloj acentuara mi incapacidad para descansar, transformando cada minuto en una eternidad.
Los eventos de los últimos días habían sembrado en mi mente un campo minado de inquietudes. Las imágenes y las voces se repetían sin cesar, creando una sinfonía de ansiedad que me mantenía despierta. Sabía que no podía seguir así. Mi cuerpo estaba al borde del colapso, pero mi mente se aferraba a la incertidumbre, incapaz de soltar.
—¿Qué harás, Soohyun? ¿Que harás?
Antes de salir de la cafetería con Yoongi, tenía muy claro cual seria el plan, pero de tanto pensar, lentamente se fue convirtiendo en una mala idea. Debía encontrar algo arriesgado, algo en donde pudiera zanjar este tema de una vez por todas.
Me propuse ser feliz y dentro de mi felicidad estaba Jungkook.
—¿Tendré que ir con la psicóloga nuevamente? Definitivamente no estoy bien...
Abrí mis ojos al caer en cuenta. En medio de ese caos mental, surgió una idea. Me incorporé lentamente y me senté en la cama, ordenando las ideas en mi cabeza de manera en que lo que acababa de pensar tuviera sentido.
—Realmente es mala idea... una muy mala idea...
Pero una parte de mi estaba completamente decidida a terminar con todo esto de una vez por todas. Estaba tan cansada de ser espectadora en algo que debería ser protagonista.
No quiero que esa mujer se quede con todo.
Sabía que Jihee asistía a la misma consulta a la que solía ir antes de que todo esto empezara. Era una idea arriesgada, peligrosa, incluso un acto ilegal si llegaban a descubrirme. Si podía acceder a los documentos de la oficina de la psicóloga, quizás podría encontrar algo que expusiera los secretos que Jihee intentaba ocultar, algo lo suficientemente fuerte como para frenar su crueldad. Sería un riesgo enorme, pero uno que estaba dispuesta a tomar.
Si esto salía mal, las consecuencias podrían ser catastróficas.
Pero ya no tenía nada que perder. Jungkook es lo único que me quedaba y si no hacía algo por tratar de salvarme y salvarlo a él de todo esto, ¿quien más lo haría?
¿Quién mas lucharía por él, si solo tiene a Miyeon y a mí?
Yo estaba luchando por lo que creía correcto y a mí nada ni nadie me intimida. ¿Debo tener cuidado? Claramente, lo tendré el triple al hacer esto. Solo espero que las cosas salgan bien para poder tener al motivo de mi felicidad aquí, junto a mí.
Y espero que sea mas pronto que tarde. Porque no estaba soportando el tenerlo tan lejos de mí.
Caminaba por la consulta mirando a todos lados como si fuera una maldita criminal. Esto no estaba resultando como lo tenia planeado. Si no quería levantar sospechas en caso de un descubrimiento, tenía que evitar a toda costa estas actitudes.
—¡Soohyun, querida! ¿Cómo has estado? No volviste a aparecer por aquí, ¿qué tal todo? ¿Vienes a sacar una hora conmigo? — la joven psicóloga Choi estaba de pie junto a mí con una enorme sonrisa. Sonrisa que de manera instintiva se la devolví. Era muy amable.
—No he sentido muy bien y por la misma razón quise volver, ¿cuándo tendrá un tiempo para mí?
—Hoy mismo. Pero no a esta hora, mas tarde. Tengo algunas citas, la recepcionista puede guiarte en eso, ¿te parece?
—Me parece perfecto, muchas gracias.
—No hay de qué, preciosa nos vemos después — se despidió dándome un apretado abrazo para caminar haciendo resonar sus tacones hacia otra dirección.
Miré a mis alrededores, viendo la puerta del box en donde ella atendía con duda, pero sabía que no tenía tiempo para ponerme a dudar de lo que hoy iba a realizar. No había espacio, no podía detenerme si ya estaba muy segura.
Lo pensé durante toda la noche.
Suspiré cuando no vi a nadie y giré la perilla para entrar sin dudarlo un segundo más. Miré de inmediato al escritorio frente a mí y me fui de lleno a hojear cualquier cosa que pudiera encontrar.
Tarea que se me estaba dificultando un poco.
Dejé de hojear y me fui directo al ordenador, donde gracias a los todos los ángeles, no tenía contraseña alguna, porque tiempo no tenía para perderlo buscando contraseñas.
Mi misión era una y era encontrar de forma rápida la ficha clínica de Jihee. Debía aprovechar que la psicóloga Choi había salido del despacho, necesitaba encontrar respuestas, necesitaba saber que sucedía con ella, necesitaba encontrar su talón de aquiles si quería que esto se acabara.
¿Qué escondía?
Necesitaba derribarla sin que tenga la opción de salir impune.
—Vamos, Soohyun, tú puedes encontrar algo...
Bajaba lo más rápido que se me permitía, hasta que di con Jeon Jihee y un amplio informe salió en la pantalla y sin esperar más comencé a leer todo, sin saltarme absolutamente nada.
❝ Paciente femenino de treinta y tres años, refiere sentirse agotada mentalmente, con una depresión que la está consumiendo. A lo largo del ingreso manifiesta la coexistencia de tres identidades subjetivas de manera alterna, junto a episodios de alteración de la memoria e inestabilidad emocional.
Recalca que Jun toma su lugar cuando tiene que hacer cosas decisivas, como la toma de cualquier decisión importante en su vida y Moonbyul, esta personalidad entraba cuando su madre quería hacerle daño de forma brutal, ya que nuevamente recalca que no tiene recuerdos de que su madre le haya hecho daño, así que Jun y Moonbyul son personalidades que son buenas, pero el tener lapsos en que no tiene recuerdos, la está dejando en un estado de psicosis.
Seguía leyendo en informe que era bastante extenso y me fui a la parte en donde salían sus rasgos y su diagnóstico.
—Paciente con locuacidad/encanto superficial.
—Egocentrismo, sensación grandiosa de autovalía.
—Mentira patológica.
—Falta de remordimiento y culpabilidad.
—Insensibilidad, falta de empatía.
—Incapacidad para aceptar la responsabilidad de sus propias acciones.
Diagnóstico: depresión, ansiedad, trastorno de identidad disociativo (TID).❞
Tapé mi boca al leer y comencé a entender varias cosas. Como por ejemplo cuando ella me miraba con un odio, como si yo fuera culpable de todos sus males cuando no me conocía lo suficiente para tener ese tipo de sentimientos hacia mi persona. Esas personalidades definitivamente no eran buenas, para nada.
El sonido de unos tacones repiqueteando fuera me hizo estar alerta y me golpeé mentalmente por no haber sido más rápida. Tomé mi celular y le saqué una foto a la pantalla para bajar al escritorio y esconderme como era posible en aquel espacio pequeño, teniendo que aguantar mi claustrofobia sino quería ser descubierta.
—¿Cómo te has sentido, Jihee?
Abrí mis ojos al escuchar esa pregunta, sintiendo como mi respiración se estaba volviendo irregular al estar aquí. ¿De verdad tenía tanta mala suerte para que justo ella fuera la siguiente?
—Mal. — el sonido de la silla correrse justo al frente logró que mis ojos se abrieran al ver sus finos tacones. — siento que Moonbyul quiere tomar por completo el control de mí y eso no me está gustando nada.
—¿Por qué crees que Moonbyul quiere tomar posesión?
—Porque estoy teniendo mas lagunas mentales. No recuerdo la mayoría de cosas que suceden en mi día a día. Hace unos días... me enteré que Jungkook se fue a otro país y yo... no tengo recuerdo de haber hablado con él...
Tragué con dificultad al escucharla, sintiendo como mis ojos comentaban a humedecerse al escuchar el nombre de él. Él se fue para protegerme a mí, para que nadie me haga daño, para que Jihee no me haga daño y ahora, escucharla decir eso, me hacía comprender que ella no estaba bien mentalmente.
Ella debía estar internada, es un real peligro para otras personas.
¿Por qué la doctora Choi no ha reportado todo esto?
—¿Te has estado tomando tus medicamentos? Recuerda que la doctora Seo te dejó la receta, no debes dejar de tomar por ningún motivo esas pastillas.
—Si las tomo, siento que ellas se enojan aún más, tengo miedo, ¿sabe? Siento que en cualquier momento puedo hacer algo que se escape de mis manos porque no tendré el control total de mí, ¿qué hago con eso?
—No importa que se enojen. Tú tienes el control de ellas, no al revés, Jihee, ¿comprendes eso?
Tapé mi boca al sentir que mi corazón quería salirse de mi pecho. Esto estaba siendo horrible. Mi fobia estaba peor que antes y escuchar todo esto no me estaba ayudando en lo absoluto. Abracé mi piernas, queriendo parecer lo mas inadvertida posible.
—Usted ha sido la única que me comprende y me apoya, gracias por nunca dejarme sola y seguir en este barco junto a mí. Créame cuando le digo que sus retribuciones por ayudarme serán grandes, se lo juro y aseguro.
Escuché las risas de ambas para luego seguir escuchando como estaba aburrida de Jongki, pero que no podía terminar con él hasta que el trato se cierre de una vez por todas.
Esto era muchísima información que debía procesar. La psicóloga también era cómplice en todo, ella sabe de sus planes y solo quiere una retribución económica.
Todo es dinero.
Mi estómago se revolvía al procesar todo lo que acababa de escuchar. No podía creer que todos, de alguna manera, terminaban ayudando a una chica completamente demente, cegados solo por los números en sus cuentas bancarias. ¿Cómo llegó a tener tanta influencia para manipular así a las personas? ¿Qué otros planes podía tener escondidos? ¿Quién más estaba de su lado? ¿La policía también? Era como un pulpo oscuro y siniestro que había extendido sus tentáculos a todos lados, y yo me sentía atrapada en una red que se hacía cada vez más impenetrable.
Mis manos temblaban mientras bajaba el brillo del celular, intentando pasar desapercibida en esa penumbra. Abrí el chat de Yoongi y envié las fotos que había logrado tomar, un último recurso, en caso de que algo saliera terriblemente mal.
Yoongi
Sé que te dije que necesitaba algo más para detener todo esto, pero simplemente tú vas por todo.
Te pido que salgas de ahí cuanto antes, te necesito junto a mí para lo próximo que viene, Soohyun.
Leí el mensaje con lágrimas en los ojos. No sabía cómo reaccionar. Sentía una angustia tremenda por todo esto. Él confiaba en que podríamos salir adelante, y eso, aunque reconfortante, no me tranquilizaba del todo.
Si algo me sucede, me iré con la conciencia tranquila, sabiendo que hice todo lo que estuvo a mi alcance para desenmascarar a esta maldita .
Si algo me llega a suceder, dile a Jungkook que lo amo, que lo amo mucho.
Todo esto lo hice por justicia y por él.
Escribí las palabras con el corazón oprimido, una despedida en caso de que las cosas se torcieran. El silencio en la sala era sepulcral, ya no habían voces, los murmullos, todo se había desvanecido, y me di cuenta de que la sesión de Jihee había terminado.
Con mucho cuidado, salí de mi escondite bajo el escritorio, sintiendo mi pulso acelerarse a cada paso. Mi primer destino salió mejor de lo que esperaba, ahora quedaba otro:
El hospital.
Puse mi gorro, mascarilla y salí de forma rápida de la sala, viendo como las personas me veían de manera curiosa por estar tan tapada. Arreglé mi poleron y comencé a caminar a paso lento, pero seguro.
—Ey, tú, ¿no me digas que también te atiendes aquí?
Cerré mis ojos al escuchar la voz de Jihee a mis espaldas. De detuve un momento y la observé detenidamente, sin dejarme intimidar por ella. Debía actuar con total naturalidad.
—¿No recuerdas cuando chocamos y te enojaste? Claro que me atiendo aquí.
—¿Me topé contigo antes?
Si no hubiera visto el documento, pensaría que ella definitivamente quiere jugar conmigo y no soy de tanta importancia como para que me recuerde por eso.
—Claro, soy muy insignificante para ti, ¿verdad? — quise seguir a mi mente y no demostrar ningún indicio que yo sabía algo más íntimo de ella.
—Solo me causa extrañeza que estés tan tapada, como si hubieras estado haciendo algo malo, ¿no?
Guardé silencio y me quité la mascarilla en ese momento no queriendo seguir su maldito juego.
—Estoy enferma, ¿hay algún problema con eso?
Nuestros ojos echaban chispas; la tensión entre ambas era palpable. Sabía que ella desconfiaba de mí y que no me dejaría en paz fácilmente, así que me preparé para el enfrentamiento.
—Te vigilo, así que no te hagas la estúpida conmigo —espetó con una voz cargada de veneno.
Le sostuve la mirada sin titubear, con mi tono desafiante.
—Me da igual si me vigilas. Desde que supe que querías matarme, me da igual todo lo que venga de una loca como tú.
Ella soltó una carcajada tan fuerte que resonó en el lugar, casi burlándose de mi acusación.
—¿Que yo quiero matarte? —arrugó el ceño antes de sacudir la cabeza con sarcasmo—. ¿Y ese delirio de persecución? No estamos en una película, niña tonta.
No pude evitar replicar, aunque sabía que quizás era mejor guardar silencio.
—Yo creí que sí estábamos en una película, en fragmentado, ¿puede ser? —dije con falsa inocencia antes de darme la vuelta y marcharme, dejándola con la palabra en la boca.
Mientras salía, una pequeña voz en mi mente me recordaba que quizá mi bocota debería haberse mantenido callada. Pero no pude evitarlo. Ella me exaspera de una forma que simplemente no soporto.
Las llamadas de Jungkook no cesaban, pero decidí ignorarlas. No quería preocuparlo, ni a él ni a nadie. Esto era algo que debía hacer sola. Caminé al hospital en un silencio extraño, como si una calma premonitoria acompañara mis pasos. Mi objetivo era claro: hablar con la doctora Minah, la única en quien todavía podía confiar.
Al llegar, pregunté por ella, y cuando finalmente salió, me observó con una mezcla de sorpresa y duda.
—¿Soohyun? Ya había perdido las esperanzas de verte nuevamente por aquí. ¿Cómo has estado, linda?
—No muy bien, pero son problemas ajenos a mi mente —respondí rápidamente, antes de que se atreviera a dedicarme esa mirada compasiva que tanto evitaba—. Necesito un favor suyo, urgente.
Sus ojos reflejaban una mezcla de desconcierto y profesionalismo.
—¿Para qué soy buena?
Con esa simple pregunta, supe que era el momento de arriesgarme. Empecé a contarle cada detalle, cada pequeña sospecha que me carcomía desde que descubrí la verdad. Me escuchaba con atención, su rostro permanecía sereno, pero podía notar la preocupación detrás de sus ojos.
—Si eso es así, es algo completamente grave —dijo finalmente.
Suspiré, tratando de contener mis propios temores.
—No puedo asegurar que sea cierto, pero las piezas simplemente no encajan. Por favor, ayúdeme a buscar respuestas. Confío en usted, doctora Minah. Sé que hará lo correcto. Creo en que es una buena profesional, alguien ajeno a la corrupción que he empezado a destapar.
Mi voz temblaba apenas, pero mi determinación era clara. Era mi última carta, y esperaba que ella, más que nadie, entendiera lo que estaba en juego.
La doctora me condujo a una sala interna luego de lo último que le dije, donde me entregó un uniforme para cambiarme. Me miré en el reflejo opaco del vidrio, sintiéndome irreconocible, vestida como uno más de ellos.
—Ponte bien la mascarilla —me indicó—. Solo deben verse tus ojos. Irás al nivel menos dos, donde guardan todos los documentos de las autopsias. Están organizados por fechas, pero tienes poco tiempo, ya que Minkyu está en colación y solo tienes 40 minutos para buscar.
Le dediqué una reverencia en señal de gratitud, sintiendo el peso de su ayuda y la importancia del momento. Con el celular bien apretado en el bolsillo y temblando ligeramente, caminé hacia el lugar que me indicó. Mis ojos se movían en todas direcciones, buscando mantener el perfil bajo y evitar cualquier sospecha.
—Ey, ¿qué haces por aquí? —una voz me detuvo, cortándome el aliento.
—Me mandaron a buscar algo, necesitan unos archivos y Minkyu está en colación. ¿Hay algún problema con que los busque yo? —traté de sonar indiferente, aunque mi corazón latía como un tambor.
El chico me miró con desgano y finalmente se encogió de hombros.
—Me da igual, solo quiero irme a casa.
Contuve un suspiro de alivio mientras él se alejaba. Respiré profundo y me dirigí al estante de archivos, donde un sinfín de carpetas llenaban el espacio. Intenté recordar el año de la muerte de la madre de Jungkook y, cuando finalmente di con el período correcto, comencé a buscar en esa sección, mis manos temblando con cada carpeta que tocaba.
Finalmente, cuando encontré la ficha de Jeon Hera, mis manos temblaban tanto que apenas podía sostenerla. Esto era mucho más de lo que había imaginado.
Respiré hondo para darme valor y abrí la carpeta, encontrándome con la ficha clínica de la señora Jeon, el motivo de su llegada al hospital y las anotaciones sobre un posible estrangulamiento con un objeto, lo que indicaba un posible suicidio. La doctora que había realizado el reporte inicial tenía dudas, y por eso ordenó una autopsia a pesar de las réplicas en su contra.
Causa de muerte: asfixia por estrangulamiento.
Tapé mi boca, abrumada por la revelación. Sentía cada músculo tenso, el aire denso en mis pulmones. Saqué el celular para capturar cada hoja, pero con manos tan débiles que el dispositivo se me resbaló y cayó al suelo. Tragué con fuerza, limpié mis lágrimas y recogí el teléfono, enfocándome en tomar las fotos rápidamente. Me aseguré de capturar cada detalle, cada imagen, incluyendo las marcas en su cuello.
Marcas que no eran de una soga, sino de otras manos.
—¿Qué es esto? — pregunté bajándome la mascarilla al no poder dejar de llorar. No podía llevarme el archivo junto a mí, por la misma razón le envié todo a Yoongi. Cada imagen. — ¿Qué clase de monstruos son?
No podía entender, no podía comprender como habían dejado que todo llegara tan lejos. Personas muertas y mas de un corazón roto.
—Jungkook... — fue lo que salió de mis labios con un lamento. Le habían arrebatado a su madre de la manera mas cruel y le hicieron creer que lo abandonó porque no pudo aguantar más.
Comencé a recibir notificaciones de Yoongi, pero no leí ningún mensaje. Solo quería vomitar, me sentía tan débil que sentía que en cualquier momento me desvanecería aquí. Me volví a poner la mascarilla, pero el aire se volvió helado al sentir una presencia detrás de mí. Mi piel se erizó y me puse en alerta; giré de inmediato y, para mi horror, vi a una doctora con una jeringa, apuntando directo a mi cuello.
—¿Qué haces? —le pregunté, agarrando su mano con fuerza.
Sus ojos reflejaron pánico, pero intentó mantener su compostura—. No debiste venir. No debes estar acá, lo siento...
Si pensaba que iba a ser fácil, estaba muy equivocada. Sujeté su muñeca y la torcí con fuerza, arrancándole un grito de dolor. Con un rápido movimiento, tomé la jeringa de su mano y la obligué a arrodillarse, agarrándola por el pelo.
—¿Qué mierda es esto? —exigí, apretando su muñeca con más fuerza.
—Un somnífero. Son órdenes...
—Eres una basura —respondí con rabia, escupiendo cada palabra —. Espero que te pudras en la cárcel junto con el séquito de Jeon Jihee. ¿Me oyes? Todos ustedes caerán, maldita vendida.
Sin más preámbulos, clavé la jeringa en su cuello, dejándola caer en el suelo mientras me ponía en pie y corría hacia el elevador. Mi corazón latía con fuerza, tomé el celular para abrirlo, sacar la memoria y guardarlo en un bolsillo especial que tenía dentro de la campera. Tenía que ser precavida.
Cuando las puertas del elevador se abrieron, el alivio que sentí se esfumó al instante. Frente a mí, estaba Jihee acompañada de tres hombres, y junto a ellos, retenida, la doctora Minah. Mi estómago se hundió. Esto no podía estar sucediendo.
—Ya fue suficiente de ti. Siempre supe que serías un problema, pero cuando no estoy yo, surge el descontrol — soltó una risa — Créeme cuando te digo que conocerás al mismo diablo, estúpida de mierda —pronunció cada palabra con una calma escalofriante.
Pude ver el terror en los ojos de la doctora Minah, y aunque traté de transmitirle tranquilidad, sentía el mismo miedo que ella. Me condujeron, sin escapatoria aparente, lejos de ella mientras Jihee hablaba. Esperaba que no le hicieran nada malo. Ella no merecía nada malo.
—Pudiste seguir tu vida, pero decidiste joderme la existencia. Créeme, vas a pagar cada acto, querida. Jungkook jamás volverá a verte, y a nadie más le importas. ¿Sabías que le di suficiente dinero a tu madre para divertirme contigo? Ella estará demasiado ocupada como para preocuparse por ti, debe estar gastando el dinero en drogas, ya sabes... pobre y patética.
La furia me nubló la mente y respondí con mordacidad—. ¿Quién eres? ¿Jun o Moombyul?
Ella se detuvo, y su expresión se transformó en algo tan oscuro que me heló la sangre.
—Como me encanta que alguien finalmente lo reconozca. — sus ojos brillaban con demasía —. Soy Moonbyul, la persona defenderá de todos a Jihee. La persona que hará que te arrepientas hasta el último momento de cada acción cometida en su contra.
No tuve tiempo de procesar sus palabras, porque de repente sentí un pinchazo en el cuello. Retrocedí, tocándome el área mientras la habitación empezaba a girar y todo a mi alrededor se volvía borroso. Tambaleé, chocando contra las paredes, y traté de concentrarme en un pensamiento, en un nombre para no perder el conocimiento...
—Jungkook...
Fue lo último que logré decir cuando todo se cegó para mí y caí en una oscuridad absoluta.
Yo dije hace seis meses atrás que el próximo capitulo era revelación, y hay que irse con todo, sino, que chiste.
He estado con un bloqueo horrible, horrible con esta historia luego de tenerla planeada en mi mente. Y faltando tan poco para el final me vienen a dar mis taldos 🥲.
Se los debía y espero que por lo menos le guste, porque queda uno o dos capítulos mas (depende si quiero cortarlo) así que vamos a terminar esta historia cueste lo que cueste 🗣️.
En historias de Instagram subo cada tontera a veces, siganme por ahí 🙂↔️
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Siendo las 4:58 am, luego de meses, vuelvo a actualizar seven reasons why ❤️🩹.
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