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𝙀𝙨 𝙞𝙣𝙘𝙧𝙚𝙞́𝙗𝙡𝙚 𝙘𝙤𝙢𝙤 𝙡𝙖 𝙡𝙡𝙚𝙜𝙖𝙙𝙖 𝙙𝙚 una persona puede cambiar muchos aspectos de nuestras vidas.
Me ponía a pensar en tiempo atrás, cuando estaba en mi punto mas bajo, donde solo quería desaparecer de este mundo, cuando no podía contar con nadie pmás porque estaba sola y ahora, con Jungkook a mi lado, es que todo se volvió mas bonito, todo cogió sentido y color.
Fue como si de repente las piezas de un rompecabezas se alinearan perfectamente, y el mundo cobrara un nuevo brillo. Su presencia trajo consigo una luz que iluminó cada rincón oscuro de mi ser, y me encontré inundada por una felicidad abrumadora.
Como algo que siempre esperé y llegó a mi sin buscarlo, como si él fuera enviado para hacerme completamente feliz.
El romanticismo y ser detallistas estaba en el diccionario de Jeon Jungkook. Siempre encontraba la manera de traer flores y diferentes cosas para hacerme sentir bien y lo agradecía enormemente.
Constantemente estaba demostrándome con palabras y hechos cuanto me ama. Y yo, a pesar de que tuviera un bajo presupuesto, también trataba de hacer lo mismo por él.
El amor florecía, pero también lo hacía el deseo. Y sí, efectivamente nos habíamos vueltos unos adictos al sexo.
Lo que comenzó como un romance tierno y dulce, ahora se había transformado en una pasión ardiente que nos consumía con cada encuentro. Lo que primero fue un amor inocente y delicado, ahora se había encendido en llamas de deseo incontrolable. Cada mirada cargada de intensidad, cada roce accidental, alimentaba el fuego que ardía entre nosotros.
La chispa inicial había prendido una llama que parecía imposible de contener, y ahora nos encontrábamos envueltos en una vorágine de pasión y deseo.
—¿Qué haces aquí?
Me sorprendí verlo fuera del edificio en donde trabajaba. Miré el reloj en mi muñeca para fijarme en la hora y eran recién las dos de la tarde. Había recibido un mensaje indicando que él estaba fuera, pero no una explicación mas detallada.
—¿No puedo visitar a mi novia?
—Jungkook, nos acabamos de ver en la mañana.
—¿Y?
—¿Quieres algo, verdad?
La sonrisa que me dedicó solo demostraba que él tenía un motivo por el cual estaba presente.
—¿Qué comes que adivinas?
—No, Jungkook... acabamos de tener en la mañana antes de salir, y realmente no quiero manchar este...
—Ey, ey, ey brujita, ¿qué está pasando por tu sucia mente? —Guardé silencio al ver su semblante divertido y me crucé de brazos con el rostro expectante a sus palabras. — mañana estamos de aniversario y antes de celebrar en grande, quería invitarte a comer. Puedes salir, ¿verdad?
Hice un pequeño puchero antes de acercarme para tomar su rostro de manera delicada.
—Cumpliremos los cien días, amor.
Él me observó con amor, esa mirada tan característica de él desde que somos novios. Habíamos construido una base sólida de confianza, respeto y amor mutuo, y mirando hacia adelante, sabía que no había límites para lo que podríamos lograr estando juntos.
—Y serán muchísimo tiempo más, estoy seguro de eso.
Besé cortamente sus labios al estar en público y le pedí que me esperara un momento para avisar que me tomaría mi hora de almuerzo. Cuando volví a salir, él ya tenia un pequeño ramo de flores en sus manos.
—Que rápido eres. Creo que la señora se hará millonaria con todas las flores que le compras. — reí tomando el ramo para admirarlas. Y era un detalle que jamás pasaría de moda.
Y es que para mí, recibir un ramo de flores es más que un simple regalo, era es un gesto de cariño y atención que va directo al corazón. Ya sea una ocasión especial o simplemente un día ordinario, el simple acto de recibir flores puede iluminar nuestro día y recordarte lo especial que eres para aquellos que te rodean.
—Me gusta regalarte flores. Una flor para otra flor, ¿o cómo era?
Solté una carcajada para tomar su brazo y caminar juntos hasta su vehículo. Mi vida solo ha mejorado desde que él está presente. Sigo yendo a terapia y me siento mucho mejor desde que Jungkook está en mi vida. Sabía muy bien que hacer cuando estaba con bajones anímicos y es algo por lo cual estaré siempre agradecida con él.
Llegamos a un restaurante muy bonito por fuera y no me quería imaginar como lo era por dentro.
El interior estaba decorado con un gusto exquisito, combinando elementos clásicos y contemporáneos con maestría. El suelo de parqué reluciente guiaba a los invitados a través de pasillos amplios y espacios abiertos, mientras que las paredes estaban adornadas con obras de arte originales y detalles decorativos cuidadosamente seleccionados.
Mesas elegantemente vestidas con manteles de lino blanco y cubiertos de plata reluciente esperaban a los comensales, cada una cuidadosamente dispuesta para ofrecer la máxima privacidad y comodidad.
Miré mi atuendo y lo comparé con el de Jungkook, quien vestía con trajes de lujo seis de siete días que tiene la semana. Y hoy no era la excepción. Yo parecía cualquier cosa a su lado y el bichito de la vergüenza comenzó a hacer acto de presencia.
—Amor, ¿por qué me trajiste a un lugar... — miré a mi alrededor buscando la palabra la adecuada. — tan sofisticado?
—¿Te sientes incómoda?
—No siento que esté vestida para la ocasión.
—¿Qué? — me vio de pies a cabeza. — ¿bromeas? Te ves preciosísima, cariño. Muy hermosa, demasiado hermosa. Créeme que si no estuviéramos acá, ya estaría quitándote toda la ropa y...
—¡Suficiente! — lo corté de inmediato, antes de que algún trabajador escuchara. Mis comisuras temblaron por querer largarme a reír. — ¿por qué siempre tienes que salir con tus idioteces, eh?
—¿Idioteces? — tocó su pecho totalmente ofendido. — no dices que son idioteces cuando te hago...
—¡Jungkook! — chillé.
Escuché su risa por todo el lugar e inmediatamente sentí esa calidez en mi pecho. Cuando Jungkook reía, el mundo parecía detenerse por un momento, y todo lo que importaba era ese sonido reconfortante que llenaba el espacio a nuestro alrededor.
Amaba escucharlo reír.
—Lo siento, lo siento. Pero yo no sé que cosas estás diciendo, mi amor. — besó mi mano cuando fuimos acogidos por un recepcionista que nos llevó directamente a la mesa que estaba en medio.
—¿Por qué no hay mas gente? — pregunté curiosa, ojeando el menú a lo lejos.
—Lo alquilé solo para nosotros.
Comencé a toser por haberme ahogado con mi propia saliva y golpeé mi pecho.
—¿Qué? — mi voz salió espantada. — Jungkook, mi vida, solo es un almuerzo, ¿por qué no reservaste algo para mañana?
Enarcó una ceja y dejó caer su cuerpo hacia atrás, chocando en el respaldo de la silla.
—¿Quién te dice que no tengo un lugar reservado para mañana?
Increíble.
Él no parecía tener miedo de gastar dinero en mí, ya fuera con pequeños detalles o con gestos más significativos, como este claro ejemplo de llevarme a cenar a lugares elegantes o comprar regalos especiales.
Por mi parte, me sentía abrumada por su generosidad, pero también me invadía un sentimiento de incomodidad. Sabía que mi salario modesto no me permitía corresponderle de la misma manera, y eso me pesaba en el corazón. A menudo intentaba sugerir planes más económicos o incluso dividir la cuenta, pero Jungkook siempre insistía en que no había necesidad de preocuparse por el dinero.
—Jungkook, ya hablamos de esto...
—Sí, y quedamos en qué dejarías de sentirte de esa manera porque yo soy feliz viéndote feliz. No pienses en el dinero, brujita, piensa solo en nosotros dos, ¿sí?
Suspiré resignada, porque hablar sobre el dinero es como hablarle a la mismísima pared.
A pesar de sus palabras reconfortantes, no podía evitar sentirme un poco culpable por no poder devolverle todo lo que él me daba. Sin embargo, estaba aprendiendo a aceptar sus gestos con gratitud y a entender que para él, el acto de dar era una expresión de amor y cuidado, no una transacción comercial.
—Esta comida se ve muy... interesante. — tomé la carta, cambiando el tema para ver como él sonreía por haber zanjado el tema ahí.
Mis ojos recorrían las líneas del menú, deteniéndose en nombres como "Risotto de trufa negra con reducción de balsámico", "Tartar de salmón ahumado con algas marinas", y "Cordero confitado en salsa de frutas del bosque". Cada descripción era un enigma para mi paladar poco experimentado.
No estaba segura de qué pedir. Algunos platos sonaban deliciosos, pero me preocupaba no entender completamente todos los ingredientes y sabores que contenían. ¿Qué tal si terminaba pidiendo algo que no me gustaba o que no podía pronunciar?
—Te recomiendo el pulpo a la parrilla con alioli de azafrán. Lo probé dos veces en este mismo restaurante y me encantó, puede que a ti también.
Sonreí con satisfacción y cerré la carta de inmediato.
—Entonces eso será.
Comenzamos a hablar de cosas triviales, como cada vez que estábamos juntos. Nunca nos quedábamos sin tema de conversación, nunca la conversación moría.
Un joven nos ofreció vino, el cual aceptamos para probar uno blanco con toques dulces. No era muy buena para beber, pero sabía que estos lugares era muy propio tomar vino junto a la comida.
Y cuando llegó el plato principal, quedé maravillada con la presentación, que hasta pena me daba comer. En estos momentos pensaba en la antigua Soohyun, aquella que no podía probar cosas diferentes por miedo. Ahora, ya no me preocupaba tanto por las calorías o los ingredientes desconocidos; en su lugar, me centraba en el placer y la satisfacción que me brindaba cada comida.
Gracias a Jungkook, aprendí a apreciar la comida de una manera completamente nueva: como una fuente de alegría y nutrición, en lugar de ansiedad y culpa.
—¿Te gustó?
Salí de mi estado de trance y asentí sintiéndome extrañamente feliz.
—Está delicioso.
Momentos así me llenaban el alma. No importaba si estábamos en un restaurante elegante o en casa cocinando juntos, cada comida se convertía en un festín de complicidad y conexión. Las risas resonaban alrededor de la mesa, mezcladas con el murmullo de conversaciones íntimas y confidencias compartidas.
Amaba pasar tiempo a su lado.
—¿Quieres pasar al baño antes de irnos? — preguntó luego de pagar la cuenta, que por supuesto no me dijo cuanto era.
—Sí, necesito mojarme el rostro. — me abaniqué con las manos sintiendo como mis mejillas estaban rojas. — creo que el vino hizo su efecto.
Me levanté con cuidado para caminar donde supuestamente estaban lo baños. Y estando justo frente al espejo, me observé fijamente y cerré mis ojos para respirar profundamente. Abrí la llave y mojé mi rostro sin importarme por esta vez el maquillaje, cuando de pronto, siento una presencia justo detrás de mí, logrando que soltara un grito a causa de la impresión.
—Idiota, me asustaste. — me quejé tocando mi pecho, sintiendo el latir desenfrenado de mi corazón.
Su presencia repentina había interrumpido mis pensamientos, pero de la mejor manera posible. Su rostro tenía una sonrisa divertida y me giré lentamente para estar cara a cara con él.
La atmósfera se cargó de electricidad cuando Jungkook me tomó por los muslos con firmeza, levantándome con facilidad y colocándome sobre el lavamanos con un movimiento fluido y decidido. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras lo miraba, sorprendida y emocionada por su repentino movimiento.
Sin decir una palabra, Jungkook se acercó a mí, sus labios encontrando los míos en un beso ardiente y apasionado. Su boca era cálida y exigente, sus manos firmes en mi cintura mientras me sostenía con seguridad sobre el frío mármol del lavamanos. Cada roce de sus labios contra los míos enviaba oleadas de placer a través de mi cuerpo, haciéndome temblar de deseo y anhelo.
Era increíble todo lo que provocaba en mí tan solo el roce de sus manos en mi cuerpo.
—No pude evitar pensar como sería hacerlo en un baño.
Abrí mis ojos y negué rápidamente.
—¿Estás loco? Hay gente fuera, no podemos tener sexo aquí...
—¿No? — su boca se acercó a mi cuello, dándole pequeños besos que enviaban corrientes eléctricas a todo mi cuerpo. Mi jodido punto débil. — ¿no quieres disfrutar el momento? ¿No quieres que te haga mía, justo ahora?
Un gemido salió desde lo mas profundo de mí cuando sentí un pequeño mordisco.
—Eres cruel...
—Yo sé que esto te encanta... No soy cruel, solo hago que disfrutes. — no detenía sus besos y estaba al borde del colapso. — nadie escuchará, te lo aseguro...
La poca cordura que me quedaba se desvaneció tan pronto como nuestros labios se volvieron a unir. Entre besos ardientes y susurros de deseo, Jungkook comenzó a deslizar sus manos hacia mis pantalones con una delicadeza sorprendente, contrastando con la ferocidad de sus besos. Cada movimiento era lento y deliberado, como si estuviera saboreando cada instante, cada roce de piel expuesta.
Con un último tirón, mis pantalones cayeron al suelo, dejándome expuesta ante él, vulnerable y ansiosa por su toque. La sensación del frío mármol contra mi piel desnuda envió escalofríos de anticipación por mi espalda, aumentando aún más mi deseo por él. Jungkook me miró con ojos llenos de lujuria y pasión, su deseo reflejándose en cada fibra de su ser.
Y sin perder mas tiempo, sacó un preservativo de su bolsillo para bajar su pantalón, dejando a la vista su pene completamente erecto. Mordí mi labio observando como, ahora de manera muy hábil, se lo colocaba sin perder tanto tiempo, como todo un experto.
Con un gesto decidido, se posicionó frente a mí, su mirada fija en la mía, buscando mi consentimiento y mi deseo. Mis manos temblaban ligeramente, no de miedo, sino de la urgencia creciente de sentirlo cerca.
Con un movimiento firme pero gentil me embistió sin poder aguantar un segundo más. Un gemido escapó de mis labios al sentirlo dentro de mí, una sensación de plenitud y satisfacción que me inundaba por completo.
Sin palabras, sin aliento, nos entregamos al deseo que nos consumía, cada beso, cada caricia, cada roce llevándonos más cerca del éxtasis absoluto. La pasión nos envolvía como una tormenta furiosa, haciendo temblar nuestros cuerpos con una intensidad que era casi salvaje.
Jungkook me reclamaba con un deseo feroz y primitivo, su boca buscando la mía con una urgencia apremiante. Cada movimiento, cada caricia, era una manifestación de la pasión indomable que ardía entre nosotros, una expresión de un deseo que no conocía límites ni inhibiciones.
—No sabes como me encanta estar dentro de ti... — sus palabras en mi oído solo avivan el deseo que hay en mi interior. — me fascinas, me encantas, Soohyun...
El baño resonaba con nuestros gemidos y susurros, el sonido de nuestros cuerpos chocando llenando el aire con una sinfonía de placer y éxtasis.
—Jungkook... — enterré mis uñas en sus hombros, sintiendo como un calor me invadía, cerrando mis ojos por el placer que estaba sintiendo. — no aguanto más...
—Córrete, vamos, amor... córrete para mí.
Mordí mi labio, gimiendo por lo bajo para no emitir tanto ruido. Jungkook tomó mis muslos con fuerza para embestir con rudeza. Mis manos se aferraban a él con fuerza, mis uñas arañando su espalda con un deseo salvaje y desenfrenado. Podía sentir el latido de su corazón acelerado, el calor de su piel contra la mía, mientras nos acercábamos cada vez más al clímax.
Un jadeo y un gemido fue lo último que mi boca pudo hacer, antes de que Jungkook besara fuerte mis labios, cuando el torrente de placer me inundó, haciéndome temblar con la intensidad del orgasmo que acababa de tener.
Nuestras respiraciones agitadas se mezclaron en el aire, llenando la habitación con el sonido de nuestra pasión desbordante. Cada músculo tenso y liberado en una explosión de placer y satisfacción.
Creo que nunca me cansaría de esto.
—Renació el romanticismo. — sus palabras salían de manera burlona, aun respirando de manera agitada. — ¿Qué mas romanticismo que tener sexo en un baño?
—Fue intenso... me encantó.
—¿Qué se repita?
—Deja recuperarme, mis piernas temblarán como un ciervo recién nacido. — respondí alejando su cuerpo de mí para poder bajar de la encimera del baño. Miraba a todas partes como si alguien fuera a ingresar.
—Solo estamos tú y yo, brujita. No te preocupes. — me contestó como si hubiera leído mis pensamientos.— te llevaré de vuelta al trabajo y en la noche volveremos a salir, ¿bien?
—Bien.
Nos arreglamos muy bien antes de salir yo primero y luego de unos minutos, él salió. Se despidió de todos y agradeció la atención.
—Fue un almuerzo muy llenador. — sabía muy bien a lo que se refería, por la misma razón lo observé con mi ceja alzada. — realmente quiero que se repita.
—Mmh, lastimosamente mañana me pondré un vestido muy hermoso que no querré sacarlo en absoluto.
—Se puede levantar, no hay problema...
Reí para estirar mi cabeza y besar su boca con dulzura.
—Te amo, gracias por el almuerzo.
—Te amo más. Pasaré por ti.
—Te esperaré.
Le di una sonrisa para salir de su auto y volver a la realidad de que debía seguir trabajando para poder subsistir, porque lamentablemente la burbuja de ensoñación se reventaba cada vez que volvía a este lugar.
Pero creo que mi mente vagará por el increíble momento que tuve con Jungkook.
Ese hombre me tiene completamente a sus pies.
Yo metiéndole setso a un almuerzo tranqui y obligandolas a leer
Ay chiquis, yo amo el sookook 😽. Y dejen de enviarme jeit porque piensan que los separaré, no confían en mí? 🥺
Ya puse meta para el siguiente, tienen todo el tiempo del mundo para lograrlo 🫣.
Soohyun no se queda atrás y está enamorada mi chiquitina, es esta cada vez que ve a Jungkook :
Nos vemos en el próximo 😽💐.
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