24.
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𝙲𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚝𝚎 𝚟𝚎𝚘 𝚏𝚎𝚕𝚒𝚣,
𝚢𝚘 𝚝𝚊𝚖𝚋𝚒𝚎́𝚗 𝚜𝚘𝚗𝚛𝚒́𝚘 𝚜𝚒𝚗 𝚍𝚊𝚛𝚖𝚎 𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊
𝚂𝚒 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚎𝚜 𝚜𝚞𝚏𝚒𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎, 𝚖𝚎𝚛𝚎𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚙𝚎𝚗𝚊 𝚊𝚍𝚖𝚒𝚝𝚒𝚛𝚕𝚘
𝙼𝚎𝚛𝚎𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚙𝚎𝚗𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚞́ 𝚝𝚊𝚖𝚋𝚒𝚎́𝚗 𝚝𝚎 𝚊𝚛𝚖𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚟𝚊𝚕𝚘𝚛
𝚂𝚒 𝚗𝚘 𝚜𝚘𝚢 𝚎𝚕 𝚞́𝚗𝚒𝚌𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚘, 𝚖𝚎𝚛𝚎𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚙𝚎𝚗𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚕𝚎 𝚑𝚊𝚐𝚊𝚖𝚘𝚜 𝚏𝚛𝚎𝚗𝚝𝚎
𝚂𝚞𝚙𝚘𝚗𝚐𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜 𝚊𝚖𝚘𝚛
𝐋𝐨𝐯𝐞, 𝐦𝐚𝐲𝐛𝐞. — 𝐌𝐞𝐥𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞.
𝘿𝙚𝙛𝙞𝙣𝙞𝙩𝙞𝙫𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙗𝙚𝙨𝙖𝙧 𝙖 𝙎𝙤𝙤𝙝𝙮𝙪𝙣 𝙨𝙚 transformará en mi pasatiempo favorito. Ella envuelve mi cuello con una necesidad que podría sentir que fácilmente puedo ser decapitado. Pero a pesar de todo, no me alejo.
No puedo.
La suavidad de su contacto es como una droga que me envuelve, y cada momento se convierte en una dosis que no me puedo resistir. Alejarme de esos labios se sentiría como renunciar a la más dulce dependencia, pero al mismo tiempo, es esa misma adicción la que me hace anhelar cada encuentro, como si necesitara su presencia para sentirme completo. Es una contradicción embriagadora, pero no puedo evitar buscar una y otra vez esto, exactamente esto que me hace adentrarme en un placer adictivo.
—Bonita, eres tan bonita... — mis palabras salieron entremedio, porque ella en definitiva no quería separarse. — me gustas mucho.
—Y tú a mí, bonito. — su voz sale en un murmuro. Levanta su cabeza y cuando sus ojos se encuentran con los míos, siento como si me llevaran a otro mundo, un lugar donde el tiempo se desvanece y solo existe la conexión profunda entre nuestras miradas.
—Te extrañé estos días.
—No tienes una idea de cuanto yo también te extrañé. — sus labios volvieron a tener ese puchero y negué rápidamente con mi cabeza.
—No llores, no llores, lo importante es que estamos aquí juntos, ¿no? — acaricié su cabeza y besé su frente. — ya deberías estar feliz, tienes a este galán para ti.
Y me sentí muy bien cuando su cuerpo comenzó a moverse a causa de la risa que había soltado. Creo que tendré que hacerla reír mas a menudo.
—No sabes lo feliz que estoy por tener a este galán para mí y nadie más.
—Uy, posesiva, me gusta eso.
Su respuesta fue abrazarme por la cintura y posar su cabeza en mi pecho, quizás sintiendo los latidos locos que aún tenía por aquel beso que me dejó en el cielo.
—He aguantado tantas cosas en mi vida, como también me he privado de otras. Esta vez no quiero hacerlo, Jungkook, quiero vivir la experiencia de la reciprocidad.
—Y la viviremos. — respondí abrazándola fuertemente. — que nervios, será mi primera vez saliendo con alguien.
—Creo que hay que sacarnos una foto para recordar el momento. — bromeó y yo inmediatamente saqué mi celular para apuntar en nuestra dirección. — ¿Qué haces? Era broma, tonto.
—Recuerdo de cuando te diste cuenta que yo te gustaba y que no puedes estar sin mí, sonríe...
Ella giró su cabeza y observó justo cuando presioné el botón. Yo salía con una enorme sonrisa y creí que ella saldría seria, pero no fue así, ella sonrió. Por la misma razón hacía que para mí, la foto fuera perfecta.
La última vez que recordaba haber estado con una exuberante felicidad fue cuando mamá me regaló lo que yo tanto había anhelado como regalo de cumpleaños. A pesar de tener dinero, papá la mayoría de las veces me decía un rotundo no a los juguetes que yo pedía.
Mamá a pesar de todo, me regaló aquel hornito mágico en donde podía hacer una gran variedad de pequeños pasteles que había visto en televisión. Y aunque a Seungwan no le hizo tanta gracia que su hijo jugara con cosas que según para él eran de niñas, a mamá no le importó en absoluto.
Y justo en este momento, sentía que estar con Soohyun era como volver al pasado y ver por primera vez aquel juguete. Me da felicidad, me hace sentir bien, estoy en tranquilidad conmigo mismo, tranquilidad que hace muchísimo no tenía.
—¿En qué piensas tanto?
Bajé la mirada sacando unos mechones de su lacio cabello que le molestaba en su precioso rostro y le sonreí.
—En lo feliz que me siento justo ahora.
Estábamos recostados en mi cama simplemente dándonos mimos. Es algo que con anterioridad jamás pensé llegar a hacer. No me imaginaba con alguien en mi habitación dándonos besos y abrazos.
Y ahora es lo que mas quería.
—¿Y así dices que jamás has tenido novia? Eres un romántico empedernido.
—¿Lo soy? — pregunté sorprendido. — a ti... ¿Te gusta que lo sea?
Ladeó su rostro con evidente confusión y asintió con frenesí.
—¿A que mujer no le gusta que sean así con ella? Eso solo lo leía en los libros y siempre quise tener algo así. — sus ojos brillaron con demasía. — ay, no me mires así...
—¿Así cómo? — sonreí besando su mejilla haciéndolo resonar.
—Como si estuvieras admirando cada cosa que digo.
—Lo hago. Admiro cada cosa que haces, cada cosa que dices... ¿Te dije que me gustas mucho?
—Creo que unas diez veces.
—Eso es muy poco. — arrugué mi nariz. — ¿quieres que hagamos algo? Podemos ir a comer algo o quizás al cine, ¿te gustan las películas?
—Me gustan las películas, ¿te gusta patinar sobre hielo?
—Nunca lo he hecho, pero sería interesante intentarlo junto a ti. ¿Te gusta el animé?
—No soy la gran fanática, pero podríamos ver algunos juntos. ¿Te gustan las series?
—No soy el gran fanático, pero podríamos ver alguna serie juntos. — la imité y con eso me gané una risa de su parte. — podríamos aprovechar este día, después el trabajo nos consume a ambos.
—Somos vecinos, Jungkook.
—¿Y? ¿Dormirás junto a mí? No lo creo, ¿verdad? — inquirí levantando una ceja. Soohyun comenzó a toser para terminar golpeando suavemente mi costilla. — no es suficiente el tiempo.
—Encontraremos la manera. — volvió a levantar su mirada para quedarme mirando fijamente. Sus ojos mieles eclipsaban mi atención en cualquier contexto. Es como si fueran imanes que atraían inevitablemente mi mirada. Y en esos momentos de conexión visual, sentía que el tiempo se detenía, como si estuviéramos compartiendo un instante atemporal donde solo existíamos ella y yo, envueltos en este momento, eclipsado completamente.
—Esto es muy malo...
—¿Eh?
Mi corazón golpeaba tan rápido en mi pecho que sentía que en cualquier momento se saldría. Esto estaba yendo mas allá que solo gustar y me aterraba esa idea.
—Es malo intentar buscar los tiempos para vernos. — mentí, aclarando mi garganta. — ¿por qué no te mudas conmigo?
—Jungkook, ¿estás loco? — preguntó soltando una pequeña carcajada. — créeme que no te gustaría convivir junto a mí.
—Eso lo puedo averiguar.
—Basta... — besó cortarmente mis labios, pero eso no era suficiente para mí. — disfrutemos como podamos mientras, ya veremos en un futuro como van las cosas.
Y el solo pensar en un futuro con ella me hacia emocionar de una manera única. Giré mi cuerpo para dejarla justo debajo de mí, acción que la sorprendió. Me acerqué lentamente para terminar uniendo nuevamente nuestros labios, pero esta vez en un beso mas necesitado.
Necesitaba más de ella.
La suavidad de sus labios era adictiva, como un elixir que embriagaba mis sentidos. Cada beso era una afirmación de deseo, una declaración sin palabras que resonaba en el espacio compartido entre nosotros. La intensidad crecía con cada instante, y me encontré anhelando más, como si ese intercambio de ternura pudiera llenar algún vacío en mi ser.
Podría haber seguido hasta quedarme sin oxígeno, pero el timbre comenzó a sonar de forma insistente. Hice una mueca de fastidio al percatarme que la única que tocaba el timbre de aquella manera tan odiosa era Miyeon.
—No puede ser. — lloriqueé reposando mi cabeza entre el hueco de su cuello, embriagándome con su dulce olor.
—Tocan la puerta...
—Es Miyeon.
—¿Cómo lo sabes? Estás acá, no puedes saber quien es. — respondió con su frente arrugada.
Me levanté para arreglar mi cabello.
—Llevo mas de diez años en compañía de ella, conozco hasta su manera de tocar la puerta.
Caminé hasta la sala aún oyendo el ritmo tan peculiar de tocar y abrí la puerta mirándola de manera asesina.
—¿Por qué te demoras tanto, bruto? El pollo se enfría, tú sabes que no me gusta comer pollo helado, ¿verdad? Porque si lo sabes, no debes demorarte en abrirle la puerta a tu mejor amiga y...
Se calló para observarme fijamente y acercarse de manera sigilosa. Dejó las bolsas en la encimera sin quitar su vista de mi cuerpo. Entrecerró sus ojos observando mis labios con detenimiento y abrió sus ojos de par en par.
—Miyeon...
—¿Con quien te estás besuqueando?
—¡Cállate, idiota!
Tapó su boca ocultando su sorpresa y miró hacia todas partes como si tuviera alguna clase de delirio.
—¿Está aquí? — susurró apuntando con sus dedos. Froté mis sienes para asentir, ahora avergonzado. Me sentía como un niño siendo descubierto por su madre, Dios. — No puedo creerlo, voy a hiperventilar...
—Ya basta, por favor...
—Quiero hablar con ella, ¿dónde la tienes encerrada, idiota? Quiero que comparta con nosotros y...
Un menudo cuerpo se asomó en la puerta de mi habitación, totalmente cohibida. Un rubor delicado teñía sus mejillas como una pincelada suave, haciéndola lucir inevitablemente muy, muy tierna. Levantó una mano en señal de saludo y Miyeon emocionada le respondió.
—Hola, ya nos vimos una vez en el hospital, pero no me presenté de manera adecuada, soy...
—Soohyun. — interrumpió mi amiga acercándose a ella. — he oído tanto de ti, me alegra muchísimo verte aquí, yo soy Miyeon, un gusto conocerte linda.
Cuando dijo esas palabras, Soohyun me observó divertida. Pude sentir mis orejas rojas y mi rostro también.
—Bueno, ahora se conocen, ¿te puedes ir?
—¿Me estás echando?
—Efectivamente eso hago.
La pelinegra cruzó sus brazos y se acercó de manera amenazante hacia mí.
—Jungkook, no seas así, es tú mejor amiga. — me reprochó Soohyun, negando su cabeza.
—Exacto, pero no le pidas tanto a un bruto por naturaleza. Ven Soohyun, comamos pollo frito para conocernos mejor.
Fue suficiente para que la castaña pidiera ayuda con sus ojos. Sabía que no quería negarse a comer, pero tampoco diría algo que pudiera herir los sentimientos de Miyeon.
—Acaba de comer, no tiene hambre. — hablé tomando la bolsa y llevándola hacia la pequeña mesa de centro qué tenía en medio de los sofás.
—No hables por ella. — me apuntó.
—Es verdad. Yo tuve una comida no hace mucho y no tengo apetito, lo siento mucho, pero igual podemos conversar mientras ustedes comen.
Y ese fue el plan perfecto para mi amiga. Quedé en segundo plano cuando comenzaron a hacerse preguntas para conocerse aún mejor y la conexión fue instantánea. Me sentí desplazado cuando Soohyun ni siquiera una mirada me dedicaba, así que seguía comiendo mientras conversaba de sus planes a futuro.
—Tú puedes lograr todo lo que te propongas, bonita. Eres una mujer con sus objetivos claros y llegarás muy, muy lejos. — Miyeon le hablaba de manera dulce, lo cual hizo emocionar un poco a la castaña.
—Gracias, agradezco mucho tus palabras bonitas y sinceras.
Puedo jurar que anteriormente nadie le dedicaba palabras de aliento y motivación, cuando lo único que necesitaba era un pequeño empujón para que creyera en si misma.
Yo también creo que Soohyun tiene todas las capacidades para poder ser lo que realmente quiera ser y yo quiero estar ahí en primera fila cuando lo logre.
¿Así se sentía que alguien te gustara?
Sonreí tontamente, porque me gustaba muchísimo esta nueva sensación.
—Siempre le pasa eso, es como si se perdiera en otro mundo, pero ahora es como si se hubiera creado otra isla de emociones. Ahora está la isla Soohyun.
Volví a la realidad al escuchar las palabras de mi amiga y pude sentir las miradas de ambas en mi dirección.
—Es muy lindo.
—Me iré antes de que Jungkook me asesine. — se levantó tocando su estómago. — oh, estos dolores de panza me tienen cansada.
—¿Quieres pasar al baño?
—No, Namjoon me debe estar esperando con algún té para disipar un poco los malestares. — respondió colocándose el abrigo y miró a Soohyun para volver a sonreír en su dirección. — estoy muy feliz por ustedes.
—¿Ya vas a llorar? — molesté poniéndome también de pie para botar los restos de huesos que habían en la bolsa.
—Púdrete, Jeon.
Sonreí para abrazarla por los hombros y besar su cabeza.
—Gracias por venir a verme. Sé que te preocupaba, pero ya no debes hacerlo tanto. Estoy bien.
—Ahora lo sé. — suspiró y pude ver como su barbilla temblaba levemente.
—Oye, ¿de verdad vas a llorar?
—Déjame, estoy muy sensible y esto solo provocó que mis emociones se desbordaran. — justificó su acto, limpiando sus mejillas. — nunca creí verte con alguien así, de esta manera, no sabes lo feliz que me siento.
Fue en estos detalles, en las pequeñas cosas que hacía sin pedir nada a cambio, donde vi el valor invaluable de su amistad. Desde una simple nota de ánimo hasta un gesto inesperado de apoyo, cada acto resonaba con el amor profundo y desinteresado que había tejido entre nosotros.
Miyeon era más que una compañera; era una musa que siempre inspiró la mejor versión de mí mismo, una confidente que compartía mis alegrías y penas, y una amiga que, simplemente, hacía que la vida fuera más llevadera.
—Me gusta de verdad y mucho. — le murmuré en su oído.
—Hazla muy feliz.
—Es lo que mas quiero.
Se despidió de Soohyun pactando que debían volverse a ver para seguir hablando de muchas cosas más y argumentó que seria una salida de chicas, sin hombres presentes. Y luego se despidió de mí con un apretado abrazo que casi me deja sin aire.
—Es muy simpática.
Soohyun aún no salía de su estado de admiración.
—Sí, y a veces algo irritable.
—Y es muy preciosa...
—Sí, y tú también. Ambas son hermosas, pero tú estás en otro nivel.
No quería que su mente comenzara tener pensamientos malos, así que debía estar un paso adelante siempre.
—Eres tan lindo. — se acercó para tomar mis mejillas de manera dulce, logrando que cerrara mis ojos ante su tacto. — ¿dónde estuviste antes, eh?
—¿Dónde estabas tú?
Sonrió para besarme de manera tierna colocándose de puntillas. Mis brazos envolvieron su pequeña cintura, sintiéndome completo.
—Creo que serás tío.
Me alejé unos centímetros y la observé curiosamente.
—¿A qué te refieres?
—A Miyeon. Está embarazada.
Mi rostro casi se desfiguró y tiré mi cabeza hacia atrás no pudiendo aguantar la risa.
—No, Miyeon no quiere bebés hasta que cumpla treinta, tiene todo planeado.
—Bueno, a veces las cosas no salen como uno lo planea. Yo intenté tener el menos contacto contigo por ser un odioso y ahora estoy en tu departamento dándote besos, ¿ves? La vida es impredecible.
—Deberíamos seguir dándonos besos. — besé cada espacio de su hermoso rostro, logrando que ella volviera a soltar una risita. — ¿por qué crees que está embarazada?
—Está con dolores de estómago, cuando se sentó para comenzar a comer toda ansiosa, se detuvo de manera abrupta e hizo una pequeña arcada que tú no notaste, pero yo sí. — se apuntó. — Al final terminaste comiéndote el pollo tú solo, porque se le quitaron sus ganas de comer y la sensibilidad que trae es como...
—Quizás estaba en sus días. — intenté buscar otra alternativas, negándome a la idea de que pudiera estar embarazada. — o quizás...
—Ya veremos en un mes, ¿quieres apostar?
—Si no está embarazada, pasas una semana completa conmigo y si lo está...
—Me dirás que sí a todo lo que pida durante un dia completo.
—Hecho.
Estiré mi mano para sellar la apuesta bajo su mirada divertida. Saldría ganando de cualquier manera.
No podría negarme a nada de que ella me pida.
Yaaaa, partimos con azúcar, flores 💐 y muchos colores 🎀🥳.
Estoy avanzando en los capítulos y puedo decir que están siendo mis favoritos 🥺. Es que yo misma elevo mis expectativas KAJSKSJ
Espero que les guste y nos vemos en el siguiente 💐🎀.
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