Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

06.

𝙌𝙪𝙚𝙙𝙚́ 𝙤𝙗𝙨𝙚𝙧𝙫𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙡𝙖 𝙥𝙪𝙚𝙧𝙩𝙖 𝙡𝙪𝙚𝙜𝙤 de que ella saliera diciendo aquellas palabras, que, no voy a mentir, fueron totalmente tenebrosas.

Quizás si estuvo pesada mi broma, porque yo si estuve en su situación hace algunos años atrás y fue realmente horrible. Por la misma razón, sabía que eso sería un buen escarmiento.

¿Qué mayor prueba de eficacia es esa?

Negué de manera efusiva y fui hasta el sofá, para sentarme y soltar una pequeña risa al recordar los ruidos que salían de ella estando en el baño.

Pero sabía que debía frenar.

Me divierte mucho molestarla y ver su rostro cuando se enfada. Arruga su frente y su nariz también, eleva el tono de su voz a tal grado de sale aguda, como si fuera un minions. Sus cejas que siempre estaban arqueadas con elegancia, en esos momentos las mantenía fruncidas y su mirada parecía lanzar destellos de fuego, una mirada asesina, que en cualquier momento cometería un delito y yo sería la víctima.

Fue mi turno de arrugar la frente y tiré mi cuerpo hacia atrás, para observar el techo y caer en cuenta las estupideces que estaba pensando. Si ella se enojaba me daba exactamente igual, no tendría porque darle relevancia a algo como aquello.

—Ya está. Solo tocará evitarla y así todo volverá a la normalidad.

Fueron las palabras que me repetía cada día durante dos semanas completas. Porque el tiempo transcurría en una normalidad absoluta, pero yo estaba paranoico. Sentía que aquella bruja podría tomar represalias por lo que le había hecho y cada vez que nos encontrábamos a las afueras de nuestros departamentos, yo prácticamente arrancaba de ella.

Si ella tomaba el elevador, yo me iba por las escaleras. Si ella iba por las escaleras, yo tomaba el elevador.

—¿Me está escuchando, señor?

Parpadeé en repetidas ocasiones al caer en cuenta que estaba junto a Hoseok hablando de algo que ya no recuerdo.

—Sí, por supuesto.

—Entonces, ¿de qué hablaba? — enarcó una ceja al mismo tiempo que descansaba su espalda en la silla que estaba justo frente a mí. Solté una risa nasal y arreglé mi corbata.

—¿Qué es esto? ¿Un cuestionario de la escuela?

—Usted está distraído, le sucede algo.

Bebí un sorbo del café que quizás a estas alturas ya estaba frío y con mi dedo hice una señal de "no".

—¿Por qué crees eso? Solo no pude dormir muy bien, tengo una vecina muy ruidosa. — argumenté juntando mis manos al momento en que decía aquellas palabras.

Todas las malditas noches estaba escuchando música y al parecer colocaba el parlante justo en la pared que daba a mi apartamento, sin duda alguna con toda la intensión del mundo.

—Oh, ¿ella tiene sus encuentros sucios en el departamento? — murmuró, mirando hacia todos lados como si pudiera haber alguien escuchándonos.

—Já, que buen chiste. — negué. — escucha música hasta altas horas y eso me está hartando.

—¿Y qué ha hecho al respecto?

—¿Eh? — me hice el desentendido. — ¿hacer algo?

—¡Claro! Hablar con ella, llegar a un acuerdo como dos personas civilizadas. — explicó al momento en que anotaba algo en su celular.

—No. Creo que en algún momento se cansará y se detendrá. — me encogí de hombros, bebiendo otro sorbo de mi café. La mirada divertida de Hoseok me dejó quieto en mi lugar. —¿Qué?

—¿Qué es esto que huelo? — olfateó en repetidas ocasiones acercando su rostro. — Oh, es esto, es usted, huele a toda una gallina miedosa por una chica.

Abrí mi boca totalmente ofendido y ladeé mi cabeza queriendo negar todo eso.

—¿Gallina? Gallina tú abuela.

Él abrió la boca, imitandome a la perfección con su rostro de sorpresa y tocó su pecho, colocando al segundo una expresión triste en su rostro.

—Mi abuela falleció, que insensible es.

Tapé mi rostro con obvia frustración. Definitivamente no quería faltar el respeto de aquella manera.

—Lo siento, yo...

—Nah, falleció cuando tenía tres años, no me acuerdo de ella. — sonrió divertido. — pero hablando de manera seria, ¿por qué no le ha dicho?

—Porque le hice algo y temo por mi bienestar a causa de la venganza que pueda tener hacia mí. — confesé, sintiéndome de pronto aliviado por decirle a alguien más esto.

Ni a Miyeon le he contado, porque claramente me hubiera golpeado por ser un estúpido.

—Ni siquiera le preguntaré que hizo. Si anda como todo un miedoso, algo malo tuvo que haber sido. — soltó de sopetón, dejándome nuevamente ofendido. Se levantó observando nuevamente su celular, que es donde anotaba cada cosa importante. — recuerde que hoy tiene una cena con la presidenta de 7-eleven Corea para llegar a un acuerdo de vender los nuevos productos que tenemos.

Una cena que era prácticamente mensual. Era sabido que Choi Dahyun gustaba de mí, se le podía notar a kilómetros y yo debía aprovechar eso para que pusiera en vitrina los nuevos productos.

Si, eso es aprovechamiento, pero tampoco es que solo ganara yo. Jeon's food era una de las empresas del rubro alimenticio mejor valoradas por nuestros clientes, nuestros productos se vendían aunque fuera algo sumamente básico, — que nunca es el caso. — así que ella también ganaba un porcentaje por las ventas realizadas.

Todos ganábamos. Yo solo quería mantener la fiesta en paz y si teniendo esta cena, las tendría sin pensarlo demasiado.

—Gracias por recordatorio. — asentí. — ¿algo más, Hoseok?

—Hable con su vecina. — sonrió abiertamente, hizo una corta reverencia y salió de mi oficina, dejándome con la palabra en la boca.

No es que no quisiera... es simplemente que así todo estaba bien. Si esa era su venganza, la tomaba y lo aceptaba, que a comparación de la mía, es totalmente blanda, así que obviamente era algo a mi favor.

Debía llevar la fiesta en paz.

Mis pies estaban prácticamente arrastrando el piso de lo cansado que me encontraba en este momento.

A pesar de que salí unas horas antes para venir a cambiarme e ir a esa dichosa cena, el trabajo este día viernes estuvo ajetreado, lo cual me dejó con un cansancio mental y casi una jaqueca.

Iba tan concentrado en mi mundo que no me percaté que había alguien justo al frente, haciendo que las cosas que tenía en sus manos, fueran a caer al piso y entre esas cosas, había un pequeño pastel que quedó completamente arruinado debido a mi descuido.

—Lo siento muchísimo, yo iba distraído, lo siento. — me agaché para ayudarla a recoger las cosas que no les había ocurrido nada y cuando se las entregué, mi mirada conectó con la de ella, quedando algo sorprendido con su rostro.

Parecía una actriz.

—Yo también lo iba, no te preocupes. — sonrió de manera tímida y dejó un mechón de su cabello detrás de su oreja. — solo puedes acompañarme a comprar otro pastel y de paso nos tomamos un café.

Aclaré mi garganta, a punto de negarme a su evidente signo de coqueteo, pero me frené cuando vi el apetitoso pastel arruinado por completo a causa de mi despiste.

—No hay problema. Aquí cerca hay una cafetería que venden muy buenos postres.

Ella terminó de echar las cosas a una bolsa que traía colgando en su brazo derecho y asintió con notable entusiasmo.

—Soy Kim Yoonah. — estiró su mano, sin quitar la sonrisa en su rostro.

—Jeon Jungkook, un gusto.

Hice el pobre intento de sonreír, pero es que esto de socializar no era parte de mí. Mi batería social se agotaba sumamente rápido con personas que no conocía. Ella es linda, pero sin duda alguna egocéntrica. En el trayecto me contó de cuando fue a Europa, que le gusta mucho la moda y estaba estudiando algo relacionado a eso, que era amante de las joyas y un sin fin de cosas que ya no recuerdo sinceramente. En todo momento habló de ella y creo que ya estaba algo mareado.

—Ese pastel se ve apetitoso, ¿no crees?

—Sí, yo lo pago. — respondí rápidamente. Solo quería llegar a ducharme y descansar un poco.

—O ese. — apuntó a través del vidrio. — que difícil decisión.

—Hola buenas tardes, quisiera pedir esos dos pasteles, por favor. — pedí antes que saliera con algo más. Yuna me miró con sorpresa y después mordió su labio, cruzando su brazo al mío. Carraspeé levemente, intentando alejarme de su anatomía, lo cual estaba siendo un poco dificultoso si ella estaba como una lapa a mi lado.

—Me gustan mucho los chicos así. Aquellos que no les cuesta gastar dinero por hacer un momento feliz a una chica. — soltó de pronto, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Debe pagar los productos y vuelve con el vale para retirar.

—Enseguida. — me alejé tan pronto como el vendedor dijo esas palabras que fueron como una escapatoria para mí. No me sentía cómodo, no acostumbraba a pasar mucho tiempo con personas extrañas.

Mi círculo era bastante reducido.

Pagué con mi tarjeta de débito, tomé las bolsas y se las entregué a Yori con una sonrisa fingida.

—Veo que vives en el mismo edificio que mi amiga. — comenzó a hablar a mi lado. Le di una rápida ojeada al cielo y comprendí que no debía estar tan a la defensiva.

Ella no tiene culpa alguna que sufra de un tipo de ansiedad social.

—¿Por qué llevabas un pastel? — pregunté mirando hacia al frente, con total tranquilidad.

—Oh, es que casi siempre nos juntamos en su departamento, porque la mayoría vive en espacios muy pequeños o simplemente viven con sus padres aún. Así que se ofrece a cocinarnos, le gusta mucho, aunque ella no pruebe ningún bocado, podría decirse que es algo extraña. — la miré de soslayo con duda de que se estuviera refiriendo de aquella manera a quien se supone que es su amiga. — además así nos ahorramos un poco de dinero. Ella gasta en todo.

Rió como si fuera el mejor chiste y yo solo me limité a seguir mirando al frente. Estas situaciones me demostraban que muchas veces era mejor pecar de desconfiado que terminar rodeado de gente así.

Llegamos nuevamente al condominio y Yuri no dejó de hablar en ningún momento. Me mostró sus redes sociales, en donde en la mayoría de fotos salia con ropa elegante y lugares sofisticados.

—Están bonitas. — fue todo lo que pude decir. No me pidan tanto, yo solo quiero llegar a dormir un rato y descansar en la comodidad de mi cama.

No me gustaba compartir con gente.

—Deberías seguirme. Así no perdemos el contacto.

—Oh, yo no tengo instagram. No me gusta. — expliqué presionando el botón del elevador para subir al décimo piso. — ¿a cual piso vas tú?

—Al mismo. — sonrió alegre.

De.mo.nios.

—Que bien. — cerré las puertas quedando en un silencio algo incómodo. Ella no me quitaba la vista de encima y yo solo podía observar las decoraciones de aquel ascensor para evitar el contacto visual.

—Oye, ¿te gustaría venir? — preguntó al momento en que bajamos. Yo negué rápidamente. Si esto había sido difícil, me imaginaba estar con un grupo de personas desconocidas.

—Oh no, no. Es una junta de amigos.

—Vamos, no seas aburrido. Sé mi acompañante, te divertirás. — tocó mi brazo con la mano que tenía libre y yo me alejé unos centímetros.

—Estoy bien. Muchas gracias por la invitación.

—Por favor, es lo último que te pediré por haber estropeado el primer pastel. — hizo un leve puchero y una cara al parecer tierna, intentando hacer aegyo.

No puede ser.

—Solo veinte minutos. No soy bueno compartiendo con gente desconocida. — me sinceré un poco al momento en que celebraba en su lugar y me daba un abrazo dejándome aturdido.

Ella era muy de piel, al parecer.

—Yuri...

—¿Eh? Que olvidadizo. — sonrió al momento en que golpeaba mi nariz con su dedo índice. — Me llamo Yoonah.

Cierto. Creo que en ningún momento me acordé de su nombre realmente.

—Lo siento.

—No te preocupes, usualmente los chicos quedan aturdidos por mí. — guiñó un ojo, caminando en dirección al departamento. En definitiva eso no sucedió, pero tampoco iba entrar en detalles insignificantes para otra persona. Mi frente poco a poco se fue arrugando cuando ella estaba caminando hacia mi departamento. — espero no haber llegado tarde. — miró el reloj en su muñeca y yo la imité.

Son las ocho de la noche.

—¿La cena es aquí? — pregunté cuando ella tocó el timbre.

Qué mundo de mierda mas pequeño.

—Sí, Soohyun es muy servicial. Estará contenta de tener otro invitado.

La puerta se abrió, dejándome ver una Soohyun con un delantal puesto y sus cabellos estaban peinados en una coleta alta, estilizando su apariencia. Sus ojos repararon en mi anatomía y yo solo quería hundirme en algo profundo y no salir más.

—Te estaba esperando, ¿por qué tardaste tanto? — preguntó mirando de reojo en mi dirección.

Esta era una puta broma de mal gusto. Yo estaba haciendo todo por evitarla y me tuve que topar con su amiga para terminar justamente aquí: en la boca del lobo.

—Él me chocó y botó el pastel que traía. Fue amable, fuimos a comprar otro y por cortesía de él, compró dos. — levantó ambas bolsas dándome una mirada tierna. — se llama Jungkook...

—Lo conozco. — cortó Soohyun de inmediato, en un tono frívolo dejándome algo sorprendido. Al parecer ella también se dio cuenta, por lo que su chip cambió totalmente y dio una enorme sonrisa dejándome algo aturdido por su cambio tan repentino en tan solo unos segundos. — digo, lo conozco porque vive justo al lado, pero nunca hemos hablado. Un gusto Jungkook, yo soy Soohyun. — estiró su mano y la tomé algo desconfiado. Cuando nuestras manos se tocaron, una corriente de electricidad pareció surgir desde el punto de contacto y se extendió rápidamente por todo mi ser, dejándome perplejo ante la sensación que había experimentado.

Quité mi mano enseguida y le di un asentimiento de cabeza, medio sonriendole.

—El gusto es mío.

No sabia que ella podía ser tan buena para mentir, pero la envidiaba en estos momentos. Dejó a la vista su verdadero sentir tan solo unos segundos y luego volvió a aparecer una máscara que cubría todo que pasaba con ella en realidad.

—Adelante, solo faltabas tú, tengo todo listo. — abrió la puerta en su totalidad, dejando a la vista al grupo de personas que estaba reunida en la sala de estar.

—Puede entrar Jungkook, ¿verdad?

Soohyun me volvió a observar y yo  ignoré su mirada que eran como dagas, ella definitivamente me quería aniquilar.

—Por supuesto, pasen.

No podía mentir en estos momentos, si tenia curiosidad de como seria su apartamento y creo que el diseño encaja perfecto por como es ella; alguien sumamente perfeccionista, se nota a kilómetros.

Todo estaba en un orden tremendo, las paredes están pintadas en un suave y etéreo tono de gris claro, que sirve como telón de fondo neutro para toda la decoración. Los muebles, diseñados con líneas limpias y contemporáneas, están en su mayoría en una paleta de grises, blancos y negros, creando un efecto de contraste y equilibrio.

Este espacio se notaba que era de ella, su refugio, todo gritaba Park Soohyun por donde se mirara.

—¿Trajiste a tu novio, Yoonah?

El burlesco tono de una chica me hizo poner tenso. Mis ojos repararon en ella, escaneandola. Tenía su pelo rubio con fleco, sus grandes ojos cafés también estaban puestos en mí, mirándome de arriba hacia abajo y no solamente ella, sino todo el grupo.

Podía sentir como estaban hablando de mí en sus mentes.

—No es mi novio. — respondió en un tono serio. — lo conocí fuera, también vive aquí, es vecino de Soohyun.

—Soohyun, no nos habías dicho que tenías a alguien tan, pero tan guapo viviendo cerca.

Otra chica fue la que soltó aquel comentario, una castaña menuda que fácilmente podría pasar por alguien de secundaria. Tomé una bocanada de aire, intentando relajarme. El entorno definitivamente no era bueno aquí, se podía sentir como el ambiente estaba cargado de una tensión palpable, como si las sombras mismas conspiraran para generar un entorno hostil del cual quería arrancar sin mirar atrás.

—Él pasa desapercibido, al parecer trabaja mucho. — La voz de Soohyun me trajo de vuelta del revoltijo mental que tenía justo ahora. Mis ojos dieron con el chico que estaba hace unos días atrás fuera del departamento, aquel mismo chico que tenía otras intenciones y fue rechazado, él me observaba con desconfianza, quizás preguntándose el porqué estaba acá. — debo terminar unas cosas y comemos.

Se dio la vuelta para seguir con su quehacer y vi que todos estaban muy tranquilos, dejándole todo el trabajo a ella tal como Yuna había mencionado unos momentos atrás. Aclaré mi garganta antes de sentarme en el único sofá disponible que había, con todos los pares de ojos puestos en mí.

—¿Cómo es que Soohyun te tiene de vecino? ¿No te han dado ganas de salir corriendo? — la misma chica que parecía de secundaria me hizo aquellas preguntas, dejándome un poco sorprendido. — bueno, ella es inofensiva, da hasta sueño hablar con ella, ¿no es así, Seungi?

—Vete al demonio, Suni.

Todos soltaron unas risas por lo bajo, menos aquel tipo y yo.

—¿Por qué Jin no vino?

—Tenía una cita con la chica falsa.

—Ahg, la detesto. No me cae bien.

—No le creo su papel de chica buena. Es una total hipócrita y...

Creo que dejé de escuchar las estupideces que estaban saliendo de sus bocas y me puse a pensar el porqué Soohyun tenía esta clase de amigos. La observé de manera cautelosa, viendo como estaba totalmente concentrada terminando la comida.

Este lugar es un departamento, no es el lugar mas amplio y estas personas definitivamente no murmuraban bien. Estoy casi seguro que ella pudo escuchar las cosas que estaban hablando justamente aquí y se estaba haciendo la desentendida.

—¿Se te perdió algo, idiota?

El novio de Soohyun estaba parado justo frente a mí, obstaculizando la vista. Pestañeé en repetidas ocasiones y sonreí de costado, divertido por la situación.

—Absolutamente nada.

No me inmuté ante su rostro de perro agresivo a punto de atacar. Mas bien quería soltar una carcajada ante el espectáculo que estaba dando este idiota por una cosa mínima.

—¡Ya está listo!

Todos se levantaron como resortes cuando escucharon esas palabras y yo ya avisaría que debía irme. En una hora me debía encontrar con Dahyun, pero ver lo decorada que estaba la mesa y aquellos platillos hizo que mi estómago rugiera al instante, como si no hubiera comido bocadillo alguno.

Yuri me hizo una seña con su mano para que me sentara a su lado y no es que tuviera otra opción, así que acepté solo por la curiosidad que sentía de probar la mano de Soohyun y quizás burlarme de ella en alguna oportunidad.

Pero estaba dudando un poco de aquello, cuando por mis fosas nasales entró un olor exquisito que realmente me hizo dudar si el plato estaría tan malo como para burlarme. Sobre la porcelana blanca descansaba un plato de fettuccine fresco, cocido al dente y cubierto por una salsa que parecía un lienzo de sabores. La salsa, un espeso ragú de carne, emanaba un perfume embriagador de tomates maduros y hierbas frescas. Los trozos de carne de res se deshacían con solo mirarlos y el verde vibrante de las hojas de albahaca fresca se asomaba tímidamente desde el fondo del plato, añadiendo una nota de frescura a la riqueza de la salsa.

¿Esto realmente lo había hecho Soohyun?

Fui el antepenúltimo el dar el primer bocado, porque estaba absorto en lo lindo que estaba el platillo que hasta me daba pena comerlo, pero lo hice, enrollé con cuidado los fettuccine alrededor del utensilio. Cada bocado era una explosión de sabor, una mezcla de texturas que deleitaba el paladar. El sabor de la salsa, la suavidad de la pasta y el toque herbáceo de la albahaca se combinaban en una armonía perfecta.

—¿Qué te parece, Jungkook? — la chica baja me preguntó haciéndome caer en la realidad de que no estaba en un programa de cocina y yo no era el catador de alimentos. Aclaré mi garganta luego de tragar y observé que Soohyun no había tocado su plato y solo estaba mirando como todos comían.

—Nada fuera de lo común. — mentí limpiando mi boca con una servilleta. Yori a mi lado soltó una risa, al igual que todos los demás.

Soohyun se puso de pie con un rostro serio.

—Voy al baño, disculpen.

Caminó a paso apresurado hasta donde se encontraba su baño, dejándonos en un silencio muy incómodo o esa era mi percepción.

—Su jefe es italiano, estoy completamente segura que aprendió por él a cocinar esto, aunque no está muy bueno, ¿verdad?

—Eso es obvio. Cada día estoy más segura que ellos tienen algo.

—Ustedes son unas crédulas. El jefe de Soohyun es guapísimo, no estaría con alguien como ella.

Era lamentable escuchar todo lo que sus supuestas amigas estaban hablando de ella. Luego de las estupideces que dijeron por otro rato en donde Soohyun no salía del baño y  seguían comiendo — después de que dijeron que no estaba tan bueno. — el idiota con el que tenía algo Soohyun comenzó a reprocharles el porqué se esmeraban en emparejarla con su jefe y de ahí se formó un palabrerío en donde todos hablaban al mismo tiempo, sintiendo como mi paciencia se estaba agotando definitivamente.

Quería salir de aquí y jamás volver a encontrarme con estas personas en lo que me reste de vida.

—Ustedes son increíbles. — solté en un punto en donde se lograron quedar callados. Aleluya. — ella se esmeró en hacer esto para un grupo de personas que solo la critican sin importarles absolutamente nada. ¿Aportaron con algo para que ella cocinara? No lo creo, ¿verdad? Entonces deberían tener la boca cerrada y disfrutar de esto. El tiempo que malgastan en criticar la vida de los demás, pueden utilizarlo en arreglar un poco sus vidas, que al parecer es bastante aburrida. — concluí enrollando más pasta y seguir degustando este plato.

—¿Tú quien te crees para hablarnos de esa manera? — cuestionó una de las supuestas amigas, que ya no recuerdo el nombre.

—Alguien que no tiene pelos en la lengua para decir las cosas a la cara. En el poquísimo tiempo que llevo aquí puedo darme cuenta del tipo de personas que son ustedes.

—¿Y cómo somos, guapo? — la otra chica enarcó una ceja al momento en que preguntaba.

—Venenosas. — me encogí de hombros.

Una soltó un bufido de indignación, otra me comenzó a insultar y creo que el tipo se levantó para golpearme. Pero yo estaba divertidísimo con esta situación. Soohyun salió del baño al sentir los gritos.

—¿Qué pasa?

—Tú vecino, resulta que es todo un idiota y nos ha tratado muy mal.

Yo seguía comiendo en mi puesto como si nada malo hubiera ocurrido. Porque yo no había hecho nada malo, eran ellos unos mentirosos de mierda y podían irse al carajo.

Yo no desperdiciaría esta comida por un arrebato.

—Debería irse, Soohyun.

Ella solo se limitó a observar a todos y  tomó su cabeza, como si estuviera molestándole algo.

—Yo no me siento bien, ¿sí? Lo siento mucho. Tuve que haberles dicho con anticipación que andaba indispuesta.

—¿Estás en tus días?

—¿Qué? — ella abrió sus ojos enormes y comenzó a negar. — no, Suni, me siento indispuesta, algo enferma, con una alteración en mi salud... mal. — concluyó.

—¡Todo es tu culpa! — la chica baja apuntó a Yuna. — tú lo trajiste, arruinó todo.

Solo me limité a rodar los ojos y apoyé mi cara en mi mano, un tanto aburrido que esto no siguiera escalando más para ver el desenlace de esta comedia.

—Esto es increíble. — bufó otra, mientras se levantaba y tomaba sus cosas para salir a paso apresurado, sin siquiera decir un mísero gracias.

—Casi siempre las juntas con Soohyun terminan de manera desastrosa.

Yo fui el último en ponerme de pie, sacando mi celular del bolsillo para percatarme que se me había hecho muy tarde para ir a la cena y debería llamar a Dahyun para decirle que no iría esta vez. Tomé los platos de todos y los llevé al fregadero, para quitarme el saco y subirme las mangas.

Ya no escuchaba voces, solo la puerta cerrarse y un sonido lastimero salir de la boca de Soohyun. Giré mi rostro para ver como tiraba su cuerpo hacia el sofá como un saco de papas y sus ojos conectaron con los míos, mirándome enojada.

—¿Qué haces aún acá? Vete.

—Lavaré los platos y me iré.

—No es necesario. Lo haré yo.

—Me gusta lavar los platos.

—Y a mi no me importa. Deja ahí y vete, por favor.

Suspiré, no haciéndole caso en absoluto y seguí con mi misión. Podía ser un idiota la mayoría de veces, pero era muy observador. Le molestó mi presencia y que yo fuera testigo de como eran esas personas con ella, tampoco le agradó. Algo extraño ocurre con ella como para que los siga considerando sus amigos.

Ser buena persona no significa que hay que dejarse pisotear, Soohyun. — hablé de manera calmada, quitando las manchas de todos los platos en total tranquilidad. — yo he sido un idiota y lo siento, pero yo no soy tu amigo, ellos se supone que sí lo son. A mi me respondes, te enfadas, me insultas a tu manera, ¿por qué a ellos no?

—¿Qué es esto? ¿Una terapia gratis?

Pude percibir el leve temblor en su voz a pesar de lo tajante que fueron sus preguntas.

—Llámalo como quieras. — abrí la llave para comenzar a enjuagar la loza. Primero los platos, luego los vasos y por último los cubiertos. — ellos son unos idiotas y a pesar de que no nos llevemos bien, sé que no eres igual a ellos.

—No quiero hablar de esto. — murmuró.

Tomé un paño para comenzar a secar mis manos y volteé mi cuerpo, apoyándome en el fregadero. Ella estaba con abrazada a sus piernas, con algunas lágrimas que corrían por sus mejillas. Abrí mis ojos sorprendido, no sabiendo que hacer en un caso como este.

Miyeon no lloraba nunca, yo no sabía consolar a alguien.

—Está bien. Lo siento, yo... lo siento, ¿sí? Me disculpo por haber puesto laxante en las galletas. — miré una pequeña fuente en donde habían galletas decoradas de una manera muy linda. — ¿me das una? — apunté el recipiente. — si están envenenadas, no importa, ahí quedaremos empatados.

—No seas idiota, yo no soy igual a ti. — espetó, limpiando su rostro. — las hice hoy, pero creo que nadie era merecedor de mis deliciosas galletas, menos tú.

Sonreí por lo bajo, arreglando mi corbata.

—La pasta si estaba buena.

Ella volvió a levantar su rostro, arrugando su frente.

—No es necesario que mientas.

Levanté mis manos en señal de inocencia.

—No estoy mintiendo. El olor era muy bueno, pero sentir la explosión de sabores en mi paladar fue... espectacular. — asentí, arreglando mi pelo. — eres buena cocinera.

Podía notar que aún mantenía su rostro serio y era muy evidente la desconfianza que sentía.

—No puedo creer nada de lo que salga de tu boca luego de la supuesta tregua que me habías planteado.

—¡Es verdad!

—Nunca había conocido a alguien tan extraño. — quitó su coleta y revolvió sus largos cabellos con exasperación. — gracias por lavar, no era necesario. Ahora, vete. — Me acerqué al recipiente para tomar una galleta y darle el mordisco aunque ella se hubiera negado. — ¡Te dije que nadie era merecedor de mis galletas!

Wow. ¿Cómo una simple galleta podía estar tan buena?

—Esto es realmente bueno. — vociferé con mi boca llena.  La degusté, sintiendo el sabor del chocolate y un ingrediente en especifico, sintiendo inmediatamente una picazón alrededor de mi boca.

—¿Ves? Tu rostro cambió, estás mintiendo.

—¿De qué... de qué son las galletas?

—Mmh, chocolate y nuez, ¿por qué?

Comencé a toser y a tomar bocanadas de aire con dificultad, sintiendo como mi garganta se estrechaba. Sentía mis labios e incluso mi lengua estar hinchándose.

—Yo... yo soy... yo soy alérgico a las nueces...

Soohyun se levantó como resorte del sofá y se acercó rápidamente hacia mí. La primera vez que tuve esta reacción fue cuando era pequeño y casi muero. Mamá siempre debía tener mucho cuidado cuando salíamos a comer, siempre llevaba consigo un jeringa con epinefrina en caso de una urgencia.

Mi alergia era jodida y yo era un idiota por llegar y comer algo que no sabia sus componentes.

—Mierda, no me hagas esto, ¿qué hago? — sus manos fueron hasta mi corbata para comenzar a desabrochar. — llamaré a una ambulancia...

—Ve... ve a mi... ve a mi apartamento, la clave es... 9701... en mesa de noche hay... hay una pequeña jeringa, tráela... y... me la inyectas en el muslo, también... llama a una ambulancia...

El aire me estaba faltando, estaba con una anafilaxia y sentía que moriría en cualquier momento.

Estúpidas y deliciosas galletas.

No me había percatado que apenas le  di la indicación había salido y ahora ya estaba aquí de regreso. Podía sentir mi cara completamente hinchada y la garganta me picaba muchísimo.

—... por favor, tengan prisa, es urgente. — ya escuchaba todo lejano, me acosté en el piso sintiendo mis ojos pesar. — ya te inyecté, ni siquiera lo notaste, así que no te duermas, eh. No puedes morir y dejarme con cargo de conciencia. La ambulancia ya viene. — sentía las leves palmadas que me estaba dando en mi rostro y a pesar de mi estado, sonreí levemente.

—Esta... estamos a... mano ahora...

Mi respiración seguía irregular, sabía que necesitaba el oxígeno cuanto antes. Pero sentía muchas ganas de cerrar mis ojos. Lo último que escuché fueron los gritos de Soohyun antes que todo se volviera completamente negro.

Y aunque ella no lo quisiera, tuvo su venganza.

Quien me diga quien notó algo extraño y un buen indicio con Jungkook, le daré un beso 😘 y le dedico el siguiente capitulo.

Por mis responsabilidades llamadas: debo trabajar para pagar mis cosas (álbum golden) fui escribiendo de a poco, pero llegué a las 5 mil palabras en este capítulo.

Como ya me conocen mis lectoras fieles, saben que yo no soy de hacer historias largas y esta no será la excepción je. Pero les juro que me encanta como va en mi mente, pero pucha que me cuesta plasmarlo, porque mi tiempo ahora es muy limitado (ayuda).

Pero vamos CHILE QUE SE LOGRARÁ.

Soohyun tuvo su venganza sin siquiera planearlo, una genia 💋.

Nos vemos en el próximo capítulo (1 mes después) ehhh no broma... Pero si quieren no es broma kaksksj.

Las kiero mucho 🫶🏻🥰.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro