04.
𝙀𝙨𝙩𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚́ 𝙢𝙞 𝙖𝙪𝙩𝙤 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝙖𝙥𝙖𝙧𝙘𝙖𝙢𝙞𝙚𝙣𝙩𝙤 de la empresa luego de ser un buen chófer y dejar a la damisela a las afueras de su trabajo, volví a soltar una risa burlesca al recordar el rostro que colocó cuando le dije que debía pagar el viaje. Caminé con total tranquilidad aunhasta la entrada, en donde me esperaba mi secretario cruzado de brazos y con una cara poco amigable, lo cual era algo inusual en él.
—¿Qué sucede?
—Señor presidente, ¿a usted definitivamente le gusta que el señor Jeon se enfade con facilidad?
—¿Por qué se enfadó esta vez? — quise saber al momento en que ingresamos al lugar. Todos los trabajadores se inclinaban al momento en que me veían, cuando muchas veces les recalqué que no era necesario.
—Por llegar tarde y también porque no se había presentado a trabajar. — explicó obvio. Apretó el botón del elevador que nos llevaría al piso en donde trabajábamos.
—¿Le explicaste la razón?
—Sí, pero él dijo que cambiarse de casa por décima vez no es una razón válida para faltar, señor.
—¿Cómo que no? — inquirí aflojando un poco mi corbata. — es algo importante.
—Si usted lo piensa así, está bien. — asintió y caminamos directamente a mi oficina. — estos cinco días que faltó, la señora Jihee ha estado al mando y no está demás decir que eso a ella le encanta.
—Por supuesto. ¿Qué fue lo que hizo en mi ausencia?
—Hizo trabajar a los cinco equipos de desarrollo investigativo sin cesar para crear un nuevo producto y lanzarlo al mercado.
Me senté en la silla tirando mi cabeza hacia atrás. Esa maldita idiota me exaspera y que se meta en mis asuntos aún más. Yo estoy a cargo, yo soy la persona que manda a los investigadores y a mis trabajadores. Papá a pesar de ser un completo infeliz, sabe que hago mucho mejor el trabajo que ella, por eso me dio el cargo a mí.
—Iré a darle una visita a los chicos. — respiré profundamente y Hoseok asintió, con una sonrisa en su rostro. — ¿algo más que quieras decirme?
—Su padre quiere hablar con usted.
—Lo que me faltaba. — susurré tocando mis sienes. — ¿Sobre qué?
—Sobre sus faltas y también sobre Song Joongki.
—Avísale que subiré enseguida.
—Está bien, señor. — hizo una leve reverencia para salir de mi oficina sin quitar esa enorme sonrisa en su rostro. Ese chico es increíble.
Froté mis manos por el rostro netamente por la frustración que sentía que ella haya hecho algo así cuando no estaba. Ellos ya trabajaban muchísimo, ¿qué necesidad tenía de hacerlos trabajar aún más?
—Ah, esa mujer me volverá loco y me hará lanzar una licencia médica por estrés. Sí, definitivamente lo logrará. — hablé a la nada, mientras me levantaba de la silla. Salí para subir dos pisos más y encontrarme con Hera, la secretaria de papá, colapsada y hasta podría asegurar que estaba a punto de llorar. — Ey, ¿estás bien?
Ella de manera inmediata irguió su espalda y arregló su cabello, que estaba todo esparcido como si hubiera tenido un momento de estrés.
—Buenos días, presidente Jeon. Yo... solo... no sé que hacer...
—¿Por qué? — me acerqué a ella de forma cuidadosa. Hera era una excelente empleada, pero papá no valoraba todo su esfuerzo.
—El señor Song me canceló la reunión y su padre definitivamente quiere que su cadena de restaurantes exponga el producto.
—¿Y cuál era? — rasqué mi oreja al no recordar ese detalle.
—Kimchi lasagna.
—Cierto. — chasqueé los dedos recordando el plato. Se veía muy apetitoso y es muy rico, pero todo recaía en la decisión de Joongki.
—Sí y el señor Jeon se enfadará conmigo.
—Yo le daré la noticia, no te preocupes. — le di una pequeña sonrisa.
—No es necesario, señor presidente...
—Relájate.
Fue lo último que le dije para dirigirme hasta la puerta de la oficina de Jeon Seungwan. Toqué la puerta y el me dio el indicio de pasar. Noté que no estaba solo, su compañía era la loca de Jihee quien tenía una gran sonrisa en el rostro — ¿Me llamaste?
—¿Pero quién se ha dignado a venir luego de casi una semana? — sonrió sin gracia, cruzando sus brazos para observarme de manera inquisitiva. Su semblante firme y duro era algo característico de Jeon Seungwan. Era un individuo de presencia imponente y serena a la vez, cuyos años de experiencia estaban grabados en cada línea de su rostro. Sus ojos, de un tono profundo, contenían una historia y un pasado doloroso, porque nunca más volvieron a brillar, eran opacos. Las canas en su cabello oscuro eran simplemente la demostración de que el tiempo transcurría y a pesar de que él no estaba lo suficientemente viejo, si aparentaba más edad. — ¿Así es como pretendes que ésta empresa crezca? ¿Faltando al trabajo?
—Fueron solo unos días. — rasqué mi cabeza, no queriendo iniciar una discusión absurda. — Estaba justo por entrar cuando oigo que Song Joongki canceló la reunión de mañana.
—¿Qué?
—La verdad es que él no tiene indicio de querer los productos en sus locales. — quise ser sincero.
—Ese maldito hijo de puta. — masculló entre dientes. — ¿no comprende que los dos ganaremos con esto? Es un arrogante y altanero.
—¿A quién se parece entonces? — si, lo reconozco, mal momento para bromear. Él me dedicó una mirada, que si mataran, yo ya estaría diez metros bajo tierra.
—Deja tus estupideces. Esto nos beneficia. Comienza a buscar opciones para que ese engreído acepte el trato.
—¿Yo?
—Sí. — asintió. — así que menos bromas, menos estupideces y más acción. No me sirves si no estás enfocado netamente en la empresa.
—Estaban en la elaboración de dumpling con kimchi blanco, ¿qué sucedió con eso? — cambié el tema para evitar decir algo imprudente.
—Tú hermana cree que no era la mejor idea y le encontré toda la razón. Probó el producto y dijo que no combinaban.
—¿Y desde cuándo Jihee es catador de alimentos? — me crucé de brazos demostrando que estaba furioso de que hiciera y deshaciera cuando quiera.
—¿Así es como agradeces la ayuda brindada luego de que dejaras tu trabajo abandonado, hermanito? — preguntó tocando su pecho, como si le dolieran mis palabras.
—Lo diré ahora en frente de papá, no interfieras en mi trabajo. — hablé de manera dura, serio, como era mi cara cuando estaba cerca de ellos. — Yo soy el presidente, yo sé lo que hago con mis trabajadores, tú no tienes ni el derecho ni la autoridad para hacerlos trabajar como esclavos solo porque decidiste que algo era malo porque a ti no te gustaba, ¿me entiendes? Tú estás a cargo de algo y es la mercadotecnia, lo cual lo haces genial, pero no te metas en cosas que no te corresponden. — concluí girando mi cuerpo para salir lo mas rápido posible de aquí.
—Ten más respeto, mocoso mal educado, que yo puedo ser la próxima persona sentada en aquella silla y ahí tendrás que inclinarte cada vez que pises esta oficina. — su voz salia llena de veneno, como lo era Jeon Jihee, la persona mas víbora que haya conocido.
—Y cuando despertaste, ¿qué pasó? — observé sobre mi hombro su rostro, que estaba rojo por la cólera. — soñar es gratis, es bueno de vez en cuando echar a volar la imaginación.
Tomé la manilla de la puerta para salir definitivamente de aquella oficina. Aflojé aún más mi corbata sintiendo como mi respiración comenzaba a acelerarse. Aprendí a no dejarme vencer por ella, aprendí a no quedarme callado bajo ninguna circunstancia, pero cuando estaba solo, es que toda la ansiedad volvía a mí, dejándome en un estado de vulnerabilidad que odiaba.
Lo odiaba con todas mis fuerzas.
—Llama a los cinco equipos y diles que vayan a la sala de reuniones. Yo estaré ahí en unos minutos. Gracias. — colgué la llamada apoyándome en la pared y respiré profundamente intentando volver a la normalidad lo antes posible. Estaba sudando frío y me sentía algo mareado, y es que cada disputa que tenía con ellos me dejaba de aquella manera sin que ellos supieran.
Era mi debilidad.
Estuve unos minutos en mi oficina, bebí agua, me lancé aire con lo primero que encontré e intenté recobrar la postura.
—Tú eres mas que esto, Jungkook. Como dijo Jeon Seungwan, basta de estupideces.
Volví a arreglar mi corbata para ir hasta la sala de reuniones y cuando ingresé, un total de veinte personas estaban expectantes a mi llegada. Todos se levantaron de sus asientos y me hicieron una leve reverencia. Hice un gesto con mi mano de que no era necesario esas formalidades conmigo.
—Primero que todo, buenos días. Los cité aquí porque personalmente quería agradecerles por el trabajo realizado y el esfuerzo ejercido por parte de ustedes. — comencé a hablar mirando a cada uno. — estábamos con un plan que era crear los mejores dumpling de kimchi blanco y el equipo que tuviera la mejor receta, tendría un incentivo bastante grande, ¿no es así? Como siempre hacemos cuando estamos creando nuevos productos, haciendo que todos den mas del cien por ciento para lograr el objetivo y es por la misma razón que muestra empresa es una de las mejores en el mercado de alimentos. Yo soy una de las cabecillas de esto, veo lo administrativo, que todo esté en orden, pero ustedes... ustedes se llevan todo el trabajo pesado, así que lamento profundamente que los hayan hecho esforzarce aún más, que los hayan hecho trabajar muchas horas más y es por eso que decidí darles de igual manera un incentivo por el esfuerzo y como una manera de disculpa. — concluí volviendo a acomodar esta maldita corbata que ahora estaba siendo una incomodidad. Pude ver que comenzaron a festejar por lo bajo haciendo que mis comisuras temblaran levemente por querer sonreir.
—Muchas gracias señor, como equipo del desarrollo A estamos muy agradecidos por siempre pensar en sus trabajadores.
—Como equipo del desarrollo D, también queremos agradecerle por siempre vernos de una manera humana y comprensiva.
—Aquí el equipo del desarrollo B, nuestra colega acerta en lo que dice, usted es el único a quien realmente le importamos y siempre agradece nuestro trabajo. Usted es el mejor.
—Como lider del equipo del desarrollo C, déjeme decirle que a pesar de casi no dormir, creo que sirvió el trabajar de más.
Mi vista se fue de inmediato a quien estaba hablando. La chica no tenía rasgos asiáticos, pero hablaba fluidamente el coreano, como si ya viviera hace muchos años en el país.
—¿Por qué lo dices?
—Porque estuvimos pensando muchísimo un nuevo producto que sea llamativo, novedoso y claro, exquisito para el paladar. — la seguridad con la que hablaba, me hizo prestarle una mayor atención. Piel blanca, cabello oscuro y una mirada llamativa denotaba un aura de que ella sabía lo que hacía, demostraba el porqué era la lider de su equipo. — como yo soy extranjera, pensé en fusionar productos de corea y del lugar del que yo soy.
—¿De dónde eres?
—Argentina. — una sonrisa se formó en su rostro, orgullosa de nombrar su país en un momento como este. Alcé mis cejas con sorpresa y asentí, incitando a que continuara. — tengo dos ideas, una es para vender en restaurantes y otro para venderlos en el mercado...
—Prosigue.
—La primera opción es algo típico de mi país, se llama choripan.
Abrí mis ojos con sorpresa ante la palabra tan extraña que salió de su boca. Observé a Hoseok quien levantaba sus hombros, él tampoco sabía que era eso.
—Choli... ¿cholipen?
—Choripan. — corrigió de inmediato. — básicamente es pan, puede ser de hot dog o baguette y en medio va el choricillo, arriba se le echa una salsa que le da un sabor aun mas espectacular y para finalizar le damos el toque coreano que es el kimchi.
—¿Y crees que realmente servirá en un restaurante? — pregunté dudoso.
—Claro. No sería como un plato principal, pero sirve como aperitivo. La gente puede probarlo y luego pedir un plato de fondo, ¿me entiende?
—Eso creo. ¿Y la segunda idea?
—Es un alfajor. — respondió asintiendo, al momento que sacaba la imagen del bolsillo de su bata y me la extendió. Se veía rico, no podía negarlo. — son dos galletas, que en su centro va relleno con un producto que se llama dulce de leche, pero cambiaríamos ese producto y entraría la pasta de frijol rojo, para finalmente bañarlo en el mejor chocolate local.
Observé a todos de manera curiosa, como intentando procesar toda la información y asentí, dando la luz verde para crear y luego, degustar.
—Equipo A y D, seguirán creando el mejor dumpling de kimchi blanco. Equipo B y E, piensen en nuevas ideas pero sin estresarse demasiado. Y equipo C, comiencen a crear esos productos, yo mismo los probaré cuando estén listos. — terminé de darle las indicaciones y pude ver como la chica sonreía abiertamente, completamente feliz.
—¡Muchas gracias! Daremos nuestro mayor esfuerzo.
—Gracias. ¡A trabajar!
—¡Gracias señor!
Cada uno comenzó a abandonar la sala con sonrisas en sus rostros.
—Ey, tú... — llamé a la chica de las ideas, quien giró su cuerpo y se apuntó a si misma. — Si, tú.
—¿Sucede algo, presidente Jeon?
—¿Cómo te llamas?
Si de algo era malo y ya lo había recalcado anteriormente, era mi problema para memorizar. Si alguna vez me dijeron sus nombres, mi cerebro no sería capaz de receptar la información y lo olvidaría.
—Lola, señor. Mi nombre es Lola Britez, líder del equipo C.
Asentí en respuesta dándole una leve sonrisa, lo que mi rostro permitía hacer.
—Espero que tu idea realmente sea buena, Lola. Estaré esperándola.
—Así será señor, muchas gracias por la confianza.
Volvió a dar otra corta reverencia y salió de la sala, sin dejar de sonreír.
Y aquí es donde volvía a golpearme la realidad y las palabras de Miyeon, esta es una razón, una de esas razones del porque el querer renunciar era una idea completamente errónea, tal como me lo decía siempre Miyeon.
Jihee obtendría poder y haría la vida imposible de ellos. Yo debía seguir aquí y tomar el puesto de papá. Y lo lograría a toda costa.
Saqué definitivamente mi corbata cuando estuve dentro del elevador para subir a mi piso y finalmente descansar después de un día agotador. Estaba cansado, tanto física como mentalmente. Solamente quería que terminara y que todos se fueran a casa para finalmente hacerlo yo.
Salí casi arrastrando los pies, que cuando vi a la bruja de pie junto a un tipo que se veía como si fuera a ser un próximo asesino serial, mis pies comenzaron a caminar más lento para entender la situación.
—¿Por qué no me dejas entrar? Podemos divertirnos...
El tipo se acercaba a su cuello y hasta el mas idiota podría notar que ella estaba sumamente incómoda con la situación. Estaba dudando seriamente si entrar o esperar, en caso de que el hombre se pusiera aún mas intenso.
—Seungi, te he dicho que no, estoy muy cansada.
Cuando abrí mi boca para reclamarle al idiota, él se alejó lo cual me hizo agachar la cabeza por casi quedar en ridículo.
—¿Y cuándo no lo estás? — preguntó en un tono serio. El coqueteo ya no estaba, en cambio ahora había otro tipo, como si aquel hubiera despojado su cuerpo para traer consigo a otro más idiota que el anterior. — Vaya, esto no mejora nada, cada vez peor...
—Seungi...
—Descansa, Soohyun. Nos vemos en otra oportunidad.
Casi me da escalofríos por lo frío que fue eso. Rodé mis ojos al percatarme rápidamente del tipo que era, no había que ser un genio, pero al parecer la tonta de Soohyun no se percataba.
Cruzamos miradas por unos segundos, ella se veía avergonzada, pero a pesar de todo, o quizás por mi presencia, su postura seguía firme.
—¿Qué estás haciendo parado ahí como todo un metiche? — bramó volteando su cuerpo para poner la contraseña.
—¿Metiche yo? Recién llego del trabajo. — mentí, volteándome de igual forma.
—Vi que llegaste hace algunos minutos y de igual forma te quedaste ahí.
—No recordaba la contraseña.
—Si claro. — soltó una risa amarga. — y yo soy una idol.
—Ni cerca estás, eh. Te falta mucho.
—Idiota...
—Ridícula...
—Cretino...
—Tonta...
—Gaznápiro...
Volteé nuevamente cuando escuché otra palabra que nunca había oído en mi vida.
—¿Qué tienes con decir esas cosas, eh? — pregunté ofuscado de que siempre saliera con sus palabras que no entendía.
—Con eso confirmo que el tonto eres tú, no yo. — entró para cerrar la puerta fuertemente. Pateé el piso y revolví mis cabellos al percatarme que ella había quedado con la última palabra.
Abrí para entrar y cerrar lanzando el maletin al sofá, sintiendo la rabia apoderarse de mí. Pero no podía malograr aún más mi día, tonta Soohyun.
Esa niña no sabe con quien se está metiendo, no tiene una minúscula idea.
Hola, aparecí 💋.
LolaBritez26 apareció en la portada 🫰🏻.
Y vamos que no desapareceré tanto (ayuda), el trabajo me consumió, pero las fiestas patrias me dieron un mini descanso 🥂.
Puede que mañana haya otro capítulo 🙏🏻✨. Las kiero ❤️🩹.
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