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03.


𝙈𝙚 𝙧𝙚𝙢𝙤𝙫𝙞́ 𝙘𝙤𝙢𝙤 𝙩𝙤𝙙𝙤 𝙪𝙣 𝙜𝙪𝙨𝙖𝙣𝙤 cuando escuché la alarma sonar justo a mi lado.

El dolor de cabeza martillaba sin cesar, como si tuviera una reseca luego de haber bebido en grandes cantidades, cosa que en definitiva no sucedió en absoluto. El dolor de mi cabeza era debido a  llorar tanto que por poco y me deshidrato.

Sabía que no tuve que haber ido a aquella junta. Todo comenzó mal para mí en el momento de que quise dar una bienvenida siendo rechazada y nada se detuvo, todo salió mal, como un mal augurio siendo lanzado hacia mí.

¿Tendré que hacerme un sahumerio?

Quizás.

Miré el techo pestañeando en repetidas ocasiones y podría sentir mis ojos hinchados. Respiré profundamente y me di ánimos para levantarme e ir a mi adorado trabajo.

Siempre coloco la alarma mucho antes para poder arreglarme de manera tranquila y no llegar tarde al trabajo. Tengo una mención especial por ser tan puntual, mención que estaba colgada en mi oficina como si fuera algo digno de elogiar. Observé mi reflejo y no pude evitar hacer una mueca de disgusto.

Parecía alguien que fue picada por una abeja.

Estaba completamente hinchada, así que de forma rápida fui en busca de bolsas de té, algunas rodajas de pepinos y cremas faciales para intentar ocultar un poco mi horrendo rostro.

—¿Ves que es pésimo llorar? — me pregunté a mi misma.

Desde que puse un pie en aquella cafeteria, es que pude percibir la tensión que había ahí. Fue una clara señal de irme e inventar alguna excusa del porque no había podido asistir, pero mi mente me decía otra cosa, por lo cual desistí a la idea de irme y me fui por la otra opción. Opción que simplemente era aguantar, hablar un rato y ya estaría, me iría.

Pero como mencioné, nada estaba saliendo bien.

—Escuché que Soohyun está coqueteando con su jefe, ¿será verdad? — Yoonah preguntaba de forma desinteresada mientras ojeaba su celular.

—Sería lo más probable, el mes pasado se la llevó a Francia por negocios, quizás en la ciudad del amor pudo haber pasado algo. — Gaeun seguía el juego, sin siquiera percatarse que yo estaba a unos metros de distancia.

—Lo dudo. Ella es muy soporífera. — vociferó Sumi. — ¿por qué crees que Joonho se está aburriendo?

—¿Él te lo dijo?

—No, pero lo que se ve, no se pregunta, querida.

Soltaron unas risas de complicidad por ser tan víboras de hablar mal a tus espaldas. Los chicos estaban en total silencio y agradecí internamente que ninguno haya opinado algo respecto a todas las sandeces que salían de sus apestosas bocas. Fingí una sonrisa y seguí mi camino hasta llegar a la mesa.

—¡Soohyun! ¿Cómo estás querida? — Yoonah se levantó para abrazarme de manera eufórica y quise golpearla por ser tan malditamente hipócrita. — te estábamos esperando, siéntate...

Todos tenían una sonrisa en su rostro, cosa que imité enseguida. Si ellos fingían, yo también lo haría. La reunión fue lo mas incómoda gracias a que escuché sus porquerías y trataba de no opinar, no hablar, no hacer nada para no ser criticada.

—Es momento de una foto, acérquense chicos. — Sumi sacó su celular de último modelo y nos enfocó a todos, para sacar una ráfaga de fotos. — ¿Cuál subiré? Obviamente la que me vea mejor.

—Sube cualquiera, en todas sales igual. — Seokjin opinó rodando sus ojos, lo cual me hizo sonreir un poco por lo bajo. La pelirroja solo lo ignoró y a los segundos un sonido de notificación nos llegó a todos.

Saqué mi celular para observar la fotografía y quise soltar una carcajada al leer el encabezado.

❝ La amistad es como el vino, solo mejora con el tiempo. Los amo. ❞

Veía de manera recelosa la pantalla observando la imagen y aquella frase tan particular. De todas aquellas personas, la única que podía rescatar es a Seokjin. Aquel grupo es donde, en palabras simples, me adoptaron al momento en que volví a un nuevo colegio cuando me dieron el alta en el hospital y siempre agradecí tal gesto.

Puede ser una de las razones del porqué sigo al lado de ellos.

Fueron los únicos que me integraron, cuando yo jamas había sido parte de un grupo, siempre fui la marginada, la Soohwhale, la niña rara, la fea, nunca fui parte de nada. Pero también sabía que no podían ser considerados amigos. La amistad implica confianza, empatía, apoyo mutuo y una conexión genuina. Requiere tiempo y esfuerzo para desarrollar y mantener una relación de amistad significativa, pero a pesar de los años transcurridos, eso no había sucedido.

Solo eran conocidos que hacían que mi vida no sea tan miserable, aunque hablen pestes sobre mí. Desarrollé un tipo de fobia, el miedo a estar sola, a volver en ese hoyo que me había costado tanto salir.

No quería volver ahí.

Finalizado mi maquillaje, le di un último vistazo dándome ánimos de que hoy comenzaba una semana nueva. Una sonrisa siempre estaba en mi rostro a pesar de toda la mierda, porque una actitud positiva te da poder sobre tus circunstancias en lugar de que tus circunstancias tengan poder sobre ti.

Preparé una avena con yogurt y frutas para desayunar, mientras veía las redes sociales. Le di me gusta a la foto de Seokjin quien salía en una tierna fotografía junto a la chica que le gusta. Me agrada mucho, él no tiene pelos en la lengua si algo le molesta de los demás y eso era algo que yo debía imitar.

Cuando ya estaba en la hora de salir, me fijé que esta vez no me faltara absolutamente nada en mi bolso y salí justo en el momento en que el tipo antipático salía también. Me fijé en la hora de mi reloj y ya serían las seis con treinta.

—Wow, si conocías las mañanas. — hablé cuando ambos estábamos esperando el elevador. Puse sentir su mirada sobre mí, tan potente que tuve ganas de confrontarlo.

—Trabajo también, ¿hay algún problema en despertar tarde en mis días libres?

—Oh, ninguno. — me encogí de hombros. Subí primero al elevador, seguido de él, quien se posicionó justo en una esquina mirando su celular. Vestía de traje negro y a comparación de ayer, en donde tenia sus cabellos revueltos, ahora su cabello estaba perfectamente peinado.

Parecía un maldito CEO de los dramas.

Si, no se podía negar que el tipo es muy guapo, pero lo que tenía de guapo, lo tenía de idiota y era muchísimo mejor alejarse de aquellas personas si valorabas y cuidabas aunque sea un poco tu corazón.

Tiene pinta de dejarte llorando preguntándote a las tres de la madrugada que hiciste mal.

—¿Me vas a quedar mirando o vas a bajar? — preguntó socarrón, por lo cual tuve que alejar mis pensamientos y bajar del ascensor con algo de pena de haber sido descubierta observándolo.

Escuchaba sus pasos justo detrás, pisando fuerte el piso, haciendo sonar la zuela de sus zapatos, que estaban en sincronía a mis tacones. Volteé mi cabeza para fijarme que caminaba con las manos en sus bolsillos, como todo un maldito modelo.

—Buenos días. — saludé al conserje haciendo una leve inclinación con mi cabeza, quien respondió de manera rápida.

El tipo ni siquiera observó al señor, por lo que me entraron unas horrendas ganas de golpearlo justo en su bonita cara. Como detestaba a los tipos sin un mínimo de educación, digo, ¿cuánto cuesta saludar a alguien? El buenos días, buenas tardes y gracias debería ser algo que tengamos automatizado en nuestro cerebro, pero la realidad era ésta.

Miré de soslayo cuando estábamos en el estacionamiento del edificio y él fue en dirección hacia un lujoso auto que estaba estacionado. Abrí mis ojos a causa de la impresión de ver un deportivo color negro, que tenía un tridente en su parachoque.

Si tenía tanto dinero como para tener un auto de esta magnitud, ¿por qué no encontró un mejor lugar en las residenciales mas caras?

—¿Vas tarde?

—¿Qué? — pregunté confundida. Me miraba apoyándose en la puerta del auto que estaba abierta.

—Que si vas tarde a trabajar.

—No. Debo tomar el autobús. — apunté la parada de buses que estaba a unos metros de distancia.

—¿Quieres que te lleve?

Mi desconfianza reinó y levanté una ceja al no creer su acto de amabilidad que salió de la nada.

—Te negaste a una bienvenida ayer, ¿y hoy te ofreces a llevarme? ¿te picó algo durante la noche?

—Bueno, solo si quieres. Tampoco te estaré rogando. — se metió dentro sin quitar su vista. Me miraba a través del vidrio, como dándome la última oportunidad de aceptar. Chisté de forma disimulada, no creyendo que me subiría a un auto tan premium. Avancé para llegar a la puerta del copiloto y abrir, subiéndome sin mirarlo y colocándome el cinturón de seguridad.

Este auto era muy bello. Tenía una gran pantalla en el centro, luces en el tablero, el volante tenía botones que no sabia su función y yo parecía una niña embobada admirando todo.

—¿Nunca te habías subido a un auto o qué?

Obvié el tono hostil y rodé los ojos.

—Nunca me había subido a un auto tan lujoso. — admití tocando el asiento. Podría jurar que sentía un calor debajo de mí. ¿Podría ser capaz de calentar los asientos?

—Bueno, siempre hay una primera vez. — concluyó colocándose unos lentes de sol y echando a partir el auto que dio un rugido que me hizo sobresaltar. — dame la dirección.

Le hice caso y se la di sin rechistar. El cielo aún dormía cuando empecé a percibir un tenue resplandor en el horizonte. Los primeros destellos del amanecer comenzaban a disipar la oscuridad de la noche, y una expectante quietud envolvía el paisaje. Mientras el mundo se despertaba lentamente, me encontraba en un lugar privilegiado para presenciar la llegada del nuevo día.

El aire fresco de la mañana acariciaba mi piel al momento en que el techo del automóvil se abrió quedando sorprendida ante lo repentino que fue. A medida que el sol ascendía, los colores del cielo comenzaban a transformarse: tonos de azul profundo cedían ante el avance del naranja y el rosa, como si la naturaleza misma estuviera pintando con pinceladas suaves y sutiles. Finalmente, el sol se alzó por completo, inundando el mundo con su resplandor. La naturaleza estaba viva y vibrante, y yo me sentía parte de ese despertar.

¿Cuándo habrá sido la última vez que admiré con tantas ganas un amanecer?

Miré de reojo al conductor, quien iba totalmente concentrado en el camino. Su cabello perfectamente arreglado enmarcaba rasgos fuertes pero a la misma vez armoniosos, su mandíbula totalmente perfilada y aquella perforación en su oreja que lo hacía lucir aún mejor.

Aclaré mi garganta por seguir pensando estupideces y decidí seguir admirando el lugar, aprovechando la instancia de estar viviendo un momento como este.

Sentí que el trayecto se hizo relativamente corto por estar concentrada en otras cosas, así que cuando frenó, salí de mi estado de ensoñación de una manera brusca.

—Aquí es, ¿no?

—Sí. Muchas gracias por traerme. — sonreí con sinceridad. Fue un acto amable el gastar su tiempo para venir a dejarme directamente al trabajo. — Soy Park Soohyun, ayer ni siquiera me dejaste decir mi nombre. — él guardaba silencio, así que seguí con mi sonrisa en el rostro y le hice una leve inclinación con mi cabeza. Me saqué el cinturón de seguridad, admirando por última vez esta maravilla y tomé la manilla de la puerta para abrirla, pero no lo hacía. — Creo que tienes el seguro puesto...

—¿Cómo vas a bajar si no me has pagado el viaje? — respondió firme y yo giré de inmediato, enfrentándome a él totalmente sorprendida.

—¿Qué?

—Son siete mil wones, señorita Park.

Sentía la ira recorriendo mi ser, así que atiné a tomar mi bolso con fuerza al escuchar sus palabras.

—Tú te ofreciste a traerme, no me dijiste que debería pagar.

—¿Pagarás o nos quedaremos aquí todo el día? — su rostro denotaba aburrimiento y yo ya sentía que mi ojo comenzaba a tiritar del estrés.

Abrí mi bolso para sacar mi billetera, sacando los wones para pagarle de una vez y poder bajar de aquí antes que me entrara el demonio y lo mandara a la mierda. Se los tendí de manera brusca en su mano, viendo como sus comisuras se elevaron queriendo sonreír ante la situación. Los contó y asintió, para finalmente quitar el seguro y yo abrí de manera inmediata.

—Idiota, estúpido... — murmuré mientras caminaba a paso rápido hasta la entrada del edificio.

—¡Me llamo Jungkook! — detuve mis movimientos para quedarme quieta y arrugar mi frente. — ¡Y no soy alguien peludo! ¡Fue un placer ser tu chófer!

La gente a mi alrededor observaba de manera extraña al tipo quien gritaba por la ventana. Yo respiré profundamente y decidí ignorarlo por completo.

Y al sentir este enojo en mi interior, es que confirmé lo que pensaba de él: Jungkook es el tipo mas horrible que he conocido.


Tengo todo todito en mente, ahora la misión es plasmarlo bien ☝🏻🤔.

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