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Los tacones repiqueteaban mientras caminaba hasta su departamento cansada por el día tan agotador que había tenido a causa de su exasperante jefe. Sabía que debía acatar órdenes, era la secretaria de uno de los CEOS mas importantes del país y había luchado mucho por tener el puesto que tenía ahora.
No valía la pena quejarse. Era su deber hacer todo lo que su jefe le pidiera.
Suspiró con cansancio y dio un gigantesco bostezo que hasta podría absorber todo a su alrededor, cuando sus ojos divisaron un montón de cajas que estaban apiladas justo al lado de su puerta.
¿Tenía un nuevo vecino?
Estaba muy cansada como para dar bienvenidas y entablar una conversación, así que se dijo a si misma que mañana lo haría y lo haría sentirse cómodo. Todos ahí tenían una buena convivencia, si algo le molestaba de algún vecino fácilmente se podría hablar para llegar a un acuerdo.
Si, lo haría sentirse cómodo de haber elegido este lugar para vivir.
Sacó las llaves de su bolso para abrir y antes de ingresar se detuvo para ver si alguien salia de ahí, pero nada sucedió.
Se encogió de hombros.
—Quizás debe estar ocupado ordenando.
Fue lo último que dijo para entrar y cerrar la puerta detrás de sí. Y justo en ese momento un chico corpulento salía al pasillo viendo que es lo siguiente que entraría y ordenaría.
—¿Estás seguro que te gusta este lugar?
Jungkook tomó el puente de su nariz al oír esa pregunta por cuarta vez.
—Que sí, Miyeon. Además necesito alejarme de toda la mierda y sabes que a toda esa mierda me refiero exactamente a mi familia. — respondió ofuscado para tomar otra de las cajas que tenía los materiales mas preciados para él.
Sus instrumentos para tatuar.
Miró la puerta que tenía justo en frente y solo esperaba que la persona que hospedara ahí no fuera lo suficientemente terrible, mientras mas lejos se mantuviera y no le tocara los bolas, aún mejor.
Suspiró fuerte y negó con su cabeza, debía dejar de pensar estupideces, era mejor seguir con el trabajo de tratar de ordenar lo máximo posible antes que se hiciera aun mas tarde. Miyeon lo ayudaría en lo que mas pudiera — amiga y única persona que lo aguanta. — así que debía aprovechar.
Tenía trabajo que hacer.
Jungkook refregó sus ojos con pereza al oír el timbre que sonaba de una manera algo particular, como si la persona siguiera una clase de melodía y eso sin duda lo hacía aun mas molestoso. Se levantó ofuscado del sofá, en donde había dormido pésimo y ahora mantenía un dolor horrible en su espalda.
Tendría que comprar hoy mismo una cama.
Soltó un gruñido cuando sus huesos crujieron, sobre todo el del cuello. Abrió la puerta encontrándose a una chica frente a él, quien lo miraba como si fuera un bicho raro.
—¿Qué? — respondió de mala gana.
Soohyun ignoró el tono hostil de su vecino y sus comisuras se elevaron dando alusión a una sonrisa algo fingida. Aclaró su garganta al mirar hacia un costado, tratando de no volver a posar sus ojos en aquel abdomen que no tenía tela que lo cubriera.
—Hola, soy la vecina de al lado, apartamento 77 y solo quería darte...
—¿Solo a eso me vienes a despertar tan temprano?
Giró de forma rápida su rostro y sus ojos repararon en los de él. Aún tenía un rostro adormilado y sus ojos estaban algo hinchados, por lo cual los tallaba de manera constante, trataba de averiguar si se estaba burlando de ella o algo así, pero al parecer él estaba siendo todo un idiota de manera real. Soltó una risita carente de alegría y sacó su celular para mostrarle la hora.
—Son las dos de la tarde.
—¿Y?
Esto definitivamente no estaba saliendo como había pensado. Respiró profundamente, sin borrar la sonrisa de su rostro.
—Solo trataba de ser amable.
—Nadie lo pidió. Así que por favor vete que quiero seguir durmiendo. — pidió levantando su brazo para apoyarlo en la puerta. El rostro de aquella chica bonita se estaba volviendo rojo de la cólera y eso lo divirtió de sobremanera. — ¿Eres sorda o tienes algún problema para entender?
—Uno siempre debe ser amable, te estás comportando como todo un cretino y yo solo...
No alcanzó a terminar la frase porque ahora justo al frente ya no tenía un cuerpo bien fornido, sino que era la puerta de madera. Soltó un jadeo de incredulidad.
Le había cerrado la puerta en sus narices.
—Es un idiota.
—Es una loca.
La oración había sido dicha en el mismo instante. Jungkook no creyendo que alguien fuera amable porque sí y Soohyun porque no podía creer que alguien pudiera ser lo suficientemente cretino como para dejarla con un sabor amargo en su boca y unas ganas inmensas de golpear algo.
O alguien.
Park Soohyun se había jurado a si misma que nadie más la pasaría a llevar. Dejó oculto su doloroso pasado y lo dejaría enterrado bajo mil llaves, ahora con más fuerza debía mantener su juramento, así que con la poca dignidad que le habían dejado, entró nuevamente a su apartamento intentando aparentar que esto no había sucedido.
Jeon Jungkook no venía a hacer amigos, tampoco le interesaba conocer gente, así que la chica guapa podía devolverse por donde vino.
Razones sobrarían para odiarse.
Que las cosas se mantuvieran así era mejor para ambos, pero una persona orgullosa como lo es Soohyun no lo dejaría estar y Jungkook entendió que si ella quiere jugar con fuego, entonces debía aguantarse y tener mucho cuidado de no salir quemada.
¿O el quemado podría ser él?
P r ó x i m a m e n t e.
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