Capítulo único.
14 de febrero en la ciudad del amor, un día lleno de alegría para los habitantes de esa hermosa ciudad, en especial para los enamorados, quienes entusiasmados salían a las calles para poder disfrutar de aquella fecha tan esperada por todos.
Todos, menos por cierta joven de melena azabache, quien se encontraba caminando de un lado a otro, mirando cada que podía el reloj, sintiéndose realmente ansiosa por la cita que en unas horas tendría con el amor de su vida.
Estaba nerviosa.
-Marinette, debes arreglarte si es que no quieres llegar tarde al parque.
La mencionada simplemente soltó un suspiro ante la advertencia de su kwami.
-Lo sé, pero... Creo que lo mejor será llamarle a Adrien, decirle que me enferme y posponer la cita para otro día.
La criatura negó, mirando con seriedad a su portadora.
Ella jamás se había puesto así, al contrario, cuando se trataba de salir con él extrañamente era muy puntual.
-¿Vas a dejarlo plantado a pesar de que él viajó especialmente para pasar esta fecha contigo?- cuestionó. -Sabes perfectamente que estaba en un viaje de negocios y prefirió posponer la reunión para poder pasar su aniversario juntos.
La joven no dijo nada, simplemente tomó asiento sin saber que hacer, era mucha presión, estaba lista, pero no podía evitar tener miedo.
Se sentía como una tonta.
-Tienes razón, iré a arreglarme para llegar a tiempo.- sonrió.
La criatura asintió, viendo como su portadora se levantaba dispuesta a alistarse.
-Marinette.- le llamó.
La mencionada volteó, dirigiendo una mirada extrañada a la kwami.
-¿Si?
Tikki se acercó a ella, para acariciar con ternura una de sus mejillas.
-Recuerda, admitir primero no es perder...
La de ojos azules suspiro, pensando cuidadosamente en aquel extraño, pero cierto consejo.
Quizá no debía temer.
Ya no.
Había pasado media hora y la joven azabache no aparecía, cierto muchacho de rubia cabellera comenzaba a preocuparse, si, sabía que su novia no era precisamente la mujer más puntual de París, sin embargo, le extrañaba su tardanza debido a que cuando salían juntos, ella era la primera en llegar.
Y ni siquiera le contestaba las llamadas y mensajes.
«¿Dónde estarás?»
Un suspiro brotó de sus labios mientras miraba por milésima vez la hora, realmente comenzaba a preocuparse.
-Acéptalo niño, ella no quiere verte y por eso falto a su cita, supéralo, estarás bien en la mañana.
El empresario posó sus molestas esmeraldas en la criatura que se asomaba por su saco, tratando de hacer oídos sordos a las burlas del kwami.
-Ella no haría eso, en todo caso, de no querer verme ya me habría llamado, pero no lo ha hecho, así que no saques conclusiones apresuradas, debe haber una buena razón por la cual se le haya hecho tarde.
-Y una buena razón es el no verte.- se burló.
El mayor no respondió, simplemente volvió a ver la hora, tratando así de ignorar lo que su pequeño amigo le decía.
-¡Adrien!
El mencionado levantó la mirada, sonriendo con alivio al ver como la joven azabache se acercaba a él.
-Mari, pensé que ya no vendrías.- murmuró levantándose para así acercarse a ella.
La diseñadora lo observó avergonzada, rascando con nerviosismo una de sus mejillas.
-B-Bueno, perdí la noción del tiempo arreglándome, no me di cuenta de la hora, lo siento.
Él asintió, tomado una de sus manos para luego besarla con sutileza, provocando que la menor se sonrojara.
-Arreglada o no, eres hermosa, princesa.
Por su parte, la de ojos azules no supo que contestar ante tal halago, la había dejado sin palabras.
Como de costumbre.
-¿Nos sentamos?- cuestionó el joven sacando de su ensoñación a la azabache.
-¿E-Eh?- parpadeo, mirando con sorpresa el pequeño picnic que su pareja había organizado para ese día.
No podía creer que él solo hubiera hecho eso.
-¿Te gusta?- sonrió, ayudando a la joven a tomar asiento. -Y, antes de que me regañes por no decirte, esta vez quería ser yo quien te sorprendiera, tú ya has hecho mucho.- confeso ante la mirada enternecida de la menor.
Se sentía muy afortunada.
-Pero...
-Realmente ya hiciste mucho con aparecer en mi vida.- interrumpió. -Y yo de algún modo quiero agradecerte por permanecer tantos años a mi lado.
El corazón de la joven latió con frenesí, sonriéndole con tal de no llorar ante la emoción que sus palabras provocaban en ella.
Si bien, tardo mucho para lograr que el empresario se fijará en ella, jamás se había arrepentido de esperarlo, a pesar de que todos le decían que se diera por vencida, jamás lo hizo, porque sabía que la espera valdría la pena, y así fue.
-Estaré a tu lado por muchos años más, no tienes nada que agradecer al contrario, si estoy contigo es porque te amo y más que mi novio, eres mi mejor amigo, la persona con quien, quiero pasar el resto de mis días, sin importar que nos depare el destino.- murmuro tomando con ternura la mano de su amado, quien estaba completamente nervioso y levemente sonrojado.
Ahora ella lo había dejado sin saber que decir.
Juntos habían pasado por muchas cosas, algunas de las que él se arrepentía, porque si, se reprochaba el hecho de haber sido tan ciego y no darse cuenta de que la persona que realmente lo amo, que lo escuchó, que lo apoyo y siempre estuvo a su lado sin pedirle nada a cambio fue ella, la joven a quien por mucho tiempo consideró su mejor amiga y que sin saberlo, lastimó cuando se negaba a aceptar lo que sentía.
A veces pensaba que no merecía tener a una mujer tan maravillosa a su lado.
-Necesito decirte algo.- murmuraron los dos al mismo tiempo, provocando que ambos rieran ante esa rara sincronización.
-Tú primero.- invitó el joven, provocando que los nervios de la menor incrementarán.
Lo peor era que no podía cederle la palabra porque él se negaría.
Una tímida sonrisa se formó en sus labios tras tomar una bocanada de aire, buscando así de algún modo poder tranquilizarse.
Decir la verdad, por primera vez, sin miedo, no podía ser tan malo.
-Primero que todo, quiero darte las gracias por lo que has hecho por mi, y aunque digas que no es necesario, si lo es, en verdad te agradezco todos estos años que has estado a mi lado, creeme que ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado terminar así, contigo.- sonrió desviando la mirada con tal de que él no pudiera ver su sonrojado rostro. -Eres una persona increíble, maravillosa, especial, alguien que, a pesar de sus defectos, yo consideró perfecto por el simple hecho de ser si mismo...- confeso. -Cuando estoy contigo todos los días son como un cumpleaños, realmente me siento bien con el simple hecho de pensar en ti, de saber que existes; en verdad, creeme que jamás podría sentir por alguien más lo que por ti, eres el amor de mi vida Adrien y a pesar de todo jamás dejaras de serlo...
El mencionado la miró embelesado, luchando contra si mismo con tal de no llorar ante sus palabras y terminar arruinando el momento gracias a la emoción que sentía.
No podía evitar sentirse afortunado por tenerla a su lado.
-Marinette...- le llamó, provocando que ella lo mirara con timidez. -Se que quizá últimamente nos estamos alejando un poco por el trabajo, y nos vemos menos que antes.- suspiró. -Pero de todos modos trato de demostrarte día con día que yo también te amo con todo mi corazón y jamás voy a dejarte sola, que a pesar de la distancia siempre estaré a tu lado sin importar que.
La joven no dijo nada, simplemente se abrazo al rubio, quien correspondió gustoso aquel gesto, sintiendo como ella se aferraba a él.
La azabache no lo decía, pero el empresario podía darse cuenta de que estaba nerviosa.
Muy nerviosa.
-Princesa, me gustaría...
-A-Aún no terminó.- susurro separándose de él para así poder verlo directamente a los ojos. -Quiero decirte que me encantas, tienes algo que realmente me hipnotiza.- rió. -Tu calas tan profundo en mi, tanto que incluso me da miedo, eres la estrella que ilumina mis días más oscuros, sin ti no puedo ser feliz, eso tenlo por seguro.- suspiró. -Ambos tuvimos vidas muy diferentes, y pasamos por diferentes cosas para darnos cuenta de lo que sentíamos, incluyendo que tan fuerte es el sentimiento que nos une, y de mi parte quiero decirte que es realmente fuerte, por eso, quizá sea raro, pero necesito decírtelo, necesito dejar el miedo de lado y ser honesta contigo...
El de ojos verdes la miró confundido, no logrando entender lo último que le decía, observando atentamente como sacaba de su bolso lo que parecía ser un pequeño obsequio.
-Este regalo lo compre por un motivo en especial, puede que te molestes y es entendible, pero en verdad necesitaba hacerlo...- sonrió, dejando que aquella sensación de nerviosismo se disipara poco a poco. -Adrien, llegaste a mi vida como un huracán, desde que te conocí fuiste el único protagonista de mis pensamientos, el único hombre por el que mi corazón se aceleraba, el único que lograba hacerme sonrojar, reír e incluso cantar.- rió. -La persona por la cual quise ser una mejor mujer y aunque fuera solo como tu amiga, brindarte mi apoyo, cuidarte y aconsejarte...- confesó sonrojándose levemente. -Eres el único que causa miles de sensaciones en mi y es por eso que hoy, guardando mi inseguridad, mis nervios y sobre todo las ganas de salir corriendo, vengo a hacerte la siguiente pregunta.- murmuró abriendo con cuidado aquel objeto entre sus manos. -Gatito, ¿harías feliz a esta catarina aceptando este anillo y con el, la propuesta de un día, llegar juntos al altar para compartir el resto de nuestros días al lado del otro?
Silencio.
Todo lo que había era silencio, el de dorada cabellera no sabía que decir, simplemente miraba anonadado aquellos zafiros que parecían morir a cada segundo por su falta de respuesta.
En verdad, lo había tomado completamente desprevenido.
-Perdón...- susurro. -Creo que me precipite al...
-Sí...- interrumpió tomando con delicadeza las manos de su amada. -Por supuesto que quiero casarme contigo, princesa, nada me haría más feliz.- sonrió.
La de ojos azules parpadeo incrédula, no creyendo lo que escuchaba.
Había salido lo opuesto a lo que imaginaba.
Por su parte, el joven señalaba la sortija con la mirada, logrando ella comprender la indirecta y tomarla para luego colocarla en su dedo.
-Jamás pensé que...
Antes de que la diseñadora terminara de hablar, el empresario sello sus labios con un beso, uno donde le transmitía todo lo que en ese momento sentía, estaba feliz, sorprendido, emocionado, pero sobre todo, enamorado.
No le importaba quien hubiera tomado la iniciativa, y aunque ella lo hizo el mismo día que él pensaba hacerlo, habría terminado siendo el mismo resultado.
Después de todo, admitir primero no es perder.
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¡Hey!
¿Qué onda?
Aquí LupitaHaibara trayendo un nuevo One-Shot, que como pudieron ver, esta basado en una hermosa canción de Twice titulada Fancy, este OS lo llevó escribiendo hace mucho y bueno, finalmente llegó el momento de publicarlo ^^
Ahora, de una vez aprovecho para decir que este OS está dedicado a una personita muy especial para mi, Kenneth_Roi, quiero que sepas que te quiero mucho, pero muchísimo ♡ y de todo corazón espero que este pequeño escrito haya sido de tu agrado ^^/♡
Bien, sin más que decir, me despido por el momento, ya saben que cualquier cosa pueden dejarla en los comentarios, que yo encantada de leerlos ;3
Nos estaremos leyendo en otra realidad virtual ^^
Bais~ ♡
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