La fiesta era una jodida locura y me encantaba.
Charles, Pierre y yo estábamos en medio de la gente saltando y bailando como si no hubiera nadie más en la habitación.  Cada uno tenía una botella de champagne en la mano y yo, sumando al alcohol, había aceptado un cigarrillo. Dios había extrañado tanto fumar.

Cada persona que pasaba y reconocía a los chicos pedía una foto con ellos. Era una puta locura. Estaba extasiada.
Inclino la botella para tomar otro trago y Pierre pasa su brazo por mis hombros intentando tomar al mismo tiempo que yo de mi botella por lo que nuestros labios hacen contacto por un segundo.
El francés me saca la botella de la mano y me da un pico. Yo me río y pongo mi mano en su pecho separándolo.

- Vamos, Gabs...- sé lo que estaba implícito en esa mirada que me dio. Ambos tenemos el corazón roto.

Charles nos interrumpe justo a tiempo abrazandonos a ambos.

- ¿Saben? Los amo muchísimo, amigos- su voz delataba la cantidad de alcohol que había ingerido. Pierre y yo estábamos ebrios pero Charles estaba a otro nivel- Vamonos de aquí- Nos arrastra hasta la salida a tropezones. Quizás el francés y yo tampoco estamos tan sobrios como creíamos.

El aire fresco de la noche española me marea aún más. Charles corre y salta por la calle gritando que es un duende hasta que encuentra los conos viales naranjas y se pone uno en la cabeza.
Sacamos nuestros celulares y empezamos a grabarlo.

- ¡Hey, paparazzis no!- corrió saltando hacia nosotros sacandose el cono y nos tiró. Nos quedamos en el piso riendo- Los salvé de que hagan algo malo.

- No está mal- respondí mientras intentaba sentarme en la vereda.

- Estamos solteros, podemos hacer lo que queramos- se justificó Pierre.

Respiré fuertemente y volví a acostarme en el cemento. ¿Y si Lando es todo lo que quiero?

- ¿Qué?- pregunta riendo. Pierre y yo compartimos una mirada cómplice y Charles sale de encima de nosotros sorprendido- ¿Qué hicieron?

- Nada- respondemos al unísono.

Un secreto más no le haría mal a nadie.

Unas luces azules y rojas nos llaman la atención. Una patrulla frena en la calle, justo a nuestro lado.

- ¿Qué se supone que hacen en el piso?- Charles empieza a reírse y Pierre se contagia. Yo intento hablar español pero mi cabeza apenas procesa las palabras.

Un policía nos abre la puerta de atrás y nos señala con la cabeza para que entremos.
Estábamos en problemas.

En el trayecto a la comisaría, los chicos se duermen en mi hombro. Yo saco una foto adentro de la patrulla y se la mando a Seb aunque ni siquiera sé a dónde nos llevaban.
Cuando llegamos nos dejan sentados en una habitación y nos avisan que en un rato tendremos derecho a una llamada.

- Nos acaban de meter presos- dice Charles, quien recién parece caer en la realidad.

- No estamos presos pero estamos aquí por disturbio en la vía pública- le explico.

Después de un rato, Charles vuelve a dormirse y yo me quedo conversando con Pierre.
Noté que nunca había conversado con él más allá de saludarnos o algún chiste tonto.
En algún momento la conversación se había direccionado a nuestras relaciones fallidas.

- Creí que sería diferente esta vez, ¿sabes? Creí que yo sería diferente- comenta el rubio- Estoy cansado de cagarla.

- ¿Y por qué no intentas cambiarlo?

- No lo sé- se quedó pensando un segundo antes de volver a hablar- ¿Qué hay de ti y Lando?

- No hay nada entre Lando y yo.

- Él está enamorado de ti. Aún no entiendo porqué no están juntos.

- Hoy peleamos- comienzo a contar- Hace unos meses decidimos ser amigos con derechos pero en el medio nos confundimos. Bueno...- me retracto- yo me confundí y...

- Volviste a sentir algo por él.

- Solo sé que desde que volví, puedo respirar, Pierre. Puedo hacerlo- siento el nudo un la garganta formándose- Solo quería que él se quede.

- No quieres que él se quede, quieres que decida hacerlo pero si no quiere, esa es la señal que te dice que no te merece.

Asiento procesando las palabras.

- Lamento haberte besado. Me siento algo perdido- se da la cabeza suavemente contra la pared antes de seguir- Jules estaría jodidamente decepcionado de mi en este momento. Es como si no tuviera rumbo y es horrible.

Me rompió el corazón que Pierre pensara eso.
Cuando ves a un piloto de Formula 1, los ves invencibles. Como si después de correr a 300 kilómetros por hora no tuvieran preocupaciones, ni problemas, ni inseguridades. Pero luego hablas con ellos y recibes un golpe de realidad. Al final del día no son más que niños heridos, igual que uno.

- Uno se acostumbra a estar perdido, Pierre.

- ¿Cómo?

-Es algo así como vagar por el espacio y flotar en medio de la nada. Al principio aturde y buscas desesperadamente tocar tierra firme, encontrarte, pero supongo que en algún momento dejas de sentir vértigo y piensas que en realidad no se está tan mal viviendo en un inmenso y oscuro vacío, porque puedes cerrar los ojos, puedes olvidar cómo era la sensación de estar anclado a algo o alguien.

- Dios, suenas drogada- se burla Pierre intentando alivianar el ambiente melancólico que nos cubría- Debió ser difícil aprender eso- responde ahora mirándome de costado.

- Resulta que puedes descubrir muchas cosas cuando caminas sin rumbo fijo y nadie te está esperando para comer.

Nos volvemos a quedar en silencio. Pierre tiene su mirada fija en el piso, está pensativo y yo lo imito.
El ruido de la puerta destabandose nos distrae.

- Vinieron por ustedes.

holiss, cómo va???
yo toda emoción estoy escribiendo el maraton de los 20k y me falta una banda JSJSJAJAA
gracias por leer corazones <3