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Le afligía ver a la menor retorcerse por el dolor.
Si él pudiera estar en su lugar, tranquilamente lo haría.
Se sentía tan abatido, quebrantado y culpable.
Intentaba tranquilizar su propia respiración.
En un momento Ochako dejó de moverse y comenzó a respirar cada vez más lento.
-Estará bien.- habló Recovery Girl.- Ya esta estable.
Katsuki asintió pero no se separo en ningún momento de ella, tomo la pequeña mano de la menor intentando dar apoyo.
Se sentó en una silla incómoda, pero se quedó al lado de ella toda la noche.
A veces quedaba dormido, y cuando despertaba lo primero que hacía era verificar que la menor esté respirando correctamente.
Cuando escuchaba un quejido de parte de Ochako se preocupaba, no sabía que hacer, pero ella volvía a dormir.
Faltaba poco para el amanecer, y el sueño cada vez más aumentaba.
Cerró los ojos inevitablemente, apoyando su cabeza en la camilla donde se encontraba Ochako.
Unas manitas no tan pequeñas tocaban suavemente su rostro.
-Bakugo-san.- susurro dicha voz.
Él respondió adormilado.- Dime Uraraka.
Luego, se dio cuenta de que la menor hablaba correctamente.
Abrió los ojos fuertemente y los volvió a cerrar por la intensidad de la luz.
Ahora, lentamente levantó la mirada, encontrándose con unos curiosos ojos marrones.
Sonrió al verla sonreír.
La pequeña castaña, ahora tenía el aspecto de una niña de 6 años. Realmente había crecido en tan poco tiempo.
La noche llena de sufrimiento para la menor había pasado, y ahora se encontraba renovada y sonriente.
Su sola presencia, iluminaba todo el cuarto de enfermería.
Acarició su cabello, despeinándola. - Te ves sana.- dijo Bakugo.
La menor rio.- Estoy bien Bakugo-san. No debe preocuparse.
¿Por qué parecía tan formal la castaña?
¿No debería tener un lenguaje de una niña pequeña?
-Tengo hambre.- dijo la menor avergonzada.- Y sed
Ahora si parecía una niña pequeña.
-Vamos a desayunar, ¿qué deseas? - pregunto Katsuki.
-Mochis.- susurro ella. - Y un poco de ramen.
-Bien, eso será.- contestó el mayor.- Y también haré algo de teriyaki.
La castaña asintió sonriente.
-Quédate a descansar un poco más.- habló Bakugo.- Cuando todo este listo, vendré.
La menor solo dijo "Está bien" pero se sentía preocupada por el rostro aún afligido del mayor.
-Por cierto Bakugou-san.- dijo ella antes de que él se retire.- De verdad, yo estoy bien. No tienes que preocuparte mucho.
Bakugo hizo una mueca que ella no logró entender, pero era una mezcla de preocupación y resignación.
Una vez que dejó de sentir la presencia del ojirojo pudo llorar en paz.
Realmente todavía tenía un dolor punzante por todo el cuerpo, parecía que en cualquier momento cualquier de sus huesos se quebraría.
Pero le preocupaba más, ver al mayor en un estado tan deplorable.
Tenía que fingir que todo estaba bien. No es como que no lo hubiera hecho antes.
Ahora era por el dolor corporal, pero normalmente ella fingía con los sentimientos que tenía.
Su familia llena de problemas económicos, que llevaron a la decadencia de sus padres y el sufrimiento de sus abuelos.
Ella era la única hija, nieta y sobrina de su familia. Por lo que sentía que toda la responsabilidad caía en ella.
Debía mantenerse fuerte siempre y mostrar una sonrisa para aliviar los corazones desesperados de su familia.
"¿Cuánto tiempo más seguiré así?" pensó con angustia la castaña. "Estoy perdiendo mucho tiempo en esta forma"
Ahora en su tercer año, era la fuente de ingreso principal. Pudiendo hacer algunos trabajos formales como heroína, solventándose sola y ayudando a su familia.
A pesar de haber sido afectada por el quirk de un villano, sus padres no fueron ni un día a verla, por lo que se encontraba preocupada.
Y ese sentimiento aumentó cuando escucho al director Nezu hablar por teléfono con su mamá.
-Director, lamentamos no poder ir.- susurraba la mayor.- Mi madre se encuentra realmente enferma, estamos buscando fondos para los medicamentos y...
Una pausa grande en el teléfono.
-Disculpe, no debería preocuparlo con nuestros problemas.- contestó la mayor.- Cuide mucho a Ochako por favor.
Eso fue lo poco que logró escuchar unos días atrás, y aún seguía meditando en las palabras de su madre.
No debió actuar tan imprudentemente ese día.
Suspiro fuertemente mientras miraba la ventana, el dolor de su corazón era mucho mayor que el de su cuerpo.
Se sentía tan impotente e inútil. Escuchó la puerta abrirse, pero no quiso voltear a ver.
-Uraraka.- sonrió Bakugo.- Ya está listo todo.
El mayor no era tonto, notaba la mirada de melancolía que tenía la castaña, pero no incomodaría con sus preguntas.
-Bien.- sonrió nuevamente ella.- ¡Vamos Bakugo-san!
Katsuki apretó los puños por un instante, ¿por qué no podía confiar en él?
Si algo le dolía o le molestaba, podría decirlo, ¿no?
-¿Te duele algo? - preguntó tomando la mano de la castaña.
Su mirada era profunda, intentado descifrar todos los sentimientos Ochako.
-Puedes pedir mi ayuda siempre que la necesites.- dijo finalmente el mayor.
Ella sonrió agradecida y asintió.
Ambos fueron a comer, esos deliciosos manjares que solo Bakugou podía cocinar tan bien.
-¡Delicioso! - decía Ochako, olvidándose momentáneamente de sus inquietudes.
Continuará
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Esta cap esta larguito jsjs.
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