Hoy te sentí extraño, me mirabas como si esperaras algo de mí, esos ojos analíticos no paraban de observarme con detenimiento. No lo entendí, hasta que me dijiste que querías hacer de ella, tú novia.

— Quiero pedirle noviazgo a Min-Ju.

Creíste que estaba feliz por ti cuando me viste casi llorar con una falsa sonrisa. Pero perdóname por ser tan egoísta y llorar por mí y mi dolor.

Déjame desahogarme, luego felicitarte, y finalmente tratar de aguantar ese llanto tan desesperado que he tenido desde que me lo dijiste hace unas horas.

Estuviste la mayor parte del tiempo mirando las rosas en tus manos y recordando las palabras que le dirías.

Tú mirada no es más que de preocupación por su respuesta. Y luego de tanta cursilería, te dijo que sí. Tú solo sonreíste, luego de abrazarse, y la besaste.

Y de nuevo me siento una mala persona.

¿Podrías decirme por qué de repente quiero ser yo al que dices tantas promesas? ¿Estoy siendo una mala persona si quiero reemplazarla para estar yo en su lugar? ¿Sería extraño querer a esa persona muerta? ¿Estaría mal querer devolver el tiempo y nunca habérnosla encontrado? ¿Qué pasaría si yo te dijera que trataría de hacer todo lo posible para alejarla de ti? ¿Qué pasaría si te dijera que desearía verla irse? ¿Y si te digo que la abandones?

Luego lo pienso mejor, trato de analizar la situación, proceso lo que estoy pensando, las estupideces que me estoy imaginando, y no se me pasa; me siento mal por ello, pero es la verdad, deseo que se vaya y te deje solo, deseo que te vayas y la abandones, quisiera que uno de ustedes dos diera el primer paso para su ruptura.

Me siento taaan lamentable.

Aunque debo admitir, que es tu mejor opción, ella es un ángel, todo un amor. Ella es perfecta, y, aun así, no puedo evitar quererla muerta.

Lo sé, lo he repetido incontables veces: Ella es perfecta, pero no sé con qué otras palabras describirla, es una mujer de hermosa mirada, sonrisa encantadora y un aura deslumbrante.
Y yo solo soy un idiota que quiere separarlos, pero que sabe que no puede hacerlo, porque la felicidad de él, es la mía.

El amor es ciego, y tonto. Perdóname por pensar en algo que no quiero intentar — como alejarlos o separarlos —, porque no quiero arruinar tu felicidad.