ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴏ ²
Hoy te acercaste de nuevo, y me preguntaste por qué lloré hace unos días atrás. Me miraste con esos ojos deslumbrantes y curiosos. Tu rostro se acercó al mío buscando algún indicio de daño o dolor.
Y cómo la persona nerviosa que soy, no supe qué decir, no supe qué responder ante tal pregunta, era demasiado para mí. Sentí por un segundo que me faltaba el aire, comencé a jugar con mis dedos e incluso humedecí repetidamente mis labios. Y por suerte, luego de un tortuoso silencio, e inquietantes miradas, apareció Félix junto a un cansado y sonriente BangChan.
— ¡Jisungie, aquí estás! — Gritó con euforia, mientras rodeaba su brazo en mi cuello —. Te estaba buscando, ¿Recuerdas lo que te dije el otro día de cuando le saqué la silla a mi mamá? Bueno, tengo algo más que contarte, resulta que ese día mis tíos-
Minho solo formó una línea con sus labios, y tras provocar un sonido con su garganta, llamó nuestra atención.
— Estoy hablando con él — Inquirió levantando una ceja.
— Lo sabemos — Dijo BangChan colocándose frente a mí formando una sonrisa sarcástica en sus labios —, pero lo nuestro es más importante, si nos disculpas.
Y nos fuimos.
No me detuvo, tampoco se enojó, o no lo noté, sólo frunció el ceño y me miró extrañado mientras yo me iba y le daba una sonrisa de despedida.
Caí en la trampa del amor, caí en la trampa de enamorarme, ahora debía afrontarlo, alejarme.
— Gracias.
Como duele enamorarse de alguien a quien nunca le importaste de la misma manera.
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