Me viste mirarte. Y sentí la necesidad de acercarme.

Quiero correr a tus brazos para así poder hundirme en tu pecho y llorar como un niño a tu lado, quería que me miraras y me observaras con una sonrisa en tus labios. Muy cliché, pero sería perfecto para mí.

Ahora, y como verás, no hice nada. Tan solo te miré de reojo y volví a mí conversación con BangChan como si nada hubiera ocurrido.

Escapando de mis inseguridades y problemas de nuevo.

— ¿Se le perdió algo? ¿Por qué mira tanto hacia acá? — Me preguntó tras dar un sorbo a su jugo de naranja.

— No lo sé.

Y lo más extraño es que es verdad, no sé por qué me miras tan intensamente, deberías mirarla y apreciar su extrema belleza.

Deberías prestarle atención a ella, y no a un chico que quiere olvidar su amor prohibido.

Deberías, tan solo, olvidar que tuviste un amigo, y así yo podré tratar de ser feliz.

Por favor, deja de prestarme atención, y solo permíteme... Volver a ser feliz con mi soledad.

Permíteme ser feliz con las pocas personas que me acompañan en mi día a día.

Te ruego piedad, te ruego el poder del olvido.

Te ruego... No volver a caer en la estúpida tentación de querer mirarte una vez más. No quiero caer en la tentación de volver a hablarte para nuevamente caer enamorado como un tonto.

No quiero sufrir más.
No quiero volver a leer tus notas.

Pero mis ruegos fueron en vano.

¿Cómo se supone que reaccione a una nota como esa? No quiero que lo hagas, no quiero más notas, no quiero. Pero, soy lo suficientemente cobarde para quedarme callado, y no decirte absolutamente nada.

"Me di cuenta que no responderás de ningún modo las cartas que te hago, supongo que está bien, estás mal, lo puedo notar, así que yo seguiré escribiendo hasta que estés listo."

Mierda.