Días ²
Te miré.
Mi mirada fue con desconfianza, tristeza, nostalgia. Mi mirada trató de transmitir todo lo que pudo en tan solo unos segundos. Mi mirada quizás fue muy evidente, pero lo hice.
No pude contenerme. No pude evitar hacerlo. Necesitaba por lo menos haber intentado algo, y mi acto menos cobarde fue entregarte una sola mirada, la mirada más transparente y real pudiste conseguir de mi.
Porque las miradas no mienten, no son como las palabras.
No es la gran cosa, pero después de tanto tiempo, por fin pude tener ese tipo de contacto contigo.
Pero me ignoraste.
Y volvió a dolerme.
Volvió a dañarme.
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