final corto.

Los besos apasionados de Mitch bajaron lentamente por el cuerpo desnudo de Alexia, quien se retorcía entre las sábanas del hombre desesperada. Habían llegado a la casa de Mitch después de que le curaran la herida de bala, y él no tardó en abalanzarse a su chica. 

Mitch agarró las caderas de Alexia para impedir sus movimientos y con ayuda de sus hombros consiguió abrir sus piernas. La chica sintió el caliente aliento del hombre en su clítoris y empezó a suplicar por su placer, ella ansiaba que le diera placer. 

No tardó mucho en conceder sus deseos, sacó la lengua y le dio una larga lamida a su raja, haciendo que la chica tiemble de anticipación. Gimió con fuerza cuando Mitch agarró sus muslos y se sumergió en ella como un hombre sediento. Alcanzó su clítoris y succionó con fuerza, logrando que Alexia pusiera los ojos en blanco. 

Notó como Mitch se centraba en su núcleo de placer, pero segundos después dos dedos largos se sumergieron en ella sin preámbulos. Gimió de placer ante la intromisión y empezó a cabalgar la cara de Mitch pidiendo más. Él no se molestó en hacerla desesperar y movió su lengua con gran destreza, mientras que sus dedos se movían con velocidad y se curvaban para llegar a ese punto esponjoso que hacía que Alexia torciera sus dedos de los pies. 

Dejó a la chica al borde del orgasmo, un gemido de insatisfacción salió de los labios de ella. Escuchó el sonido de la risa de Mitch mientras liberaba su gruesa polla para empezar a bombearla en su mano. 

—No te vas a correr hasta que este dentro de ti.

Y Dios, Alexia sabía que si seguía diciendo esas cosas con su gruesa y grave voz se correría sin necesidad de tocarla. 

Mitch bajó su cuerpo para encontrarse con los labios de Alexia, quien no tardó en darle un beso apasionado y lleno de su ansía por él. Alexia gimió cuando notó como se frotaba contra ella, notaba la cabeza de su polla apretando su núcleo, provocando suspiros ahogados entre sus besos. Se arqueó justo en el momento en el que él avanzó y metió solo la punta, Mitch no dejó de besarla para hacerla sentir segura, pero al ver como se tensaba por su tamaño bajó sus labios a sus pechos. 

Alexia se centró en los besos y chupones que le estaba dando en sus erectos pezones, los cuales notaba tan sensibles que el simple toque la hacía gemir. Cuando notó como relajaba el cuerpo decidió arrancar la tirita del tirón, así de simple dio una fuerte embestida y se metió por completo en la estrecha y humeda vagina de Alexia. 

Ella no pudo evitar gritar por la intromisión y arquearse, agarró como pudo su ancha espalda y clavó las uñas allí. El dolor que sintió Mitch solo hizo aumentar la lujuria y no tardó en empezar sus embestidas, rápidas y duras, las cuales hacían gemir a los dos. 

Alexia alcanzó a Mitch y mordió su cuello para poder aferrarse a algo más que su espalda, también enrolló sus piernas alrededor de la cintura de Mitch y pidió más. Una sonrisa surcó los labios de él y sus embestidas empezaron a ser más duras, logrando que incluso los pechos de Alexia rebotaran. Los talones de la chica se clavaron en su trasero para no pararle y sus uñas arañaron toda su espalda provocando siseos y gemidos de él, mientras que Alexia se permitía morder y gemir libremente.

La chica no tardó mucho más en llegar a su deseado orgasmo y segundos después MItch se descargó dentro de ella con un fuerte gruñido de satisfacción. Dio unas cuantas embestidas más y se dejó caer al lado de Alexia, quien intentaba respirar con normalidad después del increíble orgasmo que tuvo. 

Alexia se acercó al gran hombre y se tumbó en su pecho, Mitch la abrazó por la cintura y empezó a acariciar su espalda notando como el sueño los vencía a los dos en pocos minutos. 

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Alexia se despertó antes que Mitch, lo cual no le extraña después de sus otras tres rondas a media noche. La chica sonrió y se tumbó en el gran pecho de Mitch para luego darle ligeros besos en su cara para lograr despertarlo, su táctica funcionó y Mitch la abrazó mientras devolvía esos besos. 

—¿Qué hora es? — preguntó somnoliento Mitch, quien ahogó su pregunta en el cuello de la chica. 

—Son las seis y media. —contestó ella mientras le abrazaba y seguía dejando pequeños besos en su frente. —Entramos de turno a las siete. 

—¿No tengo día libre? —gruñó él mientras le hacía un puchero a la chica. —Vamos, ayer me dispararon. 

—No exageres. — se sentó en el regazo de Mitch mientras él se incorporaba. — Todos los médicos te dijeron que fue superficial, no tocó nada importante, y por lo que pude ver toda la noche es que no te duele. 

—Venga jefa, dame un día libre. — murmuró cariñoso Mitch mientras repartía besos debajo de la oreja de Alexia, su punto débil. — También puedes estar libre, solo piensa en las ventajas que tendrías estando nosotros dos solos. 

Alexia rodó los ojos y le dio un largo beso a Mitch para luego levantarse de la cama, ponerse una de las camisetas de él e ir a preparar el desayuno. La nueva jefa del departamento de socorristas había asignado a Alexia como teniente nada más leer su expediente y no podría estar más feliz. Le sorprendía la rapidez que tenían para poner a un nuevo jefe tan rápido, pero sabía que el anterior estaba a un paso de ser despedido por varias infracciones de la empresa. 

Después de esa media hora de desayuno y unas cuantas horas de turno, Alexia estaba colocando la bandera amarilla en la torre uno. Nada más ver las olas supo que el mar estaba un poco peligroso, lo cual no decía que no se pudiera nadar, solo tener cuidado. Entró de nuevo a la cabina y detrás de ella entró Mitch, con dos cafés. 

—Dios, gracias. — agradeció la chica agarrando el café y dándole un gran sorbo, era un café frío con extra de nata y canela, el favorito de Alexia. — Está tan bueno. 

—No digas eso. —Alexia miró a Mitch, el cual se alzaba sobre su pequeña figura, tenía los ojos oscurecidos por la lujuria. —Eso mismo gritaste ayer y he visto como cojeas. 

Alexia se sonrojó y le indicó a Mitch de ir a la cafetería a comer, todos les estaban esperando y la pareja se sentó junta presidiendo la mesa. CJ colocó los platos correspondientes delante de cada persona, los espaguetis a la carbonara estaban llamando con tanta fuerza a Alexia que no se molestó en esperar a los demás. 

—He encontrado algo. —habló de repente Mitch, Alexia giró su cabeza para mirar como sacaba de su bolsillo la medalla de oro que tiró Matt al mar hace un par de días. 

—¿De dónde la has sacado?— preguntó él, incrédulo. 

—Sin ofender. — tragó Alexia para seguir hablando. —Nadarás súper rápido y todo lo que quieras, pero cuando hablamos de lanzar cosas...

—Estaba en la orilla tío, ni un metro. — siguió Mitch con la burla dejando un beso en la sien de su chica para luego seguir comiendo, todos empezaron a reírse de la burla y los dos hombres chocaron los puños.

—Bien, chicos, después de encontrar la droga, ayudar a salvar a Chen y reventar de un petardazo a la chica mala con fuegos artificiales. — empezó a decir Alexia mientras se levantaba de su asiento para poder mirar a todos. —Puedo decir oficialmente que no estáis de practicas. 

Aplaudieron juntos y con una sonrisa, los novatos ya no novatos, agradecieron a Alexia. Entonces Mitch se levantó a su lado para poder hablar. 

—Después de esto os quiero presentar a nuentra neuva capitana, quien ha dirigido la división de Hawái con mucho éxito durante años. —Alexia volvió a sentarse para seguir comiendo, ya había conocido esa misma mañana a la mujer que la puso de teniente y le caía muy bien, solo le parecía algo teatral. — La increíble capitana Casey Jean. 

Con eso dicho, una mujer rubia y con unos tacones de infarto entró la esquina de la terraza y se dirigió a ellos, y como ya sabía Alexia, todo lo hizo muy teatral. Se paró justo al lado de la chica, se quitó las gafas a cámara lenta y empezó a sacudirse el pelo. 

—Esto va para largo. — murmuró Alexia después de beber agua y seguir comiendo, ignorando a la mujer. 

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—¡Mitch! —gritó Alexia y metió su cabeza por la puerta de la torre uno para ver a su novio, él levantó la vista de unos papeles para dedicarle una sonrisa a la chica, la cual llevaba el bikini rojo dejando que sus pechos se expusieran bastante y la parte de abajo era tan baja y ajustada que podría jurar que estaba desnuda a sus ojos. — Vamos a ir a correr todos. ¿Te apuntas?

No tuvo que responder cuando la chica salió corriendo de allí llevando ventaja junto a sus compañeros, los cuales empezaron a correr para intentar que Mitch no los alcanzara. No tardó ni un minuto en llegar a ellos y alzar a Alexia por la cintura para llevarla sobre su hombro.

Todos empezaron a reír y a burlarse de la chica, pero ella solo se fijaba en los rasguños que tenía Mitch en su espalda. No se había quitado en toda la mañana la camiseta y ahora veía las marcas de sus uñas en toda la espalda tatuada de Mitch. Alexia entonces decidió acariciar una de las heridas recibiendo un azote a cambio. 

La bajó después de unos minutos, provocando que Matt tropezara por la cercanía de la chcia y se cayera haciendo una vuelta sobre sí mismo en el suelo. Los demás siguieron corriendo y Alexia miró hacía atrás para poder reírse de lo ridículo que parecía aquel hombre.

Alexia se sentía feliz al fin. Tenía un novio que la quería, un equipo y unos amigos que la respetaban y el puesto de teniente que siempre quiso. No podía pedir más. 

AHORA SI, FIN.