somebody's watching me
But why do I always feel like I'm in the Twilight Zone and?
I always feel like somebody's watching me
And I have no privacy (oh, oh)
I always feel like somebody's watching me
Tell me is it just a dream?
Michael Jackson y Rockwell
- Eddie necesita provisiones- todos estábamos en la casa de Steve ya que, para variar, sus padres estaban de viaje.
- Mi casa está llena de comida- les informé- pero no sé qué tan seguro sea ir allí.
- ¿Cuándo vuelve tu padre?
- Esta semana pero podríamos asegurarnos que no esté el auto antes de entrar y listo. No debe ser tan difícil.
Ok, quizás sí era un poco difícil. Mi padre solía guardar su auto en el garaje y la única manera de ver hacia adentro era acostarnos en el piso y fijarnos si podíamos ver por abajo del portón.
- Dijiste que sería fácil- me reprochó Steve.
- Dije que no sería tan difícil, es distinto.
Steve se tiró al suelo y miró hacia el garaje. En serio esperaba que no estuviera mi padre.
- Bien, no hay nada.
- ¿Seguro?- pregunté preocupada.
- Nada de nada, Amy. Te lo aseguro.
- Bueno, esperen en el auto, yo ya regreso.
- Pero él no está.
- Steve...
- Escucha, si él está ahí y no vimos el auto, nosotros te ayudaremos. Sería la segunda pelea que gane- dijo victorioso.
- Por Dios, cállate.
Cuando abrí la puerta, todo era silencioso. La tele estaba apagada y el ambiente no olía a cerveza. Pude respirar tranquila pero aún así me sentía extraña.
- Amy, Robin, vayan a armar un bolso con ropa, mantas, lo que sea necesario. Nosotros nos ocupamos de la comida.
La última vez que había estado en casa fue cuando tuve esa extraña visión y el que todo sea tan silencioso debería tranquilizarme pero no lo hacía. Solo lograba ponerme más nerviosa. Como si mil ojos estuvieran sobre mí, observando cada maldito movimiento.
Cuando llegamos a mi habitación, Robin y yo nos pusimos manos a la obra.
Guardábamos todo lo que podíamos en el bolso. El bosque solía ser un poco frío por la noche y lo último que necesitábamos era que Eddie se enferme.
- Robs, en el segundo cajón hay bufandas y guantes- le informé señalando el cajón con la cabeza- voy a buscar más mantas, ya vuelvo.
Una vez que agarré lo que necesitaba, puedo escuchar la puerta de la habitación de mi padre abrirse y me acerqué asustada lo que me podría pasar si él estaba allí.
Sin embargo, la habitación estaba vacía. Creo que oficialmente estoy enloqueciendo.
Volví a mi habitación casi corriendo y Robin tenía una carta entre sus manos.
- El segundo cajón, Robin. ¡El segundo!- le respondí alarmada quitándole la carta de sus manos.
- ¿Cuándo ibas a decirme?- su voz reflejaba tristeza. Ella no debía leer eso.
- Ni siquiera sé si voy a ir, Robs. No hay que preocuparnos por esto ahora- dije guardando la carta en el bolso de ropa.
- No pensabas contarme, por supuesto- soltó una risa sarcástica luego de eso.
- No dije eso, Robin.
- Es una beca a la universidad que quieres ir prácticamente desde que tienes memoria. Sé cuánto te esforzaste para conseguirla ¿y ahora solo dices que no vas a ir? Y aún peor, ¡ni siquiera me contaste nada!
- Es más complicado que eso, Robin- en serio lo era, irme a Yale implicaría dejar a los niños y a todos los demás en el pueblo. En este jodido pueblo. No estoy dispuesta a eso- No quiero hablar de esto ahora, hay cosas más importantes en las que enfocarnos.
- Amaris, esto es importante. Básicamente me dices que estás rechazando la oportunidad de tu vida y me tuve que enterar de eso por una estúpida carta- Robin estaba enojada, su voz no lo mostraba pero pude verlo en su expresión.
- No es tu vida, Robin. Es mi futuro y si me quiero quedar en este estúpido pueblo no es tu problema. No puedes solo esperar a que deje a todos aquí y me largue- me había pasado, me di cuenta en el momento en el que lo dije- Me pasé, lo siento- suspiré y pensé mejor qué es lo que diría- Sé que ambas tenemos planes para el futuro. Juntas. Pero, hablo en serio cuando digo que no puedo dejar a los niños aquí solos.
- ¿Dejar a todos? ¿Qué significa eso?
- Significa que no podré estar tranquila si toda esta mierda del Otro Lado vuelve y yo no estoy aquí- le dije elevando un poco más la voz.
- Amy, tienes derecho a irte de aquí, a ser feliz. Has luchado por ser la mejor de la clase para que cuando llegue este momento no debas pedirle un centavo a tu padre para la universidad. Puedes ser lo que quieras, Amaris. Esa carta- señaló al bolso- significa que no tienes que hacer lo que él diga solo porque él paga. Tú te lo ganaste y te lo mereces- dijo bajando la voz de a poco.
- ¿Por qué siempre tienes que decir esas cosas?- le dije riéndome y llorando a la vez.
- Porque tú lo haces cuando yo me pongo como loca- respondió agarrando mi cara entre sus manos- Cuando te vayas, voy a presumirle a todo el mundo que mi chica va a Yale- me reí un poco- y por todo el mundo, me refiero a los idiotas de abajo- acercamos nuestras cabeza y nuestras frentes chocaron un poco.
- Cuando todo esto termine, tendremos una cita de las que te gustan- le dije susurrando.
- ¿Películas y comer hasta vomitar?- hice un sonido de afirmación- No sé tú pero el domingo estoy libre- sonreí ampliamente.
Nos quedamos así unos segundos y solté un suspiro tembloroso.
- No quiero vivir en esa ciudad si tú no estás en ella- dije finalmente. De la nada, la puerta se abrió de par en par.
- Dejen de besuquearse y vamonos- dijo Steve.
Mientras cargabamos todo en su auto, mi cabeza volvió a doler por lo que tuve que parar un momento.
- ¿Alguno tiene una pastilla para el dolor de cabeza?
- Ve a buscar, nosotros te esperamos- me dijo Dustin.
- No hay pastillas en mi casa- todos me miraron extrañados- Larga historia. ¿Tienen o no?- Max me extendió una y la tomé con un poco del agua que le llevábamos a Eddie.
La pelirroja no dejaba de mirarme, sabía de sus dolores de cabeza pero ella no sabía de los míos.
Apenas llegamos a donde estaba Eddie, nos asomamos por la puerta sonrientes.
- Servicio a domicilio- dijo simpático Dustin. Eddie parecía agitado, lo habíamos asustado.
Cuando le dejamos las cosas, Eddie se puso a comer como animal y comenzamos a contarle lo que estaba pasando. Las buenas y las malas noticias.
- Cacen al friki, ¿no?- escupió Eddie con resentimiento.
- Exacto.
- Y antes de que eso pase debemos encontrar a Vecna, matarlo y comprobar tu inocencia.
- ¿Otra cosita, Dustin? ¿O es todo?- preguntó sarcástico.
- No, eso solo.
- Eds, sé que todo lo que estamos diciendo suena como si estuviéramos delirando, ¿bien? Pero ya hemos pasado por algo así antes, lo resolveremos- le aseguré.
- Como grupo creo que lo lograremos.
- Sí. Usualmente nos ayuda una chica con superpoderes, pero sus poderes se han ido así que...- Steve no terminó la frase que Robin continuó soltando cosas para tranquilizar a Eddie. El tono inseguro que usualmente la acompaña solo lo confundió más pero al menos tuvo la intención.
Comenzamos a escuchar las sirenas acercándose a nosotros. Así que nos asomamos, todas se dirigían al mismo lugar: el parque de remolques.
Rápidamente subimos al auto de Steve y fuimos a ver qué ocurría.
Nance estaba allí declarando. Cuando nos vio, levantó levemente la mano para saludarnos.
Cuando la policía la soltó, le contamos todo lo que había pasado con Eddie y lo poco se sabíamos sobre Vecna.
- Fred y Chrissy, no tiene sentido ¿por qué ellos?
- ¿Estaban en el lugar incorrecto? Digo, ambos fueron al partido.
- Y al parque de remolques- añadió Max.
- Nosotros también- las aves sonaban al rededor nuestro.
- Amy, tu nariz- dijo Nancy. Estaba sangrando. Mierda.
- Mierda, lo siento- la limpié con un pañuelo y dejó de caer la sangre.
- Este lugar tiene algo- todo mi cuerpo estaba en alerta, me sentía intranquila en ese parque. Algo dentro mío gritaba que debía correr pero otra parte pedía que me quede y averigüe que carajo pasaba- Fred empezó a actuar extraño cuando llegamos.
- ¿Cómo que extraño?- preguntó Robs.
- Asustado, alterado, nervioso.
- Max también vio a Chrissy alterada.
- Sí pero no aquí. Estaba llorando en el baño de la escuela.
- Los asesinos serie acechan a sus presas antes de atacar, ¿no?- por alguna razón, mi mirada y la de Max se encontraron. Algo no iba bien- Tal vez Fred y Chrissy vieron al tal "Vecman"
- Vecna- corrigió Dustin a Robin.
- No sé ustedes, pero, si yo viera a un mago monstruoso como ese, se lo diría a alguien.
- Tal vez lo hicieron- dije yo.
- Vi a Chrissy salir de la oficina de la consejera- recordó Max. Hace poco me había llamado la consejera del colegio para preguntarme cómo iba todo en casa. Ella sabía la situación. Mamá muerta, padre abusivo y el hombre que tenía como figura paterna muerto. Ruego que Max no me haya visto- Si vieras un monstruo, no irías con la policía, nunca te creerían. Pero podrías ir con...
- Un loquero- finalizó Robin.
Todos emprendimos camino a lo que sería probablemente la peor decisión que hayamos tomado.
- Oye, Nancy. ¡Nancy!- llamó Steve al ver que ella se iba sola- ¿A dónde vas?
- Hay una cosa que quiero revisar antes.
- ¿Algo que quieras compartir con los demás?- preguntó Dustin.
- No pierdan su tiempo. Es un tiro a ciegas.
- Bueno, Nance. Tus tiros a ciegas nunca lo son- le contesté sonriendo. Pasé mi mano por el hombro de Max.
- ¿Irás sola mientras Vecna anda suelto?- ella parecía no caer en el planteo de Steve- No, es peligroso. Necesitas a alguien que...- Si llega a decir que la proteja, lo mato. Le tiró las llaves del auto a Robin- Toma. Me quedaré con Nancy, ¿Si? Vayan a ver a la consejera.
- Dudo que quieras que yo conduzca. No tengo licencia.
- ¿Por qué?
- Porque soy pobre- dijo obvia Robs.
- Sé conducir- exclamó Max.
- No, no, no- negamos al unísono con Steve- cualquiera menos tú- miró a Dustin y negó, luego dirigió su mirada a mí y sonreí- No, tú menos. Cuando traté de enseñarte lo chocaste.
- Está bien. Esto es muy tonto- dijo Robs robandole el walkie-talkie a Dustin- nosotras iremos juntas. A menos que creas que tienes que protegernos- ella y Nancy le dieron una mirada a Steve que lo calló por completo- Amy, ¿vienes?- miré a Max quién negó un poco con la cabeza. No iba a dejarla sola con Steve y Dustin.
- No, vayan ustedes. Lo resolverán- Nancy me miró de una manera que no pude descifrar bien. Sé que Robin no le agrada mucho.
- ¡Pero con cuidado!- gritó Steve mientras las veía irse.
- Una foto durará más, Harrington- le dije burlona.
- Cállate y suban al auto- subimos y comenzó a quejarse- Siempre soy el niñero- yo tosí sin disimulo- ¡siempre somos los putos niñeros!
buenass, ¿cómo va? Lo de Amaris al final no era tan grave pero me gusta asustarlas.
el capítulo que viene va a estar la perspectiva de Robin y Amaris.
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