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*ੈ✩𝐂𝐡𝐚𝐫𝐩𝐞𝐫 02²⋆ ☄.
-ˋˏ Entrenamiento intenso ˎˊ-
↪ Kayden se posicionó en una de las columnas de entrenamiento, una creación del héroe Cementoss. Detrás de él, un clon de Ectoplasm observaba, su mirada fija en el joven que, tras cerrar los ojos y exhalar profundamente, comenzó a meditar. Una energía dorada, invisible para todos menos para él, comenzó a irradiar de su cuerpo, expandiéndose lentamente por el gimnasio. En su mente, visualizaba a sus compañeros entrenando en sus respectivas columnas, cada uno luchando por dominar sus propios poderes.
Con cada respiración profunda, Kayden intensificaba su concentración, haciendo que el aura dorada se extendiera aún más, llenando cada rincón del espacio. A pesar de su juventud, su potencial era inmenso. Aunque solo controlaba una fracción de su poder, era capaz de manipular la realidad de formas asombrosas. Sin embargo, esta habilidad exigía un gran esfuerzo, y Kayden sentía cómo su energía se agotaba gradualmente.
El clon de Ectoplasm, a pesar de su naturaleza artificial, percibía una inquietud creciente en el ambiente. La energía dorada de Kayden parecía cobrar vida propia, pulsando con una fuerza casi tangible. El héroe, aunque inmóvil, sentía una sensación de peligro inminente, como si el joven estuviera a punto de desatar algo mucho más grande de lo que imaginaba.
Kayden sentía cómo sus fuerzas menguaban lentamente. La concentración sostenida en su poder requería un esfuerzo sobrehumano, y cada latido de su corazón era un recordatorio de sus límites. No obstante, la tentación de explorar las profundidades de sus habilidades era abrumadora. Con una determinación férrea, se negó a rendirse.
Tras horas de inmersión en un trance de concentración, sus párpados se entreabrieron, revelando unos ojos que brillaban con una intensidad sobrenatural. Levantándose del suelo, giró lentamente para encontrarse con la mirada del clon de Ectoplasm. Un escalofrío recorrió la espina dorsal del clon, a pesar de ser una mera réplica del héroe original. La conexión entre sus miradas era palpable, una corriente eléctrica que atravesaba el espacio que los separaba. Incluso como simple reflejo, el clon percibía un aura oscura y amenazante emanando de Kayden, una fuerza que lo ponía alerta.
En ese instante, el verdadero Ectoplasm, atraído por una sensación de peligro inminente, se giró hacia la columna donde se encontraba Kayden. Algo en su interior le indicaba que algo terrible estaba a punto de suceder. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Kayden se desplomó al suelo, cayendo completamente en un sueño profundo. El clon de Ectoplasm se acercó cautelosamente, examinando el cuerpo del joven con una mezcla de asombro y preocupación.
Ectoplasm, con una mirada penetrante, se limitó a guardar silencio, dejando que aquello solo quedara entre él, su clon y Kayden. Con ello, la tarde se precipitó sobre ellos más rápido de lo que esperaban, marcando el final de un entrenamiento que había exigido lo mejor de cada uno. El sol empezaba a despedirse, tiñendo el cielo de tonalidades anaranjadas y púrpuras. Ahora solo les quedaba disfrutar de una cena nutritiva y un merecido descanso para reponer fuerzas y afrontar con ímpetu la jornada del día siguiente. Todo este esfuerzo tenía un único objetivo: prepararlos para obtener su licencia de héroe.
—Estoy exhausto—Canturrio Denki recargándose en el hombro de Sero, quien lucía igual de agotado que su amigo.
—¿Dónde está mi Bro?—Pregunto Kirishima, uniéndose al grupo y recargándose en Denki. Su voz, aunque cansada, mantenía el tono entusiasta que lo caracterizaba.
—Kayden, tuvo que retirarse de su entrenamiento, por asuntos personales—Informo Ectoplasm con voz seria. Su respuesta fue breve y concisa, dejando claro que no había más que decir al respecto.
—Seguramente escapo como siempre—Comentó Bakugo frunciendo el ceño.
—Eso ya no es importante—Dijo Aizawa mientras soltaba un suspiro, su voz ronca y cansada—Si alguien necesita alguna mejora en su traje en el primer piso de la escuela, hay un experto en el estudio de desarrollo que los puede ayudar.
El eco de las pisadas se desvaneció a medida que Aizawa y los demás profesores se retiraban del gimnasio, dejando tras de sí un ambiente cargado de cansancio y expectación. Los estudiantes, liberados de la intensa sesión de entrenamiento, comenzaron a dispersarse hacia sus respectivas habitaciones, sus conversaciones entremezclándose con el suspiro colectivo de alivio.
—¡Qué entrenamiento más duro!—Exclamó Uraraka, estirando sus brazos.
—Sí, creo que voy a necesitar un baño de burbujas para recuperarme—Añadió Momo, masajeando sus hombros.
—Claro, como Kayden es el favorito, nadie puede decirle nada—Murmuró Mineta, su voz cargada de resentimiento. Los demás lo miraron con una mezcla de diversión y comprensión.
—Bueno, es el efecto Kayden—Dijo Kirishima entre risillas.
—Siento que voy a morir—Se quejó Denki con voz soñolienta, arrastrando los pies—¿Dónde está Kayden cuando lo necesito? Necesito que me cargue hasta mi habitación.
—Seguramente, estará en su habitación, funando a medio mundo en las redes sociales. —Comentó con un tono burlón Sero, lanzándole una mirada divertida.
En la penumbra reconfortante de la habitación de Kayden, un suave halo de luz se filtraba a través de las cortinas, bañando la escena en una atmósfera de tranquilidad. Nezu, con su habitual serenidad, miraba a su hijo, su corazón latiendo con una mezcla de alivio y preocupación. El chico había excedido su poder al límite, desplomándose exhausto. Con una taza de té humeante en una mano y una galleta en la otra, el director se sentó al borde de la cama, sus ojos contemplando el rostro sereno del chico, quien en unos días tendría su licencia de héroe.
↪ Aizawa permaneció impasible ante la evasiva respuesta de Nezu sobre Kayden. El director se limitó a murmurar algo sobre darle al joven unos días de descanso, una explicación que no satisfizo del todo al héroe profesional. Aizawa, con su habitual frialdad, no insistió, pero su inquietud crecía. Los días siguientes, el aula y el campo de entrenamiento de la Clase 1-A se sentían extrañamente vacíos sin la presencia de Kayden. Sus compañeros notaban la ausencia del chico y comentaban al respecto con cierto aire de preocupación. La inminente prueba para obtener las licencias provisionales de héroe solo aumentaba la tensión en el ambiente.
La mente de Aizawa divago aquel día que, durante la sesión de entrenamiento, fue testigo de una escena que lo dejó desconcentrado: uno de los clones de Ectoplasm descendió de la columna de entrenamiento, sosteniendo a Kayden, inconsciente, en sus brazos. El héroe se limitó a asentir con la cabeza cuando Ectoplasm explicó que el estudiante se había desmayado repentinamente. Sin embargo, cuando pasaron tres días y Kayden seguía sin aparecer, Aizawa no pudo evitar sentirse cada vez más intranquilo. Sobre todo con el hecho de que el examen para la licencia de héroe estaba tan cerca.
Mientras Kayden se acurrucó en su mullida cama, los ojos fijos en la pantalla del televisor, donde un intrincado caso policial se desarrollaba a ritmo vertiginoso. Con cada giro inesperado de la trama, metía una mano en el cuenco humeante de palomitas, saboreando la crujiente perfección de cada grano. Sin embargo, su alegría se desvaneció tan rápido como había llegado al comprobar que el fondo del recipiente estaba tristemente vacío. Con un suspiro resignado, giró la cabeza hacia su mesita de noche, esperando encontrar el consuelo de unas cuantas galletas. Pero la suerte no estaba de su lado: el paquete yace allí, igual de vacío que su cuenco de palomitas.
Con un bostezo perezoso, se levantó de la cama, estirándose con la lentitud de quien ha disfrutado de un sueño reparador. Había estado durmiendo durante días, cuidado con esmero por Nezu. Pero ahora, la energía volvía a él, y Nezu, recuperado su rol de director, retomaba sus responsabilidades. Kayden descendió las escaleras y se dirigió hacia el ventanal que dominaba la ciudad. Con un simple gesto, la vista cambió, transformándose en un panorama diurno de Londres. El Big Ben, con su imponente silueta, se erguía majestuoso en la lejanía.
—Mucho mejor—Murmuró Kayden, una sonrisa curvando sus labios—Ahora que veo el Big Ben, me dieron ganas de un té como buen británico.
Fue hasta la cocina, sacó una taza mientras buscaba unas bolsitas de té. La calma de ese pequeño momento fue interrumpida por unos golpes insistentes en la puerta. Detuvo lo que estaba haciendo, cerró la gaveta y se acercó hasta la puerta, pero nada más abrirla, se encontró frente a frente con Aizawa, cuya mirada penetrante lo atravesó como una daga. Sus labios estaban apretados en una línea fina y sus cejas fruncidas proyectaban una sombra sobre sus ojos, que brillaban con una furia contenida. El chico tragó saliva, sintiendo un escalofrío recorrer su espina dorsal. Parece que Nezu no le comentó a Aizawa que Kayden ya se había despertado.
—Vaya, parece que el príncipe despertó de su larga siesta—Comentó Aizawa con un sarcasmo tan cortante como una navaja—¿Dormiste bien?
Kayden, sin inmutarse, esbozó una sonrisa burlona.
—De maravilla, pero la envidia es pecado, sensei—Replicó, alejándose de la entrada para caminar hasta la cocina. La confianza en su voz era sorprendente, considerando las circunstancias—¿Sucede algo para contar con su presencia aquí?
—En dos días se realizará el examen de la licencia de héroes, y no has entrenado, Kayden—Respondió Aizawa, cerrando la puerta detrás de él para seguir al chico—Y Nezu nunca me mencionó qué sucedió contigo.
—Oh, solo tuve una descompensación por excederme de mis límites, nada fuera de lo normal—Respondió Kayden con una simpleza que rozaba la arrogancia. Mientras preparaba su té británico, agitando la bolsita—Además, no creo que sea necesario realizar el examen.
Aizawa frunció el ceño, confundido, cuando Kayden depositó un sobre frente a él. Con una expresión que oscilaba entre la sorpresa y la desconfianza, el mayor lo abrió. Dentro, encontró lo que menos esperaba: una licencia de héroe con el nombre de Kayden estampado en letras doradas. Después de todo, Nezu había presionado para que todo el papeleo estuviera listo en un par de días, y así había sido. Aizawa examinó la licencia con detenimiento, buscando cualquier indicio de falsificación. Tras unos breves segundos, tuvo que admitir que todo parecía completamente auténtico.
—Bien, dejaré este tema de lado—Dijo Aizawa, dejando el sobre a un lado—Pero aun así tendrás que acompañarnos al examen. ¿Entendido?
—Claro, además será divertido—Aceptó Kayden con una sonrisa—¿Gusta una taza de té?
Aizawa asintió, intrigado por la repentina calma del joven. Observó cómo Kayden se movía con soltura por la cocina, preparando el té. Cuando le entregó la taza, Aizawa dio un sorbo cauteloso.
—Gracias—Murmuró, sorprendido por lo delicioso que estaba.
—De nada, cariño—Respondió Kayden con dulzura.
Con un movimiento rápido, Kayden salió disparado de la habitación como una flecha, dejando a Aizawa solo con su taza de té. Una risa burlona, fría y sibilina, resonó en el pasillo, como una serpiente escurridiza deslizándose entre las sombras. Se apagó abruptamente al cerrarse las puertas del ascensor con un golpe seco.
—Ya verás cuando te atrape, mocoso—Murmuró Aizawa entre dientes, tosiendo ligeramente. Había tenido que tragarse el té a toda prisa, sorprendido por aquella inesperada declaración.
𝐀𝐔𝐓𝐇𝐎𝐑'𝐒 𝐍𝐎𝐓𝐄/~♡
⇝ Imagines incluidas en la historia credito a sus respectivos autores.
⇝ Lamento posibles fallas autográficas.
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♡*:.。.𝐆𝐑𝐀𝐂𝐈𝐀𝐒 .。.:*♡
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